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Memorias Del Pasado

Él era el mayor de los tres, le seguía su hermano Hades y luego Julián que le decían Poseidón porque amaba el mar tal cómo el dios de los mares.

Desde pequeño el rubio demostró ser justo y bondadoso con las personas siempre soñando en grande.

Conforme el tiempo pasó el niño se fue haciendo más grande teniendo amigos, pero había una en especial, Hera, que la consideraba su hermana de otra madre ya que era su vecina y mejor amiga.

Compartían momentos agradables juntos, asistiendo a la misma escuela porque eran inseparables.

Sus padres decían que serían esposos en cuanto crecieran.

La adolescencia es aquella etapa donde te ilusionas e imaginas tu futuro, ésto a la joven Hera le pasaba imaginando casarse con Zeus y tener una gran familia.

Mientras el rubio sólo pensaba en su futuro para elegir una carrera dónde hiciera justicia por las personas.

Era difícil pero tras pensar mucho tiempo eligió ser abogado en derecho penal asistiendo a la Universidad Nacional y Capodistriana De Athenas.

Es obvio que Hera lo acompañaría en esa nueva meta pero ella eligiendo otra carrera, prometiendose ver en los recesos y la hora de salida.

Un excelente alumno y gentil con todos.

A pesar de tener 16 años conoció al que fue su primer y gran amor.

Su vida dio un giro de 180 grados al conocerlo a él.

Un alumno nuevo que llegó de intercambio.

Sangre española corría por sus venas llamado El Cid.

Si antes no creía en eso del amor a primera vista pues ahora lo comprobó.

Sus hebras negras, tez blanca con sus rasgos finos y su porte varonil.

Pero lo que más llamó su atención fue la mirada filosa como el acero, imperturbable, en color violeta.

Pensó en esa espada legendaria y filosa llamada Excalibur su portador era digno de usarla por ser valiente y noble de corazón.

Quedó prendado de su belleza tal como el dios Zeus con Ganímedes.

Sólo que él no lo raptaría.

Sin rastro de nerviosismo se presentó ante toda la clase que lo miraban atentos y las chicas suspiraban sonriendo tontamente.

La fluidez con la que manejaba el griego pero aún así su acento español se distinguía y se oía exquisito para sus oídos.

La suerte estuvo de su lado ya que se sentó en dónde a él le tocaba, antes que su estricto profesor empezará la clase se presentó con un cordial saludo ante el español que le sonrió de lado.

Cuando llegó la que sería una hora libre para tomar un descanso se quedó con el español en el salón hablando sin parar sobre España y lo mucho que le encantaría viajar allí.

Hera se encontraba esperando a Zeus afuera para comer algo pero no había rastro de él.

Decidió esperar hasta que se terminó el receso y el timbre sonó anunciando que debían volver a sus aulas.

Los 60 minutos pasaron tan rápido que ni se percataron de ello hasta que sus compañeros entraron nuevamente para seguir con la clase.

Se sentía a gusto con Cid que se olvidó por completo de su amiga que lo esperaba molesta en la salida.

Sonrió nervioso y le presentó al español que venía a su lado.

Ella con su mirada lo escaneó por completo y sentía que sería su rival a futuro.

Caminaron entre pláticas los dos mientras Hera se mantenía callada o contestaba en monosílabos ya que había algo en Cid que no le agradaba del todo, tal vez porque Zeus lucía más sonriente de lo normal o porque abrazaba por el hombro al pelinegro de ojos violetas.

Dejó de darle vueltas al asunto ya que su mejor amigo sería su esposo en un no tan lejano futuro.

Los días pasaron tan rápido y un lazo inquebrantable de amistad se formó entre el griego y el español.

Aunque fueran tan diferentes en personalidad se complementaban a la perfección, destacando entre los demás por su inteligencia, nobleza y sobre todo por la belleza que desprendían.

Cid al que no lo conociera diría que es muy serio que no muestra sus sentimientos pero sólo una persona sabe todas esas facetas que oculta ante los demás.

Sensible, de un buen corazón que siempre se preocupa por los demás, con el ideal de ayudar a los que la sociedad considera desvalidos es por eso que estudia la misma carrera que Zeus, abogado en derecho penal.

Era una forma de hacer justicia y Zeus compartía su mismo pensamiento.

Nunca se sintió tan identificado con alguien, nisiquiera con Hera que era su amiga desde pequeños.

Casi un año desde que conoció a Cid y un sentimiento que estaba seguro nunca sentir lo mantenía inquieto, su pecho dolía creyendo que en cualquier momento estallaría.

Nunca se había enamorado pero su madre le confirmó ya que le preguntó por pura curiosidad lo que se sentía.

Cómo decirle a su mejor amigo que le gustaba y que ya lo amaba tan profundamente.

Aunque el español no estaba exento porque también le pasaba lo mismo, desarrolló sentimientos que iban más allá de una simple amistad por el rubio y esque compartían muchas cosas en común.

Las chicas nunca le atrajeron, tenía muy en claro su orientación sexual.

Pero ¿Quién se confesaría primero?

Al principio los padres de Zeus les costaba creer que su hijo le gustara un chico pero lo aceptaron porque a final de cuentas nadie es perfecto.

Lo apoyaron y dieron consejos sobre lo que debía hacer para ganarse el amor de Cid.

Nervioso se encontraba el lunes por la mañana el rubio porque a la hora del receso confesaría ese amor tan sincero y puro.

No quería que el reloj siguiera avanzando, el tic tac tan sólo le recordaba que se le acababa el tiempo.

En cuanto el timbre sonó, todos exclamaron felices porque serían libres mientras Zeus se ponía tenso, nervioso.

Todos salieron excepto él y Cid, el silencio era abrumador en esas cuatro paredes.

No había ruido alguno ni siquiera se oían las respiraciones de ambos.

El español volteó para ver a su amigo.

- Zeus?.

- Cid debemos hablar de algo importante.

Arqueó una ceja interesado y asintió.

- Bueno yo no sé por dónde empezar pero... Se rascó su nuca, tanto había ensayado su declaración y mentalmente la repetía una y otra vez pero ahora todo se le fue al más allá.

Jugaba con sus manos que sudaban por los nervios.

- Zeus estoy enamorado de ti, no sé cómo ni cuándo pero pasó tan rápido, mi corazón sólo late por ti, contigo me siento completo es algo que no sé describir pero lo siento aquí en mi afilado corazón. Llevó su mano a la altura de su pecho dónde latía su corazón tan rápido.

Zeus se quedó mudo sin saber qué decir o hacer pero reaccionó sólo para besar esos delgados labios color rosa.

Un contacto labial dónde transmitía su amor por Cid, su español pelinegro.

Miles de corrientes eléctricas recorrieron sus cuerpos a la velocidad de la luz.

En cuánto se separaron sus respiraciones eran erráticas pero sus miradas brillaban de felicidad.

Zeus no pudo confesarse porque Cid se le adelantó pero sabía que era correspondido aunque faltaba la pregunta que definiría su relación.

- ¿Quieres ser mi novio?.

- Sí. Otro beso selló su pacto de amor.

Salieron felices del aula y en la entrada se encontraron con Hera que los esperaba para comer.

Si bien antes sólo Zeus y ella compartían su tiempo hablando de trivialidades en la hora libre, con la llegada del español que el rubio lo incluyó, a Hera le molestaba la presencia de Cid.

Parecía que el griego la hacía a un lado por estar maravillado por el pelinegro.

Ahora recibía de golpe la noticia que se hicieron novios, Zeus al quererla como su hermana le contó la noticia para que ella también se sintiera feliz por él.

Más sin embargo un inmenso odio se instaló en la joven pero lo ocultó sonriendo falsamente a la pareja.

Cid pagaría muy caro haberle robado a Zeus, no se quedaría de brazos cruzados, los separaría a cómo dé lugar pero primero los dejaría disfrutar de esa relación que no duraría para siempre, ella se encargaría de que así fuera.

