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|| Capítulo 18 ||

El agua queda hirviendo en la cocina, mientras tanto, Freddy sube a su habitación tirando la camisa escolar entre su ropa sucia, estaba mojada por la parte delantera y comenzaba a molestarle que esta se pegara a su piel por tanto tiempo. Abre el armario buscando con la mirada ropa limpia y seca, bajo nuevamente, colocándose la camisa en el recorrido, comenzó a husmear por el resto de la cocina, cualquier cosa para comer le hará feliz en ese momento.

Resuena un trueno, la lluvia parecía empeorar.

"2 con 45 minutos de la tarde, vamos con las ultimas noticias del momento. Las lluvias al lado norte de la ciudad han aumentado en las últimas horas, se le recomienda a la población del sector quedarse en casa y evitar conducir cualquier tipo de vehículo en dichas condiciones, hasta el paso de la tormenta"

Freddy encuentra un paquete de galletas.

"Varias calles del sector han sido cerradas por la caída de árboles, los dejamos con nuestra reportera Jessica Martínez para más detalles"

—Parece que está lloviendo en toda la ciudad eh. —Menciona llegando a la sala.

Joy lo mira.

—Sí, hace mucho que no ocurría. —Sonríe al ver como Freddy le extendía unas cuantas galletas— Gracias.

Freddy lleva una galleta a su boca y se sienta a su lado.

— ¿Crees que podamos volver a la escuela? —Comienza ella mientras prueba una galleta.

Freddy se sube de hombros.

—Tampoco es que tenga muchas ganas de volver. —Confiesa.

Ella ríe.

— ¿Entonces la moraleja de todo esto es...?

—Ehh ¿Escápate del colegio antes de la hora y terminaras en casa comiendo galletas?

— ¡Tú no te escapaste! Tenías permiso para venir—Le recuerda— Pero técnicamente yo sí me escape.

—Pues ya es oficial, eres la oveja negra del club de teatro.

Ella se deja recostar a su lado soltando unas cuantas risillas, Freddy, quizás por lo cómoda de la situación, llevó su mano a un hombro de Joy para estrecharla con simpatía a su lado, riendo un poco en el proceso, notando que la camisa de Joy estaba mojada por la parte de su espalda.

—Tu camisa esta empapada.

—No es nada, mi cabello debió mojarla un poco. —Termina de comer sus galletas.

Él se levanta.

—Vamos, algo puedo encontrar para ti, cualquier camisa seca debe servirte.

Joy lo observa un momento, cedió poniéndose de pie y seguirle el paso, Freddy la escolta hacia las escaleras, ella no podía evitar observar un momento los cuadros en las paredes, la madre de Freddy ya le había contado la historia da cada una de las imágenes que encontraba en su casa, y la verdad le parecían historias muy entretenidas.

Sonríe al ver una imagen de Freddy, quizás tenía unos 6 años.

Subieron con tranquilidad por las escaleras de madera, era curioso que el piso de arriba se sintiera un poco más frío, con el sonido de la lluvia haciendo compañía en su pequeño recorrido, Freddy abre una puerta, era fácil deducir que era su habitación, la puerta estaba decorada con unos cuantos recortes de logos de bandas, notas musicales o cualquier recorte de un instrumento, lo que hacía destacar aún más su gusto por la música.

—Adelante. —Accede Freddy mientras abre su armario.

Joy a pasos algo tímidos se adentra en la habitación, podía decir que era la primera vez que entraba en serio a ver su cuarto, para ser de un chico, todo estaba, en su manera, ordenado.

El aroma de la habitación le recordaba tanto a Freddy, era un dato que le causaba curiosidad.

—Me agrada tu habitación. —Comenta después de un momento, mientras se abraza a sí misma.

Nota como Freddy sonríe, mientras sigue buscando.

—Gracias.

— ¿Cómo haces para tenerla tan ordenada? ¿Algún pacto satánico?

—Jaja, no, no, ayer me puse a limpiar un poco por aquí, en unos días será una selva de ropa otra vez. —Ríe alejándose del armario— Encontré esto, es una de mis camisetas del colegio. —La extiende a manos de Joy— No la uso, me queda algo pequeña, quizás te sirva.

—Creo que es perfecta.

Freddy lleva una mano a su nuca.

—Je, bueno, te dejo para que te cambies, estaré en la cocina preparando el chocolate.

Ella abraza la prenda con cariño, no le importaba arrugarla un poco en el proceso.

—De acuerdo.

