—Te tengo un regalo.

Peter se dió vuelta en la cama y lo miró, con una sonrisa tierna en el rostro.

—¿Sí? ¿Qué es?

Tony extendió la mano para tocarle la mejilla, Peter se inclinó hacia el toque, cerrando los ojos mientras seguía sonriendo.

—No se supone que te diga que es hasta que lo veas, ¿sabes?

—¿Por qué no? Si me dices qué es ahora, fingiré estar sorprendido cuando me lo muestres.

Tony lo miró divertido.

—Eso definitivamente no pasará.

Peter rodó los ojos, borrando la sonrisa de su rostro por unos segundos para después volver a sonreír.

Todo estaba pacífico entre ellos, después de una semana de haber tenido su último malentendido. A Tony le gustaba que todo estuviera bien, porque era como una calma magnífica antes de la avasallante tormenta que se les avecinaba.

—Lo sé.

Peter se inclinó y lo besó suavemente, como siempre lo hacía por las mañanas. Tony ya se había acostumbrado a la calidez y suavidad de sus labios, y cada día se despertaba deseando probarlos.

Se preguntó qué pasaría con toda la situación de Thanos. Sus pesadillas habían terminado por el momento, pero Tony no podía borrar la sensación de tormento de su alma cada vez que recordaba las palabras grabadas en su pesadilla. Era como un presagio para algo.

Algo que, definitivamente, no sería nada bueno.

Trató de sacar de su mente los pensamientos, porque no le gustaba perderse en los rincones oscuros de su mente cuando estaba a la par de Peter.

Su precioso, fuerte, valiente y noble Peter.

Alzó su mano de nuevo y volvió a tocar la mejilla de Peter, porque necesitaba el toque suave para calmar su alma atormentada.

—¿Vamos a desayunar?

—Sí, vamos.

*

—¡Tony, esto es increíble!

Peter se lanzó a sus brazos, sin importarle que el resto del equipo estuviera enfrente, y lo abrazó fuertemente. Demasiado fuerte.

—Está bien, sé que es increíble pero no puedo respirar.

Peter se rió en su cuello y se separó, con las mejillas de un rojo profundo. La mayoría del equipo parecía divertidos abiertamente y otros trataban de ocultar su diversión.

Tony había decidido mostrarle algunos obsequios a los del equipo. Todos eran nuevos modelos de armaduras, armas y protecciones para lo que se avecinaba (aunque odiaba admitirselo a sí mismo, había obligado a Strange para que le ayudara a conseguir un libro de magia antigua para Wanda y Loki, sobretodo para que la primera conociera un poco más de su magia que era un misterio para algunos de ellos).

Para Steve Rogers, era un nuevo escudo del mismo modelo anterior que había roto para la Guerra Civil. Tony se lo había devuelto porque sabía que su padre así lo había querido y también porque consideraba que Rogers se lo merecía.

Para su querido Peter, sea un nuevo traje. El IronSpider, como lo había llamado, con muchísimas nuevas funciones que ninguno de sus otros trajes había tenido, porque Tony quería que Peter estuviera lo más protegido posible.

—Bien, ahora que han terminado todos los regalos, vamos a entrenar.

Everett entró en su modo militar, como Tony lo había llamado cada vez que fortalecía su voz y los mandaba como si fuera su padre. Lo extraño era que todos le hacían caso cuando ordenaba algo. Incluso Loki, Thor y Strange; Tony se divertía viendo al último disimular su atracción por Ross.

Como ya sabían los equipos, todos se apartaron. Peter le dio una sonrisa y una mirada que prometía algo para la noche de ese día y se separó, juntándose con Thor, Steve y Bruce, ya que entre los cuatro practicaban y mejoraban su fuerza y resistencia lo máximo posible (que, joder, parecía eterna. En los entrenamientos, ellos solían ser los últimos en pie porque su resistencia era inmensa. Tony los envidiaba enormemente porque no se cansaban como él y los demás).

Tony se quedó con, Sam y Rhodes, ya que ellos entrenaban de forma estratégica mayormente. Natasha estaba con Clint para practicar su combate cuerpo a cuerpo.

Wanda, Loki, Strange y Visión siempre solían apartarse en otra sala para entrenar juntos. Nunca hablaban sobre el tipo de entrenamiento que tenían, pero Tony lo había visto brevemente en las grabaciones de vigilancia de la Sede: los cuatro solían practicar sus habilidades mágicas (para Visión no eran tan mágicas en sí, pero aún así las practicaba) y discutir con frecuencia. A Tony no se le había pasado por alto que era Loki el que siempre causaba caos entre ellos y que era quien provocaba que Strange saliera con expresiones enojadas de los entrenamientos, pero lo había ignorado por el momento. Sobretodo porque se divertía viendo la irritación de Strange, la indiferencia de Wanda y la inocencia de Visión, que no entendía bien esas peleas.

Era agradable encontrar momentos de diversión en medio de una situación que pronto iba a explotar y Tony se encontró amando cada momento.

Había notado que casi todos en el equipo lo miraban a Peter y a él con sospecha sobre lo que en realidad eran, y se había sorprendido de no encontrar una verdadera repulsión entre los demás. Después de todo, no eran personas normales y estabas acostumbrados a las rarezas (Hechiceros Supremos, dioses nórdicos, países aparentemente inexistentes, androides, brujas y habilidades y armaduras o trajes extrañas o increíbles).

Tony sabía que en realidad ninguno tenía derecho a juzgarlo a pesar de que frente a la sociedad su relación con Peter estaría mal, pero se sentía bien saber que sus compañeros de equipo no lo juzgaban. Al fin y al cabo, él hace mucho tiempo se había olvidado de vivir para la sociedad en sí.

*

Fueron a Queens para poner a May al tanto de todo lo que estaba pasando y para que ella decidiera si quería permanecer en la Sede o en su hogar. Para sorpresa y diversión de Tony, la chica con la que Peter había tenido una aventura estaba visitando a May.

Peter le dio una mirada suave de advertencia antes de pedirle a May que hablaran a solas y dejarlo en la sala a la chica y a él, con un inmenso silencio de por medio.

Intentó calmarse, recordando la primera vez que había estado en aquel lugar; a pesar de que no fue en la mejores condiciones, no se arrepentía de haber visitado a Peter aquel día, incluso si sí se arrepentía o se avergonzaba de haber llevado a un niño de catorce años a una guerra.

—No me agrada —dijo la chica en un momento, sacándolo de sus pensamientos. Tony arqueó una ceja y la miró directamente: podía entender lo que atraía a Peter de ella, puesto que era hermosa. Y sabiendo lo que Peter le comentó en el pasado sobre su personalidad, era obvio que ella alguien similar a él.

—¿Por qué no? —Preguntó, con diversión.

A ella pareció agradarle menos su diversión.

—No me agrada medio mundo —dijo ella, con indiferencia—. Y Peter cre-

—Peter está conmigo, Milena —dijo, antes de poder detenerse.

Ella frunció el ceño y le dio una mirada irritada que parecía tener el objetivo de informar a Tony lo mucho que le desagradaba a ella.

—Mi nombre es Michelle.

¿Lo es? Pensó con diversión para sí mismo.

—Como sea.

—Lo sé —dijo ella—, sé que Peter está contigo. Él me lo dijo.

Tony trató de no inmutarse ante ello, pensando que era interesante saber que pensaba ella sobre su relación (aunque también para no hacerle ver que estaba un poco inquieto frente a ella. No es que alguna vez lo fuera a admitir tampoco).

—Ah, ¿sí?

—Así es —le aseguró—. Confía en mí lo suficiente para habérmelo dicho inmediatamente en realidad.

Tony sabía que era estúpido sentirse celoso, pero él no podía evitar esa pequeña molestia que se asentó en el fondo de su estómago.

Estás siendo tonto, se dijo así mismo, aunque eso no lo hizo sentir mucho mejor.

—Tampoco me agradas —murmuró con más honestidad de la que pretendía—. Sin ofender, por supuesto.

—Mi ego no se ofende por eso, no se preocupe. A diferencia del suyo —dijo ella con burla.

Tony quiso decirle que su ego estaba perfectamente intacto también, pero se vio interrumpido por el reingreso de una May llorosa y un Peter sentimental a la sala.

Antes de poner su brazo sobre el hombro de Peter, le dio una última mirada a Michelle, quién lo estaba viendo de regreso. Tony no pudo evitar la sonrisa burlona que se formó en sus labios. ¿A quien le importaba que pareciera un adolescente comportándose así? Podía morir mañana y nadie se acordaría de eso.

