
𝟐𝟗| 𝐀 𝐟𝐞𝐥𝐢𝐧𝐞 𝐟𝐫𝐢𝐞𝐧𝐝
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Durante el día, Ichuru, Zero y Yuuki estaban concentrados en realizar sus exámenes finales. La tensión y el esfuerzo se palpaban en el ambiente, cada uno de ellos inmerso en sus estudios y en demostrar todo lo aprendido durante el ciclo escolar. Las horas pasaban lentamente, y el estrés aumentaba con cada página que pasaban, cada problema que resolvían.
Finalmente, después de concluir con todos los exámenes, los tres amigos se reunieron con Sayori Wakaba y decidieron dar un paseo por los alrededores del patio de la Academia Cross para despejar sus mentes. Caminaban juntos, conversando sobre sus planes y expectativas ahora que los exámenes habían terminado. La sensación de alivio era palpable, y empezaban a soñar con cómo disfrutarían su tiempo libre.
Mientras charlaban y se reían, se encontraron con Kayumi Kageyama, quien estaba claramente molesto. Kayumi se acercó a ellos y, sin mediar muchas palabras, confrontó a Yuuki por las notas promedio. Kayumi estaba especialmente preocupado ya que, dependiendo de la nota de Yuuki, su clase podría participar en el tan esperado baile de la academia. Si sacaban el promedio más bajo, tendrían que encargarse de todas las preparaciones del baile sin posibilidad de participar en este.
La tensión entre ellos era evidente. Yuuki, sorprendida por la reacción de Kayumi, trató de calmar la situación, explicando que hizo su mejor esfuerzo en los exámenes. Sin embargo, Kayumi no estaba convencido y seguía mostrando su frustración. Ichuru, Zero y Sayori intentaron mediar, recordándole a Kayumi que todos habían trabajado duro y que todavía no sabían los resultados finales.
La situación se calmó un poco, pero la preocupación de Kayumi quedó en el aire, y el grupo continuó su paseo, reflexionando sobre la incertidumbre de los resultados y el impacto que estos tendrían en sus próximos días en la academia.
Después de su encuentro con el presidente, Yuuki y su amiga Sayori decidieron que era momento de disfrutar de una tarde relajante en la ciudad. Se despidieron del edificio y caminaron hasta encontrar una encantadora cafetería que prometía el mejor té de la región.
— ¡Hace mucho que no tomamos un buen té juntas! -Exclamó Sayori con una sonrisa mientras se acomodaban en una mesa junto a la ventana-
— Sí, lo necesitábamos. -Respondió Yuuki, relajándose en su asiento- A veces es bueno desconectar un poco.
Mientras tanto, los gemelos Kiryuu, Zero e Ichuru, permanecieron en el lugar, sumidos en una conversación más seria.
— Ichuru, hay algo que Chieko me mencionó. -Dijo Zero, mirando a su hermano con seriedad-
— ¿De qué se trata? -Preguntó Ichuru, intrigado-
Zero tomó aire antes de continuar.
— Chieko me habló de un libro antiguo de conjuros que encontró en la biblioteca de nuestra familia. Contiene hechizos poderosos, capaces de someter a un vampiro de sangre pura y revertirlo a un estado infantil, borrando todos sus recuerdos. -Explicó Zero, observando la reacción de su hermano-
Ichuru se quedó en silencio por un momento, procesando la información.
— ¿Y cuál es el plan? -Preguntó finalmente-
— Chieko no quiere usarlo a menos que sea absolutamente necesario, pero si Shizuka representa una amenaza real para nosotros o para Yuuki, no dudará en hacerlo. Kaname también está al tanto y está dispuesto a ayudar. -Continuó Zero-
Ichuru asintió, comprendiendo la gravedad de la situación.
— Entonces, debemos estar preparados. No podemos permitir que nada salga mal. -Concluyó Ichuru con determinación-
Ambos hermanos sabían que el peligro estaba más cerca de lo que jamás hubieran imaginado, y debían estar listos para enfrentarlo juntos. Justo en ese momento, vieron a Chieko acercarse, vestida con el elegante uniforme de la clase nocturna. Venía acompañada de Kaname e Ichijou, lo cual no sorprendió a los gemelos, pero les generó una mezcla de curiosidad y alivio.
