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𝟓𝟓| 𝐓𝐡𝐞 𝐚𝐰𝐚𝐤𝐞𝐧𝐢𝐧𝐠 𝐨𝐟 𝐚 𝐯𝐚𝐦𝐩𝐢𝐫𝐞 𝐪𝐮𝐞𝐞𝐧




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ㅤㅤㅤ் Narradora '
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Después de dos años largos de absoluto silencio y quietud, el capullo cubierto por enredaderas blancas comenzó a reaccionar, como si despertara de un letargo interminable. Primero fue una ligera vibración, apenas perceptible, pero constante, que se extendió desde el núcleo del capullo hacia las paredes del sótano secreto de la mansión Kuran. Era un movimiento sutil pero cargado de intención, como si la propia vida dentro de él estuviera reclamando su lugar. Las enredaderas, que hasta entonces se habían mantenido rígidas y firmemente enlazadas, empezaron a desprenderse lentamente, liberándose con movimientos pausados pero seguros. Cada leve deslizamiento iba acompañado de un crujido bajo, un sonido casi musical que resonaba en el ambiente, mezclándose con la vibración constante que llenaba el espacio.

Desde el interior del capullo, una luz tenue comenzó a emerger, al principio como un débil destello que parpadeaba entre las grietas formadas por las enredaderas. Poco a poco, esa luz fue ganando intensidad, transformándose en un resplandor plateado que iluminó el espacio oscuro del sótano. La tonalidad de la luz era suave pero envolvente, llenando cada rincón del lugar con una energía que parecía etérea, casi sagrada. El sótano, que había sido un lugar sombrío durante tanto tiempo, ahora parecía respirar junto con el capullo, mientras su atmósfera se transformaba en algo extraordinario y lleno de vida. Las partículas de luz que se desprendían de las enredaderas parecían flotar en el aire, creando un espectáculo que no solo era visual, sino también emocionalmente palpable.

En el estudio, Rido estaba inclinado sobre su escritorio, revisando con atención algunos documentos antiguos bajo la tenue luz de una lámpara. El temblor llegó hasta él como un eco lejano, lo suficientemente sutil como para ser casi ignorado, pero cargado de una energía que no podía pasar desapercibida para alguien como él. Su mano se detuvo a mitad de una línea que estaba escribiendo, la pluma suspendida en el aire durante un breve instante antes de caer suavemente sobre el papel. Levantó la mirada con calma, sus ojos enfocados en el vacío mientras su pecho comenzaba a llenarse de una emoción inesperada pero ansiada durante mucho tiempo.

— Esto es lo que hemos estado esperando. -Murmuró, su voz baja y grave, pero cargada de significado, como si cada palabra contuviera años de esperanza reprimida y alivio finalmente liberado-

Con movimientos fluidos y precisos, Rido dejó los papeles sobre el escritorio y se levantó de su silla. Ajustó la solapa de su abrigo con un gesto que delataba su intención de mantener la compostura, aunque en su interior algo lo empujaba a moverse con rapidez. Salió del estudio sin dudar, sus pasos resonando con firmeza contra el suelo mientras se dirigía al sótano. Su rostro mantenía una expresión de severidad acostumbrada, pero sus ojos brillaban con una mezcla de determinación y esperanza, sabiendo que el momento que había esperado con paciencia y disciplina finalmente había llegado. Este no era solo un cambio en el capullo; era el comienzo de algo que cambiaría todo.

[En el jardín. . .]

Haruka permanecía de pie en el jardín, contemplando cómo Yuuki y Hana recogían las flores caídas bajo la sombra de los árboles. La brisa nocturna llevaba consigo un aire sereno que parecía calmarlo, pero en el instante en que la energía del capullo se manifestó, todo cambió. Fue un pulso nítido, una vibración casi imperceptible que recorrió el aire como un eco distante hasta alojarse profundamente en su pecho. Haruka se detuvo abruptamente. Su semblante, normalmente imperturbable, se transformó; sus ojos se cerraron de inmediato, permitiendo que la sensación lo invadiera por completo. Era como si el pulso estuviera lleno de significado, algo que su corazón comprendía antes de que su mente pudiera procesarlo.

Cuando finalmente abrió los ojos, su expresión reflejaba serenidad, pero esta vez estaba impregnada de una expectativa latente que hablaba de esperanza y determinación. Su mirada se dirigió hacia las niñas, quienes, ajenas al cambio que se había producido, continuaban recogiendo las flores caídas con tranquilidad. Haruka levantó una mano y señaló hacia la mansión con un gesto firme.

— Finalmente está sucediendo. -Dijo con la voz grave pero segura, sus palabras resonaron con un peso que no permitía dudas-

Yuuki, quien había estado sosteniendo un pequeño ramo de flores en las manos, levantó la mirada hacia su padre. La seriedad en su voz fue suficiente para captar su atención al instante. Soltó las flores, dejándolas caer al suelo mientras sus ojos buscaban alguna confirmación en el rostro de Haruka. Su respiración se aceleró ligeramente, como si intuyera que algo importante estaba ocurriendo.

Hana, inclinada mientras recogía cuidadosamente algunas flores más para Yuna, levantó la cabeza al escuchar las palabras de Haruka. Su curiosidad, siempre despierta, la impulsó a acercarse con rapidez, apretando contra su pecho las flores que había recogido. Había algo en la energía que ahora envolvía la atmósfera que la llenaba de intriga, pero también de urgencia. Sin decir una palabra, se colocó al lado de Yuuki, sus ojos buscando los de Haruka en busca de respuestas.

Ambas lo siguieron en silencio, guiadas por la seriedad y la urgencia que emanaban de él. Aunque no entendían completamente lo que estaba ocurriendo, la sensación en el aire era suficiente para que supieran que algo importante, algo trascendental, estaba a punto de suceder dentro de la mansión. La energía invisible parecía envolverlas mientras caminaban, uniendo sus pasos en dirección al sótano y al destino que todas las almas en ese lugar parecían haber estado esperando.

[En su habitación. . .]

Kaname estaba sentado en su escritorio, concentrado en revisar unos documentos. La tenue luz de la lámpara iluminaba las hojas frente a él mientras el silencio llenaba la habitación. Yuna, sentada en el suelo cerca de él, jugaba tranquilamente con sus muñecas, tarareando una melodía mientras movía sus pequeñas manos para acomodar la ropa de las figuras. Todo parecía en calma hasta que un cambio en el aire lo hizo detenerse bruscamente. Sintió un impacto, como un latido fuerte pero sutil que recorrió su entorno y se instaló en su pecho. Levantó la cabeza de golpe, sus ojos oscuros mostrando un brillo de emoción contenida que apenas podía ocultar. Por un instante, se quedó inmóvil, con la mirada fija en el vacío, como si intentara confirmar lo que su corazón ya sabía.

De inmediato se levantó de la silla, sus movimientos rápidos y decididos, dejando los papeles desordenados sobre la mesa. Su mente ya no estaba en ellos; algo mucho más importante reclamaba toda su atención. Justo antes de que pudiera dar un paso, Yuna corrió hacia él, dejando a un lado su muñeca favorita y rodeando su pierna con sus pequeños brazos. Su mirada estaba llena de inocencia y esperanza, sus ojos grandes brillando mientras lo miraba directamente.

— Ojisan, Kaasan está despertando, ¿Verdad? -Preguntó con una voz suave, cargada de esa certeza que solo un niño podía tener.

Kaname, sin vacilar, se agachó ligeramente para tomarla en brazos. La levantó con cuidado, sosteniéndola firmemente contra su pecho. Mientras lo hacía, su mirada se dirigió hacia el pasillo, como si pudiera sentir que algo lo estaba llamando desde las profundidades de la mansión. La energía que lo rodeaba era imposible de ignorar, un pulso que parecía guiarlo hacia el sótano secreto.

