25
Evimeria.Zona Norte.
Entré a el cuarto que compartíamos Lydia y yo.Con los dos vasos en mis manos,deje le de Lydia en su mesilla.
-Lydia...yo...-murmuré.
-He olido la sangre.-Dijo sonriendo suavemente. -No te preocupes. Debes ayudar a tus amigos.Estare aquí,si quieres algo despiertame.-dijo con una dulce sonrisa.Le devolví aquella sonrisa como pocas veces lo hacía.
-Gracias Lydia. En serio.
-Ves a curar a tu amigo..-dijo sonriendo,tapándose con las sábanas hasta arriba,dejando ver su cabello algo verdaceo debido a la corta duración del tinte y la mezcla del azul y el tinte marrón.Sali,viendo a Andrea con su mano en su frente.No estaba muy alegre.
-He...vuelto...-susurré,recordando lo anteriormente sucedido.Me acerqué a la mesa,cogiendo la caja de curas.El chico apartó su mano de su frente.Seguia sangrando,y esa sangre resbalaba ahora débilmente por su cuello.Me senté a su lado,quedando el de perfil y yo cara a el,arrodillado.Cogi aquella gasa empapada de alcohol.-Ladea la cabeza...-eso hizo.
-No entiendo el uso del alcohol...-susurró suavemente. Yo alce suavemente mis hombros,algo tímido.Aquel chico realmente me intimidaba.Solo me pasaba con él, con él y con Jane,con quien no tenía demasiada relación.Esta última creo que solo confiaba en Keith,después de todo.
-Ni yo...-murmuré.La gasa se torno rojiza,y yo tuve que apartar la mirada.
-¿Tanto asco te doy?...-susurró. Le miré,negando,sonrojandome.-Así que no te doy asco...-rojo,miré a otro lado.Me planteé una pregunta:¿le daba yo asco?¿Eran sus preguntas y actos reflejos de su indiferencia? -Tus mejillas al final se camuflaran con tus ojos,¿sabes?Están igual de rojas...
-Cállate...-murmuré.Al notar la gasa totalmente húmeda,la aparté,intentando no mirarla.La metí dentro de su respectivo envoltorio y la tiré.Acto seguido,le puse los algodones correspondientes al chico.Su cara no era la más recomendable,ni la mejor que podría él poner o elegir.-¿Te encuentras bien?...-el pelirrojo asintió suavemente.
-Si...Me debes una,¿sabes?-me decanté por hacer lo que mi cabeza pedía.
-Que...¿ocurrió esa noche,Andrea?-susurré avergonzado,pellizcando mis dedos debido los nervios.
-Bueno..-la voz del chico demostraba que realmente estaba en malas condiciones. -Bebiste algunos vasos de más .Keith no podía estar contigo debido a Jane y...-frunció su ceño. - Tuve que cuidarte yo.-soltó un suave jadeo adolorido. -Puto oido...-murmuró, posando su mano en su frente.El algodón tenía un suave tono rosado.La sangre.
-Te sangra mucho...-susurré. Mi madre siempre me dijo que si salía mucha sangre eran dos motivos: o una herida grave como una hemorragia o los nervios,que creaban que la sangre fluyera con más velocidad.
-Ignóralo...-murmuró. Con una suave sonrisa ladeada. -La cosa es...-hablaba en voz bajita.Su nuez bailaba debido a su habla.-Te pusiste pedo...y al final...acabamos en el baño.-creo que se dió cuenta de que mis mejillas se pusieron más que rojas.-¡Acabaste vomitando,y no iba a dejarte solo!...-dijo susurrando, mirándome. Oír aquello hizo que mi confusión creciera. No iba a dejarte solo. Aquello retumbó en mi cabeza. -Eh...-susurró el pelirrojo,mirándome.Desperté de aquella ensimismación,mirando al chico.
-Perdona...¿por que...Keith murmuró aquello por la mañana,por que...estabas a mi lado?...-murmuré,algo avergonzado.Tragó saliva una vez más,con su mano en su frente,pasandola por su flequillo,el cual tiraba hacia atrás.
-Por que yo dormí contigo.Estabas débil...-murmuró. Me sorprendí.
-Yo...es que yo...-miré a otro lado.El pelirrojo seguía mirándome.Una suave mueca de dolor se pintó en su rostro.El algodón se tinto de un suave rojo por algunos lados.-Espera...-murmuré.Cogí otro algodón y se lo cambié.
Pose mi mano en su frente.-Andrea,tienes fiebre...-murmuré.El negó,sonriendo.
-No,claro que no...Estoy bien...-dijo mirándome.
-Túmbate... -Dije,ayudándole a que lo hiciera.Avergonzado,me alejé unos centímetros. Verle de aquella forma me dolía.
-¿Que haces?...-susurró el pelirrojo,mirándome,con una sonrisa divertida en sus labios.Aun así,su cara demostraba dolor y malestar.