Tener a Cid cómo su pareja, abrazarlo y besarlo cada día lo llenaba de ilusiones planeando un futuro para los dos.

No había un día que no soñara con ese momento, trazando planes que se harían realidad tan pronto terminarán su carrera.

Un año y contando, su relación que era tan estable sin peleas o desconfianza, su amor que era tan infinito e invencible.

Zeus estaba listo para celebrar su primer aniversario con su español de mirada filosa, en cuanto el timbre anunciará el final de las clases por ese día, ya tenía planeado una comida en su casa para celebrar el primero de muchos años más que compartirían juntos.

La salida llegó y en el nuevo coche que los padres de Cid le regalaron por su cumpleaños fueron a la casa del griego que estaría sola por ese día.

Su madre se encargó de todo para que encontrarán listo la mesa con los platos y cubiertos puestos, el rubio sólo serviría la comida que estaba recién hecha, en el centro un florero con un ramo de violetas.

En cuanto estuvo servido la comida que fue española acompañado de vino, Cid se sintió cómo en casa.

Extrañaba su patria y a sus padres pero ahora en Grecia tenía a alguien importante que ama mucho.

Al terminar entre los dos lavaron los platos sucios con uno que otro beso y en la sala decidieron ver una película.

Todas las que veían en la pantalla eran muy buenas pero al final se decidieron por El Señor De Los Anillos.

Habían leído el libro de J.R.R Tolkien y ahora la película describía casi a la perfección todo lo que atravesó Frodo Bolsón.

Al terminar de verla la oscuridad ya reinaba en el cielo, decidieron salir al patio trasero, colocar una manta sobre el pasto para ver las estrellas que brillaban.

Veían con fascinación cada constelación, ese día fue maravilloso pero Cid sentía que faltaba algo más para que fuera perfecta.

Zeus pasó un brazo bajo su nuca para que le sirviera de almohada.

- Una estrella fugaz. Señaló con su dedo. - Pide un deseo Cid.

El pelinegro sonrió ya que no creía en esas cosas pero se trataba de Zeus y a él no podría negarle lo que le pedía.

Lo pensó mucho pero cerró sus ojos pidiendo un deseo que no era tan pretencioso o imposible.

Al abrirlos se encontró con esos ojos celestes de su novio.

- ¿Me dirás cuál fue tu deseo?. Arqueó una ceja y negó, ya que el rubio era muy curioso.

- No, porque sino no se cumplirá. Le dio una sonrisa de medio lado.

- Bien, pero yo no te diré sobre el mío. Le sacó la lengüa de forma infantil y ésto sacó una carcajada al siempre inmutable Cid, pero con Zeus era diferente sólo él conocía su otra faceta.

Levantó su rostro sólo para besar a su novio.

Un suave roce que se convirtió en segundos uno más salvaje, mordiendo y succionando sus labios.

¿Porque el aire se convertía en un impedimento para seguir besándose?

Se separaron porque sus pulmones necesitaban oxígeno.

Pero en cuanto lo recuperaron volvierón a su labor, sus cuerpos exigían más contacto.

Zeus quedó arriba de Cid pegando su cuerpo al del español que pasó sus brazos por la nuca del griego, sus dedos jugando con la cabellera larga rubia.

El calor se volvía más sofocante ni la brisa nocturna que era fresca lo apaciguaba.

Las prendas fueron retiradas lentamente siempre tocando la piel que quedaba expuesta, por primera vez explorando ese terreno que era aún ajeno para ellos.

Besos repartidos en su mentón bajando al cuello y llegar al pecho donde capturó los pezones rosa de Cid sacándole suspiros.

Volvió a subir sólo para besar aquellos labios que ya estaban hinchados y rojos.

Pequeños roces en sus miembros los hacían temblar y sacar gemidos ahogados en el beso, la fricción se sentía bien pero querían más.

Volvieron a separarse y con la mirada se entendían, ya no había necesidad de palabras.

Cid giró sobre su estómago quedando boca abajo, Zeus admiró la espalda que poseía uno que otro lunar siguiendo con la mirada toda su espina dorsal hasta llegar a esos perfectos glúteos que los apretó entre sus manos.

Su miembro que ya estaba húmedo por el pre-semen se introdujo despacio abriendo los anillos de carne que lo apretaban alrededor de su tronco sacándole un ronco jadeo.

Cid sentía desgarrar todo su interior y de sus ojos violetas salían gruesas lágrimas que calmó Zeus besando su cuello, succionando la piel del español.

Posó sus manos en la cintura de su amado empezando a moverse despacio.

La inexperiencia en ese encuentro se podía notar por los torpes movimientos de cadera pero no importaba ya que se estaban uniendo en cuerpo y alma, fortaleciendo más su amor que era indestructible.

Se fue acoplando al miembro de Zeus gimiendo quedito, la sensación de dolor desapareció después de varias embestidas.

- Te amo, te amo mi dios griego. Gemía en un tono más alto ya que su punto erógeno era tocado constantemente en las penetraciones que se hicieron profundas haciendo temblar todo su cuerpo.

- Y yo más mi fiel espadachin. Siguió con su labor hasta que los primeros espasmos se presentaban en ambos cuerpos que estaban perlados de sudor.

Un intenso vaivén que fue el desenfreno, sus pieles se erizaron y una estocada más fue todo para dejar su semilla dentro del español que también eyaculó en la manta.

Se dejaron caer exhaustos y al estar más tranquilos se abrazaron para seguir besándose hasta quedar dormidos.

Unos ojos llenos de rabia, ocultada muy bien a ojos ajenos y para la pareja observó esa unión, su odio creció tanto en todo ese año creyendo que en cualquier momento terminarían su relación pero se equivocó al ver ese inmenso amor.

Ahora no le quedaba de otra más que hacerse cargo ella misma, quitaría del camino a Cid para así tener al griego sólo para ella.

Aquel día, el 31 de agosto jamás lo olvidaría ya que perdió a su otra mitad, Cid traía una pila de libros bajo su brazo pero iría después de clases a buscar más libros en la biblioteca para hacer un proyecto que era en parejas prometiendo que lo vería en su casa.

Una suave caricia por su mentón griego y un pequeño beso en sus labios fue todo para que se despidieran.

Siguió su camino con Hera que estaba muy sonriente platicando de algo que no prestaba atención.

Presentía que algo pasaría, no lo sabía explicar pero su corazón se lo decía, agitado se llevó la mano a su pecho.

Hera le preguntó si se encontraba bien, mintió diciendo que si aunque era todo lo contrario.

Llegó a su casa con esa sensación que no desaparecía fue hasta su habitación para dejar sus cosas cuando de repente empezó a llorar sin explicación alguna.

En ese momento en el túnel de la autopista ocurría un accidente, el coche de Cid perdió el control de su vehículo porque los frenos no respondían y se impactó de lleno contra el muro de contención ya que otro automóvil que venía a exceso de velocidad lo golpeó, para evitar que sucediera una carambola prefirió arriesgar su vida.

Jamás imaginó que la perdería de forma lenta y agonizante, aunque en todo momento pensó en Zeus su dios griego y la promesa de llegar pronto.

La noticia llegó 10 minutos después a los oídos del rubio que sintió todo su mundo derrumbarse, por eso se sentía así y su llanto inexplicable era porque su otra mitad había dejado éste mundo.

Los padres de Cid fueron informados viajando de inmediato para Grecia.

Trasladarían el cuerpo del español a su amada España para darle cristiana sepultura allá.

No podía creer que unos días atrás hicieron el amor, ahora él estaba en la morgue para que reclamarán su cuerpo los señores Castellanos.

Hera estaba a su lado diciéndole palabras tranquilizadoras, en cuánto se enteró de la lamentable noticia corrió a la casa de su mejor amigo para darle el pésame y su apoyo incondicional.

Iría a España para despedirse de su amado espadachin, la joven lo acompañó ya que no quería dejarlo sólo.

Se presentó ante los padres del español que lo abrazaron tan fuerte, sabían por su hijo que tenía un novio maravilloso.

Lloraron juntos la pérdida de un gran ser humano cómo lo era Cid, ese día el cielo lucía nublado, triste cómo el corazón de Zeus.

Hera estaba feliz porque sabotear los frenos del coche de su enemigo fue la mejor idea, logró quitárselo de encima y no ser un estorbo para sus planes.

Una rosa roja en su mano donde depositó un beso lo arrojó al ataúd de color gris que poco a poco la tierra iba cubriendo.

El último adiós a su amado, porque ahora sólo lo evocaría en recuerdos que serían dolorosos para él.

Los primeros días no hablaba, dejó de comer porque no tenía apetito ni ánimos para ir a la escuela.

La depresión hizo que se mantuviera encerrado en su habitación, llorando hasta quedarse sin lágrimas y caer dormido.

Cid era lo más preciado que tenía, su alma gemela, el amor de su vida.

Los planes que tenía a futuro junto a su español se volvieron ceniza, todo se derrumbó en ese trágico accidente que le arrebató la vida.

Hera no lo dejaba sólo para nada temiendo que cometiera alguna locura, se preocupaba tanto que también deseará morir y eso no lo permitiría ya que él sería su esposo.

Con la joven que hacía de todo con tal de que saliera de esas cuatro paredes volviendo a su vida normal pasó lento un año tres meses tras su partida, sin estar con él, ya no dolía tanto cómo al principio, ya que su mejor amiga hizo de todo con tal de que volviera a ser él mismo de antes, hacerlo reír aunque no tuviera ganas, salir a dar un paseo y asistir de nuevo a la universidad.

Faltaba poco para terminar su carrera, por la memoria de Cid se convertiría en abogado en derecho penal, haciendo justicia cómo a él también le hubiera gustado.

Comenzaba su corazón a latir de nuevo por un nuevo amor o eso pensaba Zeus porque estaba confundiendo amistad con agradecimiento y esque su mejor amiga lo escuchó cuando más necesitaba de una persona, siempre preocupándose por él.

Pero antes debía cerrar un capítulo para comenzar uno nuevo, visitaría la tumba de quién amó en vida y lo sigue haciendo.

La suave brisa movía sus mechones rubios y arrodillado en la lápida leía el nombre de Cid Castellanos, viajó a España para verlo de nuevo ya que sólo una vez estuvo ahí y fue cuándo lo sepultarón.

- Amor mío, mi fiel espadachin, seré directo contigo, ha pasado un año desde que ya no estás conmigo a mi lado y aún sigo sin superar del todo tu repentina partida pero hoy quiero cerrar un capítulo en nuestras vidas y comenzar otro al lado de una persona que es maravillosa, desde pequeños somos unidos y hoy ocupa una parte de mi corazón, no quiero que te enojes conmigo ya que pensarás que te haré a un lado olvidándome de ti pero ¿Sabes? Tú serás mi primer y único amor, ella formará parte de mi vida pero yo guardaré cada momento feliz que vivimos en mis más preciados recuerdos. Te amo Cid espero que algún día volvamos a vernos en nuestra siguiente vida y que tu mirada filosa vuelva a cautivarme. Dejó las flores en la lápida y una brisa cálida rozó su barbilla, lo sintió tan reconfortante y familiar cómo las que le daba Cid y después decirle Dios Griego con un beso en sus labios.

Jamás olvidaría a Cid, ni sus ojos violetas porque lo convertiría en su Mirada Inmortal aquella que recordaría para siempre.

Al volver se confesó a Hera pidiéndole ser su novia, la joven feliz lo abrazó repitiendo una y otra vez Sí.

Cuatro meses de noviazgo y había una fiesta en la que celebrarían con anticipación el final del ciclo escolar, Zeus no iría pero Hera le insistió hasta que accedió.

Todo era un caos y la música estaba muy fuerte que apenas podía oir lo que le decía su novia, otro joven ebrio se acercó a ellos para darle bebidas, no muy seguro lo aceptó pero Hera lo convenció de tomarlo.

Su garganta le quemó tosiendo un poco, no era muy bueno para tomar alcohol ya que no era fanático de ello.

Le tendió otro vaso su novia y decirle que disfrutará por una vez en su vida.

Lo aceptó y ya no supo cuantos más bebió para quedar mareado besandola apasionadamente y estar desnudos.

Despertó con un fuerte dolor de cabeza y reparó que no estaba en su habitación, otro cuerpo lo abrazaba por su cintura dándose cuenta que era Hera.

Ya no podía arrepentirse porque ya todo estaba hecho y la hizo suya.

Todo siguió su curso normal hasta que recibió la noticia que estaba embarazada, la noticia lo dejó en shock ya que aquella joven la quería y mucho, su noviazgo siempre imaginó que sería corto y no duraría mucho.

No estaba del todo seguro de casarse con ella su mente le gritaba que no lo hiciera, se arrepentiría de ello más tarde, pero cómo un hombre de palabra y por ese pequeño que venía en camino lo hizo, le pidió matrimonio para casarse un mes después.

La obsesión de Hera llegó a límites inimaginables se embarazó a propósito de Zeus para así tenerlo para siempre a su lado.

Los dos terminaron su carrera y Zeus debía buscar empleo para la llegada de su primer hijo.

Los meses parecieron eternos para el rubio que esperaba con ansias a su pequeño que llevaría por nombre Ares, en cuanto lo tuvo entre sus brazos se sintió feliz por la nueva familia que formarían al lado de su esposa.

A los dos años llegó Afrodita, a los tres Apolo y para cerrar con broche de oro Saori su pequeña adoración que llegó justo al año.

Amaba a todos sus hijos pero después de diez años su matrimonio perfecto dio un giro inesperado, tras su última hija Hera era otra diferente a la dulce joven que conoció.

Peleas absurdas de la mujer porque según ella tenía muchas amantes.

Se quedaba callado para evitar que la discusión se saliera de control y por sus hijos que oían los gritos histéricos de su madre.

Nunca le dio motivos para dudar de su infidelidad cuando todo lo contrario llegaba temprano para estar con su familia siempre poniendo de prioridad a ellos.

Hera se dio cuenta que Zeus le daba todo su amor a sus hijos mientras a ella nada, se imaginaba que su esposo tenía una amante en el despacho donde laboraba o fuera del trabajo, siempre viendo fantasmas dónde no los había.

Lo soportó durante tantos años pero ya no aguantaría más los reclamos y celos de ella, cada uno de sus hijos tenían su vida hecha, sabían que ya no había solución para salvar ese matrimonio, tomó la decisión de separarse porque tarde se dio cuenta que no la amaba, jamás la amó con tanta devoción cómo lo fue con su español pero él hace años que falleció.

Sin saber que su esposa la que creía incapaz de matar una mosca fue la causante del accidente dónde murió Cid.

No conocía la maldad que poseía la mujer, pero lo descubriría más adelante porque la verdad saldrá a la luz.

Haciendo justicia a aquel caballero, fiel a su dios griego.





<<Te seguiría amando después de mi muerte aunque la parca me llame repentinamente, podría separarme momentáneamente de ti pero buscaría la forma de estar a tu lado porque a través del tiempo mi alma reencarnaría para amarte de nuevo, te buscaría de entre toda la gente y sabría que eres tú porque nuestro amor es tan infinito, único; mi corazón vibra en sintonía con el tuyo tal cómo si fuera el cosmo>>







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Si desean saber que pasará en ésta historia vayan al perfil de Mabesagittarius24 quién tiene la segunda parte con un final que estoy segura los dejará boquiabiertos.

Pero por cuestiones personales será subido dentro de unos días, espero comprendan y mil disculpas.

No olviden dejar su voto y comentario si gustó o no éste fic escrito con mucho amor.

Sin más me despido.

Atte. Skarlet Antares 🦂❄💙☠

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