— Sí, Yuna. Es mamá. Vamos con ella. -Dijo con un tono firme pero lleno de emoción, su voz traicionando un leve temblor mientras comenzaba a caminar con pasos apresurados hacia la puerta-

Salió de la habitación rápidamente, sus pisadas resonando en el corredor mientras su corazón latía con fuerza. Su mente estaba fija en un solo pensamiento: Chieko. Mientras avanzaba, se encontró con Yuuki y Hana, quienes caminaban igualmente rápido, también guiadas por la misma energía que había sacudido a toda la mansión.

— ¿Es Chieko? -Preguntó Yuuki, sus ojos llenos de una emoción que luchaba por contener-

— Sí, es ella. -Respondió Kaname sin detenerse, su tono firme y seguro mientras apretaba ligeramente a Yuna contra su pecho y aceleraba el paso-

Hana, que caminaba al lado de Yuuki, mantuvo su mirada fija hacia adelante, sus pensamientos centrados en la mujer a la que había cuidado como una madre desde que era una niña.

— Debemos apresurarnos. Este momento es importante. -Añadió Hana, sus palabras suaves pero cargadas de determinación-

Mientras ellos se dirigían al sótano, los sirvientes de la mansión ya comenzaban a reunirse cerca de la entrada, alertados por la vibración que recorría las paredes. Ryota, siempre atento y organizado, se adelantó para dirigirlos, asegurándose de que la familia no fuera molestada.

— Asegúrense de mantener todo en orden. La familia necesita privacidad. -Ordenó con un tono firme pero respetuoso mientras caminaba hacia el sótano, liderando a los sirvientes con la precisión que lo caracterizaba-

Dentro del sótano, el capullo emitía un brillo constante, llenando el espacio con su luz plateada. Las enredaderas que lo cubrían comenzaron a moverse con mayor velocidad, desprendiéndose lentamente como si finalmente estuvieran liberando la forma que habían protegido durante tanto tiempo. La atmósfera estaba cargada de energía, una mezcla de anticipación y reverencia. Uno a uno, Rido, Haruka, Kaname, Yuuki, Hana, Yuna y Ryota entraron en la habitación, cada uno deteniéndose en silencio al ver el espectáculo ante ellos. Kaname dio un paso al frente, sosteniendo a Yuna mientras sus ojos se fijaban en el capullo con una intensidad que reflejaba el amor profundo que sentía por Chieko.

— Chieko… estás regresando. -Susurró, su voz temblorosa mientras su mirada seguía cada movimiento de las enredaderas-

Rido se ubicó al otro lado del capullo, cruzando los brazos mientras observaba con una mezcla de orgullo y alivio.

— Finalmente. Este es el momento que hemos esperado durante tanto tiempo. -Dijo con tono solemne pero lleno de emoción-

Haruka se colocó al lado de Kaname, colocando una mano en su hombro como un gesto silencioso de apoyo.

Yuuki y Hana permanecieron detrás, observando el capullo con lágrimas en los ojos. Hana, quien había dedicado gran parte de su vida a cuidar de Chieko, dejó escapar un susurro lleno de emoción.

— Siempre supe que este día llegaría. -Murmuró, sus palabras dirigidas más a sí misma que a los demás, mientras su mirada permanecía fija en el capullo-

Las enredaderas comenzaron a desprenderse con una fluidez casi hipnótica, como si respondieran a un ritmo interno que solo ellas podían escuchar. Cada movimiento liberaba pequeñas partículas de luz que flotaban en el aire, iluminando el sótano con un resplandor plateado que parecía provenir de otro mundo. A medida que las enredaderas se apartaban, comenzaron a revelar la figura de una joven que había cambiado durante su letargo. Su cuerpo, ahora más esbelto y elegante, reflejaba una belleza que parecía casi irreal. Su cabello caía en suaves ondas alrededor de su rostro, y aunque aún permanecía dormida, su presencia llenaba el espacio con una calma poderosa.

Kaname, con Yuna en brazos, fue el primero en dar un paso adelante. Su mirada estaba fija en Chieko, su expresión una mezcla de amor profundo y alivio. Se acercó lentamente, como si temiera romper la magia del momento. Al llegar junto a ella, extendió una mano temblorosa y acarició suavemente su mejilla, su tacto lleno de ternura.

