ʀᴇᴄᴜᴇʀᴅᴏꜱ
Si a Jungkook le preguntaran por qué tiene tanto rencor hacia Jimin, se quedaría en blanco.
En realidad, no tiene una respuesta clara y para desviar la atención, simplemente podría decir que es una reacción automática, algo necesario para protegerse, ya que permitirse sentir otra emoción que no sea odio podría ponerlo en peligro.
Aunque no quiera admitirlo, en el fondo sabe que sus acciones provienen de los celos. Sin embargo, estos celos no surgen por querer algo que Jimin tenga y él no, sino por ver cómo Jimin actúa de manera diferente con otros que con él.
En secreto, Jungkook también desea poder besar y tocar a Jimin. Anhela tener esa cercanía con Jimin, como la que Taehyung pudo experimentar, pero no solo por un corto período, sino por años, tiempo indefinido, para siempre.
Porque lo quiere y se prohíbe sentir aquello.
...
Hace 20 años
Jardín infantil central de Seúl
Jimin 6 — Jungkook 5
En las amplias salas, maestros y profesores se esforzaban por mantener a los pequeños distraídos y contentos. El lugar estaba lleno de colores, con paredes decoradas con una variedad de dibujos que resultaban muy atractivos para los niños. Además, el jardín estaba equipado con una abundancia de juguetes, columpios y toboganes. Todos correteaban entre los sillones o coloreaban en las mesas redondas dispuestas en las salas.
Sin embargo, Jungkook estaba interesado en absoluto en hacer alguna de esas actividades, ya que su deseo jugar con ese niño que se encontraba en la esquina del salón.
Ese niño que se veía solitario y hermoso.
Cuando sus miradas se cruzaron, Jungkook no pudo evitar sentir un rubor en sus mejillas y frunció el ceño, tratando de ocultar su emoción al ser descubierto observándolo.
El niño respondió con una inclinación de cabeza, y Jungkook imitó su gesto en un curioso juego de miradas.
El niño sonrió.
Jungkook también.
El niño se llamaba Park Jimin, lo escuchó por las demás profesoras.
Y Jungkook nunca pudo presentarse.
Los días pasaron y, durante dos años, no logró acercarse a él.
Jimin, por su parte, tampoco se acercó, ya que conoció a otro niño, Taehyung, y ambos se hicieron cercanos.
Jimin y Jungkook no pudieron más que solo mirarse.
Solo mirarlo.
...
Hace 10 años
Colegio Central de Seúl.
Jimin 16 — Jungkook 15
Jungkook se encontraba sumido en un dilema interno. Su mente adolescente trabajaba incansablemente, explorando diferentes escenarios y opciones que tenía frente a sí.
Hizo un sonido abstracto con su boca y ladeó la cabeza confundido.
¿Debía o no debía hacerlo?
No, mejor no. Se decía negando. O sí, tal vez debería. Pensaba confuso.
Jungkook realmente no sabía. Era pésimo para tomar decisiones. Más aún si afectaría por completo a su vida.
Siempre se había destacado en otras cosas: aprendiendo fórmulas, resolviendo problemas complicados o corriendo en maratones. Pero expresar correctamente sus sentimientos no era su habilidad más desarrollada. Se sentía frustrado por no saber cómo actuar en esta situación.
— Tal vez... — el corazón de Jungkook latía acelerado mientras mordía brevemente su labio inferior, indeciso sobre qué decisión tomar —, podría hacerlo — murmuraba entre dientes sin saber qué decisión tomar.
Sus pensamientos seguían dando vueltas, sin llegar a una conclusión clara.
Suspiró con pesar y comenzó a caminar con el ceño fruncido, manteniendo la mirada fija en el suelo. En su mano sostenía una pequeña flor. Quizás era una margarita, Jungkook no lo sabía.
Pero esa flor era bonita.
Y sabía que a él también le gustaban las margaritas.
Joder, era difícil.
Si decidía hacerlo, ¿cómo podría? ¿Cómo lo haría? Jungkook consideraba que era demasiado.
Ah, de solo pensarlo se le ponía la piel de gallina. De solo pensar en la reacción y posibles respuéstas que recibiría ser ponía nervioso. Quería, pero no podía.
Chasqueó la lengua resignado.
¿Debería...?
Pronto se comenzaron a escuchar pasos rápidos y una respiración acelerada. Jungkook levantó la mirada y se escondió tras una de las columnas del colegio. Entrecerró los ojos tratando de mejorar su vista y lo observó: Un adolescente de cabello castaño y mejillas regordetas se acercaba corriendo, visiblemente sonrojado y con la respiración agitada.
