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Las gotas de sudor bañaban ambos cuerpos.
Ella se movía sobre él, aún con energía.
Ambos gemían ante el placer que se brindaban mutuamente.
-¡Mierda, YangMi! Tus labios son adictivos-gruñó, acercando ambos rostros para unir sus belfos-¿Por qué carajo está prohibido besarse?-habla entre dientes-. Es tan excitante-junta ambas frentes sudadas.
YangMi aumenta la velocidad de sus movimientos y saltos, sintiendo la presión en su vientre.
Los besos no cesaron en ningún momento y sus lenguas se mezclaron más de una vez.
Un gemido ronco y largo por parte de los dos avisó la llegada de su orgasmo.
El tercero de la noche.
-Maldito Jeon-murmuró YangMi, dejando caer su cuerpo sobre el de él, manteniendo sus piernas dobladas a cada lado del torso contrario y la unión de sus sexos.
JungKook rió, rodeando el cuerpo de la muchacha con sus brazos.
-Maldito y todo, pero fuiste tú quien me buscó.
-En eso sí tienes razón-admitió, jugueteando con sus dedos en el pecho del chico.
Luego de unos cuantos minutos de silencio, JungKook fue quien habló primero.
-¿Jamás habías besado a alguien?-pregunta.
-Nunca...¿y tú?-apoya una mano en el pecho del muchacho, y luego posa su cabeza sobre esta, buscando verlo.
-Tampoco-niega con la vista al techo-¿Por qué estará prohibido?-ésta vez sí la miró.
-No sé-se encoge de hombros-. Lo que sí doy por seguro es que este será nuestro secreto-levantó su torso apoyando sus manos a cada lado de la cabeza del contrario.
El muchacho soltó una risilla.
-No me cansaré de besarte ¿lo sabes?-admite con una sonrisa.
YangMi se inclina y lo besa, tal y como hace horas atrás.
Con delicadeza, rompió la unión de sus cuerpos, y se recostó a un lado del chico, mientras aún se comían la boca.
-¿Vendrás más seguido a espiarme mientras me baño?-preguntó burlón.
YangMi soltó una risilla y asintió.
-Bastante seguido.
Otra vez hubo silencio, y el par de ojos coincidió entre sí.
-¿Te puedo hacer una pregunta?-YangMi asiente-¿Lavaste la ropa de cama mientras no estaba?
La chica soltó una gran carcajada, contagiando su risa a JungKook.
-Alguien tenía que hacerlo ¿no? Eres un puerco ¿Como has podido dormir con esas sábanas tan malolientes?-regañó entre risas.
-Lamento que hayas tenido que oler eso-se rascó la nuca.
-Espero que cambies tus sábanas más seguido. Si no, no podré venir más-dijo mientras se acurrucaba en el pecho de JungKook, sorprendiéndolo.
-¿Q-Qué haces?
-Me quedaré a dormir aquí, es cómodo-respondió sonriente, escondiendo su cabeza en el cuello contrario.
-¿Hoy no piensas masturbarte?-bromeó, sintiendo la risa de YangMi chocar contra su cuello.
-¿Me harías el favor?-le siguió el juego.
-Tal vez en la mañana. Estoy cansado, y creo que tú también. Has dado lo mejor de ti, nena-acarició su espalda con ambas manos.
-Siempre lo hago, JungKook-soltó una risilla coqueta.
-¿Sabías que mi nombre suena lindo en tus labios?¿Por qué no lo dices más seguido?-murmuró sonriente.
-Está bien, JungKook.
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Otro nuevo día se asomaba sobre el oscuro cielo de aquel Infierno.
YangMi recién despertaba. Sabía que debía irse para comenzar a prepararse, y, aprovechando que JungKook permanecía aún dormido, se desprendió suavemente de su agarre, y se levantó, colocándose su ropa.
Antes de irse, depositó un casto beso sobre la mejilla contraria y salió rumbo a su habitación.
Después de la batalla, lo que necesitaban YangMi y sus tropas, era descansar, por lo que todos sus soldados tendrían el día libre, excepto ella y JungKook, quienes estaban a cargo de los papeleos y debían pasar su día en la oficina.