Chieko, al ver a los gemelos, dejó escapar una sonrisa radiante y corrió hacia ellos con una alegría desbordante. Los abrazó con fuerza, como si quisiera transmitirles todo su afecto en ese gesto.
— ¡Zero, Ichuru! -Exclamó Chieko- ¡Qué bueno verlos!
Zero e Ichuru correspondieron el abrazo, sintiendo un alivio temporal en medio de la tensión que los había rodeado. Kaname e Ichijou se acercaron con una actitud más reservada pero igualmente cortés.
— Me alegra verte tan feliz, Chieko. -Dijo Zero, sonriendo levemente- ¿Cómo van tus estudios?
— ¡Oh, los exámenes! -Respondió Chieko, riendo mientras se apartaba ligeramente- Han sido bastante intensos, pero creo que saldré bien. ¿Y ustedes, cómo están?
— Nosotros también estamos preparándonos para los exámenes. -Dijo Ichiru- Además, estamos emocionados por la fiesta que se celebrará en menos de una semana.
— ¡La fiesta! -Exclamó Ichijou, animándose a la conversación- Será un gran evento. Estoy seguro de que todos se divertirán mucho.
Kaname, siempre sereno, asintió con una leve sonrisa.
— Sí, será una buena oportunidad para relajarse un poco después de tanto estrés académico. Además, es importante que todos podamos disfrutar y olvidar las preocupaciones por un rato.
La conversación continuó de manera animada, con Chieko compartiendo anécdotas sobre sus estudios y las divertidas situaciones que había vivido en clase. Kaname e Ichijou también aportaban sus experiencias, haciendo que la charla fuera aún más entretenida.
El ambiente se llenó de risas y camaradería, y por un momento, los gemelos pudieron olvidar las preocupaciones que los habían agobiado antes. La compañía de sus amigos y la expectativa de la próxima fiesta trajeron un poco de luz a su día, recordándoles que, a pesar de los desafíos, siempre había espacio para la alegría y la amistad.
[En la oficina del director. . .]
Kaien se encontraba preparando prescado con una parrilla improvisada y estaba con un abanico para mantenerlo soplando, entre tanto Yagari Toga miraba desde la ventana la interacción entre Zero, Ichuru y Chieko, pareciendo animados y se podía notar la evidente preocupación del cazador por sus discípulos.
— Disgustado. -Habla molesto Yagari y observó a Kaien-
— ¿Que? -Lo miro confuso Kaien-
— Maldición, ¿Por qué ellos...
— ¿En verdad? Te gusta el pescado ahumado. ¿Cierto? -Sonrió alegre- ¡Es realmente bueno!
— Tks... -Le tiro el libro donde esta registrada la información de Maria Kurenai- ¿Por qué permitiste su ingreso? Ella es... -Se molesto más Yagari-
— Kaname-kun lo permitió. -Siguió abanicando- En el mundo de los vampiros, hay reglas que deben seguir, nosotros solo debemos contarlos. -Habla con seguridad-
— ¡¿Ella también?! -Lo mira y espera una respuesta el peli-azul- Te refieres, ¿También incluye a Zero?
Finalmente, Yagari se marcha molesto y azota la puerta, dejando a Kaien cocinando su pescado ahumado.
[Durante el atardecer. . .]
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Después de despedirme de Zero e Ichuru con un cálido abrazo, emprendí el camino de regreso a la academia. Mis pensamientos se arremolinaban en mi mente, recordando los eventos de la noche anterior. La preocupación por Zero era palpable; su dolor por no poder acabar con Shizuka debido a su vínculo como sirviente me tenía en vilo. Mientras avanzaba por el sendero, la soledad del camino me permitió reflexionar en silencio.
