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-¿A dónde nos llevan, Yang-Yang?-le pregunta JiMin a su hermana, llamándola por el apodo que le tenía desde pequeños.
La chica sonrió contenta, al igual que el resto de los que iban en el auto...Incluido JungKook, quien prefirió burlarse internamente, antes que arruinar el momento de YangMi.
-Es una sorpresa, Ji-Ji-le responde, llamándolo por el apodo que le tenía ella a él.
-¡Sí! Me gustan las sorpresas-aplaudió, dando saltitos en su asiento, cosa que hizo a YangMi reír y estrecharlo entre sus brazos; a él, y a su madre.
JungKook hizo lo mismo con SoYeon y EunJi.
Ni JungKook, ni YangMi, les dijeron a dónde se dirigían. Mucho menos que ellos no seguirán con ellos.
Preferían ahorrar el tiempo de la plática en abrazos, besos y sonrisas.
El conductor del auto, que resultaba desconocido para todos, ya que un negro cristal lo ocultaba de los asientos traseros, detuvo el coche y JungKook y YangMi suspiraron al mismo tiempo.
-Es hora de bajar-anunció JungKook.
Todos obedecieron, y al bajar, exceptuando a JungKook y YangMi, el resto miró asombrado las grandes puertas doradas que tenían en frente.
-¡Es el Cielo!¡Mira, mamá!¡Qué lindo!-señaló JiMin, jalando la mano de su madre.
-¡Por Dios!-exclamó EunJi-. Hacía años que no pisaba este lugar.
-Bienvenidos a su nuevo hogar-dijo YangMi, evitando balbucear.
-¿¡Qué!?
JungKook y YangMi se miraron cómplices y sonrientes.
-A partir de ahora este será su nuevo hogar-reafirmó JungKook.
-¡Así es!¡Sean bienvenidos!
Aquella voz hizo a todos girar sus cabezas hacías las recién abiertas puertas del Cielo.
-¡TaeHyung!
EunJi, SunMi y SoYeon fueron quienes se lanzaron a él para abrazarlo.
-¡Pensamos que habías reencarnado en la Tierra!-dijo SunMi, casi llorando.
-Yo también lo pensé-afirmó el de cuadrada sonrisa.
-Ehm...-antes de hablar, JungKook miró a YangMi, pidiendo fuerzas-. Creo que deben irse ya. Nosotros debemos volver a trabajar.
El resto los miró con el ceño fruncido.
-¿Y ustedes?-TaeHyung fue quien soltó la pregunta.
JungKook y YangMi negaron con la cabeza.
-Nosotros no...
Las palabras de YangMi fueron interrumpidas por su hermano, quien corrió hacia ella, y jaló su brazo y el de JungKook.
-¡No!¡JiMin!¡Espe...!
Otra vez sus palabras quedaron en el aire cuando su andar se detuvo repentinamente y cayó al suelo esponjoso, conjuntamente con JungKook. JiMin volteó a verlos, cuando no sintió la presencia de los brazos de ambos chicos en sus manos, pues había tomado tanto impulso al jalarlos, que se encontraba a poco más de un metro de ellos.
Ambos miraron sus muñecas, y suspiraron.
Un par de gruesos grilletes y cadenas se hacían notar en sus muñecas.
YoomGi no mentía cuando decía que estarían encadenados.
-¿¡Cadenas!?-exclamaron SoYeon, TaeHyung, SunMi, EunJi y JiMin, al unísono.
JungKook y YangMi se miraron nuevamente, suspiraron por enésima vez, y se ayudaron mutuamente a levantarse.
-Desde niños sabíamos que ustedes no pertenecían al Infierno, donde desgraciadamente les tocó vivir...-comenzó a explicar YangMi-. Y por eso nos unimos al Ejército, para ganar honor y poder realizar nuestro sueño, que era sacarlos a todos ustedes del Infierno y traerlos al Cielo. Claro, obviando la parte en que a JungKook le gusta de verdad, y yo spy buena con las armas-aclaró, con cierta modestia.
