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𝟓𝟎| 𝐓𝐡𝐞 𝐛𝐞𝐠𝐢𝐧𝐧𝐢𝐧𝐠 𝐨𝐟 𝐭𝐡𝐞 𝐩𝐥𝐚𝐧




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ㅤㅤㅤ் Narradora '
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Pasaron varios días desde el último encuentro significativo, y Chieko decidió que era momento de visitar la residencia de Kaien. Sabía que la conversación que debía tener con los hermanos Kiryu no sería fácil, pero también entendía que no podía postergarla más. La noche era serena cuando llegó, y Kaien la recibió con su habitual tranquilidad. Su mirada, aunque cálida, reflejaba una comprensión que solo alguien con su experiencia podía ofrecer.

— Chieko, me alegra verte. -Dijo Kaien con una ligera inclinación de cabeza, dándole paso- Sabía que vendrías eventualmente.

— Gracias por recibirme, Kaien. -Respondió Chieko con un tono suave, pero firme. Había una mezcla de aprecio y determinación en sus palabras-

Una vez dentro, Chieko notó la presencia de Ichuru, quien se encontraba sentado cerca de la chimenea. Su rostro se iluminó al verla, pero la herida emocional que cargaba era evidente. Se levantó con rapidez, ignorando cualquier formalidad, y se acercó a ella con una sonrisa que, aunque sincera, reflejaba un dolor silencioso.

— Chieko... -Dijo Ichuru, su voz cargada de emoción contenida- Me alegra verte, aunque...

No terminó la frase, pero no hacía falta. Chieko podía sentir la mezcla de felicidad y tristeza que había en sus palabras. Ella le ofreció una sonrisa suave y se acercó para colocarse frente a él.

— Ichuru, lamento los secretos que he guardado de ustedes. Nunca fue mi intención herirte o hacerte sentir excluido. -Dijo Chieko, su tono lleno de honestidad- Solo quería protegerlos.

Ichuru asintió lentamente, aunque la tensión en sus hombros indicaba que aún le costaba aceptar del todo sus palabras. Antes de que pudiera responder, un silencio incómodo llenó el aire. Chieko sabía que había alguien más en la casa que probablemente no sería tan receptivo.

— ¿Y Zero? -Preguntó, volviendo su mirada hacia Kaien-

Kaien suspiró, un gesto que traía consigo el peso de una situación complicada.

— Está en su habitación. No quiso salir desde que supo que venías. -Respondió con sinceridad-

Chieko asintió. No esperaba menos de él. Sin decir nada más, se dirigió hacia el pasillo donde se encontraba la habitación de Zero. Su corazón latía con fuerza, no por miedo, sino por la inminencia de una confrontación inevitable. Al llegar frente a la puerta, levantó la mano para llamar, pero antes de hacerlo, escuchó la voz de Zero, fría y brusca, proveniente del otro lado.

— ¿Pensaste que podrías hablar si venías hasta aquí... así como así después de todo lo que nos ocultaste? -Su tono era duro, cargado de reproche-

Chieko no respondió de inmediato. Respiró hondo antes de apoyarse ligeramente en la puerta, dejando que su voz traspasara la barrera entre ellos.

— ¿Acaso crees que hubieras sido bueno con Yuuki si hubieras descubierto su procedencia? -Respondió con firmeza- Sé que he ocultado muchas cosas, a ti y a Ichuru, pero era para protegerlos. No puedes negar que en tu estado actual hubieras juzgado sin entender.

Se escuchó un breve silencio del otro lado antes de que Zero hablara de nuevo, esta vez con menos brusquedad, pero aún con un matiz de frustración.

— Puedo entenderlo, pero no confiaste en mí ni en Ichuru lo suficiente como para compartir lo que te preocupaba estos años. -Respondió con amargura- Tuviste tiempo, Chieko. Varias oportunidades para decirnos la verdad, pero decidiste excluirnos.

Chieko cerró los ojos por un momento, intentando contener la mezcla de emociones que surgían en su pecho. Su voz, aunque aún firme, adquirió un tinte de tristeza.

— He venido a hablar contigo porque has estado actuando de manera irracional. Al menos Ichuru puede ser más comprensivo que tú. Pero tú... en cuanto ves una falla en alguien, te cierras y juzgas sin darle una oportunidad. -Hizo una pausa, dejando escapar un suspiro- Pero está bien, es tu decisión. Respeto las elecciones de las personas que amo, así que si no quieres verme más, me marcharé de la academia junto con Kaname y el resto. Adiós, Zero.

Sin esperar respuesta, Chieko se dio media vuelta y comenzó a alejarse. La sensación de vacío en su pecho se hizo más profunda con cada paso. Al salir de la casa, evitó cruzarse de nuevo con Kaien e Ichuru. No quería preocuparlos más de lo necesario, pero sabía que Ichuru no dejaría las cosas así.

En cuanto Chieko se marchó, Ichuru subió a la habitación de su hermano. Al entrar, lo encontró sentado en el borde de la cama, con los puños apretados y una expresión que mezclaba enojo y arrepentimiento.

— ¿Qué demonios te pasa, Zero? -Dijo Ichuru con dureza, cerrando la puerta tras de sí- ¿Cómo pudiste ser tan cruel? ¡Chieko vino a hablar contigo, a darte una explicación, y tú la rechazaste como si no importara!

Zero no respondió de inmediato, pero la culpa era evidente en su rostro. Ichuru continuó, sin darle tregua.

— ¡Eres un idiota! Chieko siempre ha estado ahí para nosotros, incluso cuando no entendíamos sus decisiones. Si ella guardó secretos, fue por algo. ¿Qué te cuesta intentar entender eso? -Reprendió, su voz llena de frustración-

Zero finalmente levantó la mirada, pero las palabras de su hermano lo habían dejado sin argumentos. Sabía que Ichuru tenía razón, pero el orgullo y la herida que llevaba en su interior aún lo mantenían en silencio.

[En los dormitorios nocturnos. . .]

En los dormitorios nocturnos de la Academia Cross, la atmósfera se teñía de una serenidad melancólica. Las paredes, normalmente testigos silenciosos de la calma elegante de la Clase Nocturna, parecían vibrar con la tensión contenida que llenaba el aire. Chieko caminaba con pasos lentos y pesados, cada uno reflejando el peso de sus emociones acumuladas. Había lágrimas en su rostro, que ella intentaba secar con movimientos discretos, pero no lo suficientemente rápido como para evitar que los miembros de la Clase Nocturna notaran su estado.

Hanabusa Aidou fue el primero en acercarse. Como siempre, su mezcla de curiosidad y lealtad lo llevó a intentar comprender lo que sucedía. Su mirada escrutaba el rostro de Chieko, mientras sus palabras se quedaban atrapadas en su garganta. Rima y Ruka estaban cerca, sus posturas serenas y sus rostros reflejando una preocupación implícita. Akatsuki y Ichijou intercambiaban miradas, como si intentaran encontrar la forma más apropiada de intervenir, mientras Senri, desde la distancia, observaba con su habitual calma.

— Chieko-sama... -Aidou finalmente se atrevió a hablar, su tono suave pero cargado de inquietud- ¿Está todo bien?

Chieko se detuvo, su mirada recorriendo al grupo antes de que su voz tranquila, pero decidida, rompiera el silencio.

— Por favor, no me traten de manera especial. -Dijo, su tono firme pero amable- Prefiero que me traten como siempre lo han hecho. Eso es lo único que necesito ahora.

Rima inclinó ligeramente la cabeza, procesando las palabras de Chieko con su habitual aire reflexivo. Ruka, siempre protectora, abrió la boca como si fuera a decir algo, pero decidió contenerse, respetando el deseo de la princesa. Ichijou dio un paso hacia adelante, su voz cálida intentando ofrecer consuelo.

— Por supuesto, Chieko-sama. -Dijo, asintiendo suavemente- Estamos aquí si necesita algo.

Aidou frunció ligeramente el ceño, sus emociones claramente más volátiles.

— Pero...-Comenzó a decir, antes de ser interrumpido por Akatsuki, quien colocó una mano firme en su hombro-

— Déjala descansar. -Murmuró Akatsuki, su tono autoritario pero calmado-

— Lo que necesita ahora es espacio. -Añadió Senri con serenidad-

Chieko asintió brevemente hacia el grupo antes de girarse, decidida a encontrar una habitación donde pudiera descansar. Mientras avanzaba por el pasillo, sus pasos la llevaron directamente a cruzarse con Kaname. Él estaba observándola desde el otro extremo, y al instante percibió su estado emocional. Sin vacilar, se acercó con rapidez, envolviéndola en un abrazo firme.

Chieko, sorprendida, dejó que la calidez del gesto la envolviera. Por un momento, sus hombros, que habían estado tensos durante horas, se relajaron.

— Chieko... -Murmuró Kaname, su voz baja, llena de preocupación- ¿Qué pasó?

Sin responder, Chieko permitió que Kaname la cargara con suavidad. Sin resistencia, se dejó guiar mientras él la conducía hacia su habitación. Los demás, que habían estado observando la escena desde la distancia, intercambiaban miradas. Aidou parecía debatirse entre intervenir nuevamente o dejar que Kaname se encargara. Rima y Ruka miraban con preocupación, mientras Ichijou murmuraba algo bajo, probablemente palabras de consuelo que quedaban atrapadas en la tensión del momento.

Una vez en la habitación, Kaname colocó a Chieko cuidadosamente sobre el sofá. Luego se sentó frente a ella, su mirada penetrante buscando respuestas en sus ojos.

— Es Zero. -Dijo finalmente Chieko, su voz quebrándose ligeramente- No quiere escucharme ni entenderme. Está tan atrapado en su enojo que no ve más allá de sí mismo.

Kaname frunció el ceño, su expresión endureciéndose con una mezcla de preocupación y enojo.

— ¿Cómo se atreve? -Dijo con un tono firme, pero con irritación evidente- Después de todo lo que has hecho por él y por su familia. No tiene derecho a tratarte así.

Chieko alzó una mano, tocando suavemente el brazo de Kaname en un intento de calmarlo.

— Sé que estás enojado con Zero... -Respondió con serenidad- Pero te pido que no lo culpes. Él está lidiando con muchas cosas, y no sabe cómo manejarlas. -Suspiró y dejó caer ligeramente su cabeza hacia el hombro de Kaname- Sé que he cometido errores, Kaname. Quizás no debí ocultar tanto, pero mi intención siempre fue protegerlos.

Kaname dejó escapar un suspiro profundo, aunque su irritación seguía siendo evidente.

— Bien... -Dijo finalmente, aunque su tono aún reflejaba frustración- Pero me cuesta aceptar cómo te trata. No lo merece.

Chieko esbozó una pequeña sonrisa, agradecida por su apoyo. Decidió cambiar el rumbo de la conversación.

— Oye...-Dijo después de un momento, con un tono reflexivo- Sé que dijiste que nos quedaríamos aquí hasta que termine mis estudios, pero quiero irme después de que acabemos con el consejo de ancianos. Tenemos mucho que hacer, y no puedo dejarte solo con otoosan y ojisan al frente de todo esto. Además, ahora Yuna pertenece a nuestra familia, y como su madre adoptiva, debo asegurarme de que se críe de la mejor manera.

Kaname guardó silencio, procesando sus palabras con cuidado. Finalmente, tomó la mano de Chieko entre las suyas, su mirada más calmada.

— Entiendo lo que dices, y sé que tienes razón. -Respondió- Pero no quiero que sientas que tienes que cargar con todo esto sola. Yo también estoy aquí para proteger a Yuna, y para ayudarte a llevar adelante lo que sea necesario.

Chieko asintió, reconfortada por sus palabras.

— Lo sé, Kaname. Y agradezco que siempre estés aquí para mí.-Dijo con sinceridad- Pero también quiero ser una buena madre para ella. Yuna merece lo mejor, y quiero construir un futuro donde esté segura y rodeada de amor.

Kaname se inclinó ligeramente hacia adelante, tocando con delicadeza la frente de Chieko con la suya.

— La familia que estamos formando será un ejemplo de fortaleza y unión. -Murmuró, con afecto en su voz- Nadie podrá interponerse en eso ni detener lo que estamos construyendo.

Mientras el silencio llenaba la habitación, Chieko permitió que las palabras de Kaname la reconfortaran. Afuera, los miembros de la Clase Nocturna intercambiaban miradas y murmuraban entre sí, respetando la privacidad de la princesa y su protector. Aunque las tensiones seguían presentes, sabían que juntos serían capaces de superar cualquier desafío. La unión entre ellos y la fortaleza que compartían serían su mayor arma para enfrentar lo que estaba por venir.

[Después de un tiempo. . .]

Con el transcurso de los días, la tranquilidad habitual de la Academia Cross comenzó a transformarse en algo más tenso y controlado. Kaien Cross, conocido por su aparente calma y amable liderazgo, tomó la decisión de reforzar la seguridad dentro de la institución de una manera notablemente rigurosa. Aunque estas medidas no fueron justificadas en detalle, los cambios fueron evidentes para todos, especialmente para los estudiantes de la Clase Nocturna, quienes veían cómo su libertad cotidiana se reducía progresivamente.

Las primeras restricciones se implementaron durante las tardes, cuando los estudiantes solían disfrutar paseando libremente por los jardines o el exterior de los dormitorios. Estas actividades fueron limitadas de manera considerable, y con el pretexto de "proteger a todos", Kaien ordenó que ciertas áreas de la academia, como los jardines y las zonas cercanas al bosque, estuvieran estrictamente restringidas a partir de determinadas horas. Nadie podía deambular sin autorización expresa, y los prefectos empezaron a patrullar las áreas comunes con una frecuencia mucho mayor de lo habitual.

Durante una reunión general en la sala principal de la Academia, Kaien se dirigió tanto a los estudiantes de la Clase Diurna como a los de la Clase Nocturna con su característica calidez, pero había en su expresión una seriedad que no pasó desapercibida.

— Sé que muchos de ustedes se están preguntando por qué estamos tomando estas medidas. Entiendo que puede parecer restrictivo y diferente a lo que están acostumbrados, pero quiero que sepan que todo esto es por su bienestar y protección. -Dijo Kaien, esbozando una sonrisa que intentaba ser tranquilizadora, aunque sus ojos reflejaban una preocupación más profunda- Confío en su cooperación y en que todos entendemos que estas decisiones no son arbitrarias.

Aunque sus palabras lograron calmar en cierta medida a los estudiantes de la Clase Nocturna que desconocían la existencia de los vampiros, no disiparon del todo las dudas. Sin embargo, Kaien confió en que su reputación como director amable y confiable sería suficiente para mantener la paz.

Por otro lado, Chieko, en su papel como prefecta, asumió la tarea de garantizar que los vampiros conscientes de su verdadera naturaleza protegieran a los estudiantes desinformados. Consciente de que cualquier revelación accidental podría causar un caos incalculable, convocó a una reunión privada en los dormitorios Luna. Allí, en un salón iluminado únicamente por la suave luz de las lámparas, se colocó frente a ellos, su expresión grave pero decidida.

— Hay algo que quiero que todos tengan claro. -Comenzó Chieko, observando con atención a cada uno de los presentes- Dentro de la Clase Nocturna, hay estudiantes que no saben la verdad sobre nuestra naturaleza. Son inocentes en este aspecto, y nuestra responsabilidad es protegerlos, tanto de los peligros externos como de la verdad que podría afectarlos si no es manejada adecuadamente.

Ruka, que escuchaba atentamente con los brazos cruzados, fue la primera en reaccionar, asintiendo levemente con la cabeza en señal de aprobación. Ichijou, como siempre, mantuvo una actitud serena y reflexiva antes de pronunciarse.

— Puedes contar con nosotros, Chieko-sama. Todos entendemos la importancia de mantener la armonía dentro de la academia. -Dijo con una inclinación respetuosa de su cabeza-

Mientras tanto, Aidou, aunque visiblemente inquieto, no pudo evitar expresar su habitual mezcla de curiosidad y reticencia.

— Pero, Chieko-sama, ¿Cuánto tiempo tendremos que mantener esta vigilancia? No estoy diciendo que no sea importante, pero espero que no sea una carga demasiado grande para todos nosotros. -Murmuró, cruzándose de brazos mientras miraba a su alrededor-

Chieko lo miró directamente, su voz calmada pero firme cuando respondió.

— Nadie está pidiendo que actúen más allá de sus capacidades, Aidou. Pero sí espero que seamos responsables y cuidadosos. No se trata solo de mantenerlos a salvo; se trata de mantener la confianza que ellos tienen en nosotros. Y eso es algo que no podemos permitirnos perder.

Akatsuki, como siempre, intervino con su voz tranquila y conciliadora.

— Entendemos lo que está en juego. Seguiremos tus órdenes. -Dijo, mirando a Aidou con una leve sonrisa antes de dirigir su atención nuevamente a Chieko-

Senri, en su habitual calma, simplemente asintió, mientras Rima, con su naturaleza práctica, agregó.

— Sabemos lo que tenemos que hacer. Solo necesitamos instrucciones claras, y todo se manejará sin problemas.

Con el apoyo unánime de los presentes, Chieko pudo implementar una red de protección dentro de los dormitorios Luna. Los estudiantes conscientes de la verdad se encargaron de vigilar y proteger a aquellos que desconocían su realidad, asegurándose de mantener el equilibrio y evitar cualquier incidente.

