─Hola, Taehyung.

─Sabía que vendrías ─se abalanzó donde él envolviendo con sus brazos─, tenía la fe de que ibas a venir.

HoSeok permaneció petrificado en su lugar atónito por la repentina acción de Taehyung. Le causó cierta impresión ese gran abrazo debido a que percibía en sentirse nuevamente en la atmósfera agradable y hogareña de hace seis años atrás. Se contuvo internamente, ¿un simple abrazo puede dar a torcer esto? Definitivamente no. Su rostro se mostraba solemne y serio.

─Creo que esto no es un buen momento, Taehyung ─hablo despacio, alejo con delicadeza el cuerpo de Taehyung mientras este le miraba absorto y preocupado.

Aún permanecía la gentileza en sus palabras. Taehyung pudo relacionar eso.

─Oh, sí, discúlpame. Me olvidé de lo que me dijiste hace dos días atrás ─soltó una risa floja y débil─, pasa, siéntate cómodo ─se hizo a un lado de la puerta para dar pase a HoSeok.

Éste asintió. Entro a la casa y por fin pudo respirar, justo en estos instantes no estaba bien después de todo, nunca pensó que podría llegar tan lejos. Mejor dicho; no estaba preparado para dar este siguiente paso de su vida.

Taehyung lo guió para la sala principal de la casa, no era necesario la guía, conocía cada parte escondido de este lugar como la palma de su mano. Ambos se sentaron en el sofá mirándose el uno a otro. Tan lejos y tan cerca a la vez. Se asemejaba a dos desconocidos de cuerpo a cuerpo pero de alma se reconocían pudiendo encajar perfectamente en una pieza de cristal.

─Desde el día que me fui, Taehyung. ¿Te alimentaste bien? te veo muy pálido y delgado.

─Me alegra que hayas recordado mi apariencia de antes ─sonrío leve─ no hay nada de que preocuparse, créeme me siento neutral.

Quiso añadir una palabra más HoSeok, sin embargo, mordió su labio inferior y sus ojos miraron a un lado, se mostró pensativo. No evitaba sacarle algún tema de conversación. Por dentro, si le inquietaba la tez de su piel y su contextura. Negó varias veces, su único propósito es algo sencillo y preciso no puede desconcentrarse en cosas "diminutas"

Saco desde su portafolio el papel blanco rellenado de letras pequeñas, abajo se encontraba dos líneas y el sello. Deslizó sobre la mesa de vidrio cerca al panorama de Taehyung quién este se encontraba en un estado tembloroso y estupefacto, el rostro de horror acompañado de sus ojos sombríos, casi ni se podía percibir la expresión de Taehyung.

Paso saliva haciendo sonar, miro en varias direcciones buscando alguna solución poniéndose en un estado de intranquilidad. Lamentablemente, se aguantaba las ganas de llorar.

─¿Deseas que me divorcie de ti, cierto?

─Exacto.

─Entiendo.

Sentía el frío acero de la daga penetrar y a la vez partir por la mitad su corazón. Salió a la vista la mirada melancólica, sus ojos se transformaron dos piezas cristalinas. Estaba a punto de romper en llanto, no obstante, guardaba dignidad aún. ¿Desde cuándo se volvió tan miserable en esta vida?

─Esta bien, voy a firmar ─restauró su voz con un tono firme─. Espero que estés feliz después de esto y rehagas tu vida con aquella persona que estas.

─Lo siento ─murmuró bajito HoSeok; apenado─. Sigues siendo un pilar especial que me dedicaste solo a mí en estos seis años de casados. Taehyung tu eres una persona maravillosa, estupenda y cualquier persona se enamorara de ti por completo. Sin embargo, el problema de aquí soy yo, jamás he sido lo suficiente. Tenlo en cuenta que en ningún momento tuviste la falla.

─No es necesario estas palabras, HoSeok ─lo detuvo, aún seguía sonriendo─. En esta vida nada dura para siempre, por más que queramos aferrarnos a una persona u objeto valioso en el momento menos indicado se esfumara de nuestras vidas con el más doloroso adiós. Mentalmente no estoy preparado, pero sí puedo afrontarlo.

─Taehyung ─observo un largo tiempo perdiéndose en sus ojos─, te prometo que no te pediré nada. La casa será tuya. Todo será cancelado si hay deudas de por medio.

─No sé porque prometes muchas cosas ─dijo apacible─, si al final no lo vas a realizar.

Era mejor no prometer antes que una promesa vacía y sin valor alguno.

HoSeok ya se encontraba desconcertado por esta situación. Sentía que le hirieron una fibra sensible en él.

─Oh, vamos ─trato de reír─, quita esa cara de apenado, en serio, me siento bien. No quiero que sientas lástima por mí. Ni se te ocurra pensar por tu cabeza que me vengare al pedirme el divorcio. No soy esa clase de persona. Nos conocemos básicamente ocho años. Ya somos adultos.

─Por favor, luego de que acabe, podemos encontrarnos en el tiempo de adecuado sin que nuestra agenda este ajetreada. Quizá, dimos un mal paso en casarnos muy apresurado pero... de seguro-

─Dudo que quedemos en buenos términos para ser amigos, HoSeok ─poso sus ojos sobre los suyos analizando el brillo sobre su vista─, déjalo así. La persona quién esperas no le gustará en absoluto, prefiero ahorrarme los problemas.

─Tienes razón.

El silencio reino el ambiente abrumador. Pero no paso un minuto.

─Lo voy a firmar.

HoSeok quién se encontraba con la cabeza gacha reunió el coraje de levantar rápidamente para mostrar cara.

─Aunque... con una condición por parte de ti, ¿puedes?

─Sí, ¿qué condición es?

─La condición es, ¿me puedes brindar un abrazo tuyo una vez al día durante treinta días?

─Y-yo ─pausó, esquivo la mirada─, treinta días es mucho.

─Lo es, pero es la última condición que te pido, solo suplico un poco de tu tiempo, por favor.

Caviló, bueno no hay nada que refutar, solo era eso. No supo porque le ponía tan alerta cuando lo dijo de esa forma. Tal vez una de las razones es porque no tendría mucho tiempo en ver a JiMin ya que estaría con Taehyung durante sus horas libres. No tenía nada que perder, solo serán treinta días y será libre cuando entregue los papeles.

─De acuerdo.

─Gracias ─suspiro─. A propósito, ven mañana al muelle conmigo. Te estaré esperando.

─Esta bien, entonces, hasta mañana.

─Hasta mañana, HoSeok.

Se fue del lugar con el corazón palpitando al tal punto de ponerse nervioso.

Mañana será un día nuevo. Un día en donde vera nuevamente a Taehyung recibiéndole con los brazos abiertos entregándose bajo el calor de su aroma exquisito.