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𝟒𝟕| 𝐙𝐞𝐫𝐨'𝐬 𝐞𝐬𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞𝐦𝐞𝐧𝐭




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ㅤㅤㅤ் Narra Chieko '
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Los meses siguientes transcurrieron con una tranquilidad aparente dentro de la Academia Cross. Las clases nocturnas y diurnas seguían su curso habitual, y la rutina de los prefectos, incluyéndome, se mantenía constante. Sin embargo, en las sombras, las tensiones no habían desaparecido del todo. La asociación del consejo de ancianos vampíricos continuaba insistiendo en reclamar la custodia de Yuna, pero gracias a Haruka Kuran, esa presión había disminuido significativamente. Cada vez que los ancianos intentaban argumentar, Haruka se mostraba implacable, recordándoles que cualquier intento de intervención sería tomado como una ofensa directa al clan Kuran. Saber que tenía su apoyo me daba algo de paz, pero la amenaza seguía latente, como una sombra al acecho.

A pesar de ese pequeño respiro, mis pensamientos siempre volvían a mi padre, Rido. Su recuperación avanzaba lentamente, pero su promesa de no consumir sangre humana lo había debilitado más de lo que esperaba. Yo sabía que tenía la capacidad de ayudarlo, y era mi responsabilidad hacerlo. Así que, mes tras mes, enviaba frascos grandes con mi sangre. Cada entrega me dejaba más débil. Aunque intentaba disimular el temblor en mis manos y el cansancio en mi mirada, Kaname no era alguien a quien pudiera engañar.

Un día, después de haber enviado otro frasco, regresé a mi habitación. Apenas crucé la puerta, sentí su presencia. Kaname estaba ahí, de pie junto a la ventana, con los brazos cruzados. Su expresión era tranquila, pero había un brillo en sus ojos que delataba su incomodidad.

— ¿Cuánto tiempo planeas seguir debilitándote de esta manera? -Preguntó sin rodeos, su voz baja pero cargada de reproche-

Cerré la puerta tras de mí, soltando un suspiro mientras trataba de mantener mi postura firme.

— Kaname... No es un sacrificio en vano. -Respondí, mi tono calmado aunque sabía que esta conversación no sería fácil- Él me necesita, y yo puedo ayudarlo.

— ¿A qué precio, Chieko? -Rebatió de inmediato, dejando que sus brazos cayeran a sus costados mientras daba un paso hacia mí- No puedes seguir entregándole tanto de ti misma sin consecuencias. Ya estás más débil, y lo sabes.

— Es mi padre. -Respondí con firmeza, levantando la mirada para enfrentar la suya- No puedo dejarlo así. Le prometí que lo ayudaría.

Kaname suspiró, llevando una mano a su cabello mientras desviaba la mirada por un momento. Pude notar que luchaba entre su preocupación y su frustración.

— Entiendo tu promesa, Chieko. Y no estoy diciendo que no lo apoyes. -Dijo finalmente, su tono más bajo pero aún serio- Pero esto no puede continuar de esta forma. Si te consumes por completo, no podrás ayudarlo ni a él ni a Yuna.

Su mención de Yuna me golpeó más fuerte de lo que esperaba. Bajé la mirada por un momento, sintiendo el peso de sus palabras. Sabía que tenía razón, pero no podía ignorar mi responsabilidad hacia mi padre.

— Estoy intentando equilibrarlo todo... -Murmuré, aunque incluso para mí sonaba como una excusa débil-

Kaname se acercó un poco más, su expresión se suavizó levemente, aunque la preocupación seguía presente en sus ojos.

— Ya basta de intentar equilibrarlo sola. -Dijo, su tono más gentil pero firme- Si realmente confías en mí, permíteme ayudarte. Este no es un peso que debas cargar sola.

Lo miré, y por un momento me sentí dividida. Había intentado protegerlo de esto, evitar involucrarlo más de lo necesario, pero sabía que estaba en lo cierto. No podía seguir ignorando su voluntad de ser parte de esto.

— Haruka debe saber algo, pero confío en que no revelará más de lo necesario si lo manejamos con cuidado. -Añadió, cruzando los brazos de nuevo- Tú y yo resolveremos esto. Pero si seguimos manteniéndolo en secreto, será peor.

Suspiré, sintiéndome derrotada pero también aliviada de que Kaname estuviera a mi lado.

— Está bien. -Dije finalmente, levantando la mirada hacia él- Pero necesito que entiendas que esto no es algo que pueda abandonar de un día para otro.

— Lo sé. -Respondió él con calma, acercándose para colocar una mano sobre mi hombro- Pero también quiero que entiendas que no voy a permitir que te destruyas por completo en el proceso.

Asentí, agradeciendo en silencio su apoyo. Aunque esta conversación había sido difícil, sentí que un peso se aligeraba en mi pecho. Kaname siempre había sido mi apoyo más firme, y aunque no siempre coincidíamos, sabía que podía contar con él para enfrentar cualquier tormenta. Por ahora, eso era suficiente.

[Unos días más tarde. . .]

Los días en la Academia Cross habían sido agotadores, y mi cuerpo comenzaba a sentir los efectos de las constantes entregas de sangre a mi padre. Aunque intentaba mantenerme firme, había momentos en los que mi sed se volvía insoportable, como una sombra que no podía ignorar. Esa mañana, mientras me encontraba en mi habitación, sentí cómo esa necesidad se intensificaba, como si mi cuerpo estuviera reclamando lo que había perdido.

Kaname había venido a verme, como solía hacer cuando notaba que algo no estaba bien. Su presencia siempre era reconfortante, pero esta vez, me sentía demasiado vulnerable para ocultar lo que realmente estaba pasando. Mientras hablábamos, mi mirada se desvió hacia él, y la tentación se hizo más fuerte. Mi corazón comenzó a latir con fuerza, y antes de darme cuenta, las palabras salieron de mi boca.

— Kaname… -Dije, mi voz apenas un susurro mientras desviaba la mirada, sintiéndome avergonzada por lo que estaba a punto de pedir- Necesito tu ayuda.

Él se detuvo, su expresión cambiando ligeramente mientras me observaba con atención.

— ¿Qué ocurre, Chieko? -Preguntó, su tono tranquilo pero con un matiz de preocupación-

Respiré hondo, sintiendo cómo el calor subía a mis mejillas. No podía evitar sentirme avergonzada, pero sabía que no podía seguir ignorando lo que mi cuerpo necesitaba.

— Mi sed… -Murmuré, evitando mirarlo directamente- No puedo controlarla. He estado entregando demasiada sangre, y… necesito calmarla.

Kaname se quedó en silencio por un momento, procesando mis palabras. Cuando finalmente habló, su voz era baja, casi un susurro.

— ¿Estás segura de esto? -Preguntó, y aunque su tono era calmado, pude notar el leve rubor en sus mejillas-

Asentí lentamente, sintiéndome aún más avergonzada por mi petición. Pero sabía que él era el único en quien podía confiar en ese momento.

— No quiero que esto te incomode… -Dije, mi voz temblando ligeramente- Pero no sé qué más hacer.

Kaname dio un paso hacia mí, su mirada fija en la mía. Aunque su expresión seguía siendo tranquila, había un leve brillo en sus ojos que delataba su propia lucha interna.

— Está bien, Chieko. -Dijo finalmente, su voz suave pero firme- Si esto es lo que necesitas, te ayudaré.

Me sentí aliviada por su respuesta, aunque mi corazón seguía latiendo con fuerza. Kaname se acercó más, inclinándose ligeramente hacia mí mientras me ofrecía su muñeca. Su gesto era tranquilo, pero el leve rubor en su rostro no pasó desapercibido.

— Hazlo. -Dijo, su voz apenas un susurro-

Con cuidado, tomé su muñeca, sintiendo cómo mi propia respiración se aceleraba. Mis colmillos se deslizaron suavemente sobre su piel, y el sabor de su sangre llenó mi boca, cálido y reconfortante. Era como si cada gota me devolviera la fuerza que había perdido, calmando la tormenta que había estado creciendo dentro de mí.

Con cuidado, solté la muñeca de Kaname, sintiendo cómo su sangre calmaba mi sed. Mi respiración se regularizó, y un leve rubor coloreó mis mejillas. Kaname, sereno como siempre, observó mi reacción con su mirada habitual, cálida pero controlada. Sin embargo, antes de que pudiera agradecerle, sentí una presencia en la puerta. Al girar, allí estaba Zero, observándonos con una mezcla de sorpresa, dolor y frustración. Su mirada, clavada en mí, reflejaba un torrente de emociones que parecía incapaz de controlar.

