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18: Collar


 Yoongi comprendió cuando Jimin había dicho que conforme pasaban los días tendría más ganas de consolarse, porque durante el resto de la mañana, el mediodía y la temprana tarde no lo había dejado separarse de él ni para bañarse, aunque él tampoco puso mucha resistencia, el baño quedó en segundo lugar, ya que también terminaron haciéndolo bajo la ducha, jugando con la espuma del shampoo, con risas y besos, hasta terminar con el cuerpo de Jimin acurrucado contra el pecho del Yoongi, con este acariciando su espalda en círculos y apoyando el rostro sobre la cabellera del omega, inhalando su aroma dulce mezcladocon el del shampoo de menta.

— ¿Sabes que conocí a tu hermano? — soltó Jimin de la nada, haciendo que Yoongi tardara unos segundos es responder con un simple "¿Qué?"—. Jung Hoseok— añadió.

Yoongi asintió, por supuesto que sabía el nombre de su hermano, lo había tomado por sorpresa, no sabía cómo sentirse pero sehabía puesto nervioso de escucharlo nombrar.

— Me habló mucho de tí— continuó el omega—. Se ve que te extrañan bastante, te siguen esperando.

Yoongi tardó un segundo en suspirar, sus manos dejaron de hacer mimos en el cuerpo del omega, ahora tenía ganas de irse.

— Que digas esas cosas no me hace sentir mejor o algo, ya lo sé, prefiero no hablar de-

— Me dijo que si tú hubieras estado en casa aún, me hubieran presentado contigo en vez de él.

Las palabras lo hicieron callar, Jimin movió un poco el rostro para mirar hacia arriba, chocando su ojos con los de Yoongi, sabía que era un tema sensible para él pero creía que el mayor debería saberlo.

— Si no me hubieran marcado... Y yo no hubiera huido— habló el mayor con lentitud—. Yo sería uno de tus pretendientes— sonrió, Jimin asintió.

— Incluso si nada hubiera pasado nos hubiéramos conocido— respondió el omega—. Es el destino.

Yoongi alzó el rostro de Jimin para besarlo, sintiendose más aliviado de lo creía.


  

Δ



Al salir del baño, cuando ya comenzaron a tener frío, Yoongi tomó una toalla a Jimin y otro para él, aunque no había terminado de secarse la mitad del cuerpo cuando el omega pasó la toalla sobre él, enganchando su cuello para atraerlo hacia sí mismo, sonrió a a centímetros de su rostro antes de besarlo.

Pensó apenas unos días atrás, donde se había avergonzado cuando despertó abrazando a Jimin en la primera noche. Y ahora estaban pegados piel con piel sin ninguna vergüenza de su desnudez, habían aprendido que la ropa sólo les era un estorbo.

Las manos de Yoongi bajaron sin querer hacia el collar de Jimin, tocando la textura de la tela que lo forraba, debajo de estaba había un frío y duro metal, sus dedos fueron hacia la curva entre su hombro y cuello, y maldijo al collar con todo su corazón.

Jimin pareció sentir qué pasaba, porque se separó del beso para mirarlo como si pidiera perdón, su mirada se tornó melancólica repentinamente.

El omega llevó sus manos al collar, apretandolo con fuerza, enganchando sus dedos debajo de este, como si al tirar lo suficiente podría romperlo, sus nudillos se volvieron blancos y las mejillas se tornaron rojas por la fuerza.

— Jimin, no, no...— Yoongi tomó las manitos, tirando de ellas para que soltara su collar, usando un poco más de fuerza de la que quería para que el otro se rindiera.

Vió las lágrimas de frustración en los ojos de Jimin, y cómo se mordía el labio con fuerza para intentar contenerse de no llorar.

— Jim-

— Lamento que tenga que ser así, Yoongi— dijo, intentando hacer dura su voz—. No sé la contraseña... De saberla me lo hubiera quitado el primer día, pero- — un hipido de llanto interrumpió sus palabras—. Quiero quedarme contigo, Yoongi— las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas.

Yoongi sentía su corazón estrujado al ver a Jimin así, su lobo estaba igual que él, pero con ganas de pelear con lo que sea que esté haciendo llorar a su omega.

El mayor envolvió a Jimin en brazos, apoyado el rostro del otro sobre su cuello, para que respirara su aroma, aquel que solo él podía sentir,  mientras acariciaba la espalda del omega hasta que los espasmos del llanto desaparecieron.

— Agradezco con todo lo que tengo el sólo haberte encontrado, Jimin— dijo, hablando con voz tranquila, baja, cerca del oído del omega—, y que seas mío— su lobo habló sin su permiso, aunque no podía decir que él no estuviera de acuerdo.