Habitualmente, Jungkook se acercaba a él y le saludaba con un simple "hola, Jimin", pero esta vez algo era diferente. Justo cuando pensó que Jimin lo había visto, el chico, sin percatarse de su presencia, se dirigió hacia Taehyung, lo que dejó a Jungkook detenido en su lugar.
— ¿Por qué me besaste? — preguntó Jimin, con curiosidad pintando sus mejillas de un intenso rubor. Taehyung mantuvo una expresión seria, formando una línea recta con sus labios.
Jungkook se sorprendió, sus ojos se abrieron como dos huevos fritos.
— Lo siento... Yo-Yo... Te veías bien — balbuceó, incapaz de evitar sonrojarse, su rostro poco a poco perdía la seriedad y se convertía en vergüenza —. No-No sabía, es decir... estabas muy cerca y... ¿te gustó?
Jimin tardó unos segundos en responder. Su mano derecha acarició suavemente sus labios regordetes mientras bajaba la mirada, aún sonrojado.
— Me gustó.
Tal vez no debía hacerlo. Tal vez no debería darle esa margarita. Tal vez... no le gustaban las margaritas.
La flor de su mano cayó al suelo.
...
Hace dos años.
Universidad de artes en Seúl.
Jungkook se cruzó de brazos apoyando su espalda en los casilleros tras él.
Era un día normal en la universidad. Los estudiantes se movían en sus actividades habituales: charlaban, miraban sus teléfonos, caminaban sin destacar y algunos trabajaban en los pasillos.
Normal.
Normal hasta que lo vio.
Jimin apareció caminando con gracia, sus caderas se balanceaban con elegancia, su sonrisa era resplandeciente y su mirada, intensa y seria, cautivaba a muchas chicas y pocos chicos. El aroma cítrico de su perfume llegaba a las fosas nasales de quienes lo rodeaban, provocando suspiros y emociones en el aire.
— Ahí viene nuestro marica favorito — dijo Jungkook con una sonrisa de autosuficiencia.
La tensión entre ambos chicos era palpable, y para todos en la universidad, no era nada nuevo ese extraño odio que se profesaban. Parecía haber una mezcla de rivalidad y tal vez algo más, una tensión que no podía ser definida claramente, pero que estaba presente en cada una de sus discusiones.
Jimin, con su voz melosa y su actitud provocadora, se plantó frente a Jungkook, atrayendo la atención de algunos estudiantes que pasaban por allí.
— ¿Por qué? — preguntó Jimin, desafiante, jugando con el fuego de su relación conflictiva —. ¿Me estabas esperando, Kookie?
Jungkook sintió un escalofrío recorrer su espalda, pero su chaqueta de cuero le brindaba cierta protección, aunque también resaltaba sus músculos, algo que podría ser visto como beneficioso en esa situación.
— ¿Esperarte a ti? — respondió Jungkook, mofándose de las palabras de Jimin —. No, nunca lo haría.
Jungkook no pudo evitar analizar el rostro de Jimin detenidamente. Algo parecía estar fuera de lugar: cabello alborotado, labios hinchados y ropa algo desarreglada.
— ¿Follaste? — su pregunta sonó con sorpresa, y se regañó de inmediato por no poder ocultar su reacción.
— ¿Te importa? — respondió Jimin, mirándolo de forma desafiante.
Jungkook tragó en seco, intentando mantener la compostura.
— Para nada — dijo con una aparente indiferencia, aunque su interior se revolvía.
Jimin rió y se acercó aún más a Jungkook.
— Tranquilo, Jungkookie, no me han follado — susurró —. Solo me han besado. Un chico me ha besado.
Las palabras de Jimin resonaron en la mente de Jungkook, haciéndole sentir un torbellino de emociones. Un beso. Alguien más había tenido la oportunidad de besar a Jimin, y eso despertó una oscura sensación en su interior.
— Un beso — su voz se tornó más grave.
— Un beso con sabor a cereza — sonrió humedeciendo sus labios.
— Já.
— Fue tan delicioso. Fue tan excitante...
Jungkook no pudo resistirse y se acercó aún más a Jimin, quedando a centímetros de su rostro. El ambiente se llenó de tensión, y ambos parecían estar atrapados en una especie de atracción magnética.
— Dile a Taehyung que lo espero mañana en mi casa — dijo Jimin con determinación, tomando la iniciativa de una manera sorprendente.
Sin dar más explicaciones ni esperar respuesta, Jimin se alejó rápidamente, dejando a Jungkook sumido en sus propios pensamientos y emociones.
Provocó los mismo que hace unos años: Enojo.
Y quizás, tal vez quizás, tristeza.
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