El viento susurraba a través de los árboles, y los recuerdos se entrelazaban con el sonido de mis pasos. Kaname había regresado antes que yo, dándome espacio para asimilar todo lo ocurrido. En el fondo, sabía que tenía que ser fuerte, no solo por mí misma, sino por todos aquellos que contaban conmigo.
De repente, me detuve. Ahí, en mitad del camino, un pequeño gato negro me observaba con ojos brillantes. Su presencia me sacó de mis pensamientos y me hizo sonreír. Agachándome, lo alcé con cuidado y sentí su cálido ronroneo contra mi pecho.
— Hola, pequeño. -Murmuré, acariciando su suave pelaje- Parece que tú también has tenido un día complicado.
Con el gato en mis brazos, me sentía más ligera, como si el pequeño animal hubiera absorbido parte de mis preocupaciones. Caminaba hacia la academia con una renovada determinación, dispuesta a enfrentar lo que el futuro me deparara.
De repente, una voz familiar rompió el silencio de la noche.
— Chieko... -Llamó Maria, su tono suave pero cargado de intención-
Me detuve en seco, mi corazón latiendo con fuerza. Giré lentamente para encontrarme con la figura de María, que avanzaba hacia mí con paso decidido. El gato en mis brazos se removió inquieto, como si también percibiera la tensión en el aire.
— Buenas noches, Maria. -Saludé con calma, esbozando una leve sonrisa- ¿Qué te trae por aquí a estas horas?
María sonrió con una mezcla de diversión y desafío.
— Solo quería hablar contigo, querida. -Respondió, sus palabras resonando en el tranquilo ambiente nocturno- He escuchado que has estado muy ocupada últimamente. ¿Acaso no tienes tiempo para una amiga?
Mantuve mi compostura, acariciando al gato para calmarlo.
— Siempre tengo tiempo para una charla. -Dije amablemente- ¿Qué tienes en mente?
La vampiresa se acercó un poco más, sus ojos brillando con una intensidad inquietante.
— Oh, Chieko, siempre tan serena. Pero hay algo que deberías saber... Algo que podría cambiar tu perspectiva sobre todo esto.
Sostuve la mirada de Maria con firmeza, sin mostrar miedo.
— Estoy escuchando, Maria. ¿Qué es eso tan importante que quieres decirme?
Maria sonrió con un aire de misterio.
— Hay un baile en la academia próximamente, y me gustaría que me escoltaras. Sería un honor tenerte a mi lado.
Consciente de que Maria podría estar usándome como cebo para provocar a Zero, no dudé en rechazar la petición.
— Lo siento, Maria... realmente me encantaría pero no podré escoltarte, pero ten por seguiro que estaré supervisando tu estado. -Respondí con una sonrisa-
— Oh, que lástima... -Sonrio suavemente comprensiva-
La noche parecía más fría y las sombras más largas mientras Maria hablaba, dejándome con la sensación de que cualquier palabra podría desencadenar una cadena de eventos inesperados. Pero me mantenía tranquila, preparada para lo que fuera que Maria tuviera que decir.
Con el gato acurrucado en mis brazos, María y yo iniciamos el camino de regreso a la academia. Mientras acariciaba suavemente al pequeño felino, noté que él se mantenía cerca de mí, lanzando miradas cautelosas hacia María. El trayecto de vuelta transcurrió envuelto en una calma tensa, una atmósfera palpable en el aire. Ambos estábamos sumidos en nuestros pensamientos, cada uno lidiando con las preocupaciones que nos atormentaban y los planes que estábamos formando en silencio. La tensión que nos rodeaba era casi palpable, como si el tiempo mismo se ajustara a la carga de nuestras emociones no expresadas.
[En la academia. . .]
Cada una se acomodó en su asiento de costumbre. Yo me dirigí hacia mi lugar al lado de Kaname, quien parecía algo inquieto al verme con Maria. Tenía la certeza de que había logrado persuadir a Shizuka y que ella no albergaba ninguna sospecha hacia mí, lo cual era fundamental para llevar a cabo mis planes.