— Chieko… -Susurró Kaname, su voz apenas audible, cargada de emoción contenida-

Yuna, aferrada al cuello de Kaname, miró a su madre adoptiva con ojos llenos de asombro. Extendió una pequeña mano hacia Chieko, tocando ligeramente su brazo.

— Mamá… es tan hermosa. -Dijo Yuna con un tono dulce, su voz quebrándose por la emoción-

El contacto físico pareció romper el hechizo del letargo. Chieko comenzó a moverse ligeramente, sus pestañas temblando antes de abrirse lentamente para revelar unos ojos color esmeralda que brillaban con intensidad. Parpadeó varias veces, tratando de acostumbrarse a la luz que llenaba la habitación. Su mirada recorrió el espacio, deteniéndose en cada rostro que la observaba con expectación.

— ¿Dónde… estoy? -Preguntó Chieko con voz suave, aún algo débil por el tiempo que había pasado dormida-

Kaname se inclinó un poco más hacia ella, su rostro lleno de alivio y amor.

— Estás en casa, Chieko. Te hemos estado esperando. -Respondió Kaname, su tono cálido y reconfortante-

Hana, que había permanecido detrás con Yuuki, dio un paso adelante, sus ojos llenos de lágrimas mientras observaba a la joven que había cuidado como una madre durante tantos años.

— Chieko… mi niña. -Dijo Hana, su voz temblorosa mientras se llevaba una mano al pecho- Has vuelto a nosotros.

Chieko giró lentamente la cabeza hacia Hana, reconociendo su voz. Una pequeña sonrisa apareció en sus labios mientras extendía una mano hacia ella.

— Hana… siempre estás aquí para mí. -Murmuró Chieko, su tono lleno de gratitud-

Yuuki, que había estado observando en silencio, no pudo contenerse más y se acercó rápidamente, arrodillándose junto a Chieko.

— Chieko nee-chan… -Dijo Yuuki, su voz quebrada por la emoción- No sabes cuánto te hemos extrañado.

Chieko miró a Yuuki, sus ojos llenándose de lágrimas mientras asentía lentamente.

— Yo también las extrañé… aunque todo parece un sueño. -Respondió Chieko, su voz ganando fuerza poco a poco-

Rido, que había permanecido al fondo, observando con una mezcla de orgullo y alivio, finalmente habló, su tono grave pero lleno de calidez.

— Chieko, has regresado más fuerte y hermosa que nunca. Este es un nuevo comienzo para todos nosotros. -Dijo Rido, cruzando los brazos mientras una leve sonrisa aparecía en su rostro-

— Ha pasado tiempo, Chieko. -Sonrio suavemente Haruka- Me alegra verte de nuevo.

Chieko lo miró, sus ojos reflejando una mezcla de emociones mientras asentía.

— Gracias… a todos. Por no rendirse conmigo. -Dijo Chieko, su voz ahora más firme, mientras miraba a cada uno de los presentes-

El sótano, que había estado lleno de tensión y expectativa, se llenó ahora de una sensación de alivio y alegría. Aunque el camino por delante aún era incierto, el despertar de Chieko marcaba el inicio de una nueva etapa para todos ellos.




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ㅤㅤㅤ் Narra Chieko '
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Con cada paso que daba, sentía que la mansión me acogía de nuevo, pero todo parecía diferente. Kaname me ayudaba, siempre paciente, mientras avanzábamos por los largos pasillos hacia mi habitación nueva. Yuna había quedado en manos de Hana, su ternura y cuidado hacia ella me daban tranquilidad. Decidí pedir privacidad; necesitaba tiempo para procesar todo lo que estaba ocurriendo, y Kaname fue el único a quien permití quedarse conmigo. Cuando finalmente llegamos, me detuve frente a la puerta. Era un espacio que no conocía, un símbolo de los años que habían pasado y de los cambios que había traído.

Con la ayuda de Kaname, me senté en el borde de la cama. Me sentía débil aún, como si el letargo de dos años siguiera pesando sobre mi cuerpo. Él se sentó junto a mí, su mirada fija en la mía, como si tratara de transmitir toda la fuerza que sabía que necesitaba en ese momento. El silencio entre nosotros era cómodo, pero pronto se rompió cuando comenzó a hablar, su voz baja y cálida.