-El mismo Lucifer nos cumplió el deseo-dijo JungKook-, pero a cambio...-tragó saliva- debemos permanecer en el Infierno. Por siempre-alzó sus muñecas, señalando las cadenas.
-¡No!-JiMin fue quien corrió a abrazar a su hermana-¡Yo soy el mayor!¡Se supone que debo cuidarte!¡No es justo!¡Ustedes son buenos!¡También pertenecen al Cielo!
-Estoy de acuerdo con el niño-apoyó TaeHyung.
YangMi sonrió.
-Estaremos bien. Estamos juntos en esto-alzó su mano hacia JungKook y este chocó los cinco con ella, soltando ambos una risilla.
-Y ustedes tienen permiso de visitarnos, y nosotros a ustedes...aunque sólo sea hasta aquí, ya que las cadenas no nos dejan avanzar más-se rascó la nuca el azabache.
-Además, domino la magia negra, lo que significa que nos podremos comunicar mediante nubes-sonrió, secando las lágrimas que veía salir de los ojitos de su hermano.
-¿Por qué no dijeron nada?-preguntó SoYeon, calmada.
-Sabíamos que se molestarían con nosotros-JungKook soltó una risilla-. Y preferimos aprovechar el tiempo, y no malgastarlo en peleas.
-Siempre supe que no te gustaba la lucha armada pero...¿Lo hacías por esto?-ante la pregunta de su madre, YangMi asintió-. ¡Oh, mi niña!
El momento simplemente resultó bastanta triste, pero feliz a su vez.
Nadie hablaba, todos se abrazaban.
Hasta que el claxon del auto sonó.
-Es hora de que se vayan-animó YangMi-. Verán como las cosas van a mejorar, e incluso, puede que hasta emcuentren pareja ¿No es así, ma'?¿Qué tal si buscas a Kim NamJoon?-le guiñó un ojo.
SunMi soltó una risa, casi escandalosa.
-Prometo buscarlo-asintió, devolviéndole el guiño, y YangMi supo el por qué lo hacía, provocando que un muy ligero sonrojo apareciera en sus mejillas.
-¡Tú!-JiMin señaló a JungKook-. Como su novio, tienes que cuidarla ¿Entendido? Yo ya no estaré y esta niña no se sabe cuidar sola.
JungKook y YangMi rieron.
-Lo haré, pero ella no es mi novia-aclaró.
-Ajá, lo que digas. La cuidas igual-se encogió de hombros.
-Mami...-EunJi se acercó a JungKook-. No tienes que volver con tus padres si no quieres.
-No lo haré. TaeHyung me ayudará con eso-sonrió.
Y otra vez un abrazo, esta vez grupal, y cada cual se fue por su lado.
Si alargaban más la despedida, jamás se irían o dejarían ir a sus familias.
Y ese no era el objetivo de tanto sacrificio.
-Bueno...Creo que tendremos que acostumbrarnos a vivir juntos-dijo JungKook.
-¿Qué?-rió YangMi.
-No sé cocinar. Por quemar, quemo hasta el agua-se mostró preocupado-. Ahora que ni mi madre, ni SoYeon están, tú tendrás que reemplazarlas.
YangMi rodó los ojos, pero asintió.
-Vale, niño mimado.
-¡No me juzgues!-chilló como niño pequeño-. Prefería estar entrenando con una espada en el patio, a que con un sartén en la cocina-se encogió de hombros.
YangMi sólo rió.
De repente, la ventanilla del conductor se abrió.
-No se preocupen, niños. No les irá tan mal solos-dijo una grave voz.
-¡YoonGi!-exclamaron ambos.
-El mismo-rió, mirándolos por el espejo retrovisor.
-¿No deberías estar en La Mansión de los pecados?-pregunta JungKook.