La atmósfera en la sala se volvió más serena en el momento en que el gato negro se instaló cómodamente entre mis piernas. De vez en cuando, no podía resistir la tentación de acariciarlo suavemente, y al hacerlo, sentía una conexión especial con su suave pelaje. Su simple presencia parecía ejercer un efecto pacificador, no solo en mí, sino también en las demás personas que se encontraban en la sala. A medida que avanzaban las clases, una calma inusitada se apoderaba del ambiente, lo que me permitía concentrarme plenamente en los temas que se estaban tratando. Esta tranquilidad envolvía el espacio, creando un entorno propicio para el aprendizaje y la reflexión.
Kaname me estaba mirando de reojo, mostrando claramente su inquietud, pero se abstuvo de expresar sus pensamientos en voz alta. Era evidente que nuestra conversación debía postponerse para después. A medida que transcurrían las horas, una sensación de alivio y anticipación se entrelazaba en mi interior. La presencia del gato en el entorno y la aparente calma que reinaba en la academia eran solo el preludio de los retos y dificultades que aún nos esperaban en el camino por delante.
[Al final de las clases. . .]
Me acerqué a Kaname con el gato todavía aferrado a mis brazos. Tenía la firme determinación de quedarme con ese adorable animalito, y era consciente de que necesitaba convencer a Kaname de que era la decisión correcta. A medida que me acercaba, me di cuenta de que Ruka, Rima, Hanabusa, Akatsuki, Takuma y Senri se encontraban cerca, y parecía que estaban inmersos en una conversación sobre algún asunto relacionado con la clase. Sin embargo, al notar mi presencia y la de Kaname, pronto desviaron su atención hacia nosotros, llenos de curiosidad por lo que estaba sucediendo.
— Kaname, necesito hablar contigo. -Dije, tratando de sonar seria-
Kaname me dirigió una mirada que reflejaba una mezcla de curiosidad y preocupación. Había un destello de inquietud en sus ojos, como si le pesara la inquietud que me rodeaba. Era evidente que desde el instante en que me vio junto a María, su mente había estado llena de preocupaciones sobre mi bienestar.
— ¿Qué ocurre, Chieko? -Preguntó, manteniendo su habitual tono tranquilo-
Con un suave suspiro que parecía abarcar toda la tensión del momento, elevé al gato ligeramente entre mis manos, asegurándome de que Kaname pudiera observarlo con claridad. Su mirada se centró en el pequeño felino, buscando apreciar cada detalle de su pelaje y su expresión curiosa.
— Quiero quedarme con el gato. Me hace sentir más tranquila y sé que puedo cuidarlo bien. -Le dije, usando mi mejor tono de súplica-
Kaname levantó una ceja con un gesto de sorpresa o curiosidad, dirigiendo su mirada hacia el gato que se encontraba cerca, para luego volver a enfocar su atención en mí.
— ¿Estás segura de esto, Chieko? -Preguntó, aunque su tono dejaba entrever que no estaba completamente en contra de la idea-
Decidí aprovechar la oportunidad y lo observé con una mirada inocente y tierna, como la de un pequeño cachorro. Hice un gran esfuerzo por transmitir todo mi encanto y dulzura, tratando de ser lo más convincente y encantador que pudiera.
— Por favor, Kaname. Prometo que me encargaré de él y no causará ningún problema. -Dije, sintiendo cómo mis palabras se volvían más urgentes-
Ruka, al contemplar la escena, cruzó los brazos y suspiró.
— Kaname-sama, creo que Chieko sería una excelente dueña para el gato. Deberías dejarla quedárselo. -Dijo, aunque había un toque de celos en su voz-
Rima, por su parte, esbozó una suave sonrisa y se inclinó ligeramente hacia Senri, susurrándole algo al oído. Senri, al mismo tiempo, prestaba atención a lo que sucedía a su alrededor, observando la escena con un interés palpable.
— Nunca imaginé ver a Chieko en esta situación. -Comentó Rima con una sonrisa-
— ¡Mira esos ojitos de cachorro! Kaname, no puedes resistirte a eso. -Hanabusa, siempre bromista, soltó una carcajada-
— Estoy de acuerdo. Si el gato hace feliz a Chieko, deberíamos apoyarla. -Akatsuki, manteniendo su habitual calma, asintió-
— Sí, Kaname. Estoy seguro de que Chieko se encargará bien del gato. -Takuma, con su característica amabilidad, asintió con entusiasmo-
Senri, quien había estado observando en silencio, finalmente habló.