Mientras tanto, las medidas de seguridad continuaban intensificándose, y la academia comenzaba a parecer más un bastión que un lugar de aprendizaje. Sin embargo, tanto Kaien como Chieko sabían que estas acciones eran necesarias para proteger a todos, especialmente cuando se avecinaban tiempos inciertos y peligrosos. La calma externa de la academia contrastaba con la tensión subyacente, un recordatorio constante de que las sombras al acecho eran más peligrosas que nunca.

[Por otro lado. . .]

Rido Kuran había logrado recuperarse de sus heridas y, con astucia, comenzó a tejer una red de aliados dentro del Consejo de Ancianos. Su carisma y su habilidad para manipular a aquellos que lo rodeaban le permitieron ganar la confianza de varios miembros influyentes, quienes, descontentos con la dirección que había tomado el Consejo, vieron en Rido una oportunidad para un cambio. Con el tiempo, su poder creció, y pronto se convirtió en una figura temida y respetada.

Con su nueva influencia, Rido se aseguró de que su hija, Chieko, estuviera informada sobre los planes del Consejo para atacar la Academia Cross. Sabía que la lealtad de su hija hacia el clan Kuran era inquebrantable, y que, al advertirle sobre la inminente amenaza, podría contar con su apoyo. En una reunión clandestina, Rido se acercó a Chieko, su mirada intensa y decidida.

— Chieko. -Comenzó, su voz grave- Debes escucharme con atención. El Consejo de Ancianos planea atacar la Academia Cross en breve. Tienen la intención de eliminar a todos los que se opongan a su autoridad, y eso incluye a Yuuki y a Kaname.

Chieko sintió un escalofrío recorrer su espalda. La noticia era alarmante, pero la determinación en los ojos de su padre le dio fuerzas.

— ¿Cuándo sucederá? -Preguntó, su voz firme-

— No tengo la fecha exacta, pero sé que será pronto. Debemos prepararnos. -Respondió Rido, su tono grave- No podemos permitir que el Consejo lleve a cabo su plan.

Sin embargo, en un giro inesperado, Rido traicionó a Ichijou Asalto, quien había sido uno de sus más leales aliados. En un acto de rebelión, Rido decidió que era el momento de actuar. Con un grupo de vampiros leales a él, comenzó a ejecutar su plan para derrocar al Consejo de Ancianos. La traición fue rápida y brutal; varios de los antiguos ancianos del Consejo fueron asesinados en la revuelta, y el caos se desató en la sala de reuniones.

Ichijou y Senri, quienes habían estado apoyando a Rido en su ascenso al poder, se encontraron en medio de la batalla. La confusión reinaba mientras los vampiros leales a Rido se enfrentaban a aquellos que aún eran fieles al Consejo. Con determinación, Ichijou y Senri se unieron a la lucha, exterminando a la mayor parte de los vampiros que eran leales al Consejo.

— ¡No podemos dejar que se escapen! -Gritó Ichijou, su espada brillando con la luz de la batalla-

— ¡Asegúrate de que no queden sobrevivientes! -Respondió Senri, su mirada fija en el enemigo mientras luchaba con destreza-

Mientras la batalla se intensificaba, algunos vampiros leales al Consejo lograron teletransportarse a la Academia Cross, buscando venganza. Con la sorpresa de su lado, se infiltraron en la clase nocturna, atacando a los estudiantes desprevenidos. El caos se desató en los pasillos de la academia, y los gritos de los estudiantes resonaron mientras intentaban defenderse de los atacantes.

Los vampiros, impulsados por la rabia y el deseo de venganza, se lanzaron contra los jóvenes, pero la Academia Cross no estaba desprotegida. Los guardianes y los estudiantes más fuertes se unieron para hacer frente a la amenaza, luchando con valentía para proteger su hogar.

Mientras tanto, en el corazón de la batalla, Rido observaba con satisfacción el caos que había desatado. Su plan estaba en marcha, y aunque había traicionado a Ichijou Asato, sabía que había tomado la decisión correcta. La lucha por el control del clan Kuran había comenzado, y él estaba decidido a salir victorioso, sin importar el costo.

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Quiero expresar mi agradecimiento por ser parte de esta historia. Sus comentarios y votos son una gran fuente de inspiración y me animan a seguir creando. Cada una de sus palabras da vida a este universo, y para mí es invaluable conocer sus emociones al leer. No duden en compartir sus pensamientos y brindarme su apoyo, ya que ustedes son mi mayor inspiración.

Con cariño, 
LadyBeluna019🌹

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