Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

011.ᴀʙᴏᴜᴛ ʜᴏᴡ ɪ ᴀᴄᴄɪᴅᴇɴᴛᴀʟʟʏ ꜱᴛᴀʀᴛᴇᴅ ᴀ ᴡᴀʀ

╔╦══• •✠•❀ - ❀•✠ • •══╦╗

ꜱᴏʙʀᴇ ᴄᴏᴍᴏ ᴇᴍᴘᴇᴄÉ ᴜɴᴀ ɢᴜᴇʀʀᴀ ꜱɪɴ Qᴜᴇʀᴇʀ

╚╩══• •✠•❀ - ❀•✠ • •══╩╝

LEE ME MIRABA como si fuera una cosa a punto de explotar en cualquier momento.

El área se había despejado y solo quedamos nosotros dos, sentados en un tronco.Él seguía mirándome con preocupación, aunque de vez en cuando desviaba la mirada hacia la cabaña siete, donde sus hermanos habían llevado a Michael para curarlo.

—Vete, sé que quieres ver cómo está.

—No, creo que necesitas más un poco de apoyo motivacional —dijo sacando un pañuelo del bolsillo de su pantalón y una botella de agua. Mojó la tela y me la tendió para que me limpiara los nudillos cubiertos de sangre—. Además, él se lo buscó.

Yo solo me encogí de hombros.

—Mi mamá dice que por más enojada que esté, los puños nunca son una solución.

—Y tiene razón, pero también eres descendiente del dios de la guerra, tienes un umbral de tolerancia más bajo que el promedio —dijo sacándome unas hojas del pelo—, mira a los de la cabaña de Ares, se pelean con todos y por todo.

Luego de unos minutos en silencio, murmuré—: Gracias por ser mi amigo, Lee.

—Me agradas, Dari —dijo él—. No importa que nuestros padres no se lleven bien, me agrada ser tu amigo.

—Bueno, ahora sabemos por qué soy tan buena con el arco, pero no soy tu hermana.

—Te lo dije, no había forma de que fueras mi hermana -expresó con tono sabiondo.

—Tonto hijo del dios de las profecías —espeté. Lee se rió. Nos quedamos en silencio, era cómodo estar con él, mire a lo lejos, donde estaba la Casa Grande y un pensamiento me asaltó—. Creo que Quirón sabía quién era mi padre antes que de que Eros me reclamara.

—¿Por qué lo piensas?

—Porque tengo la sensación de que mintió cuando me dijo por qué no podía ir con Percy, dijo que no estaba preparada para una misión y que era peligroso —explique—, pero no me miró a los ojos, y parecía como si tuviera miedo de algo.

—¿Crees que tu padre tuvo algo que ver?

—No le gusta cuando me pongo en peligro —dije. Lee enarcó una ceja, así que le conté sobre "Vicktor" y cómo siempre se hacía presente cuando estaba en una situación conflictiva.

—Bueno, si Eros tuvo algo que ver, no puedo culpar a Quirón por tenerle miedo —comentó—. El dios del amor no es precisamente alguien a quien enojar. Mi padre es la prueba de eso.

Hice una mueca al pensar en ese dato. No me gustaba mucho tener esa historia sobre nuestras cabezas.

Sentimos el sonido del cuerno que avisaba la hora de la cena resonando en el campamento.

—Vamos, y mantente lejos de los de mi cabaña -dijo cambiando de tema, se puso de pie y me ayudó—, espero que con esto, Mike también te deje en paz.

—Yo creo que su orgullo no lo dejará -dije comenzando a dirigirnos al comedor. Lee me miró confundido y yo metí mi mano al bolsillo, donde tenía mi "botín de guerra", lo levanté para que él lo viera y quedó perplejo al ver el pequeño mechón de cabello castaño que le había arrancado a su hermano en la pelea—. ¿Crees que me pida que se lo devuelva?

Nos reímos a carcajadas y terminamos de subir la colina, los demás nos miraban como si fuéramos dos locos. Nos separamos al llegar al comedor, él se fue a la mesa de la cabaña siete y yo me dirigí con los de Hermes. Aunque hubiera sido reclamada, igual tenía que quedarme con ellos porque los dioses menores no tenían cabaña en el campamento.

Estaba acercándome a la mesa, cuando Clarisse y Silena Beuregard, la líder de la cabaña de Afrodita, se cruzaron en mi camino. Bueno, en realidad parecía más como si Silena estuviera arrastrando a Clarisse con ella, lo cual era muy extraño porque Clarisse no parecía nada interesada en hablarme.

—¡Hola! —exclamó Silena. Yo solo sonreí algo confundida—. Así que... hija de Eros ¿eh?

—Supongo.

—Silena, esto es raro; solo dile lo que quieras decirle y déjame ir a comer —espetó Clarisse rodando los ojos.

—Claro —dijo ella sonrojándose, me miró con una gran sonrisa—, lo que pasa es que se nos hace muy raro, porque pues... Ares y Afrodita tienen un montón de hijos, de hecho, ellos tienen cinco hijos divinos, entre ellos tu padre.

«Genial, más familiares de abajo de las piedras»

—Pero esta es la primera vez que hay algún descendiente de uno de nuestros hermanos —siguió ella. Clarisse soltó un bufido ante la palabra "hermano", supongo que le cuesta ver a los hijos inmortales de su padre como sus parientes—. Y eso nos hace de alguna forma tus tías.

—Sí, tía de una pulga —dijo Clarisse con una sonrisa siniestra.

«¿Pulga, yo? Lo dice por mi altura, ¿no?».

Le hice un gesto ofensivo con mi dedo medio, y ella soltó una ligera carcajada.

—Voy a reconocerlo, tienes coraje y un buen puño, lo que le hiciste a ese hijo de Apolo fue genial -halagó, lo cual fue super rarísimo, porque Clarisse no es de las que halagan—. Necesitas mejorar técnica, no eres buena en combate, pero si pusieras un poco de esa ira a la hora de pelear, mejorarías bastante.

No quise hacerme ilusiones, pero soy una tonta sentimental.

—¿Me ayudarías con eso? —pregunté en voz baja. Ella se encogió de hombros. Decidí que lo tomaría como un "tal vez".

—Sabes, Darlene; tus ojos se pusieron rojos cuando te peleaste con Michael —comentó Silena—, es muy bonito porque resalta contra tu cabello negro.

—¡¿Qué?! —chillé—. ¡Pero tengo ojos verdes!

—Parece que cuando te enojas, sale un poco más del parecido con Eros —dijo Clarisse.

Las palabras de mi mamá, diciendo que mis ojos eran iguales a los de mi padre, que tanto me desconcertaba cuando era pequeña porque mis ojos eran como los de ella, ahora tenían sentido. Al parecer, si me parezco a él.

—Y también... parece que te ganaste un enemigo —agregó Clarisse mirando por encima de mi hombro.

Me di la vuelta, y la mirada llena de ira que Michael me daba, no auguraba nada bueno. Tenía la sensación de que esta cena sería una batalla campal.

━━━━━━━━♪♡♪━━━━━━━━

PERCY

—¿Qué estamos haciendo exactamente? —pregunté mientras Grover agarraba una manguera.

—Son setenta y cinco centavos —murmuró—. A mí sólo me quedan dos cuartos de dólar. ¿Annabeth?

—A mí no me mires —contestó—. El coche restaurante se llevó todo mi dinero.

Rebusqué el poco cambio que me quedaba y le pasé a Grover un cuarto de dólar, lo que me dejó dos monedas de cinco centavos y un dracma de Medusa.

—Fenomenal —dijo Grover—. Podríamos hacerlo con un espray, claro, pero la conexión no es tan buena, y me canso de apretar.

—¿De qué estás hablando?

Metió las monedas y puso el selector en la posición «LLUVIA FINA».

—Mensajería I.

—¿Mensajería instantánea?

—Mensajería Iris —corrigió Annabeth—. La diosa del arco iris, Iris, transporta los mensajes para los dioses. Si sabes cómo pedírselo, y no está muy ocupada, también lo hace para los mestizos.

—¿Invocas a la diosa con una manguera?

Grover apuntó el pico al aire y el agua salió en una fina lluvia blanca.

—A menos que conozcas una manera más fácil de hacer un arco iris.

Y vaya que sí, la luz de la tarde se filtró entre el agua y se descompuso en colores. Annabeth me tendió una palma.

