019.ɢʟᴀᴅɪᴏʟᴏ ʀᴏꜱᴀ
Este capítulo contiene una canción de Disney, pero por temas de la trama, vamos a fingir que la escribió Michael XD.
Les prometo que les va a divertir y enternecer.
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ɢʟᴀᴅɪᴏʟᴏ ʀᴏꜱᴀ
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━━━12 de Junio
CUANDO TENÍA DIEZ AÑOS vi una película muy vieja de amor y ahí empecé a soñar.
Soñaba que algún día iba a conocer a alguien tan lindo como el actor, con esa sonrisa, y que me iba a besar con esa canción de fondo. Pero tenía un problema, yo no era precisamente a la que buscaban para enamorarme, a mí me buscaban para ayudar a enamorar a otras.
132 veces vi esa película. De chiquita siempre soñaba con que algún día me pase eso.
Entonces, seguí soñando.
Yo sabía que el chico de la sonrisa linda quizá existía en algún lado, solo que aún no estaba destinado a pasar. Soñaba con que nos besaríamos con una canción de fondo.
¿El chico de la sonrisa linda también soñaría con besarme con esa canción de fondo?
Me hacía tanta ilusión seguir soñando con vivir mi propia película de amor. Me disfrazaba como una actriz de los años '30, me armaba personajes y jugaba a que vivía amores de película copiando todo lo que veía en la tele.
Soñando con ese amor donde la música suena de la nada y que me besaran de una manera que me hiciera sentir que me tocarían hasta el alma.
Pero eso nunca pasaba, y finalmente conocí a Percy; y pensé que él era mi galán de película.
Ahora sé que no es así, que no seré la protagonista de su historia.
Está bien, puedo superarlo aunque me duela. Es lo que he hecho toda mi vida.
Solo mirar hacia adelante y seguir ayudando a otros mientras sigo esperando que algún día me toque a mí.
Y quizá se pregunten: ¿Darlene de qué carajos estás hablando?
Verán, hace cinco días, Michael y yo volvimos al campamento tras mis dos visiones, y aunque tuve que soportar sus cuestionamientos, logramos llegar sin que me sacara nada de la boca.
Lo primero que hice en cuanto llegamos, fue hablar con Quirón. Le conté la verdad de mi don, y su expresión era desalentadora.
—¿Qué has hecho, mi niña? —murmuró viéndome con horror y pena.
—Pensé que era lo mejor —admití.
—No era la forma —dijo dándome un abrazo. A su lado, Dioniso parecía perdido en sus pensamientos.
—Tengo que ir al Olimpo —expresó levantándose de su asiento y saliendo de la sala.
—Lo hecho está hecho, es bueno que me lo hayas dicho, pero no puedes decirles a otros lo que viste —me dijo Quirón.
—Si no les digo lo que vi, ¿puedo al menos avisarles que estoy teniendo visiones? —pregunté—. Michael y Percy ya no me dejan pasar que no pasa nada, están preocupados.
Quirón lo pensó un momento, y asintió.
—Supongo que saber que puedes ver el futuro sin decirles qué ves con exactitud, sobre todo cuando son visiones que tienen que ver puntualmente con los implicados, es factible.
»Te recomendaría que se lo cuentes en todo caso a los líderes de cabaña, ellos podrían explicarlo a los demás y hacerles entender que no deben preguntar mucho.
Así que eso pasó: hubo una reunión con todos los líderes de cabaña, bueno, más o menos, porque la de Poseidón no tenía a nadie en año sabático, y por la de Atenea se presentó Malcom Pace, el hermano de Annabeth que estaba a cargo de la cabaña seis mientras ella no estaba en el campamento.
Parecían perplejos por la información que ahora tenían, y querían comenzar a hacer tantas preguntas que por un momento me sentí abrumada porque todos hablaban al mismo tiempo.
—¡Es suficiente! —gritó Quirón llamando la atención—. Ya se les explicó, Darlene no tiene permiso de los dioses de revelar lo que ha visto, cualquier cosa que sea relevante para el campamento y que no sea exclusivo del futuro de los implicados será revelado si pensamos que es pertinente.