— Mucho ha cambiado desde que entraste en el capullo. -Dijo Kaname- La caída del consejo de ancianos fue solo el inicio de una nueva era.

Me quedé observándolo, sus palabras resonaban en mí mientras trataba de imaginar cómo se había transformado todo durante mi ausencia.

— ¿Y la academia Cross? -Pregunté con curiosidad, recordando aquel lugar que siempre había sido un punto clave para nosotros-

Kaname asintió ligeramente, su expresión reflejando un extraño orgullo.

— La academia ha mantenido su paz. Los vampiros nobles continúan asistiendo a la clase nocturna, y el edificio que antes estaba sin uso ahora alberga una universidad. -Explicó- Se abrió para que los estudiantes puedan continuar sus estudios y obtener títulos universitarios. Fue un paso importante para integrar nuestra sociedad.

Sus palabras me llenaban de una sensación de satisfacción. Era reconfortante saber que incluso en mi ausencia, todo había seguido avanzando hacia algo mejor. Quise saber más.

— ¿Qué hay de la sociedad vampírica? -Pregunté, mi tono más firme a medida que ganaba fuerza-

Kaname hizo una pausa antes de responder, su mirada perdiéndose por un instante.

— La caída del consejo de ancianos marcó un cambio significativo. La familia Kuran trabajó durante dos años completos para reestablecer la monarquía. -Dijo- Ahora hay un nuevo consejo de vampiros, con leyes renovadas, que está dirigido por Ichijou Takuma. Fue un proceso largo y complejo, pero ha traído estabilidad.

— ¿Y quién gobierna como rey? -Pregunté, aunque algo en su mirada ya me daba una respuesta-

Kaname soltó un leve suspiro antes de responder.

— Soy yo. Rido y Haruka renunciaron a la opción de gobernar. No quedaba más que aceptar el puesto y asumir la responsabilidad. -Dijo con una seriedad que reflejaba el peso de su rol- Sin embargo, todavía falta elegir una reina.

Sus palabras me tomaron por sorpresa. Me había preparado para escuchar que Yuuki sería su esposa; después de todo, era lo que esperaba que sucediera. La idea de no tener una reina definida me dejó pensativa, pero algo en su mirada me decía que había más que debía saber.

— ¿Quién será entonces? -Pregunté finalmente, mi tono más bajo, casi temeroso de lo que podría responder-

Kaname se giró ligeramente hacia mí, su mirada profunda fijándose en la mía mientras su voz bajaba aún más.

— Seras tú, Chieko. -Dijo, sin titubeos- Te registré oficialmente como mi prometida en cuanto se estableció de nuevo la monarquía.

Su declaración me dejó sin palabras. Mi pecho se llenó de una mezcla de emociones que no lograba descifrar. La intensidad de sus palabras me pesaba más que nunca; el hombre a quien amaba en secreto estaba frente a mí, hablándome con tanta naturalidad y certeza que por un instante me sentí perdida. Quise decir algo, pero las palabras simplemente no llegaban. Lo miré, buscando algo más en su expresión, alguna señal que me diera claridad, pero solo encontré serenidad. Esa serenidad que siempre me había atrapado y que ahora parecía aún más inalcanzable.

Me quedé en silencio, bajando ligeramente la mirada mientras dejaba escapar un suspiro. Necesitaba tiempo, espacio para procesar todo lo que había ocurrido en estos dos años. Este nuevo mundo, esta nueva realidad y, sobre todo, la declaración de Kaname. Él parecía tan seguro, tan determinado, que me hacía sentir pequeña frente a sus decisiones.

— Kaname… necesito tiempo. -Dije finalmente, mi voz baja pero firme mientras me levantaba con cuidado de la cama-

Kaname me miró con algo de sorpresa, pero su expresión se mantuvo tranquila. Asintió lentamente, como si entendiera lo que necesitaba en ese momento.

— Claro. Lo comprendo. -Respondió, su tono calmado pero algo melancólico- Si necesitas algo, estaré cerca.