Freddy se retira tranquilo, tomando la perilla dejando la puerta entre cerrada, escuchó sus pasos alejarse, hasta no ser audibles debido a la lluvia, ella ante su soledad observó la pequeña ventana del cuarto, acercándose a esta un momento para apreciar el exterior entre el cristal adornado de gotas resbaladizas.

Afuera todo era una tormenta, apenas si se lograba ver con claridad entre la lluvia que caía con fuerza mientras era soplada por el aire frío y bestial, con todo ligeramente nublado, debía admitir que tuvieron suerte de llegar antes del comienzo del verdadero caos, todo hubiera sido una historia diferente, quizás el daño no hubiera sido sólo un cabello despeinado y una camisa mojada, sino un cambio de guarda ropa completo y su pelo completamente mojado.

Miró la camiseta en sus manos, sonrió ante la hospitalidad de Freddy, era una de las cosas que más respetaba de los Fazbear, siempre sabían recibirte en su hogar de una forma tan atenta y amable.

Movió su cabeza, que descortés sería dejar esperando a Freddy más tiempo, se alejó de la ventana y tomó asiento en el borde de la cama, comenzó a desabotonar con calma los botones de su propia camisa mojada, despojándose de esta a la vez que sentía escalofríos por el aire tan helado.

No le dio importancia, se coloca la prenda seca, era tan suave y ligera, a pesar de ser una talla más pequeña para Freddy, en ella seguía pareciendo grande y holgado, sin embargo, era cómodo.

Todo su entorno tenia aquel aroma de Freddy, era extraño, pero le agradaba ese hecho, se quedó quieta detallando con más atención la habitación, tomándose más tiempo de lo pensado, ya que nadie podía observarla mientras apreciaba cada cosa en ese cuarto tan sencillo y normal que un adolescente común tendría.

Sus paredes estaban adornadas con unos cuantos posters de bandas o alguna serie de la cual supone Freddy debe ser seguidor, estantes pequeños con libros llenos de polvo indicando el tiempo que llevan sin ser leídos, un gran armario, con algunas calcomanías de adorno que hacen más referencia a la música, su ropa sucia tirada en una cesta.

El escritorio con sus libros y apuntes de escuela, indicio claro de que Freddy había estado ocupado con tareas el fin de semana, quizás era la clase de persona que prefiere enfocar su mente en otra cosas para distraerse de los problemas.

Al lado del escritorio se encontraba una pequeña papelera con bolas de papel cerca de esta, acompañado de una silla con rueditas a un lado, zapatos tirados sin orden aparente, un balón de baloncesto, un momento, ¿Freddy sabe jugar baloncesto?

Ella ríe.

Otra puerta, seguro era del baño, una ventana sin cortinas, y por ultimo una mesita de noche con una pequeña lámpara, podía notar el cargador del celular aun conectado sin el artefacto en este para cumplir su principal función.

Que descuido.

Parece que ya había visto todo, sonrió, le agrada la habitación, no podía evitar imaginar a Freddy caminando de un lado a otro haciendo algo en ella, como estar sentado en el escritorio haciendo sus deberes, acomodarse la corbata de su uniforme en las mañanas, buscando su ropa en el armario o recostando como si nada en su cama.

Tocando la guitarra.

Un segundo.

¿Y esa guitarra?

Casi que no la notaba escondida entre varias prendas del castaño, viéndola con más atención, le gustaba mucho su color azul, no sabía que Freddy también practicaba con una guitarra acústica.

—Tienes tus sorpresas osito. —Murmuró.

Escuchó unos golpecitos que llaman su atención, miró a la puerta principal que aún se mantenía entre cerrada.

—Ehh, ¿se puede pasar? —Habló una voz algo tímida desde afuera, sin asomarse a ver en ningún momento.

—Oh sí, sí puedes.

Que distraída, casi se olvidaba que Freddy estaba abajo esperando.

La puerta se abre con el hombro de chico, ya que sus manos estaban ocupadas por una pequeña bandeja, al juzgar por el  humo que salía, indicaba que ahí estaba dos tazas con su preciado chocolate caliente, acompañado de más galletas.

—Perdona, ya estaba por bajar, me quedé algo distraída viendo los posters.

Él se adentra más en el cuarto, hasta llegar a ella.

—No pasa nada, ¿te sirvió la camisa? —Pregunta tranquilo a su vez que extiende un poco la bandeja, apreciando como le quedaba aquella nueva prenda.

Se veía igual de tierna.

—Sí, gracias —Agradece, mientras con cautela toma su taza caliente— Y también gracias por el chocolate.

Él sonríe.

