015.ʙʀᴏᴍᴇʟɪᴀ
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ʙʀᴏᴍᴇʟɪᴀ
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━━━14 de Abril
MICHAEL
UNO NO ELIGE DE QUIÉN SE ENAMORA, SIMPLEMENTE OCURRE. La he escuchado a Darlene decirlo tantas veces que ya no sé si lo dice para otros o lo dice para convencerse a ella misma.
La primera vez que la vi fue una sensación extraña.
Fue de lejos, cuando había pasado tres días inconsciente en la enfermería y Lee la había estado cuidando. La había visto dormida cuando le llevé comida a mi hermano, pero la vi por completo y ya recuperada en cuanto salió. Pasó por mi lado, junto con Grover y Jackson, y por supuesto, ella no me vio.
Me quedé helado. Estaba ahí, a unos metros de distancia, con una sonrisa nerviosa en su rostro, descubriendo un mundo impensado para su comprensión mortal.
Tenía un brillo en los ojos que me sacudió, como si todo a mi alrededor desapareciera y solo podía verla a ella. Nunca había experimentado algo así, mi corazón latía a un ritmo que no era normal, ni siquiera estándares normales de taquicardia.
La observé detenidamente, tratando de comprender qué me pasaba y por qué seguía teniendo la sensación de haberla conocido antes, solo que no sabía dónde, de que era alguien que había estado buscando por mucho tiempo.
Pero cómo era incapaz de comprender qué me ocurría, comencé a comportarme como un imbécil.
Me convencí, egoísta y envidiosamente, que era una enana mocosa y tramposa salida de quién sabía dónde. Me divertía molestándola por la facilidad con la que se enojaba.
Y luego fui demasiado lejos, y ella me golpeó. Me lo merecía, la hice llorar.
Aún así estaba furioso. Había bajado la guardia lo suficiente para que me pudiera golpear, y la pelea que vino después fue realmente un espectáculo, aunque no es precisamente mi momento más orgulloso porque jamás me había peleado de aquella manera, mucho menos con una chica.
Una chica que me dio una paliza.
Lee me la quitó de encima, y mientras la veía desde el suelo, con la nariz sangrándome y con un dolor insoportable, pensé que era una loca salvaje y, para mi disgusto en ese momento, también pensé que se veía preciosa.
Adelante, llámenme masoquista. Pero no pude evitarlo.
Más tarde ese día, cuando ya sabía que era una hija de Eros, y que por ende debía ser mi enemiga, pensé en cómo se había sentido cuando nuestras manos entraron en contacto contra el otro y en el escalofrío que me había llegado hasta el alma.
La amistad días más tarde fue instantánea, a pesar de las discusiones, encajamos el uno con el otro, y empecé a vivir en un colapso mental con mis emociones, como si estuviera en el fondo de un mar embravecido y no podía entender cómo salir, mucho menos controlar mi actuar.
Sobre todo cuando se trataba de Percy Jackson.
Notaba las miradas que Darlene le daba, las risas que compartían, los momentos que pasaban juntos. Como su mirada brillaba como luciérnagas y se sonrojaba con solo verlo. Ella no hacía ni un mínimo esfuerzo en ocultarlo, pero Jackson no se daba cuenta de nada.
Me daba asco. Era como tener un nudo en el estómago y un fuego que me abrazaba por completo.
Y no podía hablar con nadie de ello, porque no tenía derecho a hacer algo con lo que me estaba pasando. Darlene era mi amiga, y eso era todo.
No me costó nada darme cuenta que me había enamorado. Fue tan rápido que cualquier adulto diría que estaba exagerando o que no comprendía lo que realmente era, pero yo sabía que sí era así.
No necesitaba de más tiempo para saberlo, no necesitaba que nadie me lo dijera.
Una mañana cuando me desperté y la vi entrenando a primera hora con los de Ares. Así, tan despeinada, cubierta de tierra, hojas, sudor y una sonrisa orgullosa, me pareció que era la chica más increíble y hermosa que hubiera pisado jamás la tierra.
Fue como si una bombilla hubiera explotado en mi cabeza, iluminando todo lo que había estado allí por días, pero había seguido ignorando.
Todo brillaba con una claridad que nunca antes había experimentado. los pequeños detalles que ya había notado ahora me parecían mucho más bellos e importantes. Ahora había un nuevo significado.
