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𝟑𝟗| 𝐎𝐟𝐟𝐢𝐜𝐢𝐚𝐥 𝐝𝐞𝐛𝐮𝐭




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ㅤㅤㅤ் Narra Kaname '
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Cuando la vi tambalearse, algo dentro de mí se estremeció, como si el mundo se detuviera en ese instante. Chieko, siempre tan fuerte, tan determinada, ahora parecía tan frágil, como una hoja al borde de caer con el más leve susurro del viento. No dudé; en un par de pasos ya la tenía entre mis brazos antes de que su cuerpo tocara el suelo.

La tomé con firmeza, sintiendo el frío de su piel contra mis manos. Era un contraste inquietante, una alarma que retumbaba en mi interior, pero me aseguré de sostenerla con cuidado, protegiéndola de cualquier daño. Mientras la cargaba, mi mirada se posó en la bolsa que apenas colgaba de su mano débilmente cerrada. La tomé con delicadeza, notando su ligereza, y recordando su decisión al elegir el vestido para esta noche. Ese simple objeto, ahora tan significativo, era un testimonio de su esfuerzo por enfrentar esta ocasión, pese a las circunstancias que claramente la sobrepasaban.

— Chieko... -Musité su nombre, apenas audible, pero con una intensidad que no podía contener. Mi voz se quebró un instante, algo poco habitual en mí-

El sonido de pasos apresurados me sacó brevemente de mi ensimismamiento. Al girar mi rostro, vi a Akatsuki y Hanabusa acercarse con sus expresiones llenas de sorpresa y preocupación.

— Kaname-sama... -Empezó Hanabusa, pero levanté una mano, un gesto claro para que guardara silencio. No tenía tiempo para palabras vacías-

Sin detenerme, avancé hacia el interior del lugar donde se celebraría el banquete. Cada paso resonaba en la inmensidad del espacio, acompañado de las miradas inquisitivas de aquellos que estaban cerca. Sentía el peso de sus ojos, sus murmullos que trataban de descifrar lo que ocurría, pero los ignoré. Mi única prioridad era Chieko.

Al entrar a una habitación apartada, lejos del bullicio de la celebración, encontré un sillón lo suficientemente cómodo para recostarla. Bajé con cuidado, asegurándome de que su cuerpo descansara en una posición tranquila, como si su misma respiración pudiera quebrar su delicadeza en ese momento. Coloqué la bolsa con el vestido al lado, consciente de su importancia para ella.

La habitación permaneció en un silencio casi absoluto, roto solo por mi propia respiración. Mis ojos no se apartaban de ella. Su rostro, a pesar del evidente cansancio, conservaba una tranquilidad que no esperaba. Al menos ahora estaba a salvo. Mis pensamientos eran un torbellino, llenos de preguntas y preocupaciones que no podía resolver en ese instante.

Unos golpes suaves en la puerta llamaron mi atención. Akatsuki apareció, con su semblante habitual de calma, pero sus ojos reflejaban su inquietud.

— Kaname-sama, ¿Qué hacemos? -Preguntó, su tono reflejando la inquietud compartida por los tres-

— Encárgate de que nadie interfiera aquí. -Respondí, mi tono firme pero controlado-

Akatsuki asintió sin cuestionar, cerrando la puerta tras de sí mientras salía. Por un instante, el silencio volvió a dominar la habitación. Me incliné un poco, apartando con cuidado un mechón de cabello que caía sobre su frente. Observé cada rasgo de su rostro, grabándolo en mi memoria.

En ese momento, mientras el mundo exterior parecía desvanecerse, hice un juramento silencioso. Protegerla, a toda costa. No importaban los sacrificios ni las consecuencias. Ella era mi prioridad.

[Unos 30 minutos después. . .]




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ㅤㅤㅤ் Narra Chieko '
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El frío metálico del sueño aún pesaba sobre mi cuerpo cuando mis ojos comenzaron a abrirse lentamente. Me sentía desorientada, incapaz de recordar cómo había llegado a este lugar. Por un momento, solo podía percibir el tenue murmullo del aire en la habitación. Mi mirada recorrió el espacio, intentando situarme. Era un cuarto tranquilo, de decoraciones sobrias, con una luz cálida que parecía danzar suavemente en las paredes. Confusión y curiosidad me invadieron mientras giraba mi rostro hacia un lado, y fue entonces cuando lo vi.

Kaname estaba allí, sentado en un sillón cercano. Cruzado de piernas y con su porte siempre impecable, sostenía su mirada fija en mí, pero con una tranquilidad que no esperaba. Sus labios se curvaron en una suave sonrisa, y el alivio era evidente en sus ojos.

— Qué alivio. No creía que despertarías tan temprano. -Sonrió suavemente, sin perder su compostura-

— Ah... -Reaccioné, intentando incorporarme de golpe. El movimiento fue torpe, y mis ojos buscaron frenéticamente mi bolsa. Mis pensamientos se aliviaron al verla justo al lado del sillón donde estaba recostada. Estaba intacta-

— ¿Cuánto tiempo he dormido? Necesito prepararme para el banquete. -Las palabras se atropellaron mientras me ponía de pie con rapidez, tomando la bolsa que contenía mi vestido-

Sin embargo, mis piernas aún no estaban listas para sostenerme. La fuerza que creía tener me traicionó y tropecé, mi cuerpo cayendo hacia adelante. Antes de que pudiera tocar el suelo, sentí los brazos firmes de Kaname sosteniéndome, impidiendo mi caída.

— Gracias... -Murmuré, notando el calor en mis mejillas mientras me separaba de él con torpeza. Mi sonrojo era incontrolable-

— Pensé que estabas enojada conmigo por ese día. -Su voz tranquila cortó el incómodo silencio-

— Sí, estaba molesta, ya que no pude ser de mucha ayuda... Además, con todo esto de Yuna me estresé más. -Suspiré, permitiéndome caer nuevamente al sillón, esta vez con menos dramatismo-

Mis pensamientos comenzaron a pesar, y mi mirada se clavó en el suelo. El cansancio no era solo físico; lidiar con el Consejo de Ancianos era una carga que me sofocaba.

Kaname, sin moverse de su lugar, extendió su mano y con un toque suave sostuvo mi barbilla, obligándome a mirarlo.

— En cualquier caso, Chieko... -Dijo mientras entrecerraba los ojos con seriedad- ¿Creías que no me enojaría si me hablabas de esa manera?

— Kaname... No se trata de ti. Se trata de Zero y Yuna. Zero no es el culpable de la "muerte" de Shizuka... Ambos sabemos lo que pasó y que Shizuka ahora es Yuna. -Suspiré nuevamente, sintiendo que el peso de mis palabras llenaba el aire- Dos personas que quiero están en peligro gracias al consejo, y todo ocurrió por mis acciones.

— Lo sé... Pero no me arriesgaré a perderte de nuevo. -Sus palabras eran suaves, casi un murmullo, pero llevaban consigo una intensidad que me hizo contener el aliento-

Con delicadeza, deslizó su mano hacia mi cuello. Sus dedos apenas rozaron mi piel, pero el gesto fue suficiente para que mi corazón comenzara a latir con fuerza descontrolada. Podía sentir mi propio pulso resonando, como si todo mi cuerpo respondiera a su toque.

— Tu corazón está latiendo rápido. -Su mirada se volvió seria mientras me observaba con detenimiento- Estoy seguro de que entiendes muy bien lo que quiero decir.

El color subió a mis mejillas, y antes de que pudiera formular una respuesta, un golpe en la puerta rompió la intensidad del momento. Kaname, con su habitual compostura, enderezó su postura y desvió su atención hacia la entrada.

— Está bien, pasa. -Su voz fue tranquila, como si nada hubiera sucedido-

La puerta se abrió lentamente, revelando a Ichijou, quien entró con una amplia sonrisa. Su alivio era evidente en sus ojos.

— Chieko-sama, ya despertaste, qué alivio. -El tono de su voz era genuino- Sí que nos diste un buen susto. Por suerte nos encontramos contigo y decidimos traerte a descansar aquí. ¿Cómo fue que ocurrió tu colapso? -Preguntó con una mezcla de preocupación y curiosidad-

Tragué saliva, intentando idear una excusa convincente. No podía contarles la verdad sobre el niño vampiro que había encontrado, ni que estaba siendo controlado por Rido. Sonreí suavemente, tratando de aparentar calma.