Antes de irse, me miró una última vez. Esa mirada suya siempre había tenido el poder de quebrar todas mis defensas, pero esta vez me esforcé por mantenerme firme. Asentí ligeramente, permitiendo que se retirara para darme el espacio que tanto necesitaba. La puerta se cerró con suavidad, y el sonido resonó en la habitación como un eco liberador.

Me senté en el borde de la cama, mi mirada perdida en el suelo mientras mis pensamientos se arremolinaban en mi mente. Me sentía atrapada entre el amor que había tratado de ocultar durante tanto tiempo y el peso del destino que se me había impuesto. ¿Cómo podía manejar todo esto? Me llevé una mano a la frente, tratando de calmarme mientras repasaba cada palabra de Kaname en mi mente.

La puerta se abrió suavemente con un leve chirrido, rompiendo el silencio de la habitación. Dos sirvientas ingresaron con pasos ligeros y medidos, sus movimientos reflejaban el respeto que profesaban hacia su señora. Una de ellas llevaba en sus manos un conjunto de pijama de seda blanca, cuidadosamente doblado, mientras la otra cargaba un casino delicadamente tejido que parecía hecho para brindar comodidad en las primeras luces del amanecer.

— Mi señora, hemos venido a prepararla para el descanso. -Dijo la primera, inclinando ligeramente la cabeza mientras hablaba con voz calmad-

Chieko asintió sin apartar su mirada del suelo, su mente aún atrapada en un torbellino de pensamientos. No respondió, pero su gesto fue suficiente para que las mujeres comenzaran a trabajar con precisión silenciosa. Una de ellas se acercó para ayudarla a quitarse la chaqueta que aún llevaba puesta. Sus manos eran delicadas, casi etéreas, mientras deslizaba la tela con cuidado por los hombros de su señora.

La otra sirvienta, mientras tanto, desplegaba el pijama sobre la cama, alisando cualquier pliegue con un gesto experto. Cuando el primer conjunto estuvo fuera, procedieron con movimientos coordinados a vestir a Chieko con la prenda de seda. La tela fría y suave rozó su piel, provocando un escalofrío que la devolvió momentáneamente a la realidad.

— Permítame ajustarlo, mi señora. -Dijo la segunda sirvienta mientras abotonaba con precisión la parte superior del pijama-

Chieko permaneció en silencio, dejándose guiar por sus movimientos. La segunda sirvienta se inclinó para ayudarla con las mangas, mientras la primera se ocupaba de recoger las prendas anteriores y dejarlas a un lado con cuidado. Cuando terminaron, el conjunto se veía perfectamente acomodado, resaltando la figura esbelta que Chieko había adquirido.

— Su bata está listo, mi señora. -Informó la primera sirvienta mientras colgaba la bata en el perchero cerca de la ventana- Si requiere algo más, no dude en llamarnos.

Las dos mujeres se inclinaron ligeramente antes de retirarse de la habitación, cerrando la puerta con un movimiento suave y medido. El silencio volvió a llenar el espacio, pero esta vez no era reconfortante. Chieko permaneció inmóvil por unos momentos antes de levantarse lentamente. Sus pasos la llevaron frente al espejo que adornaba la pared al otro lado de la habitación.

La luz tenue de la lámpara iluminaba su reflejo. Sus ojos esmeralda se encontraron con los suyos a través del cristal, pero lo que vio le resultó extraño y casi ajeno. Su cuerpo ahora parecía más alto, su postura más elegante, y el brillo de su piel reflejaba la frescura que el tiempo de letargo le había otorgado. Acarició suavemente su rostro, sus dedos deslizando mechones de cabello que caían en ondas sobre sus hombros.

Se inclinó un poco más hacia el espejo, estudiando cada detalle. Sus facciones eran más definidas, y su figura, más madura, reflejaba el paso de un tiempo que había transcurrido sin ella. Pero lo que más capturó su atención fueron sus ojos. La mirada que le devolvía el espejo estaba llena de una mezcla de melancolía, incertidumbre y algo más profundo… algo que aún no lograba comprender.