— ¿Qué nombre le pondrás al gato, Chieko? -Preguntó con curiosidad-
Kaname suspiró, finalmente cediendo a mis súplicas.
— Está bien, Chieko. Puedes quedarte con el gato, pero asegúrate de cuidarlo bien. -Dijo, con una leve sonrisa-
Solté un suspiro de alivio y abracé a Kaname, agradecida.
— ¡Gracias, Kaname! Prometo que no te decepcionaré. -Le dije, abrazando al gato con cariño-
Los demás estudiantes, al ver la escena, no pudieron evitar soltar algunas risitas.
— Nunca imaginé ver a Chieko suplicando como una niña. -Comentó Hanabusa, riendo-
— Y menos aún a Kaname cediendo tan fácilmente. -Añadió Ruka, sonriendo-
Rima y Akatsuki parecían encontrar la situación realmente entretenida, ya que se les podía ver sonriendo de manera despreocupada y compartiendo un momento de diversión. Por su parte, Takuma asentía con la cabeza, lo que indicaba que estaba disfrutando claramente de la atmósfera que se había creado.
Me giré hacia ellos con una amplia sonrisa en el rostro, y no pude evitar reflexionar sobre lo inusual que había sido la escena que acabábamos de presenciar.
— Bueno, ahora tenemos un nuevo miembro en la academia. -Dije, acariciando al gato y sintiendo una renovada determinación para enfrentar lo que el futuro nos deparara-
[En las habitaciones Luna. . .]
Una vez que llegué a la residencia, me encaminé hacia mi habitación, sosteniendo al gato suavemente en mis brazos. Una sensación de agotamiento y alivio me invadía, ya que había logrado persuadir a Kaname para que me permitiera quedarme con el adorable pequeño. Al entrar en mi cuarto, el gato se acomodó de inmediato en la cama, estirándose con confianza mientras me observaba con sus bellos y brillantes ojos, como si estuviera evaluando su nuevo entorno.
Mientras me acomodaba, alguien llamó a la puerta.
— Adelante. -Dije, curiosa por saber quién era-
La puerta se abrió lentamente, revelando a Hana, quien entró en la habitación con la elegancia que la caracterizaba. Su porte era impecable, y cada uno de sus movimientos parecía estar lleno de una delicada fluidez. Sostenía en sus manos una carpeta, que parecía contener información importante, y su expresión facial transmitía un notable aire de seriedad. A medida que cruzaba el umbral, la atmósfera en la habitación cambia ligeramente, como si su presencia impusiera un tono de atención y enfoque.
— Buenas noches, Chieko. Espero no interrumpir. -Dijo con una sonrisa-
— No te preocupes, Hana. ¿Qué te trae por aquí? -Pregunté, curiosa-
— Kaname-sama me ha pedido que te imparta algunas clases de etiqueta básica. Creo que es importante que te sientas cómoda en todos los eventos sociales que se avecinan, especialmente el próximo baile. -Hana se acercó y se sentó en una silla frente a mi escritorio.-
Asentí, comprendiendo la importancia de lo que decía.
— Claro, estoy lista para aprender. ¿Por dónde empezamos? -Dije, mostrando interés-
— Empezaremos con las posturas y saludos formales. Es esencial que mantengas una postura erguida y elegante en todo momento. Veamos, ponte de pie y muéstrame cómo te sientas y te levantas. -Hana sonrió y abrió su carpeta, sacando unos papeles-
Me desperté con una firme resolución y decidí intentar emular la postura que había visto en Hana y en los otros. Ella me observaba con gran concentración, prestando atención a cada uno de mis movimientos, y tomó el tiempo necesario para corregir pequeños aspectos, con el objetivo de asegurarse de que lo estuviera realizando de manera correcta.