—¡¿Es una jodida broma?! —espetó Clarisse poniéndose de pie con ira—. ¡¿Ella sabe cosas que podrían salvarnos, y se quedará callada?!
—Si le cuenta a alguien, mi padre tendrá que maldecirla, Clarisse —intervinó Lee en mi defensa.
—¡Entonces no debió pedir un don inutil! —dijo ella golpeando la mesa—. ¿De qué nos sirve si no nos puede contar nada?
—Contaré lo que pueda contar —dije poniéndome de pie—. Y lo que no, buscaré la manera de que sea de ayuda por mi propia cuenta.
Los demás asintieron aún algo inconformes, pero ella seguía pensando que era una estupidez.
—Que perdida de tiempo —gruñó por lo bajo saliendo de la sala con un portazo.
La verdad, no me lo tomé personal. Sabía que estaba enojada y tensa por alguna razón, que nadie conocía, solo decían que había estado muy irritable, más que de costumbre desde que había vuelto al campamento hacía unos meses.
Pero al salir, Lee me llevó a su cabaña directamente.
Me vi sentada frente a ellos, que me miraban impactados cuando su líder les contó la verdad.
—Entonces...¿ahora eres amiga de papá? —preguntó Will.
—¿Eres tonto? —cuestionó Austin golpeándole la nuca—. ¿Preguntas si son amigos cuando lo que importa es que ahora es su vidente?
—Austin —reprendió Lee.
—¿Si eres su vidente...eso te hace más nuestra, verdad? —preguntó Kayla sujetándose a mi brazo.
En ese momento, Will y los más chiquitos de la cabaña, tres niños de entre 6 y 9 años, se adelantaron hacia nosotras, también colgándose de la ropa.
—¡Sí, te tienes que quedar aquí! —gritaron.
—Eso, eso —dijo Will tomando mi otro brazo.
—A ver, mocosos —llamó la atención Michael—. Primero, no la tironeen, que es blandita y después anda como pato.
—Segundo, no vamos a abrumar a Dari —agregó Lee—, las visiones la asaltan sin que ella pueda controlarlo, y físicamente, lo ha estado pasando mal tratando de adaptarse.
—Sí, pareces muy estresada —mencionó Will mirándome con preocupación.
—Estoy bien, tranquilo —dije revolviendole el cabello.
—Entonces, con mayor razón deberías quedarte con nosotros —dijo Kayla—. Aquí tendrás atención médica las veinticuatro horas.
—No puede quedarse sin autorización de Apolo —replicó Austin.
—Pero podríamos esconderla en el armario, ¿no? —argumentó Alex, uno de los más chiquitos.
—No es un objeto para esconderla, Alex —replicó Michael—. Y todos tienen que entender algo, que Darlene sea una vidente de Apolo no la convierte automáticamente en una pertenencia de nuestra cabaña. Ella es su propia persona y tiene su familia en casa, e incluso con los de Afrodita.
—Además, que ella se lleve mejor con papá no significa que Eros lo haya perdonado, él no dejaría que Dari se quede en un lugar que está bajo la jurisdicción de Apolo —agregó Lee—. Así que lo que van a hacer es no presionarla ni ser cargosos, ¿de acuerdo?
—Sí —murmuraron todos.
Por supuesto, nadie en el campamento pareció comprender eso. Porque de repente me vi siendo asaltada en cada esquina por campistas preguntando su futuro.
Eran una bola de estrés.
Por eso, cuando me enteré de que Lee estaba enamorado de una hija de Hermes, decidí que centraría toda mi atención en ello como una manera de distraerme.
—¿Cómo que se fue? —cuestioné incrédula cuando me contó que la dicha muchacha ya no estaba en el campamento.
Él se encogió de hombros con pesar.
—Amanda tenía demasiado miedo, y cuando su mamá se enteró de la inminente guerra, decidió que se alejarían lo más que pudieran de Estados Unidos.
—¿Si se da cuenta que no importa a donde vayan, terminará afectándoles a todo el mundo si perdemos?
—Sí, pero tienen miedo, Darlene. Además, es hermana de Luke, ya se sentía pésimo por estar emparentada con ese imbécil, como para que yo fuera a hacerla sentir mal por irse.
—Pero es que no lo entiendo, Lee —dije incrédula—. Puedo entender lo que estás diciendo, pero no la parte de marcharse como solución. Es una semidiosa, y quizá no sea de los tres grandes, pero es de una olímpica. Los monstruos van a rastrearla a donde sea que vaya.
—No podía detenerla, si ella eligió irse, solo me queda respetar su decisión —murmuró con la cabeza gacha—. Aunque me hubiera al menos haberle dicho que la quería.
Fruncí el entrecejo. No dejaría que esto acabara así.
—¿Cuándo se va?
—Mañana —respondió—. ¿Por qué?
—Por nada.
Me alejé hacia mi cabaña, tenía un plan que armar.
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Los hijos de Afrodita son los mejores para armar planes románticos que haya.
Entendieron a la perfección mi molestia con lo que estaba pasando, la única que no estaba interesada y pensaba que era una pérdida de tiempo era Drew. y yo casi le tiro un cepillo a la cabeza. Pero lo mío con esa tonta era tema para otro día.
Decidimos que la solución obvia era que Lee fuera hasta la casa de Amanda y le dijera lo que sentía al menos antes de que probablemente no volviera a verla en mucho tiempo.
Por lo que sabía, era correspondido, y ambos merecían decírselo aunque no pudieran estar juntos todavía.
El problema era cómo lograrlo.
No fue tan complicado una vez que encontramos las partes más difíciles y las anulamos. Le conté a Michael, y aunque él no estaba convencido del todo de nuestro plan, dijo que ayudaría.
Y así me vi parada en la entrada este del campamento, donde estaban los campos de fresas, esperando a que ambos llegaran. Faltaba poco para que anocheciera y teníamos que ir hasta la ciudad y volver antes de que amaneciera. Iba a ser una odisea.
—¡Ustedes se volvieron locos! —siseó Lee cuando me vio, Michael lo arrastraba para evitar que se escapara.
—El amor es una locura —respondí encogiéndome de hombros.
—¿Vamos a robarla? —preguntó Michael señalando la camioneta de cargas que solían usar para hacer las entregas de fresas.
—Más o menos —dije mostrando las llaves.
—¿Cómo conseguiste eso?
—Los hermanos Stoll —dije simplemente—Será mejor que nos vayamos, mi cabaña nos va a cubrir mientras no estamos.
Ambos asintieron nerviosos.
—No estoy seguro —murmuró Lee abriendo la puerta del compartimento trasero.
—¡Ya súbete! —espetó Michael subiéndose al volante—. Lo único que nos falta es que te quedes y que tengamos que volver por tí a medio camino.
—¡Bien! —soltó subiendo y cerrando la puerta. Yo me había sentado de copiloto, y estaba prendiendo la radio—. Pero no pongas....
—Radio Disney —dijeron los dos hermanos con tono quejoso en cuanto la sintonicé.
Me encogí de hombros y le subí el volumen.
El camino a la casa de Amanda fue divertido, al final, ambos terminaron cantando conmigo y eran casi las diez de la noche cuando llegamos.
Nos detuvimos en una gasolinera que quedaba a una calle de su casa, Lee quería ir solo y caminando para darse el tiempo y valor de hacer la locura a la que lo estábamos arrastrando.
—Bien, pero más te vale no escaparte —espeté acomodando el cuello de la chaqueta.
—Tranquila, no lo haré —dijo él sonriendo divertido.
—Te esperaremos aquí —mencionó Michael subiéndose a la parte trasera de la camioneta.
—¡Oh, espera! —Me subí a la camioneta y le entregué un ramo de gladiolos rosas—. Cortesía de parte de la Cabaña de Demeter, dicen que esperan que te de suerte.
—Gracias, Dari —murmuró tomándolas con un gran sonrojo.
—¡Éxito, campeón! —le grité cuando se estaba alejando.
Él levantó el puño y siguió su camino.
—No confías en que no se escapará —comentó Michael.
—Para nada —admití—, pero ya hice lo que tenía que hacer, lo demás es decisión de él, aunque pienso que si se escapa es un imbécil y voy a golpearlo. —Me giré hacia él, estaba sentado contra una de las paredes de la camioneta y medio quedándose dormido.