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YangMi ya estaba dentro de la oficina, vistiendo ropa informal, ya que era "su día libre".
Había notado que su madre no estaba allí, así que, supuso, llegaría tarde.
Estaba revisando un par de documentos cuando sintió la puerta cerrarse de golpe.
Alzó su cabeza, pero lo único que vio fue como JungKook cubría su boca con la propia, doblando un poco sus rodillas para llegar a su altura, y posando sus grandes manos en su cadera.
No se hizo de rogar y le devolvió el beso, cerrando sus ojos en el acto y rodeando el cuello contrario con sus brazos.
-Nunca-la besó cortamente- vuelvas-otro beso- a-beso- dejarme solo-otro beso, que causó gracia a la chica- sin antes darme un beso-sonrió terminando su frase, contagiando a la chica.
-Vale, lo tendré en cuenta la próxima vez-rió.
-Pero quiero venganza-fingió molestia, haciendo reír aún más a YangMi.
-¿Qué quieres que haga para enmendar mi error?-dramatizó.
-Esta noche duermes conmigo-YangMi asintió casi de inmediato-. Pero ahora...-canturreó- quiero que me beses.
-La líder soy yo...pero cumpliré tus órdenes-sonrió coqueta, acercando ambos rostros y juntando el par de labios.
Se besaban con deseo, mordiéndose, disfrutando del momento, hasta que el sonido de la puerta abriéndose los obligó a separarse de inmediato.
JungKook, carraspeando, se dirigió hacia su escritorio a la velocidad de un rayo, y YangMi intentó respirar con normalidad. Aunque ninguno de los dos contaba con el sonrojo de sus mejillas y la cierta hinchazón de sus labios producto del beso se hiciera presente.
SunMi fue quien entró a la oficina y quedó parada en su lugar, mirando con detenimiento a ambos chicos.
-Buenos días, madre-saludó YangMi con una sonrisa nerviosa.
-Buenos días, SunMi-saludó JungKook, de la misma forma que la muchacha.
SunMi asintió riendo, provocando la duda en ambos muchachos.
-¿Besa bien mi hija, JungKook?-pregunta entre risas, yendo a sentarse en su escritorio.
Ambos chicos tragan duro y se miran entre sí con nerviosismo.
-¿P-Perdón?-intenta hablar.
-¡Perdonado!-se burla-¿En serio creen que me pueden engañar?-enarcó una ceja.
-¿De qué hablas, ma'?-rió YangMi, notablemente nerviosa.
-Sé que se estaban besando-fue directa, y el rostro asustado y rojo de ambos chicos la llevó a reírse-. Sus labios están hinchados, sus nervios son notables y además, la velocidad con la que JungKook se sentó en su silla no es muy común que digamos.
JungKook y YangMi chocaron miradas y luego miraron en diferentes direcciones.
SunMi volvió a reír ante la actitud de los chicos.
-Por mí pueden besarse todo lo que quieran-se encogió de hombros-. Mientras nadie más los vea, todo bien.
YangMi se quedó mirando con curiosidad a su madre.
-Ma'...¿Alguna vez has besado a alguien?-recargó su cabeza en su mano, la cual estaba apoyada en la mesa.
-Su nombre es Kim NamJoon-responde, sonriendo nostálgica.
-¿No es ese el nombre del hombre que te manda carta todas las semanas?-vuelve a preguntar con notable asombro.
-Así es-asintió-. Nos conocimos durante mi estancia en el Cielo, cuando la guerra entre ángeles y demonios terminó. Aquellos fueron mis primeros besos...y sí, también mi primer amor-narra, cerrando sus ojos sonriente, rememorando los hechos del pasado.
-Si usted vuelve al Cielo...¿Lo buscaría?-pregunta JungKook.
-¡Por supuesto que sí!-afirma alargando sus brazos en dirección al techo-. Pero es imposible que vuelva al Cielo. Y si lo hago, no me dejarían quedarme por allá. Nadie en el Cielo quiere a un demonio metido en su casa.
YangMi y JungKook voltaron a verse con miradas cómplices.
Ellos cumplirían sus planes de forma definitiva, sobre todo después de lo recién confesado por SunMi.
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