Jimin no dijo nada, respirando pesadamente, haciendo un esfuerzo para no volver a llorar, él no era un omega llorón, pero atribuía a la presencia de Yoongi el estar tan sensible.

— No quiero irme— dijo, finalmente.

— ¿Crees que yo sí quiero que te vayas? — respondió con automática ironía, haciendo que una risa pobre de Jimin surgiera—. Sé que no puedo mantenerte escondido para siempre, tampoco quiero que sea así... Soy muy afortunado porque puedo tenerte unos días más.

Jimin guardó silencio, Yoongi sintió cómo el omega no quería decir algo, estab tardando demasiado en responder.

— ¿Qué pasa?

Un suspiro tembloroso surgió de los labios de omega, se separó de Yoongi para mirarlo al rostro, con los ojos rojizos por las lágrimas.

— Mi celo se fué— dijo.

Yoongi frunció un poco el ceño, confundido.

"¿No debía durar unos días más?"

Su entendimiento de los celos llegaba hasta cierto punto, pero de lo que menos sabía era cuando terminaban, por lógica, el olor debía bajar, ya no tendría ganas de tener relaciones sexuales y dejaban de producir lubricante natural.

Aunque todo el lugar seguía oliendo a Jimin, después de estar días encerrado allí, el olor se notaba tan fuerte como si estuviera en celo, además, de que debía haber terminado hacía poco.

Jimin notó la confusión en el rostro de Yoongi.

— Ya no tengo la necesidad de consolarme, hyung. Ni estoy... húmedo— dijo, con las mejillas rojas con algo de vergüenza—. Mi celo terminó.

Yoongi sintió su alma caer a sus pies, comprendió la actitud de Jimin, la única excusa que tenía para que el omega se quedara ya no era válida, y la idea de regresar con su familia, de no estar más a su lado, era horrible y real.

Notó que las lágrimas volvieron a ahogar sus ojitos, Yoongi tomó sus mejillas, besando su frente, luego su nariz para terminar en los esponjosos labios del omega, ahogando un sollozo, dejando un beso sutil, antes de volver a abrazarlo, dejando que Jimin llore de nuevo, intentando disimular las lágrimas en sus propios ojos.

— Ven— dijo Yoongi, bajo, tomando la parte posterior de las piernas de Jimin, alzandolo, el otro acomodó sus piernas alrededor del mayor, sintiendose como un bebé entre los brazos de su alfa.

Yoongi lo llevó hacia la cama, apoyándo su propia espalda en la pared de la cabecera, acarició con cariño el rostro de Jimin, haciendo que este separa su rostro de él para mirar sus ojos.

Los ojos oscuros del omega se abrieron un poco de sorpresa al encontrar las lágrimas retenidas en los ojos gatunos del otro, Yoongi dió su mejor esfuerzo para sonreír, aunque sólo logró que sus lágrimas comenzaran a salir.

Acarició la mejilla de Jimin con ternura, el chico se frotó un poco en su tacto, hizo un ruido parecido a un ronroneo.

— Puede sonar horrible, Jimin, pero... Eres hermoso incluso cuando lloras— dijo, con una mezcla amarga y dulce en su pecho, lo que sentía por lo que ocurría en ese momento y lo que sentía cada vez que miraba a Jimin, mezclado —. Y soy la persona más afortunada del mundo por sólo conocerte.

— Hyung... Esto suena como una despedida, no me gusta— Jimin negó, haciendo un leve mohín adorable a los ojos de Yoongi, ambos sabían que aquello era algo inevitable. 

— No sirvo para despedidas, Jimin... Si hay algo más que tenemos en común es en huir— dijo, intentando sonar un poco humorístico, fallando.

Jimin se inclinó, besando a Yoongi con lentitud, recorriendo su boca sin apuro, saboreando sus labios con amor.

Fue hacia su cuello para oler el aroma a café y pino, apoyando su frente en el hombro desnudo de su alfa, buscando algún consuelo en su olor.

— ¿Por qué tengo que dejar a la única persona de la que no quiero huir?

Yoongi acomodó su frente sobre el hombro de Jimin, haciendo lo mismo que él.

— Desearía que eso fuera sólo una pregunta— murmuró.

Se mantuvieron en silencio unos cuantos segundos, cómodos con el calor de la piel del otro.

— Yoongi— el otro asintió un poco para dar a entender que lo escuchaba—, cuando me quite el collar, te lo haré saber.

— ¿Cómo, Jimin? No tengo celular, dudo que vayas a buscarme a la universidad o al trabajo... ¿Cómo?

Yoongi se dió cuenta que quizás había sonado un poco brusco, y tuvo miedo que Jimin sólo se sintiera mal por sus palabras, pero antes de hablar, el omega se le adelantó:

— De alguna manera, lo prometo.


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