El corazón me latía rápidamente en el pecho, igual que aquel día en que la vi a los ojos, pero la sensación de estar ahogándome ya no estaba, al contrario, me sentí libre. Como si mi corazón hubiera encontrado su hogar por primera vez.
A veces, cuando la miraba tenía la impresión de que éramos como un espejo, reflejabamos todo el uno del otro, y que estar a su lado me daba cuenta de cosas que antes no me había cuestionado, Darlene me hacía mejor semidiós y mejor persona.
Estar con ella eran los momentos de más comodidad que tenía, cuando más me sentía a gusto y más paz me daban, incluso cuando discutimos, eran mis instantes de felicidad.
Al entrar en mi casa, agradecí que mi madre tuviera una reunión de su club de pintura y que luego se iría a ver ventas de garaje, porque quería estar solo.
Aún llevaba el tonto disfraz de hada que Darlene me había hecho usar. Me sentía ridículo, pero había prometido usar lo que fuera siempre y cuando no fuera un príncipe.
Pero la felicidad de Camille al verme vestido así valió mil veces la pena.
La fiesta en sí, había sido agradable. Excepto por un pequeñísimo detalle.
Me senté en la cama, con la vista en el piso y los puños fuertemente apretados en mis rodillas. Me sentía tan frustrado, furioso y destrozado.
Ahora que sabía toda la verdad, no podía evitar pensar que me parecía la broma más cruel hecha por las Destino, y que Afrodita estaba jugando con todos como si fuéramos peones de un tablero de ajedrez sin consideración alguna por todos los que serían sacrificados mientras ella ganara.
Y aún así, no podía estar sorprendido. Después de todo, parte de la Guerra de Troya fue su culpa.
No podía, sino volver aquella conversación hace un par de días.
Dejé mi mochila en el suelo de mi habitación. Estaba agotado, seguirle el ritmo a Darlene a veces era estresante y cansado, pero valía la pena ver su sonrisa.
Aunque me había vuelto a casa con el desagradable malestar de haber tenido que ver el regalo que mi propio padre le había hecho con motivo de "renovar su amistad". ¿Amistad de qué? Los amigos no regalan flores amarillas el día de primavera.
Yo sabía bien que el comportamiento de Apolo era normal en sus estándares. Es de conocimiento universal lo mujeriego que siempre ha sido, nunca lo ha escondido y sus hijos semidioses son la prueba.
Mi cabaña es la más repleta de los dioses hombres, quizá sólo superada por Hermes; pero en ese lugar, también hay muchos niños de dioses menores y no reclamados.
En verano, cuando todos van al campamento, resulta asfixiante la cantidad que somos, incluso en medio del año somos bastantes.
Y ahora resulta que piensa que es una buena idea ponerse a hacer un gesto claramente de cortejo a una chica de catorce años, que para peor, hace un año atrás intentó matar.
Apolo, el modelo paterno del año.
¿Cómo podía ser tan irresponsable? ¿Acaso no se daba cuenta de las consecuencias de sus acciones? ¿Qué pasaría si Dari se encariñaba con esos gestos, si acababa enamorándose de él?
Yo sé muy bien cómo acaba esa historia. La mortal acaba con un semidiós, sola y abandonada; mientras el dios se olvida por completo de su existencia pasando a la siguiente cara bonita que lo encandile por un par de meses.
¡Me parecía hasta absurdo que ella no se diera cuenta! ¡Es hija de ese mismo evento!
¡Y aún peor, es hija del dios del amor! ¿Acaso no se daba cuenta que Apolo lo había hecho como un intentó ridículo de gesto romántico?
Pero al final del día, Dari solo tenía catorce años, y las descendientes de Afrodita se encandilaban fácilmente con los gestos bonitos. Aunque esperaba que ella fuera un poco más consciente del lado negativo.
Y Apolo era aquí el adulto. Él era el que tenía que darse cuenta que no estaba bien lo que estaba haciendo.
No podía comprender cómo era que un ser patrono del conocimiento racional podía ser tan irresponsable cuando se trataba de una posible pareja.
En nuestra cabaña incluso era sabido por todos sobre la razón por la que nuestro padre jamás se había casado. Él prefería la libertad e independencia por encima del compromiso y la responsabilidad que implicaba un matrimonio, disfrutaba demasiado de las relaciones amorosas como para atarse a una sola.
Y todos sabíamos que de haber tenido esposa, de todas maneras nosotros seguiríamos existiendo, solo que seríamos ilegítimos. Apolo sería igual que Zeus, no se contendría solo por estar atado a una esposa.
Yo no quería eso para Darlene. Me daba igual si ella no me correspondía nunca, solo quería que quién sea que fuera con quién pasaría su vida entera, fuera alguien que la hiciera feliz y le fuera leal.
Quería que fuera el centro de su mundo, de la misma manera en que ella es el mío. No merecía menos.
—Estoy de acuerdo contigo —dijo una voz dura detrás de mí.
Sobresaltado, me di la vuelta encontrándome con Eros de pie en medio de mi habitación.
Aún cuando esa misma tarde lo había visto, ahora, a solas y aquí, me resultaba imponente, intimidante y su presencia divina era innegable. No pude evitar sentir un escalofrío recorrer mi espalda mientras lo miraba.
Aunque su apariencia era la de un hombre atractivo, su mirada era dura y penetrante, como si pudiera ver a través de mí. Me sentí pequeño e insignificante frente a él.
Si algo había aprendido de escuchar a Darlene, el amor era una fuerza poderosa que podía inspirar a las personas a hacer cosas increíbles. La atracción y el cariño que Eros representaba podían ser intensas y profundas, lo que podía hacer que la gente lo adorara y lo admirara.
Pero también podía ser destructivo y peligroso. La pasión y la obsesión podían cegar a las personas a hacer cosas imprudentes, su amor podía ser indiscriminado e impredecible. Eso era lo que daba miedo y cautela.
Entendía por qué incluso Zeus le temía. Su poder podía ser tanto irresistible como peligroso. Por lo tanto, su sola presencia imponía respeto y miedo al mismo tiempo.
No sabía por qué estaba allí, pero sabía que no era para nada bueno. Sabía que no debía subestimarlo, ni intentar engañarlo. Eros no era alguien a quien se pudiera ofender y salir indemne.
Mi padre era el único loco como para intentarlo...y no le fue bien.
Lo observé evitando mirar su rostro. Pero apenas un pestañeó había bastado. Tenía rasgos faciales fuertes y definidos, y sus ojos grandes y expresivos, antaño descritos como hipnotizantes, me recordaron a unos bonitos ojos verdes.
—Señor Eros —murmuré inclinando la cabeza. Él no me respondió, solo me miró fijamente—. ¿A qué debo su visita? ¿Imagino...que es sobre Darlene?
Eros dio una mirada alrededor de mi habitación, centrándose en el tablero de corcho que tenía en el escritorio. Allí tenía cientos de fotografías de mis hermanos, y varias de Dari.
—¿Conoces el mito de las almas gemelas?
—He...sí, más o menos —respondí confundido—. Los humanos originalmente éramos seres de cuatro brazos, cuatro piernas y dos caras; hasta que Zeus nos partió a la mitad como castigo por nuestro orgullo y cautela a que los superaremos, desde entonces estamos destinados a buscar a nuestra otra mitad.
Eros asintió.
—El vínculo de almas gemelas es algo que va más allá de la comprensión humana. Es un lazo que se establece entre dos seres que han sido destinados a estar juntos desde el inicio de los tiempos. Cuando dos almas gemelas se encuentran, se produce una conexión especial y profunda que va más allá de lo físico y lo emocional.
»Las almas gemelas son dos seres que están destinados a estar juntos —explicó Eros—. Son dos mitades de un mismo ser, separados por el tiempo y el espacio, pero que siempre están buscando reunirse.
—Ah.
«Ok...¿y por qué me está diciendo esto?».
Eros hizo una pausa y me miró a los ojos. Podía sentir su intensa mirada penetrando en mi alma.
—¿Qué sentiste cuando la viste por primera vez?
—Yo...
No sabía cómo explicarlo
—¿Sentiste quizá —murmuró con tono curioso—, como una conexión inmediata, como si la conocieras de toda la vida? ¿Mirarla a los ojos te da paz, alegría y seguridad? ¿La separación te resulta dolorosa y cuando estás con ella pierdes la noción del tiempo?
—¿C-Cómo...? —Me dejó con la boca abierta. Había descrito a la perfección lo que sentía.
Eros me miró a los ojos. Podía sentir su intensa mirada penetrando en mi alma.
—Darlene es tu alma gemela, Michael. Vuestras almas han estado buscándose a lo largo de muchas vidas.
—Mi...
«¿Mi alma gemela?» Mi mente estaba como en un torbellino, mis pensamientos dieron vueltas mientras trataba de asimilar lo que acababa de escuchar.