-Yo...-apreté mis puños.Estaba preocupado,tenía miedo de que el chico se desengrase en aquel lugar.-...¿puedo dormir contigo?...-el pelirrojo soltó una suave risilla. Yo no evité ponerme rojo,bajar la mirada y caminar hacia mi habitación. -Ha sido una tontería.
-No no no no,quieto.-dijo riendo suavemente. Paré, mirándole. -Duerme conmigo.No pasa nada.Ya ha pasado una vez.-murmuró.Camine hacia el,avergonzado.Vi como miraba mis piernas pálidas,que en pantalón corto parecían aún más delgadas.Las demandaba la oscuridad de la noche,y con ello, parecían iluminarse. Mis mejillas estaban rojas.El pelirrojo me dejo un hueco delante suya.
-Pero...¿y si necesitas salir a...-me interrumpió.
-No.Asi esta bien.-tragué saliva.Hola mamá, estoy vivo.Voy a dormir con un chico atractivamente intimidante, y encima ha sido decisión mutua.-¿Por que coño estas tan delgado?...-murmuró¿Que pasaba con este chico?Hacia cuestión de días no podía mirarme por que le había tomado el pelo,y ahora me dejaba dormir con él.
-No...lo sé...-me tumbé lentamente,dándole la espalda.
-Benjamin,no se si esta será la mejor postura para dormir...-noté como mi espalda chocaba contra su pecho y mi trasero...
-¡Ha sido sin querer!..-dije avergonzado.Oimos un ruido.El me tapó la boca.Esperamos segundos,rezando por que nadie respondiese de mala manera un "¡Cállate, joder!".
-No grites,que es tarde...-una vez me giré,me crucé de brazos.El pelirrojo se quedó mirándome,algo serio.
-¿Que?...-susurré.
-Nada...nada.-murmuró. Cerró sus ojos.
Era un prado,tan grande como la imaginación de un niño pequeño,tan limpio y luminoso como la sonrisa de un bebé.Oi una voz,una voz dulce y melosa,con cariño,pero con un extraño vacío.
-Andrea...-susurró. Yo giré mi rostro a aquella voz,pero no había nadie.-Andrea...-susurró de nuevo.Comenzaba a asustarme.-Andrea...-volvió a murmurar.Todo se volvió más oscuro,más siniestro .Me encogí,asustado.
-Andrea...-me desperté,sudando,con temblores y dolor de oído.Benjamin me miraba, con su ceño fruncido y una mueca de preocupación.Estaba abrazado a él, no sabía bien por qué. -¿Que ocurre?...-tragué saliva y respirando algo agitado,negué.Ambos nos dimos cuenta de que seguía abrazado a el.Me separé, carraspeando.
-Nada...solo...necesito agua.-Intenté levantarme,pero el dolor me pudo.Benjamin negó,obligando a que me tumbase.
-No,iré yo.-dijo.Se levanto,caminando descalzo hacia la mesa que había.Sus pasitos en la noche me hacían recordar a mis carreras por la cocina de Nana en Italia.La cocina y el salón eran casi uno,no había una pared que separase nada.Volvió,acuclillandose delante de mi.-Bebe con cuidado...-tras beber,le devolví el vaso.Me tendió algo más.-Antes tómate esto...
-No necesito nada...estoy bien...-dije de forma costosa.Benjamin me miró,frunciendo su ceño y negando.
-¡Estabas quejándote y jadeando!-dijo en un susurro.No tuve otra opción.Le obedecí y me tomé aquella pastilla.Benjamin me miró, con una mueca de preocupación. -Estabas asustado...y yo también...
-¿Te has preocupado por mi? Que lindo por tu parte.-dije aún adolorido y algo mareado.El albino se sonrojó y se tumbó de nuevo.-Gracias...-susurré,mirándole de reojo.
-De nada...-dijo el albino.Cerré mis ojos,esperando a que el sueño llegara a por mi.
-Joder...no puedo dor...-miré al menor.Estaba dormido,agarrado suavemente a un cojin. Sus labios estaban levemente separados,y su cabello caía en sus ojos cerrados,camuflándose entre sus largas pestañas.Lo peiné suavemente, haciendo que este apretase levemente sus ojos.Sonreí,era tan tierno...Pero...¿Que?... ¿¡Pero que me pasaba!? Era un chico,un chico que me había tomado el pelo vistiendose de chica.Un chico que jugaba con mis sentimientos, con mis ojos, con mis miradas.Que jugaba a quien era más lindo, a ayudarme y pedir que durmiera con el en la noche.Jugaba conmigo.Yo no era un juguete.
Me puse bocarriba, mirando a aquel chico de reojo. -Tch...-musité.Cerré mis ojos,cayendo rendido después de varios minutos largos dándole vueltas a todo.
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