-Sí-acota-. Pero quería acompañarlos-se encogió de hombros-. Y de todas formas, debo pasar por el cuartel del Ejército.
-¿Pasó algo?-esta vez habló YangMi, acercándose a la ventanilla del conductor.
-Los vampiros-dijo YoonGi, manteniendo su vista en el camino todo el tiempo.
-¿Qué quieren esos bichos feos ahora?-bufa JungKook.
-Creo que sabrán que la última guerra entre Ángeles y Demonios fue provocada por ellos ¿verdad?-ambos chicos asintieron-. Bueno...pues parecen que buscan motivos para armar otra guerra, pero esta vez dentro del mismo Infierno.
-¡Mierda!-bufa YangMi entre dientes.
-Ustedes bien saben que soy un perezoso y vago de mierda, pero incluso yo estaré entrenando en el Ejército-suspiró-. Esos bichos, aún no sé cuándo, abrieron una puerta al Mundo Humano y comenzaron a reproducirse por allá. Son casi trillones de vampiros, y todos, lo único que buscan es pelea con el resto de los demonios para tomar el control del Infierno. En otras palabras: derrocarme y hacernos a todos sus esclavos, o incluso matarnos.
-¿En qué estabas pensando cuando los creaste?-habla JungKook.
-Recién había sido desterrado del Cielo, y mi primer propósito para joder a Dios, fue atacar a sus adorados humanos-comenzó a explicar con serenidad-. Pensé que crear monstruos que les succionaran la sangre hasta morir sería ideal, e incluso ideé la forma en la que esos monstruos se convirtieran en humanos para poder engañar a los terrestres. Y así lo hice-se encogió de hombros-. Pero cuando las guerras terminaron, ellos pasaron a un segundo plano, convirtiéndose en demonios normales, como ustedes y yo, y al parecer eso no les convenía, y es por eso que ahora intentan aniquilarme, conjuntamente con el resto de los demonios que hay en el Infierno.
-Sólo quedaría su especie si hicieran eso-comentó YangMi-. No tendría sentido. Se estarían gobernando a sí mismos, cuando se supone que sean ellos los que quieran gobernar al resto de los demonios.
-No tiene sentido, pero esos bichos solamente piensan en sangre, mi amiga-le dice YoonGi-. Y ya les da igual de quién sea.
-¿Cómo te enteraste de todo?-le dice YangMi.
-Son tan obvios, que intentaron chupar mi sangre mientras dormía-soltó una risa-. Y cuando comencé a torturarlos para que me dijeran quién los había mandado, resultó ser que lo soltaron todo de un palo-volvió a reír.
-Supongo que será fácil vencerlos si son así de ridículos y tontos-comentó JungKook.
-Serán muy tontos y ridículos como dices, JungKookie. Pero son extremadamente fuertes, y las peleas se les dan muy bien. El olor de la sangre, aún si esta permanece en el cuerpo de la persona, demonio o ángel, los consume por completo. Incluso, con tan sólo oler sangre, un vampiro moribundo puede levantarse a luchar como si tuviera la fuerza de miles demonios.
-Debemos reforzar las tropas-le dijo YangMi a JungKook-. Hasta ahora sólo nos hemos enfrentado a demonios, de alto nivel, pero que han sido pocos en comparación a lo que se viene con los vampiros.
-Las tropas deben unirse-comentó YoonGi-. Los líderes deben trazar estrategias en conjunto y tener desde un 'Plan A' hasta un 'Plan Z'. No podemos confiarnos si queremos sobrevivir y defender al resto del pueblo del Infierno.
-¿Se sabe cuándo, aproximadamente, atacarán?-pregunta JungKook.
-No tienen ni hora, ni día fijos-respondió el de cabellos azulados-. De todas formas de eso hablaremos cuando lleguemos al cuartel, y estemos junto al resto de los Generales y Líderes.
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