—Tienes un vínculo especial con ella, Michael. No importa lo que pase, siempre estarán conectados. Debes recordar que tu alma gemela es alguien única para tí —dijo Eros, mirándome a los ojos—. No la pierdas nunca de vista, y haz todo lo posible por proteger esa conexión tan que tienen. Porque, aunque el camino pueda ser difícil, el amor siempre triunfa.
Todo comenzó a tener sentido en mi mente. De repente, cada una de las emociones que había experimentado en su presencia parecía encajar en su lugar. No era simplemente que estaba enamorado, era más profundo y único.
Era consciente de que no todos tienen la oportunidad de siquiera cruzarse con su alma gemela, y algunos incluso solo lo hacían por unos segundos. Encontrarla era lo más valioso que existía y lo más hermoso que te pudiera ocurrir.
—Pero debes tener cuidado, porque ese vínculo es muy fuerte, y cualquier interferencia externa podría debilitarlo —agregó frunciendo el ceño—. Me temo que las destino te han deparado un cruel futuro.
—¿Qué...a qué te refieres?
—También la han destinado a ser el amor eterno de un dios. Y si no haces algo pronto, la perderás para siempre.
Pestañeó confundido. Debía haber escuchado mal, ¿verdad? ¿Dijo...que está destinada a un dios?
«¡¿Qué carajo?!».
—No puedo decirte quién es el dios, al parecer mi madre ha decidido que todo esto es un bonito juego y está decidida a ganar sin importarle el costo. Me ha prohibido revelarte el nombre.
—¿Eso fuiste a hablar con ella hoy?
Él asintió—. Si fuera por mí dispararía una flecha en su contra para evitar lo que posiblemente pase. Pero tiene que ser una decisión de Darlene, su amor eterno o su alma gemela.
—¡Pero no es justo! —espeté molesto—. ¡Se supone que jamás se sentirá completa con nadie más que conmigo! ¡Se supone que nos hemos buscado por cientos de vidas y lo seguiremos haciendo por siempre! Nosotros...
Me quedé impactado al darme cuenta de una verdad.
Darlene jamás había mostrado signos de sentirse de la misma manera. Las almas gemelas sienten lo que son en cuanto se ven a los ojos, aunque no sepan lo que ocurre.
Yo la conocía, y sabía cómo funcionaba su corazón. Si lo hubiera sentido, Darlene no habría seguido perdiendo el tiempo con Percy, habría escuchado lo que sus sentimientos intentaban decirle.
—Ella no lo siente —susurró.
Eros negó.
—Su vínculo parece estar empañado por la magia de mi madre —declaró con tono frío—. Te lo dije, ella está dispuesta a ganar a cualquier costo. Está empujando el corazón de Darlene hacia otro lado, anulando las emociones que provoca el vínculo de almas gemelas.
»Por eso ella nunca sintió nada en cuanto te vio.
La furia y la tristeza se mezclaron dentro de mí como un vendaval. Quería gritar, quería golpear algo, quería hacer algo para cambiar las cosas, pero no sabía por dónde empezar.
Me di cuenta de que estaba temblando, y lentamente me senté en el suelo. No podía dejar de llorar, y cada lágrima que caía me hacía sentir más impotente. ¿Cómo podía luchar contra la magia de una diosa?
Mis manos temblaban mientras las apretaba con fuerza, intentando controlar el torrente de emociones que me invadían.
¿Cómo podía Afrodita hacer algo así? ¿Cómo podía decidir el destino de dos personas sin siquiera considerar sus sentimientos?Era una cruel manipuladora que jugaba con la vida de los demás como si fueran títeres.
Siempre lo había sabido, pero vivirlo en carne propia era diferente.
Una sensación de rabia ardiente me invadió. No podía permitir se saliera con la suya. No iba a dejar que nadie decidiera el curso de mi vida y la de Darlene.
Sabía que no sería fácil, pero estaba dispuesto a luchar por ella, sin importar cuál fuera el costo.
—¿Qué debo hacer? —pregunté, decidido a hacer todo lo posible para protegerla.
—Debes comenzar por hacerla sentir amada —respondió Eros con una sonrisa. —. Si quieres estar con Darlene, debes luchar por ella, protegerla y cuidarla. Demuéstrale que eres el único para ella, que eres su hogar, su paz y su felicidad. Y cuando llegue el momento de luchar contra el destino, hazlo con valentía y determinación.