— Fue un... encuentro inesperado. Un niño vampiro me tomó por sorpresa, pero no pude defenderme. No se veía peligroso, pero me succionó la fuerza vital. Fue extraño. -Mi tono era calculado, lo suficiente para convencerlo-

Ichijou suspiró, claramente preocupado.

— Supongo que eso explica tu colapso. -Sacudió la cabeza con cierto pesar- Debajo de este edificio se encuentra una villa del clan Aidou, y es además el sitio donde se celebrará el banquete para vampiros esta noche. Allí habrá muchos nobles.

— Comprendo... -Respondí, asintiendo serenamente- Podrían marcharse así me alisto para la ocasión y los acompaño.

Ambos asintieron, respetando mi petición, y se retiraron de la habitación. Aproveché el momento para sacar mi vestido de la bolsa. Era una pieza exquisita, con detalles delicados que brillaban sutilmente bajo la luz. Improvisé un peinado, usando un accesorio que perteneció a mi padre para recoger todo mi cabello. Al mirarme al espejo, sentí que estaba lista para enfrentar la noche.

Guardé mi ropa en la bolsa y, con el vestido puesto, salí de la habitación. Apenas lo hice, sentí las miradas de Kaname e Ichijou posarse sobre mí. Ambos parecían sorprendidos, admirando el vestido que ahora llevaba.

Kaname esbozó una sonrisa suave, mientras Ichijou comentaba con entusiasmo:

— Chieko-sama, te ves... maravillosa. -Su tono era cálido, pero lleno de admiración-

Los ojos de Kaname no se apartaron de mí, y en ese instante, algo dentro de mí pareció calmarse. Como si, por un breve momento, todo el peso de la noche quedara disipado. Inspiré profundamente, ajusté la postura de mi espalda y permití que mi rostro mantuviera la serenidad que tanto había practicado bajo la guía de mi nana Hana. Sabía que las miradas no tardarían en dirigirse a nosotros.

Nos pusimos en marcha hacia el salón principal, avanzando con un ritmo lento y deliberado. Kaname caminaba al frente, irradiando esa autoridad natural que era imposible de ignorar. A su lado, Ichijou mantenía su calma habitual, su sonrisa relajada añadiendo un toque de ligereza al momento. Mis pasos siguieron los de ellos con precisión medida. Mi mente repasaba cada detalle de las enseñanzas de mi nana: "No mires al suelo, no permitas que tus nervios dominen tu expresión, y asegúrate de moverte como si estuvieras segura de cada paso".

Llegamos al salón principal, y las puertas se abrieron con un sonido suave pero resonante. La magnificencia del lugar era abrumadora, incluso para mí, con sus candelabros que colgaban como estrellas capturadas y una luz que parecía acentuar cada detalle de la decoración lujosa. Mientras descendíamos por la gran escalera hacia el primer piso, el murmullo de las conversaciones se fue apagando, dejando un silencio cargado de anticipación. Sentí las miradas de todos los presentes clavarse en nosotros, en mí.

Mi corazón latía con fuerza, pero seguí moviéndome con gracia, recordando que ahora representaba algo más grande que yo misma. Podía notar cómo los ojos de los nobles viajaban entre Kaname y yo, curiosos, analíticos, algunos admirativos y otros más inquisitivos. La mayoría se inclinó respetuosamente ante Kaname, reconociendo su autoridad incuestionable, aunque mis ojos captaron tres figuras que rompieron con este acto de reverencia.

A lo lejos, en una posición discreta, estaban Ichiru, Zero y el profesor Yagari. Ichiru se mantenía firme, con una leve curva en sus labios que sugería diversión, como si fuera un espectador entretenido en medio de todo esto. Zero, por su parte, observaba con una expresión seria, su mirada fija en mí, llena de preguntas que no necesitaba verbalizar para sentirlas. Yagari, como siempre, estaba estoico, aunque sus ojos afilados parecían tomar nota de cada detalle de la escena.

Kaname, sin desviar su atención de la multitud, se detuvo en el centro del salón. Su figura proyectaba una presencia imponente, y cuando habló, su voz clara y tranquila resonó en el ambiente.

— Lo siento, no fue mi intención interrumpirles. -Su tono era amable, pero mantenía la autoridad que lo caracterizaba- Por favor, continúen divirtiéndose.

El silencio que había dominado el salón comenzó a llenarse de murmullos nuevamente, como si Kaname hubiera dado permiso para que la tensión se disipara. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que uno de los nobles, un hombre alto de cabello oscuro y ojos penetrantes, decidiera hablar.

— Kaname-sama, dicen que se ha vuelto en contra del consejo de ancianos y, además, que protege a los humanos. ¿Es cierto?

Por un momento, sentí que el aire se tensaba nuevamente. Las miradas de los presentes ahora estaban aún más enfocadas en nosotros. Mi respiración se mantuvo constante, y mantuve mi postura erguida, siguiendo cada palabra con atención. Kaname, en su típica calma, no mostró ni una pizca de duda o incomodidad.

— Sí, lo es. -Respondió sin vacilar, y por un instante, su mirada se desvió hacia Zero, como si le hablara directamente a él-

El noble asintió lentamente, mostrando una leve sonrisa que parecía mezclar admiración con curiosidad.

— Como se esperaba de Kaname-sama... -Dijo, antes de girar su atención hacia mí- ¿Y quién es la bella señorita a su lado?

Sentí cómo las miradas se intensificaban sobre mí. Los murmullos regresaron, esta vez con una nueva dirección. Algunos comenzaban a especular sobre mi identidad, mientras otros lanzaban elogios sobre mi apariencia y la gracia de mis movimientos. Escuchaba fragmentos de sus comentarios, palabras como "elegante", "digna de una noble" y "perfecta compañía para Kaname-sama". Todo esto mientras otros alababan la postura de Kaname de buscar la paz con los humanos. Era un momento de atención total que no esperaba, pero sabía que Kaname siempre tenía un plan para manejar situaciones como esta.

Kaname, con su característico aplomo, dio un paso más cerca de mí y, con una expresión tranquila, se dirigió a la multitud.

— Permítanme presentarles oficialmente a Chieko. -Hizo una pausa breve, suficiente para captar la atención total del salón- Ella es parte de la familia Kuran.

Las palabras de Kaname hicieron que el tiempo pareciera detenerse. El impacto de su declaración se reflejaba en los rostros de los presentes. Aunque era evidente que yo era una vampiresa noble, el hecho de que me presentara como parte de la familia Kuran era un reconocimiento que nadie esperaba. Pude ver cómo las miradas de evaluación se transformaban en respeto, incluso admiración.

Uno por uno, los nobles comenzaron a inclinarse, no solo ante Kaname, sino también hacia mí. Era un acto de reconocimiento que no podía ignorar, y aunque mi corazón latía con fuerza, mantuve mi rostro sereno, proyectando la misma compostura que me había enseñado mi nana. Este era mi debut oficial, y aunque no podía prever lo que el futuro depararía, en ese momento sentí que había dado un paso importante hacia mi lugar en este mundo.

Miré de reojo a Kaname, y él me devolvió una mirada cálida. En sus ojos pude ver una tranquilidad que parecía decirme que todo estaba saliendo como él había planeado. Y así, mientras las reverencias continuaban, supe que esta noche marcaría el comienzo de algo mucho más grande para mí.

[Después de un rato. . .]

El murmullo de las conversaciones llenaba el salón, pero mi atención estaba fija en lo que sucedía a mi alrededor. Uno tras otro, los nobles se acercaban a Kaname, presentando a sus hijas con sonrisas ensayadas y palabras cuidadosamente elegidas. Las jóvenes, algunas apenas mayores que yo, se inclinaban con timidez, mientras sus padres hablaban con descaro, ofreciendo a sus hijas como si fueran piezas de un juego político. Cada palabra que escuchaba me hacía sentir más incómoda, aunque mi rostro permanecía sereno, siguiendo la rigurosa etiqueta que mi nana Hana me había inculcado.

— Kaname-sama, mi hija Haruka es una joven excepcional. Estoy seguro de que sería una compañía digna para alguien de su estatura. -La voz de un hombre resonó cerca de nosotros, mientras la joven a su lado bajaba la mirada, claramente avergonzada-

Kaname, con su habitual calma, respondía con cortesía, pero no podía evitar notar la leve tensión en su mirada. A pesar de su compostura, sabía que esta situación no le agradaba más que a mí. Sin embargo, los nobles continuaban, uno tras otro, como si no pudieran resistir la oportunidad de ganar el favor de Kaname a través de sus hijas.

Mi paciencia comenzó a agotarse. Aunque mantenía mi postura impecable, sentía una creciente molestia hacia estos hombres que usaban a sus hijas como cebo para alcanzar la gloria. Era un espectáculo que me resultaba difícil de tolerar. Decidí que no podía quedarme allí por más tiempo. Con un movimiento discreto, me retiré del lado de Kaname, asegurándome de no llamar la atención.

Caminé hacia el centro del salón, donde una mesa larga estaba repleta de bocadillos y platillos exquisitos. La variedad era impresionante, una muestra de la riqueza y el lujo de la alta sociedad vampírica. Mis ojos recorrieron los platos, tratando de distraerme de la incomodidad que había sentido momentos antes. Había sushi de alta calidad, sashimi perfectamente cortado, tempura crujiente, y un delicado chawanmushi servido en pequeñas tazas de porcelana. También había wagyu en finas rebanadas, acompañado de arroz aromático, y un sukiyaki servido en pequeñas porciones individuales. Todo parecía tan perfecto que me costaba decidir qué escoger.

Mientras me debatía entre el sashimi y el chawanmushi, sentí una presencia detrás de mí. Mi cuerpo se tensó ligeramente, y al darme la vuelta, me encontré con un rostro familiar.

— Chieko-chan, ¡Qué sorpresa verte aquí! -La voz animada de Ichuru rompió el silencio, y su sonrisa despreocupada me hizo relajarme de inmediato-

A su lado estaba Zero, quien, aunque más reservado, parecía genuinamente contento de verme. Sus ojos, normalmente serios, tenían un brillo cálido que no esperaba.

— Me alegra verte, Chieko. -La voz de Zero era tranquila, pero había una sinceridad en sus palabras que me hizo sonreír-

— Zero, Ichuru... -Dije, inclinando ligeramente la cabeza en señal de saludo- Es bueno verlos también. No esperaba encontrarlos aquí.

Ichuru se rió suavemente, cruzando los brazos mientras me miraba con una mezcla de diversión y afecto.

— ¿Por qué no? Este es un evento importante, y tú eres la estrella de la noche, Imouto-chan. -Su tono era juguetón, pero sus palabras me hicieron sonrojar ligeramente-

— No exageres, Ichuru. -Respondí, tratando de mantener la compostura, aunque su actitud siempre lograba desarmarme-

Zero, por su parte, se mantuvo cerca, observándome con una expresión que parecía querer decir más de lo que sus palabras transmitían. Antes de que pudiera decir algo más, una voz familiar se unió a nuestra conversación.

— Vaya, parece que aquí está el grupo rebelde. -El tono sarcástico de Yagari llegó a mis oídos, y al girarme, lo vi acercarse con su porte relajado pero imponente-

— Profesor Yagari. -Lo saludé con respeto, inclinando ligeramente la cabeza-

— Chieko, no necesitas tanta formalidad conmigo. -Respondió, aunque su sonrisa era amable- Me alegra verte bien después de todo lo que pasó.

La conversación fluyó con naturalidad entre los cuatro. Ichuru, como siempre, aportaba su energía despreocupada, mientras Zero y Yagari mantenían un equilibrio entre la seriedad y el humor. Por un momento, me olvidé de las miradas y los murmullos del salón, disfrutando de la compañía de quienes realmente me hacían sentir cómoda.




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ㅤㅤㅤ் Narradora '
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En un rincón apartado del salón, bajo la tenue luz que apenas alcanzaba a iluminar su rostro severo, Ichiou permanecía en silencio, observando cada movimiento en la sala con una mirada que parecía capaz de desentrañar los secretos más profundos de todos los presentes. Su nieto, Takuma, estaba a su lado, mostrando su característico aire despreocupado. Sin embargo, detrás de su sonrisa, había una firmeza inquebrantable, un reflejo de la lealtad que sentía hacia Kaname y, ahora, también hacia Chieko.