— Muy bien, Chieko. Ahora, cuando saludes a alguien, asegúrate de inclinarte ligeramente. No demasiado, solo lo suficiente para mostrar respeto. -Dijo, demostrando el gesto-
Imité su inclinación, tratando de capturar su gracia.
— Perfecto. También es importante mantener contacto visual, pero sin parecer demasiado intensa. Es un equilibrio delicado. -Continuó Hana-
Ensayamos en distintas ocasiones, y con cada práctica me iba sintiendo más confiada. Mientras tanto, el gato nos observaba desde la cama, mostrando un evidente interés por lo que estábamos haciendo. Su mirada fija y curiosa revelaba una mezcla de asombro y atención que le daba un toque especial a nuestra actividad.
— Creo que lo estás haciendo muy bien, Chieko. Ahora, pasemos a las conversaciones. Mantén un tono de voz calmado y evita interrumpir a los demás. Escucha atentamente y responde con cortesía. -Explicó Hana-
Asentí, intentando absorber todos los detalles.
— Gracias, Hana. Aprecio mucho tu ayuda. -Dije con sinceridad-
Hana sonrió y recogió sus papeles.
— Es un placer, Chieko. Estoy segura de que te desenvolverás con elegancia en cualquier situación. Nos veremos mañana para continuar con las lecciones. -Dijo, despidiéndose-
Una vez que Hana salió de mi habitación, me dejé caer en la cama, sintiéndome pensativo mientras el gato se encontraba a mi lado. Aún rondaban en mi mente todas las cosas que había descubierto esa noche. El pequeño gato se acomodó junto a mí, buscando mi compañía y ronroneando suavemente como si disfrutara de mi presencia. Mientras lo acariciaba, me di cuenta de que era el momento de elegir un nombre que le hiciera justicia, uno que capturara su esencia y que también representara el vínculo especial que ya había comenzado a formarse entre nosotros.
— Bueno, pequeño, necesitamos encontrarte un nombre. -Dije en voz alta, hablando más para mí misma que para el gato-
El gato me miró con sus ojos brillantes, como si entendiera que hablaba de él. Sonreí, sintiendo una calidez en el corazón.
— Veamos... ¿Qué te parece "Sombra"? -Sugerí, pensando en su pelaje negro como la noche-
El gato parpadeó y movió ligeramente la cola, pero no pareció especialmente entusiasmado. Seguí acariciándolo, reflexionando sobre otras opciones.
— ¿Quizás "Noir"? Es francés para negro y suena bastante elegante. -Dije, probando otra idea-
El gato emitió un suave maullido, pero aún no estaba segura de si ese era el nombre adecuado. Miré alrededor de la habitación, buscando inspiración.
— Hmm... ¿Y "Luna"? Aunque eres un gato, también tienes esa calma que me recuerda a la luna. -Dije, recordando la serenidad que sentía al mirarlo-
El gato ronroneó más fuerte esta vez, como si estuviera de acuerdo. Sentí que estábamos acercándonos.
— ¿Qué tal "Midnight"? Eres como la medianoche, tranquilo y misterioso. -Continué, probando otra opción-
El gato levantó la cabeza y me miró directamente a los ojos, sus ojos reflejando una chispa de entendimiento. Sonreí, convencida de que habíamos encontrado el nombre adecuado.
— Midnight, entonces. Creo que te queda perfecto. -Dije, acariciando su cabeza-
El gato ronroneó con satisfacción, como si aceptara su nuevo nombre. Me recosté en la cama junto a Midnight, sintiendo una renovada conexión con mi pequeño compañero.
— Bienvenido a la familia, Midnight. Estoy segura de que nos esperan grandes aventuras juntos. -Murmuré, cerrando los ojos y disfrutando del momento de tranquilidad-
┈̫̫━̫̫┈̫̫━̫̫┈̫̫━̫̫┈̫̫━̫̫┈̫̫━̫̫┈̫̫━̫̫┈̫̫━̫̫┈̫̫ ¡Cᴏɴᴛɪɴᴜᴀʀᴀ́! ⩶
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