»Iré a comprar bebidas y al baño —agregé señalando la tienda de la gasolinera. Él asintió y cerré la puerta del vehículo.
Apenas me tardé diez minutos y cuando volví, me llevé una sorpresa que no esperaba.
Abrí la puerta y descubrí a Michael tarareando una canción con los ojos cerrados.
—¿Y esa canción? —pregunté subiendome a la parte trasera con él.
—No es nada.
—¡Claro que no! ¿La has escrito tú?
—Algo así.
—Quiero escucharla —dije dandole un empujón con el hombro y entregándole una lata de coca-cola.
Él la tomó, dándola vuelta en sus manos.
—No está terminada.
—Por favor —pedí poniendo ojitos de cordero.
—No.
—Por favor...
—No.
—Poooor faaaaavooor...
Soltó un suspiro y dijo—. Eres insufrible.
—¡Yei!
Me acomodé mejor a su lado, lista para escucharlo cantar. La verdad es que Michael no era precisamente un hijo de Apolo artístico, era más del tipo atlético, el tipo de chico que en la Antigua Grecia hubiera sido un campeón de juegos olímpicos por su destreza y habilidad. Así que, que hubiera escrito una canción me resultaba una novedad.
Se tomó unos segundos, y comenzó a tararear lo que debía ser la música.
—I'm not superman. I can't take your hand and fly you anywhere you want to go (yeah). I can't read your mind like a billboard sign and tell you everything you wanna hear, but... —cantó por lo bajo y sin mirarme a la cara—. I'll be your hero.
El sonido de su voz era bastante melodioso, no se podía cantar mal considerando su ascendencia divina, pero era cierto que muy pocas veces lo había escuchado cantar con tanta emoción en ello.
Y en cuestión de unas pocas palabras me vi envuelta en su voz, estaba muy sorprendida, nunca me esperé que fuera a escribir una canción de amor, no era precisamente algo que Michael haría.
Mientras cantaba, no me había dado cuenta de que me había inclinado hacia él escuchando con atención y Michael también se había inclinado hacia mi. Su voz era un murmullo agradable en la oscuridad de la camioneta
—Cause I, I can be everything you need if you're the one for me like gravity, I will be unstoppable. —La proximidad entre ambos se sentía palpable, como si una corriente eléctrica nos recorriera—. I, yeah I believe in destiny or may be an ordinary guy without his soul, but if you're the one for me. Then I'll be your hero.
Me ruboricé al darme cuenta de la intensidad con la que me observaba. De repente me sentí un poco incómoda, pero no en un mal sentido, más bien era una ola de nervios invadiéndome por completo al punto de hacerme sentir como si pudiera desmayarme en cualquier momento.
Pero el roce de su mano sobre la mía llamando mi atención me sobresaltó, y levanté la vista para encontrarme con sus ojos oscuros y penetrantes.
Había algo en la cercanía física o el hecho de que sus ojos parecían querer decirme algo, me lo estaba prácticamente gritando con una desesperación y anhelo que nunca antes había visto.
—Oooh I'll be your hero. Yeah. I'll be your hero. —Mi corazón comenzó a latir más rápido, mezclando la sorpresa y la emoción en una vorágine de sensaciones desconocidas. El tiempo pareció detenerse mientras nuestros ojos se encontraban en un profundo silencio. Mi mente intentaba descifrar las emociones que danzaban en el aire, pero una extraña sensación me envolvía por completo —. So incredible, some kind of miracle when it's meant to be. I'll become a hero so I'll wait, wait, wait, wait for you. I'll be your hero.
Michael terminó de cantar, extendió su mano y acarició suavemente mi mejilla, enviando una corriente eléctrica a través de mi piel. Mis sentidos se agudizaron, y cada roce de sus dedos parecía transmitir un mensaje que mi corazón anhelaba escuchar.
Se inclinó aún más contra mí y su cálido aliento me rozó la comisura del labio. Se me escapó un suspiro, y sin pensarlo dos veces, me dejé llevar por la corriente de emociones que nos unía.
