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hi soy la creadora de η๏ Ŧยє קคгค Ŧคภ†๏, єאคﻮєгค๔ค
espero les guste mucha esta historia de FPE y les agrade mucho
no es mi primera vez haciendo una historia ya eh creado como 103832 de historia
[en cualquier momento llegare-]
y bueno...
espero les guste mucho esta historia de wattpad
no creo llegar mucho a algo pero bueno
antes de empesar
vera mala ortografia por si acaso y si les gustaria corregirme sin problemas no me molesta
aqui las edades de profesores y estudiantes
Estudiantes:
Zip: 14
Oliver: 18
Edward: 16
???: 18 [lo veran en este cap]
Claire: 16
Chip: 6
Bubble: 14
Engel: 17
Lana: 15
Abbie: 15
Riley: 15
Robby: 15
Cubbie: 15
Kevin: 18
Petunia: 15
Lizzy: 17
Rubby: 16
Skell: 18
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Maestros:
Miss sasha: 27
Miss ?????: 28 [lo sabran muy pronto]
Mister demi: 29
Miss bloomie: 34
Miss ??????: 35
Miss emily: 36
Miss thavel: 31
Mister ?????????: 43 [lo sabran muy pronto]
Miss circle: 38
Miss grace: 42
Mister ??????: 48 [lo sabran muy pronto]
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Empecemos.
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Zip estaba en su cuarto durmiendo profundamente hasta que los primeros rayos de sol comenzaron a iluminar la habitación. Poco a poco, se fue despertando, mientras el reloj marcaba las 6:12 de la mañana. Con un gran bostezo y estiramiento, Zip se levantó de la cama, lista para enfrentar otro día en la Escuela de Papel.
Después de levantarse, Zip se dirigió al baño para darse una ducha rápida. El agua caliente la ayudó a despabilarse completamente. Una vez lista, se puso su vestimenta habitual y fue a la habitación de su hermano menor, Chip. Con suavidad, lo sacudió para despertarlo.
—Vamos, Chip. Es hora de levantarse. No queremos llegar tarde a la escuela —dijo Zip con una sonrisa traviesa.
Chip gruñó mientras se despertaba, dando vueltas en la cama, sin querer levantarse. Zip, con una mezcla de paciencia y firmeza, le susurró al oído:
—Si no te levantas, no te daré el helado que te iba a comprar después de la escuela.
Ante la perspectiva de perder su helado, Chip finalmente se levantó de la cama, aún medio dormido. Mientras Chip se vestía, Zip se dirigió a la cocina para preparar el desayuno. Sus padres no estaban en casa, ya que ambos tenían mucho trabajo y habían salido temprano.
Zip abrió el refrigerador y sacó unas naranjas frescas. Las exprimió una por una hasta llenar dos vasos con el jugo natural y refrescante. Luego, preparó un sándwich de queso para Chip y unos huevos revueltos para ella misma. Mientras cocinaba, el aroma delicioso llenó la cocina, despertando a Chip un poco más.
Juntos, se sentaron a la mesa de la cocina para disfrutar de su desayuno. Zip le dio su sándwich y jugo a Chip, quien comenzó a comer con entusiasmo.
—Muchas gacias, hemanita —murmuró Chip con la boca llena.
—De nada, Chip —respondió Zip con una sonrisa—. Ahora, termina rápido para que podamos llegar a tiempo a la escuela.
Después de desayunar, Zip y Chip se cepillaron los dientes, agarraron sus mochilas y salieron de la casa rumbo a la escuela, agarrados de la mano. En el camino, se encontraron con sus amigos Oliver y Edward.
—¿Listos para otro día en la escuela? —preguntó Oliver, con una sonrisa cómplice.
—Sí, pero espero que hoy sea más interesante que ayer —respondió Edward.
—Seguro encontraremos algo divertido que hacer. Siempre lo hacemos —dijo Zip, riendo.
Zip, Edward y Oliver estaban caminando hacia la escuela junto a Chip. Cuando llegaron, entraron a la escuela y Zip se alejó de Oliver y Edward para llevar a Chip a su clase. Llegaron a la clase de Miss Sasha, y Zip se despidió de su hermano con un abrazo y un beso en la mejilla.
—Adiós, Chip —dijo Zip mientras le daba un abrazo.
Chip correspondió el abrazo—. Adiós, Zip —dijo, entrando a su clase.