—Espero que te guste, no suelo preparar mucho. —Le confiesa dejando la bandeja en la mesa de noche, y tomando su propia taza, haciéndole compañía a Joy al tomar asiento a su lado, con la diferencia de adentrase más atrás del borde de la cama, hasta recostarse en la pared que estaba al otro lado, invitando a Joy con la mirada a hacer lo mismo.

Ella sonríe divertida, no tenía zapatos que la puedan detener, tomó la bandeja con galletas y la extiende hacia Freddy, él la toma, notando como ella llega a su lado, con cuidado de no derramar el contenido de la taza en el proceso, cruzando sus piernas.

La cama de Freddy era muy cómoda.

Freddy deja la bandeja entre ellos para tomar una galleta, mientras Joy soplaba con paciencia su taza para no quemarse la lengua con su primer sorbo.

—Afuera ya todo es un caos. —Menciona el castaño.

—Sí, comenzó a llover más fuerte. —Da un sorbo.

Él la miró atento, notó como Joy relame sus labios.

—Esta delicioso. —Felicitó.

Con ello ya se sentía tranquilo de tomar su propio chocolate, el calor de la bebida era cómodo entre el aire fresco de la habitación provocado por la lluvia.

— ¿Encontraste el royo de cuerda? —Pregunta tomando una galleta en el proceso.

Freddy asiente, tomando otro sorbo.

—Supongo que lo llevaremos mañana. —Continuó ella.

—Mira el lado positivo, te llevaste una taza de chocolate de todo esto.

Ella sonríe, tomando nuevamente un sorbo, degustando un momento el calor del chocolate y cómo le hace entrar en un reconfortante calor interno, se sentía feliz que Freddy la hubiera complacido con la petición del chocolate.

Quedaron en silencio después de cruzar esas palabras, estaban solos, en la calma de la lluvia, con dos tazas de chocolate caliente y galletas, ¿cuándo tenían ellos esas oportunidades?, disfrutar unos minutos de silencio era su toque personal, su manera de decir sin palabras que la compañía del otro era suficiente, que todo estaba bien sin que resultara incomodo.

Al terminarse el chocolate, fueron a atacar las ultimas galletas de la bandeja, en algunas ocasiones se lanzaban miradas llenas complicidad y alegría, sin que faltara una sonrisa que se colara por sus labios.

Ver a Freddy la hizo sentir una pequeña punzada de curiosidad, y no planeaba quedarse con ella.

— ¿Sabes?, Es un instrumento muy curioso el que tienes escondido en tu habitación. —Suelta tranquilamente, Freddy al oír su voz la miró de inmediato, parpadeando unos segundos.

— ¿Instrumento?

Joy asiente lazando una mirada hacia la fina guitarra escondida entre las ropas que intentaba de forma inconsciente esconder algo, él le siguió la mirada, entendiendo ahora la situación.

—Oh, la guitarra, fue un obsequio de mi madre. —Explicó— Creo que fue cuándo cumplí 15 años.

— ¿Practicas con ella? —Continuó, algo ansiosa de saber más.

—Bueno... —Pausa un momento su respuesta, pero aquello no disminuía la curiosidad de Joy, más bien la aumentaba— S-sí, de vez en cuando practico con ella. —Confesó.

El tono tímido de Freddy le causó cierta ternura a Joy, quien cambia su mirada curiosa a una más compresiva.

—Siempre creí que sólo tocabas la guitarra eléctrica, parece que te reservas alguno de tus talentos eh. —Acusa en broma, mientras abraza sus piernas, ladeando su cabeza para ver a Freddy con atención.

El comentario lo hizo reír a lo bajo.

—Pensándolo un poco, parece que sí. —Murmura mirando la taza vacía en sus manos— Tampoco es la gran cosa. —Continuó— No soy un prodigio de la guitarra como Bonnie o Bon.

Ella mantenía silencio, quería que continuara.

—De todas maneras, no toco la guitarra por ser el mejor, solamente disfruto hacerlo, ya sea a solas o con mi banda. —Deja la taza en la bandeja— No hay un talento que realmente este ocultando.

A Freddy no le gusta destacar.

Freddy es muy humilde.

Fred adora ser el centro de atención.

Fred es muy arrogante.

—Son tan diferentes. —Dice casi de forma inaudible, detalle que Freddy no llegó a notar.

—Je, bueno... —La mira — ¿Quieres más chocolate caliente?

—Quiero verte tocar una canción.

Freddy calla un momento, aquello lo pilló por sorpresa.

— ¿Tocar... una... canción? —Repite lentamente, algo nervioso si lo observas con atención.

—Sí, me gustaría ver como practicas sin la banda.

—Yo... pues...

Más nervios.

—Por favor. —Suplicó amablemente.

«¿P-por qué me lo dices de esa manera?!»

«Podrías intentarlo» —Persuadió Fred, para su sorpresa, de una manera muy paciente.

A la final no sabe si aceptó la idea, pero tomó la bandeja de la cama y se levantó dejándola en el escritorio. Husmeo un poco hasta sacar con facilidad la famosa guitarra entre su ropa, ahora expuesta en todo su esplendor, Joy miraba sin perder detalle, su sonrisa se hizo presente ante lo que parecía ser, la aprobación de su petición.

Freddy vuelve a su puesto, acunando la guitarra en sus piernas.

—Es muy bonita. —Admira Joy en un murmuro, pasando ligeramente los dedos sobre la superficie azul con delicadeza —Es un azul más oscuro que el de tus ojos. —Ríe.

—O los tuyos.

Se miraron.

«Amo tus ojos»

Freddy desvía la mirada.

—Ehh, bueno, no suelo tocar mucho la guitarra acústica con algún espectador, de hecho... eres... —Roza un poco las cuerdas, para animarse a terminar— Eres la primera.

—Comenzaba a sospecharlo.

Él ríe.

— ¿Soy tan obvio?

—Sólo he notado que... te sientes más a gusto tocando con tus amigos.

Freddy la mira un momento.

—Pero cuando estas solo, es diferente, curioso. —Observó ella.

—Yo diría que es algo, tonto.

Ella niega lentamente.

—Parece que no te gusta destacar.

Él no contradice eso.

Me pregunto, ¿Qué talento esconderás detrás de toda esa timidez?

—Je, de todas maneras no hay presión Freddy, cualquier canción está bien.

Freddy le asiente en silencio, rozando las cuerdas nuevamente en un intento de distracción a los nervios, esos nervios que tanto odiaba, pero que sólo la comodidad de su banda pueden calmar, o la soledad de no tener a nadie escuchando sus notas, tocar en su soledad era más seguro, se sentía mejor de esa manera.

Pero ella, tal vez sea una de esas raras excepciones.

La canción escogida por Freddy era lenta, sus notas eran muy bien aplicadas, y el sonido de la guitarra era tan relajante con la lluvia haciendo compañía a su melodía, Joy observa con un brillo de admiración, era una nueva perspectiva de Freddy que le estaba gustando, un Freddy que ama la música, que ama tocar, y realmente se entregaba con cariño a la canción, su sonrisa al tocar, la paz de sus ojos lo confirmaba.

La melodía le era conocida de alguna parte, abraza sus piernas nuevamente, casi meciéndose de lo relajante que resultaba.

Freddy cerró sus ojos, no había nervios, no había timidez.

Sólo un nuevo Freddy.

—♪♫Llega un pensar, que puede alarmarme, alguien dijo algo, que me ha afectado♪♫

Joy abre más sus ojos de la sorpresa, aquello no se lo esperaba, Freddy...

¿Freddy está cantando?

—♪♫ Hice algo, que no fue agradable, cosas que son de pronto un enjambre♪♫

Freddy ni siquiera notaba el estado de shock en el que encontraba la joven al mantener sus ojos cerrados dejando lo demás salir, ella ya de por si quedó muy encantada con su manera de tocar la guitarra con tanto sentimiento y delicadeza, pero su canto era algo diferente, porque era eso, diferente, ¿dónde quedo su tono grave y de cierta manera coqueto que tenía al cantar?

Ella parpadea un momento.

"Yo... yo no soy él que canta en la banda"

No había una sonrisa divertida, tampoco notas alta con la intención de llamar la atención y demostrar que es el mejor, ni siquiera una pizca de arrogancia, ¿por qué no estaban todas esas características tan marcadas en él a la hora de cantar?

Porque todo este tiempo, tu cantabas, cantabas siendo Fred, no Freddy.

—♪♫ Lo pequeño importa tanto ahora mismo, que me confunde, que yo te pierdo♪♫

Al ser consciente de ese nuevo descubrimiento, apreció con más atención las diferencias que habían entre el canto de Fred, en Freddy las cosas eran diferentes, lo primero era lo calmado que sonaba su voz, suave como la caricia de una pluma, el sentimiento que le pone a su voz al cantar aceleraba su corazón, el mensaje que intentaba transmitir la melodía él lograba transmitirlo perfectamente, sabía enviarte un mensaje al cantar sin que el mismo pareciera consciente de ello.

Freddy tienes más talento del que demuestras en realidad.

Sonrió, sabía que Freddy no creía tal cosa, al parecer se guardaba todo para él, y sólo salía a la luz aquella parte de él que sí estaba dispuesta a demostrar lo que vale, Fred.

Fred no podría soportar ocultar tanto.

La canción acaba, Freddy se había sumergido tanto en ello, que al abrir los ojos, parecía haber perdido la noción del tiempo, tal vez incluso la presencia de la joven a su lado.

Al mirarla, parpadeó un momento, el rostro de Joy lo miraba con tanta fascinación, le hacía recordar mucho a una niña ilusionada en una tienda llena de dulces.

—Freddy, eso...

Los nervios de Freddy estaban más aplacados, al evaluar un poco la expresión de Joy, sentía que ya exageraba las cosas.

—No es gran cosa. —Se sube de hombros, sonriendo con sinceridad, parecía acostumbrado a ese hecho que se lo tomaba de buena manera.

Sin embargo Joy no compartía esa opinión.

—A mí me ha gustado mucho, lo haces muy bien.

Qué raro, se sentía bien escuchar eso.

—Bueno... —Todo eso era nuevo para él— Gracias.

Ella se mueve, quedando frente a frente, ella lo seguía observando como si fuera algo fascinante, estando sentada de rodillas, sus ojos azules mirándolo directamente, con un brillo de curiosidad que todavía no había sido saciada. Freddy nuevamente sintiendo que era el centro de toda la conversación, deja la guitarra de lado, desviando la mirada, realmente la situación le era algo nuevo.

Joy sonríe.

— ¿Por qué nunca usas ese canto? —Dice acercando una mano hacia él.

— ¿Ese canto?

—Me gusta, es... suave y relaja mucho.

Freddy cierra los ojos con fuerza, bajando la cabeza.

Con límites linda, terminaras haciendo que me ponga celoso. —Dice una voz tan diferente a Freddy— ¡Deja tus tonterías! —Habla nuevamente Freddy en un susurro, con tono de reclamo — Sólo quiero aclarar quién de los dos es mejor. ¿El mejor? Tú eres un intento de cantante. Si yo soy un intento de cantante, tu eres un intento de autor, me gustaría saber que pensará ella de las canciones que escribes.

Freddy se tapa la boca.

Joy parpadea sin habla, dejando su mano al aire que había extendido con la intención de acariciar los cabellos de Freddy.

Él sube la mirada, ahora consciente de que habían discutido en voz alta, en presencia de ella, se apegó más a la pared, mirando asustado, si alejar la mano de su boca, no podría sentirse tan avergonzado como ahora.

«...Oh» —Sólo eso logró decir.

«¡ES QUE TE VOY A LLENAR DE PASTILLAS HASTA CANSARME!»

No sabe que decir, que hacer, ¿que podría mencionar ahora?

"Oh no es nada, aquí casual hablando con mi parásito personal"

Freddy quería darse un golpe, que estúpido.

Joy baja la mano, demasiadas cosas nuevas en un solo día eso era seguro.

—De acuerdo... —Comenzó ella suavemente, la reacción avergonzada de Freddy le indicaba que aquello que presenció era algo muy íntimo, tenía que tomarlo con calma—Eso es nuevo.

Freddy no apartaba su mano de la boca, como si tuviera miedo de hablar, seguía mirándola aterrado, no de ella, sino de lo que ella había visto y escuchado, ¿más lunático no se pudo ver? ¿Cómo pudieron ser tan descuidados?! Que ella se tome de buena manera sus cambios de personalidad no significa que aceptaría a la primera a alguien que discuta solo, eso se sale de todo lo normal, pensarlo lo pone aun peor.

«¡Eres un idiota!, ¡un gran idiota!, ¡idiota!, ¡idiota!»

Ya ni sabía a quién estaba insultando, se sentía cómo un idiota, cree que Fred es un idiota.

—Está bien Freddy. —Aseguró paciente ante su silencio, acercándose un poco.

Freddy niega tratando de alejarse, cosa imposible ya que sólo podía sentir la fría pared hacer contacto en su espalda, que ganas tenia de correr de la habitación, su respiración se acelera por los nervios.

«Déjame hablar con ella, podría...»

«¡No!, no, no, esto, esto no está bien, ¡no está nada bien!»

«Cálmate, no es la primera vez que nos pillan»

«Pero, pero eran terapias, no como si nada al frente de...de...»

Toma su cabeza con ambas manos, bajado la mirada.

No al frente de alguien. —Murmura— La vas asustar, ¿Más que ahora? Lo estamos haciendo otra vez, ¡para entonces con esto!, ¿ahora me dirás que es mi culpa? —Continúan hablando rápidamente, casi no se entendía sus palabras.