—El dracma, por favor.

Se lo di.

Levantó la moneda por encima de su cabeza.

—Oh, diosa, acepta nuestra ofrenda. —Lanzó el dracma dentro del arco iris, que desapareció con un destello dorado—. Colina Mestiza —pidió Annabeth.

Por un instante, no ocurrió nada.

Después tuve ante mí la niebla sobre los campos de fresas, y el canal de Long Island Sound en la distancia. Era como si estuviéramos en el porche de la Casa Grande. De pie, dándonos la espalda, había un tipo de pelo rubio apoyado en la barandilla, vestido con pantalones cortos y camiseta naranja. Tenía una espada de bronce en la mano y parecía estar mirando fijamente algo en el prado.

—¡Luke! —lo llamé.

Se volvió, sorprendido. Habría jurado que estaba a un metro delante de mí a través de una pantalla de niebla, salvo que sólo podía ver la parte del cuerpo que cubría el arco iris.

—¡Percy! —Su rostro marcado se ensanchó en una sonrisa—. ¿Y ésa es Annabeth? ¡Alabados sean los dioses! Eh, chicos, ¿están bien?

—Estamos... bueno... Sí, bien —balbuceó Annabeth. Se alisaba la camiseta sucia y se peinaba para apartarse el pelo de la cara—. Pensábamos que Quirón... bueno...

—Está abajo en las cabañas. —La sonrisa de Luke desapareció—. Estamos teniendo algunos problemas con los campistas. Escuchen, ¿va todo bien? ¿Le ha pasado algo a Grover?

—¡Estoy aquí! —gritó Grover. Apartó el pico y entró en el campo de visión de Luke—. ¿Qué clase de problemas?

En aquel momento un enorme Lincoln Continental se metió en el lavacoches con la radio emitiendo hip hop a tope. Cuando el coche entró en la cabina de al lado, el bajo vibró tanto que hizo temblar el suelo.

-Quirón tenía que... ¿Qué es ese ruido? -preguntó Luke.

—¡Yo me encargo! —exclamó Annabeth, aparentemente aliviada por tener una excusa para apartarse de en medio—. ¡Vamos, Grover!

—¿Qué? —dijo Grover—. Pero...

—¡Dale a Percy la manguera y ven! —le ordenó.

Grover murmuró algo sobre que las chicas eran más difíciles de entender que el oráculo de Delfos, después me entregó la manguera y siguió a Annabeth.

Ajusté el pico para mantener el arco iris y seguir viendo a Luke.

—¡Quirón ha tenido que detener otra pelea! —me aulló Luke por encima de la música—. Las cosas están muy tensas aquí, Percy. Se ha corrido la voz de la disputa entre Zeus y Poseidón. Aún no sabemos cómo; probablemente el mismo desgraciado que invocó al perro del infierno. Y después de lo que pasó con Darlene...

Fruncí el entrecejo, Dari era mi mejor amiga, nos habíamos vuelto muy cercanos en el último tiempo y me preocupó la expresión en el rostro de Luke.

—¿Darlene? ¿Qué pasó con ella?

—Bueno...fue reclamada.

—¿De verdad? —exclamé sorprendido. Me sentí mal por perderme aquello, Dari había sido un gran apoyo cuando Poseidón me reclamó y ahora, yo no podía estar para ella—. ¿Quién es su padre?

—Eros, el dios del amor.

—No me esperaba eso —dije impresionado.

—Nadie lo esperaba, Eros tendrá fama de alguien que es mejor mantenerse lejos, pero se sabe de su devoto amor a su esposa, Psique. —Respondió—. Y hasta donde sé, no ha habido semidioses hijos de Eros. Y supongo que ahora el stand tiene sentido.

—¿Qué stand?

—Hace dos días intentó poner un stand de parejas, ya sabes, consejos románticos y cartas de confesiones, los de Hermes querían ayudarla a repartir las notas, o al menos lo intentaron hasta que Quirón los descubrió —explicó divertido.

Me reí, porque podía verla haciendo eso. También lo hizo en Yancey, y ahí tuvo bastante éxito al punto de conseguir una buena cantidad de dinero por sus servicios.

—¿Pero qué tiene que ver ella con los problemas del campamento?