Zip miró a su hermano unos minutos antes de levantarse y reunirse con Oliver y Edward. Cuando llegaron, se quedaron hablando un rato hasta que sonó el timbre de clases. Tocaba la clase de Miss Thavel, así que se dirigieron al aula. Había algunos estudiantes, y por suerte, la profesora no había llegado aún. Pronto, otros estudiantes empezaron a llegar, hasta que llegó la profesora de idiomas, Miss Thavel.
Durante la clase, Zip, Oliver y Edward se aburrían y comenzaron a molestar a Abbie, Lana, Bubble, Engel y Claire, tirándoles bolas de papel y aviones. Los otros estudiantes sabían que no podían decir nada, porque Zip, Oliver y Edward eran los mejores en materias en las que no hacían nada las profesoras. Después de unos minutos, sonó el timbre para la siguiente clase.
—¿Cuál es la próxima clase? —preguntó Edward:
—Es la clase de Miss Bloomie —respondió Oliver.
Edward se puso feliz, ya que era su clase favorita. Cuando llegaron, había algunos estudiantes y el trío se sentó en sus asientos esperando a que la profesora llegara y explicara la lección. Oliver aprovechó para molestar a Claire, Bubble y Engel, mientras que Zip y Edward hicieron lo mismo con Lana y Abbie. Después de unos minutos, sonó el timbre y se fueron al primer recreo.
Durante el primer recreo, Zip, Oliver y Edward se dirigieron a la cafetería. Zip no había traído almuerzo, así que decidieron molestar a Abbie para quitarle el suyo. Se acercaron a Abbie con una actitud intimidante.
—Oye, Abbie —dijo Zip con una voz amenazante—, ¿dónde está tu almuerzo?
Abbie levantó la cabeza y vio a Zip, Oliver y Edward mirándolo fijamente.
—No, es mío. Mi madre lo preparó con mucho amor. No voy a dárselo —respondió Abbie, tratando de mantener la calma.
Oliver se acercó, sus ojos brillando con crueldad.
—¿Crees que nos importa? ¡Danos ese almuerzo ahora! —dijo Oliver, acercándose seriamente a Abbie.
—No. Déjenme en paz —insistió Abbie, apretando su bolso contra el pecho.
Oliver empujó a Abbie, haciendo que tropezara hacia atrás, mientras Zip le arrebataba la bolsa del almuerzo de las manos.
—¡Devuélvemelo! —gritó Abbie, tratando de recuperarlo.
Zip abrió la bolsa y sonrió con malicia.
—¡Qué buenos gustos tienes, manzanita! Un jugo de naranja y un alfajor de chocolate triple —dijo Zip, riendo mientras cerraba el bolso.
—¿Qué pasa, Abbie? ¿Tienes miedo? —se burló Zip.
—Sí, Abbie. ¿No quieres compartir? ¡Qué grosero! —añadió Oliver con sarcasmo.
Abbie trató de recuperar su almuerzo, pero Edward lo empujó de nuevo, dejándolo sin aire.
—Te dijimos que nos lo dieras —dijo Edward con una sonrisa cruel—. Esto es lo que pasa cuando no obedeces.
Edward le dio una patada en la panza a Abbie, haciendo que se doblara de dolor.
—Esto te enseñará a no meterte con nosotros —dijo Oliver mientras se alejaban con el almuerzo de Abbie.
El trío se fue riendo, disfrutando de su victoria mientras Zip comía el almuerzo de Abbie. Abbie se quedó atrás, tratando de recuperarse del golpe y secándose las lágrimas. Mientras tanto, Zip, Oliver y Edward se dirigieron al patio trasero de la escuela, riendo y disfrutando del almuerzo robado.
—Nunca me canso de verlo llorar —dijo Oliver .
—Abbie es tan patético —añadió Edward—. Siempre es demasiado fácil.
Zip, sin embargo, no podía evitar sentir una pequeña punzada de culpa, aunque jamás lo admitiría frente a sus amigos Pero lo ocultó bien, manteniendo su expresión dura frente a sus amigos.
Mientras tanto, Abbie estaba sentado solo en un banco, abrazándose el estómago y llorando en silencio. Lana, una de sus amigas, se acercó a él con preocupación.
—Abbie, ¿estás bien? —preguntó Lana, arrodillándose a su lado.
—Me robaron el almuerzo otra vez —dijo Abbie entre sollozos—. ¿Por qué siempre me tienen que molestar?
Lana suspiró, sin saber cómo consolar a su amigo. Sabía que enfrentarse a Zip y su grupo solo empeoraría las cosas, pero no podía soportar ver a Abbie sufrir.
—No te preocupes, Abbie. Vamos a hablar con la profesora después del recreo. No pueden seguir haciendo esto —dijo Lana, tratando de sonar segura.