— Chieko... -Susurró mi nombre al principio, como si estuviera procesando lo que había visto. Luego su tono subió, marcado por una firmeza que ocultaba el dolor subyacente- ¿Qué está pasando aquí?

Me congelé por un instante, incapaz de responder de inmediato. La intensidad en sus ojos me dejó sin palabras, y por primera vez en mucho tiempo, no supe cómo empezar a explicarme.

— Zero, no es lo que parece. -Respondí finalmente, con la voz temblorosa mientras daba un paso hacia él-

— ¿No es lo que parece? -Replicó con incredulidad, dejando escapar una risa amarga antes de clavar su mirada en Kaname- Entonces explícame qué haces alimentándote de él en lugar de… -Se detuvo, como si no pudiera terminar la frase sin que le doliera aún más-

Kaname, que había permanecido en silencio hasta ese momento, dio un paso al frente con su calma habitual.

— Zero, es evidente que esto te ha molestado, pero antes de continuar con tuposiciones, deberías permitirle a Chieko explicarse. -Dijo con su tono suave pero firme, dejando clara su postura-

Zero frunció el ceño, desviando su mirada hacia mí una vez más.

— ¿Qué más tengo que entender, Chieko? -Preguntó, esta vez sin mirar a Kaname- ¿Por qué no vine a mí si necesitabas ayuda?

Su pregunta me golpeó con fuerza. Había querido evitar involucrarlo, pensando que era lo mejor para él, pero ahora veía el error en mi decisión. Bajé la mirada por un momento, intentando juntar las palabras necesarias para explicar todo lo que estaba pasando.

— No es tan simple, Zero... -Empecé, mi voz baja pero firme mientras volvía a alzar la mirada para enfrentar la suya- Hay cosas que no sabías porque no quise preocuparte. Pero creo que ya no tiene sentido seguir ocultándolo. Mi padre… -Hice una pausa, buscando fuerzas para continuar- Mi padre, Rido, está vivo. Y he estado ayudándolo a recuperarse.

Zero retrocedió ligeramente, como si las palabras lo hubieran golpeado físicamente. Sus ojos se abrieron ligeramente, reflejando una mezcla de sorpresa y confusión.

— ¿Qué? -Dijo en un susurro, su expresión endureciéndose de inmediato- ¿Rido? ¿El mismo Rido que destruyó tantas vida? -Se interrumpió, su voz temblando mientras intentaba procesar lo que había escuchado-

Asentí lentamente, notando cómo su incredulidad se transformaba en algo más profundo: dolor.

— Sí, pero no es el mismo hombre que conociste. -Dije, intentando calmarlo- Me hizo una promesa, Zero.

Zero negó con la cabeza, como si mis palabras fueran imposibles de creer.

— Y mientras hacías todo esto, no pensaste que tenías que decírmelo. -Dijo, su voz más baja pero cargada de emociones- ¿Cuánto tiempo llevas cargando esto sola, Chieko?

— Desde el principio. -Respondí con honestidad, sabiendo que mentir no serviría de nada- No quería que te preocuparas. Esto es algo que sentí que debía manejar sola… hasta que ya no pude.

Su mandíbula se tensó, y por un momento, no dijo nada. Luego su mirada volvió a desviarse hacia Kaname, y esta vez, su voz fue más controlada.

— ¿Tú sabías esto? -Preguntó, aunque en su tono había más resignación que enojo-

— Lo sabía. -Respondió Kaname con calma- Y estoy ayudándola a manejarlo. Este no es un problema sencillo, Zero, pero te aseguro que no hemos tomado decisiones a la ligera.

Zero volvió a mirarme, sus ojos suavizándose ligeramente. Pero detrás de ese gesto, aún podía ver el dolor que lo atormentaba.

— Chieko… si necesitabas tanto… Si sentías que ya no podías más, ¿Por qué no recurriste a mí? -Preguntó, su voz quebrándose ligeramente al final- ¿Tan poco confías en mí?

Mi corazón se apretó ante sus palabras. No era falta de confianza, pero sabía que nada de lo que dijera en ese momento calmaría su inquietud.

— No es eso, Zero. -Dije con sinceridad- Siempre he confiado en ti, más de lo que imaginas. Pero esto… esto no era algo que quería cargar sobre tus hombros.




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ㅤㅤㅤ் Narradora '
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Zero permaneció en silencio después de escuchar las palabras de Chieko, pero su mirada reflejaba algo más profundo que simple enojo: decepción. Ese brillo en sus ojos, esa mezcla de frustración y dolor, era como un puñal que atravesaba el aire entre ambos. Por un instante, parecía que iba a decir algo, pero sus labios se mantuvieron cerrados, y su mandíbula se tensó visiblemente.

Kaname, que había estado observando la interacción desde la distancia con su habitual semblante sereno, mantuvo su postura en calma, aunque su mirada no dejaba de seguir cada movimiento de Zero, preparado por si acaso la situación escalaba. Pero Zero no hizo ningún movimiento brusco; solo dio un paso atrás, rompiendo el contacto visual con Chieko.

— Entendido. -Murmuró Zero finalmente, su voz baja y cargada de un tono que era imposible no notar, como si esas palabras fueran un intento de ocultar todo lo que realmente quería decir.

Chieko alzó una mano, como si quisiera alcanzarlo, detenerlo, pero algo en su interior la hizo detenerse. Zero no le dio tiempo para responder ni intentar suavizar la conversación. Se giró rápidamente sobre sus talones y salió por la puerta, cerrándola con más fuerza de la que había planeado. El sonido de la puerta resonó en la habitación, dejando tras de sí un silencio ensordecedor.

[Durante los días siguientes. . .]

Zero evitó cualquier interacción directa con Chieko. Su actitud no era agresiva ni abiertamente hostil, pero había algo cortante en la forma en la que se comportaba. En los pasillos, si cruzaban caminos, simplemente inclinaba ligeramente la cabeza como saludo y continuaba caminando, sin detenerse, sin siquiera mirarla. En las reuniones o patrullas compartidas, mantenía una profesionalidad impecable, pero algo en su tono, en su lenguaje corporal, dejaba claro que había construido una barrera entre ambos.

Chieko, por su parte, notaba cada una de esas pequeñas acciones como si fueran agujas en su piel. Intentó acercarse en varias ocasiones, pero cada vez que lo hacía, Zero encontraba una excusa para alejarse.

— Zero… -Lo llamó un día después de una reunión en la oficina del Director Cross, intentando aprovechar el momento en que salían juntos-

Zero no detuvo su paso, simplemente ajustó su arma en el hombro y respondió sin mirarla.

— Tengo cosas que hacer. Habla con otro prefecto si necesitas ayuda. -Dijo con un tono controlado, pero sin rastro de la calidez que alguna vez había compartido con ella-

Kaname, que había sido testigo de este distanciamiento desde el principio, observaba la situación con una mezcla de paciencia y pragmatismo. Aunque no lo expresaba abiertamente, no le gustaba ver a Chieko afectada por esa distancia, pero sabía que esto era algo que ellos dos tenían que resolver por sí mismos.

[Una noche. . .]

Chieko estaba en los jardines de la Academia, contemplando la luna mientras la brisa fría acariciaba su rostro. Sus pensamientos estaban llenos de las interacciones rotas con Zero, el peso de sus responsabilidades y las consecuencias de sus elecciones. Entonces, sintió una presencia cercana, una energía familiar. Volteó lentamente y, a lo lejos, vio a Zero caminando en dirección contraria, con su postura rígida y su mirada fija en el camino.

— Zero… -Susurró para sí misma, sintiendo cómo algo se rompía dentro de ella al verlo tan distante-

Pero no lo llamó, no esta vez. Algo en su expresión, en la manera en la que caminaba con tanta determinación, le dejó claro que él aún no estaba listo. Todo lo que podía hacer era esperar y, quizás, en algún momento, encontrar las palabras adecuadas para remediar lo que se había roto entre ellos.

[Unos días más tarde. . .]

Mientras tanto, los días continuaron avanzando, y aunque la rutina en la Academia seguía igual en la superficie, para Chieko, algo había cambiado irremediablemente. Zero seguía allí, siempre presente, pero al mismo tiempo, más distante que nunca. Y ese vacío, esa ausencia en medio de su cercanía, era lo que más dolía.