— Todos están sorprendidos. -La voz de Takuma rompió el silencio con su ligereza habitual- Nadie pensó que incluso el abuelo asistiría a este banquete. -Giró levemente hacia él, manteniendo su sonrisa- ¿Uhmm? ¿Qué sucede?

Ichiou, aparentemente absorto, no respondió de inmediato. Su mirada fría se posó momentáneamente en el centro del salón, donde Chieko conversaba animadamente con Zero, Ichuru y Yagari. Aunque sus ojos permanecían impenetrables, algo en su postura sugería un creciente descontento que guardaba cuidadosamente para sí mismo.

Finalmente, tras una pausa calculada, respondió con un tono tranquilo y medido:

— Nada. Solo pensaba en asuntos triviales.

Takuma inclinó ligeramente la cabeza, fingiendo un interés casual. Conocía demasiado bien a su abuelo para caer en la trampa de sus palabras ambiguas. Aun así, decidió no mostrar señales de desconfianza.

— ¿Eh? -Dijo, un toque de confusión fingida en su voz para mantener la conversación ligera- ¿"Asuntos triviales"? Eso no suena como algo que ocuparía la mente del abuelo.

Ichiou desvió levemente la mirada hacia su nieto, su expresión calculada y seria. Su voz se mantuvo neutral, pero cargada de esa autoridad que siempre marcaba la pauta en sus interacciones.

— Esa joven. -Dijo finalmente, con un tono seco- La que está con Kaname. Parece haberse ganado su confianza.

Takuma supo de inmediato a quién se refería, pero eligió cuidadosamente sus palabras. No era la primera vez que su abuelo intentaba sonsacarle información. Sin embargo, su lealtad hacia Kaname y Chieko era inquebrantable, y sabía que cualquier detalle que compartiera podría convertirse en un arma en las manos de Ichiou.

— Chieko-chan es interesante, eso es cierto. -Respondió con su habitual sonrisa, manteniendo su tono ligero- Pero no creo que haya mucho que decir sobre ella que no haya visto usted mismo.

Ichiou levantó una ceja ante la respuesta vaga de su nieto. Era evidente que esperaba más, pero Takuma no cedió. Su actitud relajada y despreocupada escondía su firme decisión de no revelar nada que pudiera comprometer a Chieko o a Kaname.

— Supongo que tu cercanía con Kaname te ha permitido observar cosas que otros no pueden. -Comentó Ichiou con un ligero matiz de persuasión en su voz, aunque su expresión permanecía fría- Tal vez algún día compartas esas observaciones conmigo.

Takuma mantuvo su sonrisa, aunque había una firmeza en su mirada que dejó claro que no planeaba decir nada más.

— Tal vez, abuelo. -Respondió suavemente, eludiendo la insinuación con elegancia- Pero creo que Kaname-sama es quien mejor podría responder a sus curiosidades sobre Chieko-chan.

Ichiou no dijo nada más, pero el brillo en sus ojos delataba su creciente disgusto hacia Chieko, aunque lo mantuvo cuidadosamente oculto tras su fachada imperturbable. No era hombre de mostrar emociones evidentes, ni siquiera cuando su descontento crecía como un fuego contenido. En lugar de expresar su desaprobación, simplemente volvió a enfocar su atención en el salón, observando cada detalle con la precisión calculadora de un estratega.

Mientras tanto, Takuma respiró internamente aliviado, aunque su rostro no mostraba el más mínimo cambio. Sabía que esta conversación no era el final, sino solo un movimiento más en el intrincado juego político que Ichiou siempre jugaba. Y él, como siempre, estaba decidido a proteger a quienes le eran más importantes.

Desde el centro del salón, Chieko seguía sonriendo mientras hablaba con Zero, Ichuru y Yagari, completamente ajena a las sombras de tensión que se tejían en los rincones oscuros de la velada.

┈̫̫━̫̫┈̫̫━̫̫┈̫̫━̫̫┈̫̫━̫̫┈̫̫━̫̫┈̫̫━̫̫┈̫̫━̫̫┈̫̫ ¡Cᴏɴᴛɪɴᴜᴀʀᴀ́!
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