Sin embargo, Abbie solo negó con la cabeza.
—No servirá de nada. Solo empeorará las cosas. Prefiero aguantarme —murmuró.
—No te preocupes, Abbie. Yo iré después del recreo a hablar con la directora. De seguro me va a escuchar —dijo Lana, tratando de animar a Abbie.
Abbie la miró sin emociones, con una mezcla de desesperanza y resignación.
—No creo, Lana... ¿Cuántas veces nos hemos quejado y no hicieron nada las profesoras? —preguntó Abbie con voz temblorosa.
Lana sabía que Abbie tenía razón, pero no quería rendirse.
—Tal vez esta vez sea diferente. Tenemos que intentar algo —insistió Lana, con firmeza.
Después del recreo, Lana, una de las amigas de Abbie, decidió que ya era suficiente. Se dirigió a la oficina de la directora para informar sobre el acoso.
—Directora, necesito hablar con usted sobre Zip, Oliver y Edward. Han estado molestando a Abbie y a otros estudiantes constantemente. Hoy incluso le robaron el almuerzo a Abbie y lo golpearon —dijo Lana con determinación.
La directora la miró con apatía y soltó un suspiro.
—Lana, ya hemos hablado de esto. Los estudiantes como Zip y sus amigos sacan buenas notas y son modelos a seguir en las clases. No puedo estar vigilando cada pequeño conflicto —respondió la directora, sin mostrar interés en el problema.
—p-pero-—dice lana
La directora la miró con apatía
—Lana, Los estudiantes como Zip y sus amigos sacan buenas notas y son modelos a seguir en las clases. No puedo estar vigilando cada pequeño conflicto —respondió la directora, sin mostrar interés en el problema.
Lana sintió la desesperanza inundarla, pero no quería dejarlo así.
—¡Esto no es un pequeño conflicto! Están haciendo que Abbie sufra. ¡Algo tiene que cambiar! —exclamó Lana, tratando de mantener la calma.
—Lana, vuelvo a decirte, no puedo intervenir en cada queja que recibo. Ahora, regresa a tu clase —dijo la directora, despachando a Lana con un gesto de mano.
Lana sintió la desesperanza inundarla, pero no quería dejarlo así.
—¡Esto no es un pequeño conflicto! Están haciendo que Abbie sufra. ¡Algo tiene que cambiar! —exclamó Lana, tratando de mantener la calma—. ¡Directora, todos los días el trío de Oliver lastima a alguien más! Recuerde que ayer tuvimos quejas de que Oliver y su grupo dejaron a Kevin sin lentes porque se los rompieron, y a Abbie, cuando fue a ayudarlo, lo shippearon con él y escribieron en el pizarrón de la maestra Miss Circle "K+A". ¡Directora, tiene que hacer alg...
Lana fue interrumpida bruscamente por la directora Miss Grace, que se levantó de golpe y golpeó la mesa con fuerza.
—¡YA ME TIENES HARTA, LANA! SIEMPRE QUEJAS Y QUEJAS. YA DIJE QUE ME IMPORTA UNA MIERDA LO QUE PASE AQUÍ. ¡SOY LA DIRECTORA Y PUEDO HACER LO QUE SE ME DÉ LA GANA! —gritó Miss Grace, su rostro rojo de furia—. ¡MEJOR CALLATE, LANA, SI NO QUIERES PROBLEMAS CON TUS PADRES POR TU COMPORTAMIENTO Y SER UNA ESTÚPIDA METICHE! —añadió, enojadísima, haciendo que Lana quedara congelada.
—LÁRGATE YA —dijo lo último Miss Grace alzando la voz.
—O-ok, me iré, directora —dijo Lana.
Lana llegó a su clase, sintiéndose frustrada, desanimada y decepcionada. Cuando entró, Miss Circle ya estaba ahí y la miró con dureza.
—¿Por qué mierda llegas tarde, Lana? —preguntó Miss Circle, molesta.
Lana bajó la cabeza y se disculpó, sintiéndose abatida.
—Lo siento, Miss Circle. Fui a la dirección a decirle algo a la directora, pero creo que fue una pérdida de tiempo —dijo sin ánimos.
Miss Circle soltó un suspiro y, con un gesto de mano, apuntó hacia el asiento de Lana.
—Siéntate antes de que pierda la paciencia —dijo la profesora con voz cansada.
Lana asintió con la cabeza y se fue a su asiento, sintiéndose más triste y desanimada que nunca. Sabía que debía seguir adelante, pero las constantes burlas y la indiferencia de los adultos la hacían sentir impotente.