El cambio en la actitud de Zero no pasó desapercibido para las personas más cercanas a él. Ichuru fue el primero en notarlo; después de todo, era su gemelo, su otra mitad, y podía sentir incluso los cambios más sutiles en su estado de ánimo. Durante los primeros días, Ichuru había intentado restarle importancia, pensando que se trataba de una de las habituales reservas de Zero hacia los demás. Pero conforme los días se convirtieron en semanas, y Zero seguía manteniendo esa distancia con todos, pero especialmente con Chieko, Ichuru no pudo seguir ignorándolo.

Una tarde, mientras ambos estaban en la sala común del edificio del Director Cross, Ichuru se armó de valor para abordar el tema. Zero estaba sentado junto a la ventana, ajustando su arma meticulosamente, como siempre hacía cuando quería distraerse de sus pensamientos.

— Zero, ¿Qué pasa contigo últimamente? -Preguntó Ichuru, su tono despreocupado, pero con un trasfondo evidente de preocupación-

— Nada. -Respondió Zero de inmediato, sin levantar la vista de su arma-

Ichuru soltó un suspiro, acercándose para sentarse frente a su hermano. Aunque sabía que Zero no era alguien fácil de abrirse, no estaba dispuesto a dejar el tema.

— No mientas. -Insistió Ichuru, entrelazando sus dedos mientras apoyaba los codos en sus rodillas- Te conozco mejor que nadie, y sé que algo te está molestando. ¿Es Chieko? -La última pregunta la hizo con cautela, observando la reacción de su hermano-

Zero detuvo sus manos por un segundo, pero no levantó la mirada.

— Es complicado. -Respondió finalmente, su voz baja-

Ichuru lo observó con atención, entendiendo que su hermano no quería dar más detalles por ahora. Pero incluso esa breve admisión le confirmó que su intuición era correcta.

[En otro lado. . .]

Mientras tanto, Yuuki también había notado la frialdad entre Zero y Chieko. Había algo extraño en cómo Zero evitaba a Chieko, y cómo ella, aunque no lo mostraba de forma evidente, parecía afectada por esa distancia. Después de una patrulla conjunta con Chieko, Yuuki finalmente decidió hablar.

— Chieko-chan, ¿Te preguntaré algo? -Dijo Yuuki mientras caminaban hacia el edificio principal-

Chieko, que había estado ensimismada en sus pensamientos, volteó hacia Yuuki, ofreciéndole una pequeña sonrisa.

— Claro, Yuuki. ¿Qué ocurre?

Yuuki dudó por un instante, pero al final optó por ser directa.

— ¿Qué pasó entre tú y Zero? Lo noto... más distante, sobre todo contigo. -Dijo, su tono lleno de preocupación- Y tú también pareces... diferente.

Chieko suspiró, sabiendo que Yuuki no estaba equivocada. Pero aún así, no quería cargarla con todos los detalles.

— Es complicado. -Respondió con calma, repitiendo las palabras que Zero había usado antes- Solo... estamos pasando por un momento difícil.

Yuuki frunció el ceño, pero decidió no insistir por ahora. Sin embargo, se prometió a sí misma que haría algo al respecto. No quería ver a dos de las personas que más apreciaba en esa situación.

[. . .]

Incluso Kaien Cross, que siempre mantenía una actitud relajada y paternal hacia todos en la academia, notó el cambio. Durante una de las reuniones en su oficina, miró de reojo a Zero mientras el joven prefecto permanecía rígido y reservado.

— Zero, hijo. -Dijo Kaien después de que todos los demás se habían retirado, dejando solo a Zero en la habitación- ¿Está todo bien? Pareces... más apagado de lo habitual.

Zero lo miró brevemente, pero luego desvió la mirada, intentando ocultar sus emociones.

— Estoy bien, Director Cross. -Respondió con su habitual tono neutral-

Kaien lo estudió por unos segundos, sabiendo que Zero no estaba diciendo toda la verdad. Pero en lugar de presionarlo, optó por un enfoque más sutil.

— Sabes que mi puerta siempre está abierta, ¿Verdad? Para cualquier cosa. -Dijo Kaien con una sonrisa suave- A veces, compartir lo que llevamos dentro ayuda más de lo que creemos.

Zero no respondió de inmediato, pero asintió ligeramente antes de salir de la habitación. Kaien lo observó irse, dejando escapar un suspiro. Aunque no sabía exactamente qué estaba pasando, confiaba en que las personas a su alrededor encontrarían una manera de ayudarlo.

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Con cariño,
LadyBeluna019 🌹

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