v. Duck-tective
—Me temo que no necesitamos sus servicios aquí señor. Mis hombres examinaron la evidencia...–Veíamos televisión Mabel, Dipper y yo. Mabel tejia mientras Dipper y yo compartíamos un bowl de palomitas que le habíamos dicho a Mabel que no tomara. Mabel intentó tomar una y Dipper le dio un manotazo sin siquiera mirarla.–...y esto fue sin duda un accidente.–El patotective entró en la escena, examinando todo y graznando.
—¿Accidente agente? ¿O es... un asesinato?–Aparecieron los subtítulos.
—¿Cómo?–Preguntó sorprendido el agente de la televisión. El logo del programa se mostró en la pantalla.
—Ese pato es un genio.–Admiró Mabel.
—Bah, es fácil ver pistas cuando estas cerca del suelo. Por eso Rory es tan buena.–Le saque la lengua y él se rió de mi.
—¿dices que eres más listo que el pato-tective y que Rory?–Mabel entrecerró los ojos.
—Mabel, tengo un enorme poder de observación, ¿sabes? Por ejemplo, solo con oler tu aliento puedo darme cuenta de que comiste... ¿un tubo completo de pasta dental?
—Es muy refrescante...–la hice voltear y vimos que tenía la cara manchada con pasta dental.
—Mabel, eso es asqueroso, mejor te llevo por un helado de menta o algo.
—Tu si me comprendes.
—¡Ey chicos!–Aparecio Soos.–Adivinen lo que encontré.
—¡Un tesoro!–Gritamos Dipper y yo y luego nos siguió Mabel.
—¡Yo iba a decirlo!
—¡Es algo por el estilo! Síganme.–Nos levantamos de inmediato y corrimos detrás de Soos.
—Estaba limpiando cuando descubri está puerta secreta, oculta tras el empapelado.
—Cuidado, esto se parece a Coraline.-Advertí.
—Rory, no creo que haya una malvada bruja que se parezca a tu madre ahí atrás.–Dijo Dipper.
—Uno nunca sabe.–Me cruce de brazos.
—Es la cosa más aterradora que haya visto...–Admitió Soos. Los tres nos quedamos callados viendo la puerta.
—¡Hay que abrirla!–Exclamamos Mabel y yo. Abrimos la puerta y dentro habían un montón de figuras de cera de personas famosas.
—Es un museo de cera oculto...–Admiro Dipper.
—Se ven muy reales.–Mabel tocó a Sherlock Holmes.
—Todos menos este.–Apunte hacia una figura del tío Stan.
—Hola.–Nosotros gritamos.
—Soy solo yo, su tío Stan.–Volvimos a gritar más fuerte y salimos corriendo de ahí.
[...]
—Este es el museo de cera de Gravity Falls. Fue una atracción muy popular. Pero después lo olvidé por completo. Los tengo a todos Henhiskan, Sherlock Holmes... una especie de no se... hombre gnomo.
—Ay... ¿no se les puso la piel de gallina?–Preguntó Dipper encogiéndose.
—No, solo a ti, cobarde.–Me burle y el me dio un empujón.
—Y ahora mi figura favorita, Abraham Lincoln de cera.–Lo mostró, pero ahora solo era un montón de cera derretida. Alguien había abierto la persiana y por ella había pasado la luz de afuera.–Está justo... oh no, oh no, ¡vamos! ¿Quien levantó la persiana? John Wilkes Booth de cera, te estoy mirando–Se arrodilló junto a la figura derretida.–¿Cómo se repara esto?
—Anímate tío Stan. Una sonrisa.
—No.–Ella le picó la cara.–Au.–El se levantó y empezó a caminar.
—Descuida tío Stan, yo haré una figura nueva con toda esta cera vieja.
—¿Crees que puedes hacer una de estas bellezas?
—Tío Stan. Soy una maestra de la artesanía, ¿por qué crees que tengo esta pistola de pegar en mi brazo?–Intentó hacer que se cayera.
—Me gusta tu osadía niña.
—No conozco esa palabra, pero gracias.–Reí.
—Ven, hay que pensar en que hacer.–La jale junto a mi y ambas salimos.
[...]
Mabel había decidido hacer al tío Stan, por alguna razón que no entendía del todo. Se pasaba la mayor parte del día haciéndolo, por lo que me tenía que quedar sola con Dipper, lo cual era genial. Él se pasaba leyéndome el diario y explicándomelo de principio a fin, aunque realmente no sabía cómo él sabía tantas cosas.
—Y luego, los vampiros realmente podrían existir al final del bosque, aquí dice que no son tan peligrosos como se cree ¡e incluso toman sangre de animales!–Me contó. Yo jugaba con mi peluche y lo aventaba hacia el techo y después lo atrapaba.
—¿Cómo sabes todo eso?
—Digo, no es como que haya estado toda la noche leyendo...–Dijo nerviosamente.
—¿Otra vez te duermes tarde por leer? Eres un nerd Mason.–Lo empuje de broma.
—C-Cállate, tú eres la nerd.
—Nop, yo nunca me he dormido tarde leyendo.
—¿No? ¿Entonces que haces?
—¿Conoces algo llamado dormir las ocho horas?
—A veces no entiendo porque somos amigos.
—Porque me amas nerd.–Me burle y él bufó.
—¡Chicos termine!–Entró Mabel orgullosa a la habitación y ambos volteamos a verla.–Oh lo siento, ¿interrumpí algo?–Jugó con sus cejas.
—No lo creo.–Dipper se levantó de su cama.–Muéstranos que tal quedó.
Mabel salió corriendo y nosotros la seguimos. Entramos a la habitación y Soos ya estaba ahí, ella revisó una última vez su escultura y retrocedió.
—Creo que le falta algo de brillo...
—Coincido.–Le pasó una cubeta y ella le lanzó todo el brillo que tenía a la persona de cera.
—Encontré mis pantalones, pero ahora perdí mis...–Él miró la estatua y se cayó para atrás, asustado de cierta forma.
—Dime que opinas.–Le pidió Mabel.
—Opinó que... ¡el museo de cera reabre sus puertas!
[...]
Era el día de la reapertura, mucha gente del pueblo había venido, probablemente por los letreros que prometían pizza que Stan me hizo hacer.
Estaba sentada junto a Mabel, quien decía trabalenguas para prepararse para su discurso de después. Escuché un par de murmullos y volteé a ver a la mesa de admisiones, Dipper y Wendy conversaban animadamente y reían. Por alguna razón eso no me agradó.
La música de inicio se escuchó y le di una palmada a Mabel para que se levantara y se pusiera a un lado de su tío y su nueva creación.
—Ya todos me conocen, soy el amado señor misterio. Vamos damas, deben controlarse.–Nadie se movió.–Como saben, siempre asombro al pueblo con mis maravillosas novedades y excentricidades, hallazgos que el mundo jamás vio. Pero no hablo más de mi, les presento, a mi.–Quitó la sábana que lo cubría y Soos con su teclado lo hizo todo más impresionante. Pero nadie se movió, ni siquiera reaccionaron, todos parecían aburridos.–Y ahora unas palabras, de nuestra Mabel ángel.
—Solo Mabel.–Ella tomó el micrófono y se dirigió a la gente.–Gracias por venir, ¡hice esta escultura con mis propias manos! Esta cubierta de sangre, sudor, lágrimas y otros fluidos.–Todos hicieron gestos de asco. Ella rió nerviosa.–Si... ahora pasemos a las preguntas. Tú ahí.
—Soy el viejo McGucket, el loco del pueblo. ¿Las figuras están vivas? Y la siguiente pregunta, ¿sobreviviremos si se revelan?
—Creo que es mejor si solo preguntan sobre la escultura.–Le respondí.
—Pero yo...
—¡Siguiente pregunta!–Pidio Mabel.
—Tobey Decidido, de Gravity Falls Chismorreo. ¿En serio crees que esto constituye una maravilla del mundo?
—Tu micrófono es un utensilio de cocina, Tobey.–Le contestó Stan.
—Ah.... No lo había notado.
—Siguiente pregunta.
—Shandra Jiménez, reportera de verdad. Sus folletos prometían pizza gratis con la entrada al evento. ¿Es cierto?–Todos empezaron a quejarse. Supe que era el momento de escabullirme. Me fui junto al escenario antes de que algo más pasara.
—Error de impresión, buenas noches amigos.–Lanzó una bomba de humo y desapareció. Yo me fui hacia dentro de la cabaña escapando.
[...]
—Por el pastel de calabaza, miren cuanto dinero.–Exclamó mientras pasaba su dedo por el fajo de billetes. Mabel pulía la estatua que estaba contra el sofá, Dipper seguía leyendo, pero esta vez un libro de física y yo solo estaba acostada en el piso escuchando.–Todo gracias a una persona...–Mabel espero que la señalara.–...Este sujeto.–Señaló a la figura. Ella le dio un golpe en la panza.–Uh... si, a ti también comadreja, ahora a bañarse. Nos espera un gran día engañando campesinos, vamos, vamos...
Nosotros subimos las escaleras y empezamos a pelear por ver quién se metería a bañar primero. Al final hicimos unas venciditas y yo había ganado.
Me tarde un rato solo para molestar a Dipper, y cuando salí, con una toalla alrededor de mi cuerpo, él estaba a punto de tocar la puerta y nos encontramos. Él no pudo evitar bajar la mirada y sonrojarse.
—¿Tan desesperado estabas por verme?
—C-Claro que no... solo quiero bañarme.
—Ajá.–Salí del baño y fui de regreso a la habitación para cambiarme y ponerme pijamas. Me gustaba molestar a Dipper, era sencillo ponerlo todo rojo.
Ya después de un par de minutos estábamos todos bañados y listos para dormir. Lavábamos nuestros dientes cuando escuchamos como el tío Stan gritó, nos vimos entre todos y bajamos las escaleras.
—El Stan de cera fue... decapitado–Lo señaló. Era verdad, el reloj sonó marcando las doce, el cuerpo del Stan de cera estaba en el piso, y su cabeza no se veía por ninguna parte. Mabel casi se desmayó, pero Dipper logró atraparla.
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