Justo cuando Miss Circle estaba a punto de explicar la lección, el sonido del megáfono resonó en toda la escuela.
—Atención a todas las maestras, incluyendo a Miss Circle, por favor diríjanse a la dirección para una reunión de importancia —anunció la directora Miss Grace.
Miss Circle soltó un suspiro de exasperación.
—Perfecto, una reunión más —murmuró para sí misma. Luego se dirigió a la clase—. Quédense tranquilos y no hagan un desmadre mientras no estoy. Ya regreso.
Con eso, Miss Circle salió del aula, cerrando la puerta detrás de ella. Apenas la profesora se fue, algunos estudiantes comenzaron a murmurar y a moverse inquietos en sus asientos.
Lana permaneció en su asiento, sintiéndose aún más abatida. Abbie, sentado cerca de ella, estaba sumido en su propia tristeza. Lana sabía que la situación no mejoraría por sí sola y que necesitarían encontrar una manera de enfrentar a los bullies sin la ayuda de los adultos.
Mientras los minutos pasaban, algunos estudiantes comenzaron a levantarse y caminar por el aula. El ambiente se volvía más caótico y desordenado, y Lana podía ver a Zip, Oliver y Edward disfrutando del desorden. Sabía que, en cualquier momento, podrían volver a molestar a alguien más.
Con el aula sin supervisión, el trío de bullies se acercó a una esquina donde se sentaban Kevin y otros estudiantes más tranquilos.
—¿Qué están haciendo, ratoncitos? —se burló Oliver, mirando a Kevin con una sonrisa maliciosa.
Zip y Edward comenzaron a reír, disfrutando del temor en los ojos de sus compañeros. Lana observó desde su asiento, con un nudo en el estómago. Sabía que debía hacer algo, pero se sentía impotente.
Hasta que, de la nada, a Zip se le ocurrió una idea. Se dirigió al escritorio de la maestra, agarró una regla y la golpeó contra el pizarrón, haciendo un fuerte ruido que silenció a toda la clase.
—¡Atención, perdedores! —dijo Zip en forma burlona—. Tengo una idea mientras la maestra de 2 metros se haya ido...
Los estudiantes se miraron entre sí, algunos con miedo y otros con curiosidad. Zip disfrutaba de la atención y el control que tenía en ese momento.
—Vamos a jugar un pequeño juego —continuó Zip, su tono lleno de malicia—. ¿Quién quiere ser el primer voluntario?
Oliver y Edward se rieron, sabiendo exactamente a dónde quería llegar Zip. Los estudiantes más pequeños y tímidos se encogieron en sus asientos, esperando no ser elegidos.
Lana, aún sintiéndose frustrada y desanimada, miró a Abbie con preocupación. Sabía que Zip y su grupo no se detendrían hasta haber intimidado a alguien más.
—¿Qué les parece Kevin? —dijo Edward, señalando al chico de los lentes rotos—. Parece el candidato perfecto.
Kevin trató de desaparecer en su asiento, pero sabía que no había forma de evitar lo que venía. Zip caminó hacia él con una sonrisa maliciosa.
—Kevin, levántate. Vamos, no tenemos todo el día —ordenó Zip, su voz goteando desprecio.
Kevin, temblando, se levantó lentamente, sus ojos llenos de miedo.
—Vamos a ver cuánto puedes aguantar —dijo Zip, acercándose aún más a Kevin.
Zip sonrió ampliamente y levantó una mano para silenciar las risas.
—Tengo una idea mejor —dijo Zip con voz burlona—. Voy a darles a todos un papel. Quiero que escriban dos nombres de personas en esta clase a las que les gustaría "shippear". No pregunten de dónde salió esta idea, pero seguro que nos dará un buen rato de risas mientras la maestra no está —añadió, mirando a sus compañeros con una sonrisa sarcástica.
Los estudiantes comenzaron a mirar alrededor, algunos asustados y otros simplemente resignados. Sabían que no tenían elección y que Zip se aseguraría de que su idea se llevara a cabo.
Kevin levantó la mano temblorosa, tratando de hablar.
—Yo no participaré-...
Zip lo interrumpió, viéndolo con una sonrisa cruel.
—No acepto un "no" como respuesta —dijo Zip, mirando fijamente a Kevin, su sonrisa ensanchándose.
—Todos, siéntense —ordenó Zip—. Excepto Edward y Oliver. Ustedes dos, ayúdenme a repartir estos papeles.
Edward y Oliver se acercaron a Zip y tomaron los papeles que ella les daba. Luego, comenzaron a repartirlos entre los estudiantes, asegurándose de que cada uno tuviera uno para escribir los nombres.
Cuando quedaron tres papeles extra, Zip los tomó y los guardó para ellos. Luego, volvió a mirar a la clase, disfrutando del poder que tenía en ese momento.
—Ya pueden comenzar a escribir —dijo Zip con voz burlona—. Asegúrense de elegir bien.
Toda la clase miró sus papeles y comenzó a escribir los nombres de los compañeros que querían "shippear". Algunos escribieron nombres al azar, tratando de evitar problemas, mientras que otros, resignados, anotaron los nombres rápidamente.
El trío, Zip, Oliver y Edward, también escribieron en sus papeles, riéndose entre ellos y disfrutando del caos que estaban creando.
Después de unos minutos, Zip miró a toda la clase.
—¿Listos? —dijo Zip, su tono burlón resonando en el aula—. Arruguen sus papeles y métanlos en esta caja de cristal. Vamos a divertirnos un ratito.
Los estudiantes, con expresiones de resignación y miedo, comenzaron a arrugar sus papeles y se levantaron para depositarlos en la caja de cristal que Zip había preparado.
Zip fue pasando por cada escritorio, asegurándose de que todos metieran sus papeles dentro de la caja. Con una sonrisa de satisfacción, veía cómo los alumnos cumplían su orden, uno por uno.
Una vez que todos los papeles estuvieron en la caja, Zip se dirigió al escritorio de la maestra con la caja en las manos. Oliver y Edward lo siguieron, riéndose y comentando entre ellos.
—Muy bien, ahora nosotros también pondremos nuestros papeles —dijo Zip, sacando los papeles que había guardado.
El trío puso sus papeles dentro de la caja de cristal, asegurándose de mezclar bien los contenidos. Zip se relamió, anticipando la diversión que seguiría.
—Ahora sí, estamos listos para divertirnos —dijo Zip, observando a la clase con una expresión maliciosa.
Zip usó un agitador manual para mezclar bien los papeles dentro de la caja. Después de un rato, Oliver metió la mano en la caja y agarró uno de los papeles, levantándolo con una sonrisa.
—Bien, bien, primer papel para empezar —dijo Oliver, agitando el papel en el aire—. Vamos a abrirlo e intentaremos adivinar de quién es, ¿okey?
Oliver abrió el papel lentamente, disfrutando del suspense. La clase estaba en silencio, esperando ver qué nombres habían sido escritos.
Edward se acercó a Oliver para leer el papel.
—Hmm, muy interesante. Petunia x Kevin. Es un ship muy raro, pero me encanta —dijo Edward, riendo.
Algunos alumnos se miraron entre sí, tratando de adivinar quién había escrito eso. Petunia, con una expresión de seriedad, miró a todos.
—¿Quién mierda me habrá shippeado con ese nerd? —exclamó Petunia, claramente molesta.
—Voten por quién creen que fue —dijo Zip, mirando a la clase con ojos brillantes.
Los estudiantes comenzaron a murmurar entre ellos, lanzando nombres al azar. Finalmente, las miradas se enfocaron en Cubbie, quien parecía incómodo bajo la presión.
—La mayoría cree que fue Cubbie —anunció Zip con una sonrisa maliciosa, mientras algunos estudiantes señalaban a Cubbie
Zip se encogió de hombros con fingida tristeza.
—Es una lástima que no era él. ¡Qué mala suerte! —dijo Zip con burla.
Zip nunca dijo qué pasaba cuando se equivocaban de persona, así que dio un suspiro y miró la caja de cristal para revolver los papeles de nuevo. Antes de continuar, añadió:
—Quien haya escrito esto no tiene buenos gustos —dijo en tono burlón.
Petunia se giró hacia Zip y respondió:
—Estoy totalmente de acuerdo contigo, Zip. ¡Es horrible! Ewwww —dijo con una cara de asco.
Zip comenzó a reírse de manera burlona ante la reacción de Petunia.
Zip puso la mano en la caja de cristal, viendo cómo los papeles se movían a todos lados, dando vueltas y vueltas. Finalmente, Zip agarró un papel y lo sostuvo en el aire.
—Perfecto, aquí tenemos otro papelito. Veamos quién se le ocurrió esto —dijo Zip con una sonrisa burlona mientras abría el papel para leerlo.
Al leer la nota, Zip comenzó a reírse a carcajadas. Oliver y Edward, sin entender nada, se acercaron para leer el papel que Zip tenía en las manos. Ambos se miraron entre sí con caras de asco.
—¿Quién rayos me shippeó con el erizo? —exclamó Oliver, mirando a la clase con enojo.
Toda la clase quedó en silencio, observando la escena con nerviosismo.
Edward intentó calmarse y dijo:
—Mejor cálmate, Oliver. El que lo haya hecho se ganará un buen castigo —añadió en forma de susurro, haciendo que Oliver se riera.
—Sí, tienes razón. Zip, saca otro papel, por favor —dijo Oliver, aún molesto pero intrigado.
Zip asintió con la cabeza y metió la mano en la caja para sacar otro papel.
Zip hizo caso y sacó otro papel. En él decía "Kevin x Abbie". Zip se rió y se lo mostró a Oliver.
—Uh, ¿quién habrá shippeado a Abbie y a Kevin? —dijo Oliver en tono de burla.
Kevin se levantó de su asiento y apuntó a Oliver con enojo.
—¡ES MUY OBVIO QUE FUISTE TÚ, ACEITE DE OLIVA! —gritó Kevin, furioso.
Edward intentó calmar la situación.
—Tranquilo, tranquilo. Mejor que Zip saque otro papel —dijo Edward, riendo.
Zip hizo caso y metió la mano en la caja para sacar otro papel. Cuando lo abrió y lo leyó, se quedó congelada. Miró a toda la clase con un notable enojo.
—A ver, a ver... ¡YA SE PASARON DE LA RAYA! ¿QUIÉN MIERDA ME SHIPPEÓ CON LA DIRECTORA? —gritó Zip, visiblemente molesta.
toda la clase se miró entre sí, con expresiones de asco y sorpresa. Aunque la situación era algo divertida, shippear a alguien con un mayor era cruzar una línea. Los murmullos aumentaron mientras los estudiantes trataban de adivinar quién había escrito el papel.
Lana se levantó de su asiento y levantó la mano, llamando la atención del trío.
—Fui yo. ¿Te molestó? —dijo Lana con una mezcla de desafío y burla en su voz, mirando a Zip directamente a los ojos.
—¿Te crees graciosa, Lana? —dijo Zip con voz peligrosa—. ¿Piensas que puedes burlarte de mí sin consecuencias?
Los murmullos en la clase se volvieron más fuertes mientras todos observaban la confrontación.
—Yo solo escribí lo que todos piensan —replicó Lana, manteniendo la mirada desafiante—. Tal vez deberías aprender a reírte de ti mismo.
Edward y Oliver se acercaron a Zip, intentando calmar la situación.
—Mejor saca otro papel, Zip. No dejes que esto te afecte —dijo Edward en un susurro.
Zip, aún furioso, asintió con la cabeza y metió la mano en la caja para sacar otro papel, su rostro rojo de ira.
Zip sacó otro papel y se enojó aún más. Lo habían shippeado con el "perdedor llorón" Abbie. Zip miró a toda la clase con enojo y alzó la voz.
—¡A ver, quién mierda me shippea con puros perdedores? Primero una vieja de 80 años y ahora un manzanero. ¿Qué sigue, un alfajor? ¡Qué mierda! —gritó Zip.
Al escuchar eso, algunos estudiantes no pudieron evitar reírse. Lana, sin embargo, se veía furiosa. No le gustaba la idea de que shippearan a Abbie con esa estúpida. Abbie, por su parte, estaba avergonzado, mirando a todos lados, tratando de averiguar quién había sido. A él le gustaba Lana, no la loca del trío de bullies.
Edward se acercó a Zip y leyó el papel.
—Woah, ¿qué mierda? ¿Un manzanero con una pegelajarta? ¿Qué mierda de ship es ese? —dijo Edward, enojado.
Todos se miraron de nuevo y vieron cómo Robby se levantó de su asiento y se dirigió hacia Zip.
—Fui yo quien te shippeó con él, solo por diversión —dijo Robby, con una sonrisa desafiante.
Zip, con el rostro rojo de ira, apretó los puños.
—¿Diversión, eh? —dijo Zip, su voz temblando de furia—. ¡Te vas a arrepentir de haber hecho eso, Robby!
Los murmullos en la clase aumentaron mientras todos observaban la confrontación, algunos con miedo y otros con expectación. Zip se giró hacia Edward y Oliver, sus ojos brillando de rabia.
—Sigan repartiendo los papeles. Este "juego" acaba de volverse más interesante —dijo Zip, su tono goteando sarcasmo.
Edward y Oliver, tratando de ocultar sus propias sonrisas burlonas, asintieron y continuaron sacando papeles de la caja de cristal, ansiosos por ver qué otras combinaciones surgían.
Oliver metió la mano en la caja y sacó otro papel, entregándoselo a Zip. Zip lo abrió, y su rostro se tornó de un rojo aún más profundo de ira. Incapaz de contener su enfado, miró a toda la clase con una expresión gélida y una voz fría pero cargada de enojo.
—Muy bien, ¿quién fue el que decidió shippearme con él? —dijo Zip con desdén—. Primero con una vieja de 80 años, luego con un manzanero, y... ¿AHORA CON UN ACEITE DE OLIVA? ¡ESTO YA ME HARTA!
Oliver, al escuchar que lo habían shippeado con Zip, también se enfureció.
—¡PERO QUÉ MIERDA? ¡ESTO YA ES EL COLMO! —gritó Oliver, frunciendo el ceño.
Kevin, un nerd de la clase, se arregló los lentes y levantó la mano. Con una sonrisa nerviosa pero desafiante, dijo:
—Fui yo. Lo hice por pura diversión. Es divertido ver sus caras enojadas —dijo Kevin, riendo de ellos.
Los murmullos en la clase aumentaron, algunos sorprendidos por la confesión de Kevin, mientras otros se reían de la valentía del nerd al enfrentarse al trío de bullies. Zip, aún furiosa, miró a Kevin con una mezcla de sorpresa y enojo.
Zip se quedó quieta, mirando a Kevin con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos. Durante unos segundos, el aula entera quedó en silencio, expectante.
—Así que te parece divertido, ¿eh? —dijo Zip en un tono suave pero peligrosamente frío—. ¿Te gusta jugar con fuego, Kevin?
Zip permaneció quieta, sin responder a los comentarios de Edward y Oliver. Se quedó observando a Kevin con una sonrisa helada, su silencio más aterrador que cualquier palabra.
La atmósfera en la clase se volvió aún más tensa, con todos los estudiantes conteniendo la respiración, esperando lo que vendría después.
—Vamos a ver si sigues riéndote cuando todos aquí descubran tu pequeño secreto. —dijo Zip en un tono suave pero peligrosamente frío—.
Kevin dejó de reír y miró a Zip, nervioso.
—¿Qué secreto? —preguntó, tratando de sonar seguro.
Zip se acercó lentamente a Kevin, disfrutando de cada paso.
—Oh, ¿pensaste que no sabía? —dijo Zip, bajando la voz para que solo Kevin pudiera escuchar—. ¿O prefieres que lo cuente en voz alta?
a clase observó en silencio, conteniendo la respiración. Kevin tragó saliva, sabiendo que Zip tenía el control.
—No te atreverías —dijo Kevin, tratando de sonar desafiante, pero su voz temblaba.
Zip sonrió aún más y levantó una ceja.
—¿Quieres probarme? —dijo, manteniendo su tono helado—. Porque estoy más que dispuesta a hacerlo.
Kevin, sintiendo la presión de todos los ojos sobre él, bajó la mirada, sus hombros caídos en señal de derrota.
—Está bien, ganaste —murmuró, rindiéndose.
Zip se enderezó y miró a la clase con satisfacción.
—Eso pensé —dijo con voz firme—. Y que esto sirva de lección para cualquiera que quiera intentar algo parecido.
Los estudiantes intercambiaron miradas nerviosas, impresionados y asustados por el control que Zip tenía sobre la situación. La tensión en el aula era palpable mientras todos esperaban a ver qué haría Zip a continuación.
Kevin, aún avergonzado, levantó la mirada y, con un tono lleno de rencor, dijo:
—Ojalá te pase algo horrible, algo tan feo que no puedas arreglar fácilmente —dijo Kevin, su voz temblando de enojo.
Zip mantuvo su mirada fija en Kevin, su sonrisa se ensanchó un poco más.
—¿Es eso lo mejor que puedes hacer? —dijo Zip, su tono despectivo—. Bueno, te aseguro que nada de lo que digas cambiará el hecho de que ya perdiste.
El silencio en la clase era abrumador, y los estudiantes apenas se atrevían a moverse. Kevin, sintiendo la derrota, volvió a su asiento, tratando de evitar las miradas de sus compañeros.
Mientras Kevin se sentaba, Zip se volvió hacia la clase y levantó la voz.
—Espero que todos hayan aprendido una lección hoy. No jueguen conmigo, porque siempre ganaré —dijo Zip, asegurándose de que todos escucharan.
El ambiente en la clase estaba tenso, y la mayoría de los estudiantes evitaban hacer contacto visual con Zip, temiendo ser el próximo objetivo. Algunos se susurraban entre ellos, intentando comprender lo que acababa de suceder.
Zip se dio la vuelta y se dirigió hacia sus amigos, con una expresión triunfante.
—Ya no jugaremos más —les dijo, asegurándose de que Kevin escuchara sus palabras.
En ese momento, la maestra llegó y golpeó la puerta, interrumpiendo la clase.
—Perdón por la demora, chicos, pero ¿qué demonios están haciendo todos parados? —gritó la maestra, visiblemente molesta—. ¡Siéntense de inmediato!
Todos los estudiantes se sentaron rápidamente, tratando de evitar la ira de la maestra. El aula se sumió en un silencio tenso mientras la maestra observaba a cada uno de ellos con una mirada de desaprobación.
—Bien, antes de volver con la mierda que estamos haciendo, les diré que hoy llego un nuevos compañero de clase. Asómense y preséntense, o lo que sea, agh —dijo la maestra sin ánimos.
Un chico tímido se asomó por la puerta y entró lentamente al aula.
—H-hola, soy M-Max. Me gusta dibujar, l-las matemáticas y la n-natación —dijo Max, con una voz apenas audible y una expresión nerviosa.
La maestra asintió con la cabeza, claramente deseando terminar con las presentaciones.
—Bien, ahora que eso está hecho, Max, siéntate con el trío de los matones —dijo la maestra, señalando a Zip, Edward y Oliver.
Max asintiero y se dirigieron a sus respectivos asientos, tratando de adaptarse a su nuevo entorno. La maestra observó a la clase una vez más antes de continuar.
—Bien, ahora que eso está hecho, volvamos a nuestras tareas. Espero que todos se comporten —dijo la maestra, entrando al aula y cerrando la puerta detrás de ella.
Los estudiantes regresaron a sus asientos, aún sintiendo la tensión en el aire. Mientras tanto, Kevin, sentado en su asiento, planeaba su próximo movimiento, decidido a no dejar que Zip se saliera con la suya tan fácilmente.
Mientras tanto, Max no tenía suerte. Al sentarse junto al trío de matones, se sintió incómodo de inmediato. Oliver fue el primero en hablar, mirándolo de arriba abajo.
—Así que te gusta la natación, ¿eh? —dijo Oliver, mirándolo con curiosidad.
Max asintió tímidamente.
—Sí, me gusta mucho —respondió Max.
Zip lo miró con una expresión más tranquila.
—Lo único que podría decir es que a mí también me agrada el arte, pero shh, nada es color de rosas —dijo Zip, mirándolo de forma tranquila.
Mientras tanto, Edward observaba a Max, sintiendo que lo reconocía de algún lugar. De repente, sus ojos se abrieron de par en par al recordar.
—ESPERA, ¿tú eres Max, el de las clases de natación? —exclamó Edward, sorprendido.
Max lo miró con cara sorprendida y asintió.
—Edward, ¿eres tú? —dijo Max, con una mezcla de sorpresa y alegría—. Hace mucho tiempo que no nos veíamos.
Edward sonrió, recordando los viejos tiempos.
—Wow, el tiempo ha pasado muy rápido —dijo Edward, todavía sorprendido.
—Confirmo —respondió Max, sonriendo al ver a su antiguo amigo.
Max y Edward comenzaron a hablar sobre sus recuerdos en las clases de natación, mientras Zip seguía observando a Max con curiosidad y Oliver con desconfianza.
Oliver se inclinó hacia Zip y susurró:
—No confío en él. Algo no me cuadra.
Zip lo miró, asintiendo ligeramente.
—Veremos cómo va —dijo Zip—. Solo recuerda, Max, aquí las cosas no siempre son fáciles.
Max asintió, sabiendo que tenía que ganarse su confianza de alguna manera mientras hablaba con el trío de bullies. Sin embargo, aunque Max intentaba integrarse, a Oliver no le caía nada bien y sentía un mal presentimiento sobre él.
—¿Recuerdas aquella vez que intentamos nadar más allá de la zona permitida? —dijo Edward, riendo—. Casi nos metimos en problemas.
—Sí, lo recuerdo. Fue divertido pero también un poco aterrador —respondió Max, sonriendo.
Zip observaba la conversación, interesada y disfrutando de las anécdotas. Max, notando la sonrisa de Zip, se sonrojó aún más.
Sin embargo, Oliver no dejaba de observar a Max con desconfianza.
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~cap 1~
palabras: 6191
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