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El combate era fuerte.
Eran demasiados demonios rebelados.
JungKook y YangMi luchaban espalda con espalda. No se podían dar el lujo de separarse, o uno de los dos moriría.
Ese tipo de situaciones eran las que enorgullecían a YangMi. Sus soldados estaban bien entrenados, por lo que todos aplicaban la misma técnica, y ninguno había muerto. Cuando más, estaban heridos.
-Y...el último-dice YangMi, decapitando con su espada al último demonio.
-Buen trabajo, líder-le dice JungKook, sonriéndole, gesto que YangMi imitó.
El campo de batalla estaba desolado. Sólo estaban en pie YangMi y sus soldados, rodeados por múltiples cadáveres y sangre.
La noche ya caía cuando los militantes del Ejército Negro se retiraron triunfantes a su cuartel.
Fueron recibidos con múltiples felicitaciones por parte de los otros grupos militares, y los generales que allí regían.
-Hoy nos toca guardia nocturna-bufa YangMi, encorvándose.
JungKook, quien caminaba a su lado, rió.
-Ve a dormir. Has tenido más acción que cualquiera en las filas, hoy.
La chica detuvo su andar y se enderezó, mirando al chico con el ceño fruncido.
-¿Estás bien?-se acercó a él, posando su mano sobre la frente de JungKook.
-No te acerques así si no quieres que te coja aquí mismo contra la pared-murmuró, posando sus ojos en los de YangMi, quien enseguida se alejó.
Aunque no sería una mala idea...
YangMi sacudió su cabeza ante tal pensamiento.
-De todas formas, gracias-sonrió sin mostrar los dientes y JungKook asintió.
-Bueno...aquí te dejo. Me voy a bañar para la guardia-dice Kook deteniéndose frente a la puerta de su cuarto-. Descansa, YangMi-fue lo último que dijo antes de entrar.
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Con la única luz y compañía de la gran Luna Roja que adornaba las noches en el Infierno, JungKook caminaba por los pasillos, deseoso de regresar a su habitación.
Sin embargo, un sonido le llamó la atención.
~JungKook~
Aquel gemido llevaba su nombre, y su dueña se encontraba justo del otro lado de la puerta por la que JungKook pasaba.
Frunciendo el ceño, agudizó su vista, y al percatarse de qué habitación era, sonrió contento.
Se tomó el atrevimiento de entrar a la habitación, teniendo el cuidado de no hacer sonar la puerta.
Instantáneamente mordió su labio inferior.
La imagen que tanto había estado deseando ver estaba justo frente a sus ojos.
YangMi se encontraba desnuda sobre la cama, tocándose mientras pensaba en él y gemía su nombre.
Con el deseo corriéndole por las venas, Kook se situó entre las abiertas piernas de la chica, y no pudo evitar sonreír.
¡Que bien le venía la luz de la Luna en aquellos momentos!
Previendo que la chica despertase, sustituyó la mano ajena por la propia.
La chica alzó complacida las caderas, mas, cuando se percató del aliento y la mano ajenas en su intimidad, abrió sus ojos e intentó alejarse.
Por supuesto, JungKook no lo permitió, y aprisionó con sus brazos el cuerpo de YangMi.
-¿Qué haces aquí?-pregunta YangMi, intentando safarse del agarre del chico, quien subió su rostro hasta que quedara a la altura del de la chica.
-No sabes cuánto he deseado verte así-murmuró en su oído, y pudo sentir como el cuerpo de YangMi se tensaba bajo el suyo.
-Vete a tu cuarto-sentencia, empujando al chico, y levantándose de la cama para ir a su armario, tomar un camisón y ponérselo.
-No me iré hasta que consiga lo que, tanto tú, como yo, queremos-señaló, sentándose en la cama.
-En tus sueños-respondió YangMi, aún dándole la espalda a JungKook.
-¡Oh! Sueños...-murmura-. Estabas teniendo uno conmigo hasta hace unos segundos-sonrié y YangMi se tensa.
¡Mierda!
-Vuelve a tu habitación, Jeon-habló secamente, empujando a JungKook fuera de su cama-. Tengo sueño, quiero dormir-sentenció una vez se hubo abrigado bajo las sábanas.
El chico, ya de pie en la puerta, le echó un último vistazo y sonrió con malicia.
-Me vengaré, YangMi. Eso tenlo por seguro.
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En un día como aquel, era completamente normal el trabajo en las oficinas. Se debían redactar documentos, dar baja a los caídos en combate, y por supuesto, contar el número de enemigos vencidos.
Todo aquel trabajo, que por muy simple que parezca, no lo era, estaba siendo realizado, como de costumbre, por YangMi (por ser la líder), JungKook (por ser su soldado principal) y SunMi, quien se había ofrecido como voluntaria para ayudar a su hija, y al hijo de su amiga.
Pero SunMi no estaba. JiMin estaba enfermo y YangMi le pidió a su madre que se quedara cuidando de su hermano.
YangMi se hallaba muy concentrada en los papeles que sostenían sus manos, pero pudo notar cómo JungKook se levantaba de su asiento, a un metro de distancia de ella, y salía de la oficina.
Le restó importancia, mas, cuando JungKook regresó, alzó la vista, viéndolo depositar sobre su escritorio unos pantalones de cuero doblado.
-¿Y eso?-preguntó, señalando los pantalones, mirando a JungKook.
-Los vas necesitar-murmuró antes de alejar la silla de YangMi del escritorio, con ella sentada.
-¿Que haces?-vuelve a preguntar, viendo como JungKook se apoyaba en ambos posabrazos, acorralándola.
El chico pasó su lengua por sus labios, saboreando con anticipación a su presa, y YangMi no pudo evitar excitarse ante tal espectáculo.
-Te dije que me vengaría, preciosa-susurra en su oído, sonriendo con malicia.
YangMi guardó silencio, y, aunque no lo admitiera, estaba disfrutando de cómo la boca del chico pasaba por su cuello.
JungKook se agachó frente a las piernas de YangMi, y las abrió con rapidez.
La chica intentó escaparse, pero la presión ejercida por el muchacho en sus muslos, la detuvo.
-No te muevas, nena. Te dije que me vengaría, así que ahora acepta tu castigo-sonrió burlesco.
La chica tragó duro, y se tensó, viendo como Kook sacaba sus garras, y desgarraba, sin llegar a lastimarla, sus pantalones, dejándola simplemente en ropa interior.
Pero tampoco tardaron las pequeñas bragas de encaje en ser desgarradas, y sus piernas en ser colocadas sobre los hombros del muchacho.
-No tienes idea de cómo vas a disfrutar tu castigo, linda-murmura JungKook, con los ojos clavados en la intimidad descubierta de YangMi.
Sin darle tiempo siquiera para quejarse, hundió su cabeza entre las piernas de la chica.
-¡Ah!
YangMi no pudo evitar soltar un placentero quejido.
Y no se podía engañar, le estaba gustando todo lo que el de cabellos azabache le estaba haciendo; tanto así, que sus manos, las cuales estaban sobre sus labios en un principio, se posaron sobre el cabello del chico, ejerciendo una leve presión, buscando más de lo que su acompañante le daba.
JungKook sonrió en medio de sus acciones, y sus ojos coincidieron con los de YangMi.
La chica lo miraba extasiada, deseosa de más.
-¡Mierda, Jeon!-volvió a gemir.
El chico, convencido por el placer que le otorgaba a la contraria, siguió en lo suyo, sin apartar la vista de la chica.
Aquel obsceno sonido que provocaban los labios de JungKook al chupar sus labios vaginales, seguido de las lamidas, y masajes que este daba a tan íntima zona, provocaron que YangMi no parara de gemir y soltar quejidos cargados de placer.
Kook sintió cómo las piernas de la chica temblaban sobre sus hombros, y cómo ésta cerraba los ojos. Su orgasmo estaba cerca.
La chica apretó con más fuerza los cabellos azabaches de JungKook, y soltó un agudo gemido seguido de su liberación.
Con la respiración agitada, abrió los ojos, encontrándose con el rostro del chico frente al suyo, lleno de, no sólo gotas de sudor, sino también sus jugos, los cuales lamía de sus labios.
JungKook sonrió, mordiendo el lóbulo de la oreja contraria, y se alejó en dirección a la puerta.
-Te dejo privacidad para que te cambies. Avísame cuando termines-dijo antes de cerrar la puerta.
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-¡Ya va!-exclamaba JungKook, saliendo del baño, envolviendo una toalla alrededor de su cintura.
Desde hacía un rato estaban tocando la puerta de su habitación, pero él se encontraba tomando una ducha y no podía atender antes.
-¡Wow! Me sorprende verte aquí ¿Vienes por más?-alzó una ceja, burlón, cruzándose de brazos, y apoyando el peso de su cuerpo, al marco de la puerta.
La chica soltó una risa y negó con la cabeza.
-¿Sabes? Te ves mejor sin esa blusa. Ayer estabas mejor desnuda-opina con notable coqueteo.
YangMi estaba frente a sus ojos, vistiendo un pantalón apretado, y una blusa de tirantes, mas no llevaba puesto ajustadores, por lo que sus pezones eran marcados a través de la fina tela de su blusa.
-No sé cuándo tengamos otro combate, pero cuando eso suceda, en dependencia de tu desempeño, te daré un regalo-se acercó peligrosamente a él, y paseó por unos segundos, por sobre la toalla, su mano sobre la zona del falo del chico-. Que tengas buena noche, JungKook-se da media vuelta, guiñándole un ojo.
Kook se queda atónito ante el reciente hecho.
Seré el mejor por ti, YangMi.
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