El contacto físico me dejó sin aliento, y una cascada de sensaciones me invadió. Un cosquilleo se apoderó de mi piel, mientras el latido de mi corazón se aceleraba aún más. Era como si nuestras almas se reconocieran en silencio, como si una fuerza invisible nos empujara hacia un destino compartido.
El corazón me latía tan rápido que casi pensé que se me saldría del pecho, las emociones que estaba sintiendo parecían como agua contenida por una represa al borde de su estallido, y por alguna razón, sabía que dejarlas correr sería el caos.
Nuestros labios estaban a centímetros de distancia, creando una tensión eléctrica en el aire. Su tacto sobre mi piel hizo que cada fibra de mi ser se estremeciera con anticipación. Mis ojos se cerraron instintivamente, permitiéndome sumergirme en la intensidad del momento.
La puerta de la camioneta se abrió de golpe, y ambos nos sobresaltamos alejándonos por completo.
—¡La besé, chicos! —gritó Lee con una sonrisa enorme y la mirada brillosa—. ¡La besé y ella me correspondió!
»Oh...¿interrumpí algo? —preguntó incómodo dándose cuenta del estado de los dos.
—No —respondió Michael con tono seco—. Si ya terminaste, mejor volvamos al campamento antes de que se den cuenta que no estamos.
Se arrastró hasta el asiento delantero y se acomodó para encender el vehículo.
—¿Dari? —susurró Lee sentándose a mi lado y cerrando la puerta—. ¿Estás bien?
—Sí —murmuré.
Aun podía sentir la electricidad bajo mi piel donde Michael me había tocado, la calidez del casi beso que...
Beso.
«¡Oh por los dioses, casi me besa!»
Las palabras se atascaron en mi garganta mientras mi mente intentaba procesar la revelación que acababa de ocurrir. Tragué saliva, nerviosa y sintiéndome una completa estúpida.
El camino se volvió un borrón difuso a través de la ventana de la camioneta mientras mi mente divagaba en un torbellino de pensamientos. Recordé todas las veces en las que había sentido esa inexplicable conexión con Michael, esos momentos en los que nuestros ojos se encontraban y el tiempo parecía detenerse.
De repente, todo cobró sentido. Había sido tan evidente, pero yo había estado cegada, como si algo me impidiera ver la verdad.
Michael había estado conteniendo sus sentimientos durante años, como si hubiera construido una barrera entre nosotros para protegerse. Pero esa noche había dejado caer todas las defensas, había sido testigo de su vulnerabilidad.
Ahora, todos los gestos y miradas cobraban un significado nuevo. Las veces en las que se preocupaba por mí de una manera especial, su constante apoyo y cuidado, incluso su incomodidad en momentos de cercanía. Todo tenía una explicación clara y nítida. Había estado allí todo el tiempo, esperando pacientemente a que yo me diera cuenta.
Mis sentimientos se entremezclaban con los suyos, formando un torbellino de emociones indescriptibles. Sentía gratitud por su valentía al dejarse llevar, alegría por el hecho de que nos habíamos encontrado en este momento crucial de nuestras vidas y, al mismo tiempo, una pizca de tristeza por no haberlo reconocido antes.
Las lágrimas amenazaron con desbordarse de mis ojos mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que estaba sintiendo. Cada latido de mi corazón resonaba con el eco de nuestras almas entrelazadas, cada fibra de mi ser anhelaba comprender plenamente la magnitud de este nuevo capítulo que se abría ante nosotros.
Miré hacia donde estaba sentado mientras conducía, en la oscuridad de la noche, apenas podía ver el borde de su cabello. Había una tensión en la camioneta que resultaba asfixiante, y si la mirada de Lee era el indicio, hasta él podía sentirlo.
No supe en qué momento llegamos al campamento, pero en cuanto la camioneta se detuvo, me bajé sintiendo mis piernas temblando como gelatina.
Algo había cambiado esa noche, y no estaba segura de cómo proseguir.
Dari ama meterse en la vida amorosa de los demás, pero la suya es un desastre. Como se nota que es hija de Eros.
Acá está el ramito que Lee le dio a su amorcito que salió de la nada XD.
Meme time:
Hubo casi beso....
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