Los murmureos de Freddy sí alarmaron a Joy, intentar comprender la situación pasó a segundo plano, calmarlo a él era prioridad.

O ¿a ellos?

—Por favor, está bien, tranquilos. —Tomó sus hombros, intentado tener su atención.

Los murmureos paran, podía sentirlo tensarse de nervios bajo sus manos.

— ¿Puedes mirarme? —Pidió, subiendo sus manos a sus mejillas.

Él sube la mirada.

— ¿Freddy?

Le asiente ligeramente.

—No tienes que preocuparte, no pasó nada malo.

—Hubiera, hubiera preferido que tú... no... —Le tiembla la voz.

—Entiendo, no es algo que muchos se tomarían a la ligera, ¿verdad?

Él niega lentamente.

—Ven.

Freddy se deja guiar por las manos en sus mejillas hacia ella, su cuerpo queda atrapado en un abrazo, esperaba cualquier reacción, menos aquella, ¿eso es todo? ¿Un abrazo?, ¿dónde están las preguntas?, ¿la mirada de terror o repulsión hacia su actitud?, tan siquiera un gesto para alejarse de él, ¿nada?

Ella guardó silencio, lo mantuvo sin escapatoria en sus brazos, acariciando su espalda lentamente, las manos algo temblorosas de Freddy se estaban animando a corresponder, y así lo hicieron, ajustando su cuerpo aún más con la pequeña figura de Joy.

Dejó caer su mentón en el hombro de la joven, relajando sus gestos, por cada minuto de silencio, era un grado menor de nerviosismo, ¿cómo habían llegado tan lejos?, ¿cómo termino descuidándose tanto?

—Fred. —Murmuró ella.

El nombrado no esperó nada por buscar el control.

La abraza con pertenencia, ocultándose entre su cuello.

Perdón por eso, se me fue el royo a mí.

—No es eso. —Comienza a acariciar su cabello— ¿Celoso de ti mismo?, ¿lo dijiste en serio?

Él ríe, lo había notado, ella quería calmar un poco las cosas con una conversación.

Suena estúpido si lo dices de esa manera. —Acusó aún escondido en su lugar.

—Freddy... —Llamó suavemente.

— ¿S-si?

Su voz cambia, la divertida cambio a una más tímida, sí, ese es su Freddy.

¿Sera eso? ¿Dos voces?, ¿dos parte separadas en un cuerpo, que constantemente discuten entre sí?, suena tan imposible, pero aquello que acaba de presenciar debía tener explicación, lo que estaba pasando ahora, debía tener alguna explicación.

Abrazó más al chico, explicación o no, Freddy no necesitaba que le señalaran con un dedo y lo juzgaran por aquello que lo hace diferente, con lo tímido que suena, parece aún muy apenado por lo ocurrido.

Le daba curiosidad notar como Fred se tomó mejor la situación, incluso rió un momento con ella, de verdad son tan diferentes, era algo fascinante.

Lo importante es que ahora tenía a Freddy.

— ¿De verdad escribes canciones? —Le pregunta.

—A veces. —Comenzó el nombrado— Rara vez lo hago en realidad.

—Je, me gustaría tener la oportunidad de leer alguna.

Ahg, no te lo recomiendo, demasiado cursi para mi gusto.

Ella ríe.

— ¿En serio? Supongo que tú preferirías algo con un poco más de "luz, fuego y destrucción", ¿no?

Me conoces bien.

El abrazo del chico se afloja un poco.

— ¿Cómo lo haces? —Suelta Freddy después de una pausa.

— ¿Qué cosa?

—No, no darle tanta importancia a todo esto. —Explica, algo apenado— ¿No piensas en siquiera lo... lo anormal que...?

Ella se separa lo suficiente para apreciar su rostro, al menos, la expresión de Freddy pasó a una menos nerviosa, pero se mostraba avergonzado, avergonzado de el mismo.

— ¿Quieres hablar de eso? —Pregunta, quería una respuesta sincera, lo menos que le gustaría en ese momento era hacer a Freddy hablar de cosas que no quiera tocar.

Para su sorpresa Freddy accedió.

—Sí.

Ella lo vuelve a abrazar, escondiendo el rostro de Freddy en su cuello, con su cabello rubio ayudando en mantenerlo como en un pequeño escondite, pensó que quizás eso le haría las cosas más fácil a Freddy, al no tener que preocuparse en que alguien lo observara— De acuerdo ¿Por dónde comienzo? —Acariciando su espalda— Je, no lo sé, es raro, lo admito, no pensé que ustedes podían hacer eso de tener el control a la vez, o cambiar tan rápido, me tomo por sorpresa, con que pudieras cambiar de personalidad ya era algo...

— ¿Extraño?

—Diferente.

—Y tú aun así sigues hablándome. —Murmuró él.

Ella subió una de sus manos, acariciando la parte trasera de sus cabellos castaños, acurrucándose más en él.

—Sí, me agradaba pasar tiempo contigo, siempre te las ingeniabas para animarme el día, bueno, ustedes, a su manera. Acepto que al principio era... confuso, llegabas tan amigable con tus amigos, y cuando me saludabas lo hacías con mucha amabilidad, pero, luego ya no eras ése chico tranquilo, llegaste coqueto y despreocupado de todo, me era desconcertante verte actuar tan arrogante.

Aquello lo hace sentirse apenado de saber con mayor certeza que ella, sí había notado su extraño comportamiento desdé un comienzo.

Ella no detenía sus caricias, con la intención de calmarlo en su relato.

—En un inicio, pensé que tal vez esa era tu forma de ser, pero, no entendía porque eran tan opuestas, incluso una vez creí que tenías un hermano gemelo o algo así que se hacía pasar por ti en el colegio, y que en realidad no estaba interpretando tu papel muy bien.

Freddy ríe.

—Eso no es muy creativo.

—Shhh, eran mis teorías extrañas, de ustedes se puede esperar lo que sea, por supuesto descarte esa opción, ya que comenzaba a sonar demasiado descabellado. Por otro lado, siempre que te saludaba, me preguntaba con cual Freddy me encontraría esa mañana. —Ríe— No lo sé, aun sí no entendía como lograbas actuar de dos maneras tan diferentes, me agradaba esa sensación de pensar "¿Con cuál Freddy estaré hoy?" Ambas formas de ser me habían agradado mucho... me agradaba que llegara Freddy con su simpatía a ofrecerme ayuda, o que llegara el otro Freddy con alguno de esos piropos que me parecen divertidos de debatir. —Confesó.

Freddy se ánima en continuar.

—No entiendo como logras soportarlo, él me parece tan molesto. —Murmura— Es complicado de explicar, él tan solo existe. —Se escuchaba más tranquilo.

—Parece que no se llevan muy bien.

Freddy suspira.

—Es como si tuvieras a dos niños y tan sólo una consola, ambos se pelearan por el control, pero sólo uno puede tener la consola, ¿Crees que en esa situación esos niños se llevarían bien?

Eso le sorprendió un poco, no sabría decir si era una nueva perspectiva, pero sí que era la primera vez que Freddy intentaba explicarle las cosas, agradecía que fuera una comparación sencilla, no era tan confuso si lo veías de esa manera.

—No creo, pero sabes, existe también el caso de que ambos tienen su propio mando, y puedan jugar juntos en la consola.

—En mi caso no hay segundo control, sólo queda turnarse para poder jugar con la consola.

Guardó silencio.

— ¿Les pasa a menudo? —Continúo ella.

— ¿Qué cosa?

—Eso, las discusiones en voz alta.

—No realmente, no sé qué nos ocurrió.

Silencio.

Suena un trueno, la tormenta era tan lejana a ellos.

— ¿Alguien más lo sabe?

Él niega lentamente.

—Supongo que ni siquiera yo debería saberlo. —Pensó un momento.

—En teoría.

—Perdona.

Él ríe.

Tampoco es que yo ayudara mucho a ocultar el secreto.

—Cierto, la culpa la tiene de Fred. —Deja las caricias por su espalda.

Muy graciosa, ya comienzas a sonar como Freddy. —Se escucha un suspiro— No le hagas caso.

—Puedo acostumbrarme a esos nuevos detalles. —Susurra— Sólo intenten no confundirme tanto. —Ríe— Se las arreglan muy bien para hacerlo más confuso de entender. —Se separa para verlo a los ojos.

Sus ojos, tan llenos de curiosidad, no perdían nada del brillo que tanto la identifica, seguía sin pedir explicaciones, ella, ella seguirá intentado comprenderlo por su cuenta, pero satisfecha de avanzar un poco más, anhelando que Freddy sintiera un peso menos en su hombros al no tener que esconder tanto ahora, estar tranquilo de a veces pender la noción de las cosas o que Fred sea el que quede con el control, no pasaba nada, ella ya sabía hacerle frente a esas situaciones.

Por otro lado los ojos de Freddy, estaban tan agradecidos por aquella comprensión de su parte, de ser alguien tan abierta de mente a todo, incluso a las cosas más inusuales o extrañas.

Todo lo que podía decir para expresar su gratitud, era algo tan común pero sincero.

—Gracias. —Susurra, juntando sus frentes en el proceso, ya tener su cercanía le era tan natural y cómodo.

—Sólo intento hacerlo más fácil para ti, no debe ser sencillo todo esto.

No, no lo era en lo absoluto.

—Gracias. —Repitió dulcemente.

Ella baja la mirada, sintiendo la cercanía cálida de Freddy, sonríe como una tonta, no sentía que hiciera gran cosa para merecer tales agradecimientos llenos de tanto cariño, pero le gustaba, le gustaba que Freddy estuviera acariciando su mejilla ligeramente, le gustaba verlo más cerca.

—Freddy.

— ¿Podría...?

Ella asiente.

Sí, también le gustaba sentir sus labios rozando los de ella.

Freddy era más lento, trataba a sus labios sin ningún tipo de fuerza más que suaves roces, le trataba con más cariño, el bombeo en su pecho se hizo más notable, sus mejillas rojizas iban al compás de los hechos, correspondiendo con su poca experiencia, pero sin tanto miedo, saber que es Freddy quien está experimentado aquello con ella, la tranquiliza.

Le hace feliz.

Paran un momento después, sin alejarse demasiado, seguía siendo algo nuevo que costaba asimilar.

Nunca se habían parado a pensar por qué permitían que aquello pasara como si nada, lo peor, lo peor era el hecho de disfrutarlo, se olvidaban de todo y con cada beso parecía aumentar el cariño que se tenía, porque eso era lo que estaban haciendo ¿no?

Demostrar un cariño mutuo.

—Aún es... raro... ¿verdad? —Susurra ella después de un momento, sintiendo aquel pequeño cosquilleo en sus labios.

— ¿Crees... que está mal? —Continúa él.

Porque ella, ella seguía siendo su amiga, no era como si fuera algo tan natural estar ambos haciendo algo que va más a allá del "sólo amigos" como si no pasara nada.

—No lo sé. —Sonríe tranquila— Sólo ha pasado, ¿4 veces?

¿Para qué preocuparse en ese momento por etiquetas? Todo eso no tenía por qué ser su tormento cuándo ella estaba segura de una sola cosa. Es feliz, y él parece estarlo de igual manera.

Freddy sonrió.

— ¿Por qué no mejor 5 veces?

Ambos ríen.

— ¿O 6? —Continuó ella.

—Olvidado, 7 —Se acerca.

—Yo quiero 8 —Susurra.

— ¿Y si son 9? —Rozando sus labios.

Ella ríe entre besos— Entonces 10.

«Me vas a volver loco»

Los besos tranquilos, tomaron fuerza, el castaño se divertía con los labios de la joven, mordiendo ligeramente, hasta hacerla caer a la cama quedando sobre ella, la joven comenzó a tener la leve sospecha que aquellos besos ya no eran de Freddy.

Yo quiero perder la cuenta. —Ronronea divertido sobre sus labios el verdadero culpable.

— ¡Tu no tramposo! —Acusa tomando sus mejillas para mantenerlo a la raya, mientras él ríe en el proceso.

Junta sus frentes.

Detenerse a admirarla un momento, le revolotea algo en el pecho, y se siente bien, era tan diferente a estar con otras chicas, porque antes sólo sentía emoción, le divertía mucho hacer el papel del galán perfecto, con una, con otra, un ciclo que no llegaba a nada más que el hecho de ser lo único que él sabía hacer para divertirse, sin embargo, aquella sonrojada jovencita debajo de él...

¡Demonios!, ¿cómo ella había logrado meterse de intrusa en sus pensamientos con tanto excito?, desde el principio le causo tantos problemas, lo confundía tanto, y ella no parecía notarlo, que frustrante era saber que alguien era capaz de hacerlo sentirse tan...

Estúpido y feliz.

Ella le sonríe.

—Tonto.

Su vida era tan simple, eran realmente escasas aquellas cosas que lo hacen feliz, por no tener la oportunidad de experimentar o entender tantas cosas de una vida, sin embargo, se aferraba con fuerza a aquellas cosas que lo hacen feliz.

Y ella...

Ella ahora era una de esas cosas.

Tonta.

(...)









—Que tormenta. —Suspira una mujer cerrado un paraguas negro, tropezando con una mochila en el proceso— ¿Y esto?  —Pensó, mientras cierra la puerta— ¡Hijo! ¿Estás en casa?

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