Aunque conociendo a Malia brevemente, tal vez ella si se acordaría. Parecía como una persona que recordaría hechos negativos de un difunto.

May no aceptó volver con ellos a la Sede, en su lugar, les aseguró a ambos que estaría bien quedándose y que Happy la iba a acompañar de todos modos. Tony ni siquiera dudaba de que eso sería así.

*

—Suave —ordenó, con voz autoritaria.

Peter lo miró con los ojos brillantes y a la vez nublados por el placer y asintió, obedeciendo. Comenzó a bajar lentamente por su longitud, mientras presionaba, con suavidad y fuerza a la vez, las palmas de sus manos contra su abdomen.

Tony sintió el calor abrazador envolverlo y no pudo reprimir un gemido ronco y profundo, deseando follarse a Peter fuerte y rápido en ese mismo momento. Había estado deseándolo desde que salieron de las calles de Queens para volver a la Sede.

Para su suerte, Peter comenzó a montarlo con un ritmo rápido y duro, desordenado su cabello en el proceso y tiñendo sus mejillas de rojo; sus labios se entreabieron con frecuencia, liberando gemidos suaves de placer.

La vista nunca iba a dejar de asombrarlo, y Tony había comenzado a dejar de negarse a sí mismo que su corazón no latía más fuerza en su pecho cada vez que observaba las dulces expresiones de placer de Peter. No tenía sentido negar lo que era innegable.

—Tony —Peter gimió, con los párpados cerrados y las manos fuertemente hundidas en su abdomen.

Era simplemente perfecto.

Tony cerró los ojos también y se dedicó a disfrutar de las ondas de placer que embargaban a su cuerpo cada vez que Peter se deslizaba y se apretaba a su alrededor.

No fue difícil que, con tanto placer de parte de los dos, llegaran al orgasmo; el cuerpo de Peter se arqueó y se estremeció sobre el suyo, y su semen los salpicó a los dos. Tony no intentó detener su orgasmo y dejó que éste lo arrastrara hacia el mar de sensaciones que fue.

Peter jadeó cuando lo sintió correrse en su interior y, después de unos minutos, se retiró de encima de él. Tony tomó la última energía de su cuerpo para ponerse de pie y buscar algo para limpiarlos a ambos. Cuando lo hizo, se acostó a la par del chico.

Se mantuvieron en silencio, sin la necesidad de decir nada; Tony descubrió recientemente que ninguno de los dos necesitaba decir nada, en algunas ocasiones, cuando estaban juntos, que llegaba un punto en que las palabras carecían de sentido cuando una mirada bastaba para comunicarse. Lo que era, ciertamente, irónico, porque Peter era de las personas más habladoras que Tony había conocido y él no era exactamente alguien callado.

Peter se mantuvo silencioso también cuando ambos regresaron a la Sede, y Tony ni siquiera tuvo que preguntar para saber qué estaba pensando éste, porque su miedo y preocupación por May era palpable en el ambiente. Era obvio que no quería que May se quedara en Queens, pero, como un adulto, había aceptado la desición de ella con bastante madurez.

Tony deseaba, desde lo profundo de su corazón, que ella estuviera a salvo mientras el caos se venía.

*

n/a: así que... ha pasado un tiempo. han pasado muchas cosas en mi vida en estos años pero eso no es de importancia aquí. estaba revisando mis historias ahora y cuando revisé esta me di cuenta que tenía un capítulo sin publicar (que ya estaba escrito) y que sentí la emoción de volver a escribir esta historia a pesar de que en algún momento la perdí.

no estoy segura de llegar a terminar todas las ideas que tenía ya que las películas que salieron mientras escribía (y mientras estaba en pausa) me cambiaron la perspectiva (ademas que después de estos años mis recuerdos de la trama están algo oxidados y nunca hice notas de ellos, lol), pero he decidido que voy a hacer mi mejor esfuerzo (aunque sea lento) en darle un fin a esta historia porque no me agrada la idea de dejarla sin terminar. tal vez me tome un tiempo porque debo releer todo para familiarizarme con los detalles y recordar más trama, pero lo intentaré.

si has llegado hasta aquí y (quizás) has esperado todo este tiempo, muchas gracias y perdón por la pausa tan grande.