»Y debes recordar, que no importa lo que ella elija —agregó con pesar en sus ojos—, Darlene sentirá la pérdida de todas maneras. Porque ambos están escritos en su alma, tú eres su otra mitad y él es su existencia misma.
»Por favor, Michael. Darlene tiene un corazón frágil y está dispuesta a sacrificarlo por los que ama. No la juzgues por su indecisión ni su confusión. Tenle paciencia y cuida su corazón, demuestra por qué eres su alma gemela.
Eros no me dijo quién era ese dios, pero cada vez más sentía que comenzaba a juntar las piezas.
Y la furia que seguía sintiendo era absorbente. Solo pensar en que Afrodita y las Destino estaban jugando con nosotros me cegaba de ira.
Ser un semidios significa ser un juguete para los dioses, pero esto era demasiado.
Me quedé allí, reflexionando sobre las palabras de Eros. Sabía que tenía que luchar por Darlene, pero también sabía que no iba a ser fácil, y ni siquiera sabía cómo hacerlo.
Sin embargo, ahora que sabía que ella era mi alma gemela, nada me detendría. Estaba dispuesto a hacer todo lo que fuera necesario para proteger ese vínculo y estar con ella para siempre.
—¡Michael! —El grito de mi madre llegando a la casa me sacó de mis pensamientos—. ¿Cariño, estás en casa?
Caminé hacia la sala, y la vi.
Mi madre tenía el cabello castaño en rastas y ropa hippie. Y al verme una sonrisa enorme adornó sus labios, se acercó a mí dándome un fuerte abrazo.
—Hola, mamá.
—¡Hola, mi solecito!
Se me revolvió el estómago. Ella siempre me decía así, y nunca me había molestado, pero ahora ya no se sentía bien escucharlo.
—¿Cómo te fue en la venta de garaje? —pregunté. Se había ido temprano ese día a ver ventas de garaje. Le encantaba comprar cosas usadas para remodelar la casa todo el tiempo.
—¡Bien! —exclamó inclinándose para tomar una maceta—. ¡Mira la planta hermosa que conseguí! Es una Bromelia.
Tenía hojas con forma de roseta que se agrupaban en la base y sus flores eran rojas con la forma similar a una espiga o una cabeza de piña
La observé detenidamente, fascinado por su belleza y elegancia.
—Es muy bonita.
—¡Lo sé! —dijo colocándola sobre la mesa—. ¿Cómo te fue en la fiesta con Dari?
Me quitó el aliento, sentí un impulso que antes no había tenido jamás.
—Mamá...creo que iré a mi habitación...tengo... —no sabía cómo explicarlo, así que decidí usar sus palabras—. ¿Un impulso de arte?
Ella me miró asombrada. Normalmente el arte, en todas sus expresiones, no era precisamente mi fuerte, a pesar de ser hijo de dos artistas, mi especialidad era la arquería y el atletismo.
—¡Oh qué maravilla! —gritó feliz—. Anda, vete. Que no se te vaya antes de que puedas hacer algo con eso.
Asentí confundido. Nunca había sentido eso, pero al ver la Bromelia y escuchar el nombre de Dari, supe lo que tenía que hacer.
Ella misma me había dado la pista la noche anterior cuando la encontré cantando en su apartamento.
Aunque cantaba medio como disco rayado, se veía preciosa haciendo algo que amaba.
Nada me parecía más hermoso que verla feliz.
Entré a mi habitación, y busqué en mi armario la guitarra que había hecho en el campamento hace unos años, cuando había intentado practicar mi capacidad músical y había resultado no ser de mi interés.
Había decidido que no dejaría que nadie interfiriera entre nosotros, no dejaría que nos separaran sin al menos intentar que Darlene viera lo que podíamos tener juntos.
Se puso más en juego la cosa. Ahora saben por qué Michael estaba distraído en el capítulo anterior. Esa charla con Eros ocurrió el día en que Apolo le mandó las flores amarillas a Dari.
Y ahora también saben por qué si son almas gemelas, Darlene jamás sintió la conexión que Michael describió sentir cuando la conoció. No es que la hayan hechizado para que se enamore de Apolo, pero sí ha influenciado para que no perciba el vínculo de almas gemelas con Michael.
Afrodita es hermosa y una diosa ✨EPIC✨, pero no hay que olvidar que como todos los demás, tiene su lado oscuro también. Que sus mitos son bastante crudos y era egoísta cuando se encaprichaba de algo.
Bueno, ¿adivinaron la Bromelia?
Meme time:
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