— ¿Realmente esta soy yo ahora? -Murmuró en voz baja, sus palabras apenas un suspiro que se perdió en la atmósfera de la habitación-

Se llevó una mano al pecho, intentando calmar el latido inquieto de su corazón. El peso de todo lo que había ocurrido desde que despertó era abrumador, y mientras se observaba en el espejo, comenzó a preguntarse si estaría preparada para enfrentar lo que venía. Cerró los ojos un momento, permitiendo que el silencio la envolviera antes de abrirlos nuevamente y enfrentarse al reflejo de la mujer que, ahora, debía aprender a ser.

Chieko se apartó lentamente del espejo, sus pasos suaves apenas produciendo sonido sobre el suelo de la habitación. Sentía el peso del cansancio acumulado sobre sus hombros, no solo físico, sino también emocional. Caminó hacia la cama con movimientos que parecían medidos, como si cada paso la acercara a un inevitable momento de descanso que también le aterraba. Mientras el amanecer asomaba tímidamente en el horizonte, la luz tenue que se filtraba a través de las cortinas daba un resplandor dorado a la habitación, envolviéndola en una calidez acogedora.

Se detuvo junto al borde de la cama, sus dedos rozando la seda de las sábanas. Todo se sentía tan diferente y, al mismo tiempo, extrañamente familiar. Con un suspiro profundo, se sentó lentamente, dejando que el colchón cediera bajo su peso. Cerró los ojos por un momento, permitiendo que la brisa que entraba por la ventana abierta acariciara su rostro. Las sombras bailaban en las paredes, creando formas cambiantes que la hacían sentir como si el pasado y el presente estuvieran luchando por ocupar el mismo espacio.

Con movimientos delicados, Chieko se acomodó en la cama, sus piernas descansando bajo las sábanas suaves mientras ajustaba el casino sobre sus hombros. Sentía cómo la fragancia ligera de las flores nocturnas del jardín llegaba hasta ella, un aroma que despertaba recuerdos vagos de tiempos más simples. Se tumbó de lado, sus manos colocadas cuidadosamente sobre el colchón como si buscara estabilidad en aquel momento de vulnerabilidad.

Sus ojos se fijaron en el techo, siguiendo el lento movimiento de la luz mientras el amanecer ganaba fuerza. Una parte de ella se sentía ansiosa, preguntándose si sería capaz de descansar, si sus pensamientos la dejarían en paz siquiera por unas horas. Pero entonces, la calidez de las sábanas comenzó a envolverla como un abrazo silencioso, invitándola a entregarse al sueño.

Chieko cerró los ojos finalmente, permitiendo que la tensión de su cuerpo se disipara poco a poco. Su respiración, al principio errática, se fue estabilizando hasta convertirse en un ritmo tranquilo y uniforme. Con cada exhalación, parecía liberar una parte del peso emocional que había cargado desde el momento en que abrió los ojos en el sótano. El sonido distante del viento entre las hojas y el canto de un ave temprana acompañaron su entrada al descanso, como una melodía suave diseñada solo para ella.

Mientras el mundo continuaba despertando con los primeros rayos del sol, Chieko se sumió en un sueño profundo y reparador. Aunque su mente aún tenía mucho por procesar, su cuerpo finalmente encontró el descanso que tanto necesitaba, preparándola para enfrentar lo que el nuevo día le traería.

┈̫̫━̫̫┈̫̫━̫̫┈̫̫━̫̫┈̫̫━̫̫┈̫̫━̫̫┈̫̫━̫̫┈̫̫━̫̫┈̫̫ ¡Cᴏɴᴛɪɴᴜᴀʀᴀ́!
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¡Hola, queridos lectores! 🌙

Quiero tomar un momento para expresar mi más sincero agradecimiento por ser una parte fundamental de esta historia. Sus comentarios y votos son una fuente inagotable de inspiración para mí, y me brindan el impulso necesario para continuar creando. Cada uno de sus mensajes ilumina este universo literario que tenemos el privilegio de compartir, y para mí es sumamente valioso conocer sus emociones y pensamientos al sumergirse en la lectura.

Con todo mi cariño, 
LadyBeluna019 🌹

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