—Los campistas están empezando a tomar partido. Se están organizando otra vez como en la guerra de Troya, más o menos. Los de la cabaña de Afrodita, Ares y Hefestos apoyan a Poseidón. Los de Atenea y Apolo están con Zeus.

Me estremecí al pensar que la cabaña de Clarisse se pusiera del lado de mi padre. En la cabina contigua oía a Annabeth discutir con un tipo, después el volumen de la música descendió drásticamente.

—¿Y Dari...?

—¿Quiénes crees que empezaron todo? —respondió con una risa nerviosa—. Ayer Michael le dijo algunas cosas hirientes a Darlene que le molestaron mucho, entonces ella se le tiró encima y...hubo muchos golpes, patadas e incluso ella le arrancó un mechón de cabello.

Me reí al pensar en esa imagen mental, me hubiera gustado verlo, aunque seguramente yo habría acabado peleándome con Michael en su lugar.

—Entonces fue cuando Eros reclamó a Darlene como su hija. —Siguió hablando—. Eso solo empeoró todo entre ambos, y a la noche durante la cena, uno de los hijos de Atenea habló sobre una teoría de cómo podrías haber robado el rayo y Darlene lo escuchó, se molestó y le gritó que se callara.

»Y bueno, las cosas ya estaban algo tensas por la pelea de la tarde, así que Michael saltó en defensa de la cabaña seis y ella se puso furiosa. Tuvieron una gran discusión en la cena, y cuando nos dimos cuenta; Ares, Hefestos y Afrodita se pusieron de parte de Dari, y los de Apolo y Atenea en su contra. Ahora tenemos una mini guerra civil, y uno de los bandos lo dirige tu amiga.

Me contuve de soltar una carcajada, porque aunque era una situación muy seria, que Darlene me estuviera defendiendo me daba paz.

«Solo me fui un par de días, y ya armó una guerra» pensé orgulloso de ella.

—¿Y en qué situación estás? —me preguntó Luke—. Quirón sentirá no haber podido hablar contigo.

Se lo conté todo, incluidos mis sueños. Me sentí tan bien al verlo, al tener la impresión de que regresaba al campamento aunque fuera por unos minutos, que no me di cuenta de cuánto tiempo llevaba hablando, hasta que sonó el pitido de la manguera y advertí que sólo me quedaba un minuto antes de que se cortara el agua.

—Ojalá estuviera ahí —dijo Luke—. Me temo que no podemos ayudarte demasiado desde aquí, pero escucha... Tiene que ser Hades el que robó el rayo maestro. Estaba en el Olimpo en el solsticio de invierno. Yo acompañaba una excursión y lo vimos.

—Pero Quirón dijo que los dioses no pueden tocar los objetos mágicos de los demás directamente.

—Eso es cierto —convino Luke, y parecía agobiado—. Aun así... Hades tiene el yelmo de oscuridad. Si no, ¿cómo es posible entrar en la sala del trono y robar el rayo maestro? Hay que ser invisible.

Ambos nos quedamos callados, hasta que Luke pareció darse cuenta de lo que acababa de decir.

—Un momento —protestó—. No estoy diciendo que haya sido Annabeth. La conozco desde siempre. Ella jamás...quiero decir que es como una hermana pequeña para mí.

Me pregunté si a Annabeth le gustaría esa descripción. En la cabina contigua la música cesó por completo. Un hombre gritó horrorizado, se oyeron cerrarse las portezuelas del coche y el Lincoln salió del lavacoches a toda velocidad.

—Será mejor que vayas a ver qué ha sido eso —dijo Luke—. Oye, ¿estás usando las zapatillas voladoras? Me sentiré mejor si sé que te sirven de algo.

—¡Oh... sí, claro! —mentí con desfachatez—. Me han venido muy bien.

—¿En serio? —Sonrió—. ¿Te quedaron bien?

El agua se terminó. La lluvia fina empezó a evaporarse.

—¡Bueno, cuidado ahí en Denver! —gritó Luke, y su voz se fue amortiguando—. ¡Y dile a Grover que esta vez irá mejor! Que nadie se convertirá en pino si...

Pero la lluvia había desaparecido y la imagen de Luke se desvaneció por completo.

Percy cuando se entera de lo que Dari hizo en su ausencia:

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro