Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

III

Alzó una ceja, curioso.

Peter estaba teniendo un comportamiento bastante raro desde que había regresado de su última visita a Queens y, por más que había tratado, no podía deducir a qué se debía.

Lo único que le quedaba era abordar el tema con el chico.

—¿Te pasa algo?

Peter se alejó un poco cuando él se acercó más.

«Estás siendo paranoico», se dijo, «Peter no se alejó por ningún motivo en especial».

—¿No? —el chico se sonrojó, fingiendo ver los hologramas con los que estaban trabajando—. No me pasa nada.

Tony rodó los ojos.

—No puedes mentirme —dijo—. Ni aunque lo intentes.

Peter ni siquiera lo volteó a ver.

—Lo sé —murmuró—, pero no me pasa nada en especial.

Tony analizó las palabras dichas por su pupilo. Una idea se le vino a la mente e intentó desecharla pero no pudo.

—¿Tiene que ver con alguna chica?

Lo había escuchado hablar con la chica —sabía que se llamaba Michelle pero no le importaba— que era su amiga y compañera más veces en esa semana que en todo el tiempo que llevaba en el complejo.

—¿Qué?

Bufó fastidiado.

—¿Se quemaron tus neuronas o qué? Comienzo a pensar que sí.

Peter se volvió a sonrojar.

Desgraciado, era lo único que hacía en la última semana y Tony se estaba volviendo loco.

—No...sí —Peter se apresuró a aclarar—. O sea, sí, tiene que ver con una chica y no, no se me han quemado todas mis neuronas.

Tony sonrió divertido, mientras sentía una molestia que dejó pasar.

—Ya sabía yo que algo te pasaba. Te conozco muy bien.

Peter rodó los ojos.

—No tanto como cree —murmuró. Pero Tony no escuchó.

—¿Dijiste algo?

Peter negó.

—Nada importante —mintió.

Tony pareció escéptico.

—Bueno —cedió—. Así que ya tienes novia.

Peter volvió a los hologramas de nuevo.

Tony sabía que lo hacía para evitarlo porque no estaba modificando nada. De todas maneras, lo agradecía en su mente.

—Sí, algo así.

Alzó una ceja, sabiendo que Peter podía verlo por el reflejo del holograma.

—¿Son amigos con derechos?

Vaya.

Estaba sorprendido. Peter tenía la apariencia de ser alguien que prefería las relaciones formales a una aventura de unos cuantos días o semanas.

—No... sé —se sinceró—. Michelle quiere que seamos algo más formal pero no quiero apresurar las cosas.

—¿No se conocen desde hace más de dos años? —se burló. Tenía que entretener su mente y boca en algo antes de decir algo que no debería.

Peter frunció el ceño.

—Puedes conocer a una persona por años pero puede que no sepas nada de ella.

El niño se había hecho sabio. Vaya novedad.
Ahora ya podía llamarlo adulto.

—Tranquilo, estoy molestándote —dijo—. Sé que conocer a alguien no equivale a que sepas todo de ese alguien. Lo sé por experiencia, chico.

Peter pareció entender a qué se refería.

Tony, de verdad, amaba que Peter siempre entendiera todo lo que él quería decir. Le hacía ver cuánto lo conocía y cuánto había dejado mostrar frente al chico.

—Quiero conocerla un poco más —explicó—. Ella es muy... Especial. Su carácter es bastante fuerte y la mayor parte del tiempo es sarcástica. Quiero aprender a reconocer cuando habla en serio y cuándo no. Es muy burlista también. No creo que estemos en el momento adecuado para empezar algo de todos modos.

Escuchar a Peter hablar así le ponía los nervios de punta.

—Parece que la personalidad de ella se parece a la mía —bromeó—. Diría que me estás buscando una sustituta, Parker.

Peter se sonrojó —de nuevo, maldita sea— y negó inmediatamente.

—En realidad... Ella es lo opuesto a ti en muchas cosas. Puedo decir que te aborrece un poco...

Tony alzó una ceja.

—Diría que mucho —confirmó—. Pero sabes, no me molesta. Los polos iguales se repelen y creo que este es el caso.

Peter no contestó.

Estuvo en silencio durante varios minutos, luego suspiró y se giró de una vez por todas hacia él.
¡Al fin! Tony supo que se iba a disculpar por algo con solo verle la expresión.

—Lo siento por estar así esta semana, he tenido la cabeza en otro mundo desde entonces y he estoy pensando en su propuesta para la Universidad. No fue mi intención.

Tony rodó los ojos, fingiendo estar fastidiado.

—Ya. No importa, sé que te comes la mente cuando algo o alguien te la ocupa.

Peter apretó los labios. Asintió y se volvió a girar —esta vez sí para trabajar— y no habló en el resto de la noche.

Tony tuvo la sensación de que algo estaba mal.

*

—No deberías de negarte a traerlos, Stark, es por el bien de todos.

Tony ni siquiera se inmutó y siguió mirando hacia su StarkPhone. Eso pareció impacientar a Ross porque se movió por la sala tratando de llamar su atención.

Cuando Tony estuvo satisfecho lo miró.

—Disculpa —se burló—. Estaba contestando algo importante.

Ross se mantuvo quieto.

—Claro —ironizó.

Tony tomó el vaso con el refresco de naranja que había servido minutos atrás.

—Si me permites sugerirte algo —comenzó—, deberías de pedirle ayuda a tu amigo de Wakanda. Sé que estuvieron en una clase de contacto... Especial. Asumo que el gobierno no sabe, ¿o sí, Ross?

Ross lo miró mal.

—Eso no es de tu incumbencia —dijo, Tony notó que estaba tenso—. Tú deber es traerlos a todos de vuelta. Los necesitamos. Tres Vengadores y un adolescente no son suficientes para proteger al país.

Tony suspiró, intentando calmarse.

—No me importa lo que digas —dijo—. No voy a traerlos de vuelta. Yo te aconsejo preguntarle a tus amiguitos de Wakanda en dónde están, a ver si siguen siendo fieles a ti. No insistas, Ross. No quiero que accidentalmente le lleguen a Fury y al gobierno algunos secretos tuyos.

Ross lo miró fijamente por unos segundos y luego asintió.

—Está bien, no insistiré por ahora —cedió—. Pero recuerda, todos tienen un talón de Aquiles, Tony. No soy el único.

Tony no se molestó en mirar cómo se marchaba, simplemente miró hacia la ventana hasta que escuchó el Elevador cerrarse.

Suspiró frustrado, sabía que Ross no iba a dejar de insistir.

Tendría que hablarlo con Rhodes y Visión extremadamente para ver qué decisión debían tomar con respecto a los fugitivos. Sabía que en algún momento tendrían que volver.

Ross tenía cierta razón, ellos cuatro no eran suficientes para defender a un país con millones de personas. Mucho menos al mundo.

Con ese pensamiento en la cabeza, se fue hacia su habitación.

Peter no estaba de vuelta, lo había escuchado planear una salida con la chica y había decidido desaparecerse del mapa hasta que se fuera, lo cuál había pasado dos horas atrás.

Pero ahora era lo que menos importaba, así que se obligó a trabajar y a concentrase.

*

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro