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012.ᴀᴄᴀᴄɪᴀ ᴀᴍᴀʀɪʟʟᴀ - ᴘᴀʀᴛᴇ 1

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ᴀᴄᴀᴄɪᴀ ᴀᴍᴀʀɪʟʟᴀ - ᴘᴀʀᴛᴇ 1

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━━━3 de Octubre

APENAS ENTRÉ EN LA SALA A LA MAÑANA SIGUIENTE, pude percibir muy clarito la personalidad de Naomi Solace.

El salón principal era amplio y luminoso, con grandes ventanales y paredes adornadas con discos de oro y fotografías enmarcadas de la madre de Will en el escenario. Junto a esas imágenes, había instantáneas de sus viajes por todo el país, capturando paisajes naturales impresionantes y ciudades vibrantes.

Había sofás y sillones tapizados en estampados coloridos, cojines decorados con motivos de guitarras y sombreros de vaquero añadían un toque divertido, también había una chimenea enorme donde una guitarra se apoyaba casualmente.

Unos cuantos carteles vintage de músicos country adornaban las paredes, y el aroma de especias y café llenaba el aire. Había una sección en una de las paredes que estaba hecha de tableros de corcho y había sido llenada de fotografías de Will a medida que creía, dibujos de un niño pequeño e incluso calificaciones de exámenes; todo decorado con pegatinas de vaquitas y guitarras que me sacaron una sonrisa.

«Es tan lindo» pensé viendo una foto de un Will de cinco años vestido de Woody.

Sentí ruidos en la cocina, y me dirigí hacia allí. 

El lugar era bastante espacioso, y estaba muy bien equipada, con armarios de madera rústica repletos de vajilla y utensilios de todo tipo de color naranja fluorescente; todo perfectamente ordenado, mientras que en contraste, la isla central estaba a rebosar de papeles, cuadernos, lápices y partituras por todas partes.

—Ah, veo que estás despierta.

La voz de una mujer me sobresaltó, me giré hacia la puerta que daba a un patio trasero, encontrando a la que me había hablado.

Supuse que ella debía ser Naomi.

Era muy bonita, y no me debería haber tomado por sorpresa lo identica que era a Will: la forma de sus ojos, los hoyuelos en las mejillas, las pecas. Aunque Will fuera igual a Apolo, era imposible negar que la mujer era su madre.

Ella me sonrió de una manera tan cálida, y pude comprender por qué Apolo se había fijado en ella. 

—Ah tú debes de ser Darlene —dijo entrando a la cocina con una voz suave, pero alegre. Llevaba en las manos unas zanahorias bastante grandes.

Vestía unos jeans algo sueltos y rotos, una camiseta básica y una camisa a cuadros roja y negra, como las que solía usar Will. Tenía el cabello rubio sujeto en un moño en la parte alta de la cabeza, pero se le caían algunos mechones sobre el rostro, dándole un aire relajado.

—Buenos días, señora Solace —saludé, luego de asentir.

—Por favor, no me llames así —dijo con una sonrisa nerviosa—, me trae malos recuerdos de la escuela. Dime Naomi.

»Will fue a comprar unas cosas para el almuerzo, volverá en un rato —dijo dejando las zanahorias en la encimera—. ¿Tienes hambre? Imagino que sí, ven siéntate. Tengo listo el desayuno.

—No quiero importunar.

—Oh no es ninguna molestia —expresó—. Has traído a mi hijo hasta aquí, al menos déjame alimentarte.

Agradecí la amabilidad de Naomi y me senté en una de las sillas alrededor de la mesa de la cocina. Mientras ella preparaba el desayuno, aproveché para observar el resto de la habitación. Me pareció original y divertido que la heladera había sido pintada con manchas de manos pintadas con pintura multicolor, por el tamaño, debían ser de Will cuando era pequeño.

Era conmovedor pensar en Will dejando su huella en ese espacio y en cómo su madre había preservado esas marcas como un tesoro.

Naomi colocó delante de mí un plato lleno de tortillas, frutas frescas y tostadas doradas, y miré boquiabierta que incluso se había tomado el tiempo de cortar las tortitas con forma de vacas.

—Buen provecho —dijo sentándose delante de mí con una taza de café en las manos.

«Will, tu mamá es grandiosa».

Desayunamos en silencio unos minutos, la comida estaba deliciosa. Me recordó bastante a los desayunos de mi propia madre.

—Will me ha hablado mucho de tí —contó la mujer con una gran sonrisa—. Siempre te menciona cuando me llama.

—He…sí, bueno…es un chico muy dulce —respondí devolviéndole la sonrisa.

—Sí, es increíble —respondió Naomi con orgullo en su voz—. Ha sido un regalo tenerlo en mi vida. Aunque no ha sido nada fácil, considerando lo de…bueno, ya sabes. Me alegra saber que está en buenas manos en el campamento.

Asentí levemente. 

—No te preocupes, tiene una gran familia ahí.

Ella inclinó la cabeza levemente, y pude ver un atisbo de tristeza en sus expresiones.

—Me dijo que…uno de sus hermanos había fallecido hace poco.

Se me hizo un nudo en la garganta.

—Sí.

—¿Lee Fletcher? Will me dijo que era tu mejor amigo.

—Sí.

—Lo lamento mucho —murmuró—. Imagino que no debe ser fácil.

Bajé la vista a mi plato. De repente ya no tenía hambre.

—Lo era, pero era el hermano de Will…y también del resto de la cabaña. Ellos la están pasando peor.

Naomi negó.

—No, no es una cuestión de quién sufre más o menos, solo son maneras distintas de sobrellevar el dolor. Todos lo están pasando mal, Will no me ha querido contar qué está pasando, pero puedo imaginar que debe ser algo grande y peligroso.

Ella me miró como si esperara de mí alguna confirmación. No dije nada, si Will había elegido no contarle a su madre de la guerra, no sería yo la que le contara. No me correspondía.

—Somos semidioses —mascullé en su lugar, sin atreverme a mirarla a la cara—. Eso es suficiente para que sea peligroso.

Sentí la mirada intensa de la mujer sobre mí, como si estuviera analizando mis palabras. Al final, soltó un suspiro como si se estuviera resignando a que no obtendría nada de mí. 

—Entiendo que Will no quiere preocuparme, solo me gustaría poder darle el consuelo que sé que necesita. Deseo poder estar allí para él, apoyarlo en todo lo que esté pasando. Pero sé que él tiene sus propios motivos para mantenerme alejada de todo eso.

Me sentí un poco incómoda No sabía qué decirle para consolarla, porque sería hipócrita de mi parte cuando yo misma no le había contado a mi mamá nada de lo que había pasado. 

Ni siquiera había hablado con ella, había hecho que Quirón le dijera que no iría a casa todavía. No quería tener que fingir que todo estaba bien cuando no era así, ella se daría cuenta que miento. Yo no era la misma que hace unos meses, la guerra, como suele ocurrir, me estaba cambiando y ella sería la primera en notarlo.

No me atrevía a enfrentarla y tener que decirle que había muerto, pero que mágicamente me habían resucitado. No quería contarle algo que sabía que la rompería por completo.

Así que sí, entendía por qué Will no le había contado a su madre. Ya era bastante que supiera que uno de sus hermanos había muerto, eso habría un abanico de posibilidades de que ella se cuestionara cuándo le podría tocar a su hijo.

Naomi soltó un suspiro y jugueteó con la cucharilla en su taza de café. Parecía perdida en sus propios pensamientos durante un momento antes de hablar de nuevo.

—Sé que Will es fuerte y valiente, pero también es solo un niño. A veces me preocupa que tenga que lidiar con cosas que están mucho más allá de su edad. —Me miró y sus ojos brillaron con compasión—. Todos ustedes lo son. ¿Qué edad tienes?

—Quince.

Ella negó contrariada.

—Son todos muy jóvenes, pero…supongo que eso es parte de ser un semidiós, ¿verdad? —Asentí con tristeza.

»Apolo me contó un poco sobre el campamento y las criaturas que enfrentan allí —continuó Naomi—. Me dijo que Will aprendería a luchar y a utilizar sus poderes, aprendería a sobrevivir, pero es precisamente lo que odio de esto. No quiero que sobreviva, quiero que tenga una vida larga y plena, que no tenga que escapar o pelear continuamente.

»Aunque por supuesto, esa no es la realidad —agregó bajando la vista a su café, y pensé que debía estar ocultando las ganas de llorar. El dolor vibraba en ella—. Mi hijo no puede tener esa vida, y lamento que nunca podré entenderlo como él necesita.

Sus palabras estaban llenas de anhelo y un toque de tristeza. Podía sentir el deseo de Naomi de ser parte de la vida de su hijo de una manera más profunda, de conocerlo en todos sus aspectos, incluso en su identidad semidiós. Pero también estaba consciente de los límites impuestos por el peligro y la necesidad de proteger a su hijo.

Me pregunté si mi madre se sentiría de la misma manera, la señora Jackson, la madre de Michael, el padre de Annabeth, quizá también. Probablemente sí.

—No es fácil para nosotros llevar la vida de un semidiós, el equilibrio que implica ambas vidas: la mortal y la divina, es…agotador. Nunca es suficiente por más que intentamos —respondí con la voz algo rota—. Will te ama, Naomi. Siempre nos muestra las fotos de sus viajes, o cuando sacas un nuevo álbum, él…resplandece de orgullo. Es tu fan número uno.

La mujer sonrió, aunque no llegó a sus ojos.

—Gracias —dijo—. Aprecio que estés ahí para él y que puedas entenderlo de una manera que yo no puedo. Me tranquiliza saber que tiene a alguien como tú en su vida.

—Me alegra tenerlo en mi vida —emití—. Como dije, es un niño muy dulce.

Ella asintió de acuerdo.

Luego se limpió unas cuantas lágrimas que se le habían escapado y movió la cabeza como si estuviera intentando apartar los pensamientos malos. 

—Bueno, basta de cosas tristes —dijo apoyando la barbilla en las manos. Tenía las uñas de un bonito tono anaranjado—.  Ahora cuéntame, ¿Quién es Nico di Angelo?

Fruncí el ceño confundida.

—¿Nico?

—Ajá —respondió con una sonrisa divertida—. Will habla mucho de él.

Miré mi plato a medio comer, devanándome los sesos por comprender desde cuándo Will era amigo de Nico. 

Según yo, por lo poco que Nico hablaba del campamento, él no tenía amigos ahí. Yo era la única, y ahora quizá Percy.

—Nico es…uhm…. —No sabía qué responder, y supongo que ella se dio cuenta.

—Will habla de Nico como si fuera alguien especial para él —comentó—. ¿Son buenos amigos?

—La verdad, no sabía que Will era cercano a Nico —admití—. Nico es como mi hermanito pequeño, se queda en mi casa muchas veces, no tiene familia en el lado mortal, así que…soy todo lo que tiene —expliqué haciendo una mueca.

Naomi frunció los labios.

—Pobre chico —dijo.

Asentí.

—Pero Nico no pasa casi nada de tiempo en el campamento, por eso me tomó por sorpresa. Ni siquiera sabía que Will…bueno, a mí nunca me dijo nada.

—Mmm…curioso —dijo Naomi—. Me contó que le parecía un chico solitario, pero también muy misterioso. Pensé que podrían estar empezando a ser amigos. 

Negué con la cabeza.

—No que yo sepa. 

Entonces Naomi me miró con una mirada depredadora y una sonrisa enorme.

—Eres una hija de Eros, ¿verdad? —Asentí sin comprender—. Imagino que puedes saber cuando alguien…está enamorado.

—S-Sí…bueno sí, la mayoría de las veces. Algunas ocasiones se me pasan por alto, es complicado vivir sintiendo las emociones de otros, pero generalmente, sí.

—¿Crees…?

Abrí los ojos impactada. No se me había ocurrido que…

—¿Estás diciendo qué….?

Ella ladeó la cabeza, y sonrió.

—No lo sé.

Contuve una sonrisa, si era, me parecía una cosa hermosa.

En ese momento, Will entró en la sala cargando una bolsa de víveres del supermercado. No habíamos sentido la puerta.

—¡Buenos días! —exclamó sonriente. Pero se paralizó al vernos—. ¿Qué? ¿Por qué me miran así?

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Entre los tres preparamos el almuerzo, aunque Naomi y Will no querían dejarme ayudar al principio. Insistí en que podía hacer algo, y al final, terminé cortando algunas verduras.

Mientras cocinábamos, continuamos hablando de diversas cosas. Will se mostraba más relajado con su madre alrededor, y Naomi estaba encantada de conocer más sobre mí y nuestras experiencias en el campamento.

Le contó algunas anécdotas del campamento, evitando los detalles más peligrosos, pero lo suficiente para sacarle una sonrisa a su madre. Hablaron de música y de las canciones que ella estaba componiendo, mientras él compartía algunas ideas para una posible letra. Su interacción era hermosa de ver.

Después del almuerzo, Will y yo nos ofrecimos a lavar los platos mientras Naomi se sentaba en el sofá de la sala a descansar un poco.

—Sé que no quieres que te siga agradeciendo, pero de verdad lo hago —dijo mirándome con una sonrisa—, me alegra que hayas venido, me hacía mucha ilusión que conocieras a mi madre. Le agradas.

—A mí también me agrada —digo riéndome. Luego lo miré con seriedad—. No le has contado todo lo de…

Él suspiró y negó con la cabeza.

—No quiero que entre en pánico, ella sabe que mi mundo no es fácil y que todo lo que me rodea es peligroso —murmuró enjuagando un plato—, una semana antes de ir al campamento la primera vez, nos atacó un monstruo. Estábamos saliendo de uno de sus shows y embistió la camioneta en la que íbamos, casi nos mata a ambos, por suerte mamá lo atropelló.

«Huir de monstruos que casi nos matan, la historia de ser un semidios».

Por lo que Will me había contado, su mamá apenas tenía dieciocho cuando se fue de su casa buscando el sueño de ser cantante, dos años después lo tuvo a él.

Casi la misma edad que mi mamá, pero mi mamá había tenido el apoyo de mi abuelo, Naomi había estado sola. 

Me imaginaba lo difícil que debía haber sido llevar la vida de cantante con la de la mamá dedicada y amorosa, además tener que vigilar los peligros que acechaban a su hijo solo por existir.

Le tenía respeto. A ella y a todos los mortales que habían tenido hijos semidioses y se habían dedicado a criarlos con amor y cuidado.

—Ella es increíble —dije finalmente, asintiendo.

—Lo es. —Sonrió con orgullo—. No me gusta preocuparla de más, ya ha hecho mucho por mí, me alegra que ahora pueda dedicarse a lo que ama sin tener que estar pendiente de mí. 

Nos quedamos en silencio un momento. Al final solté un suspiro cansado.

—Ojalá fuera más fácil.

—¿Sí vamos a la guerra…?

—No pensemos en eso ahora —dije interrumpiéndolo. En la sala se oyó el sonido del teléfono, pero ninguno le prestó atención—. Esta semana solo piensa en tu familia, dejemos lo demás para cuando volvamos al campamento. No empañemos el viaje con ese tema.

Él asintió con dudas.

En ese momento sentimos los pasos de Naomi acercándose a la cocina, y en su lugar, nos pusimos a tararear, igual como hacíamos en la enfermería del campamento.

—Will —llamó con seriedad.

Ambos dejamos lo que estábamos haciendo para mirarla.

—¿Qué pasa, mamá?

—La señora del almacén le contó a tu abuela que estás aquí, y ha llamado diciendo que quieren que vayas a visitarlos o vendrán ellos.

Will se tensó, era obvio que no le agradaba del todo la idea.

—¿Tengo que ir? —preguntó incómodo. 

Nos miró a ambas como pidiendo ayuda y Naomi parecía tan tentada de decir que no, pero al final suspiró y asintió.

—Sí.

Él hizo una mueca y se secó las manos en un trapo.

—Iré ahora mismo, entre más rápido vaya, más rápido volveré —dijo saliendo de la cocina a las prisas.

—¡Y no olvides decirles lo de la escuela de medicina! —gritó, justo antes de que la puerta de la entrada se cerrara.

Naomi se sentó en una silla y suspiró, pasándose la mano por la frente. Me acerqué y me senté a su lado, queriendo ofrecer un poco de consuelo.

—¿Familia complicada? —pregunté con simpatía.

Ella asintió con una mueca en los labios.

—¿Qué te contó Will?

—No mucho, solo que te fuiste de casa a los dieciocho.

Naomi se quedó en silencio un instante, y yo la dejé sin presionar, quizá necesitaba ordenar sus pensamientos. Entonces, se levantó de la silla y caminó hacia la despensa, y comenzó a sacar algunas cosas.

—Porque no preparamos un pastel —dijo con una sonrisa algo débil—. Will me dijo que tu madre es pastelera.

Me levanté devolviéndole la sonrisa.

—Sí, le gusta mucho —respondí mientras tomaba un tazón grande.

Naomi sonrió mientras sacaba una lata de leche condensada.

—Debe ser maravilloso tener una madre que te consienta con dulces —dijo con nostalgia—. La mía no era precisamente una madre amorosa. 

Continuamos trabajando mientras ella me contaba su historia.

—Mis padres eran religiosos extremistas y no les gustaba nada que quisiera dedicarme a la música, y cuando me fui de casa…bueno, sobra decir que para ellos dejé de ser su hija.

»Conseguí trabajo en una banda pequeña como corista, y viajé por todo el país con ellos, pero no me dejaban crecer mucho —siguió haciendo una mueca. Vertió la harina en el tazón donde yo estaba batiendo los huevos—. Pasó al menos dos años antes de que me permitieran cantar como principal y fue porque no tenían reemplazo para la cantante que ellos tenían.

Entonces sus ojos antes tristes, se volvieron dulces, nostálgicos y con un deje de felicidad; sus labios se curvaron levemente en una sonrisa nostálgica. 

«Conozco esa sonrisa» pensé sintiendo un nudo en la garganta que elegí ignorar.

—Entonces conociste a Apolo —murmuré.

La manera en que sus ojos brillaron en cuanto lo mencioné me hizo sentir una sensación horrible en el pecho. Suspiré profundamente, tratando de mantener mis emociones bajo control mientras continuábamos preparando el pastel.

—Sí, conocí a Apolo esa noche. Era imposible no notarlo, era el centro de atención, incluso estando solamente sentado en el público —dijo con una risita, y eso sí me hizo reír bastante, podía verlo opacando todo.

«Siempre la marquesina andante, Sunshine».

—Él se me acercó después del concierto, y fue muy dulce, muy…. —Se quedó callada, como si hubiera recordado algo que no debía decir—, bueno…se podría decir que un romance juvenil bastante intenso.

Contrario a lo que se esperaba, no pude evitar sentir una mezcla de emociones además de los celos, me fue imposible no sentir curiosidad.

—¿Romance juvenil bastante intenso? —pregunté conteniendo una risa.

Naomi negó divertida.

—Mi carrera despegó después de eso —dijo ignorándome—, supongo que ayudó bastante ser bendecida por el dios de la música.

—Sí…te dio a su bendición.

Ambas estallamos en carcajadas, y sentí que ese nudo de celos se borró por completo, Naomi era demasiado agradable como para que su pasado con Apolo me molestara, al contrario, sentí que cualquier cosa que me contara podía usarlo para burlarme de él.

—Will nació un año después —dijo asintiendo—, y ha sido el regalo más hermoso que Apolo me dio, incluso con todas las dificultades que supuso.

Asentí.

—Mi mamá también dice eso —respondí sonriendo con cariño—, dice que a pesar de todo el dolor que sintió cuando Eros la dejó, no cambiaría nada con tal de tenerme.

Naomi me miró con ternura.

—Coincido con ella, Will es lo mejor de mi vida —dijo suspirando.

—Sé que no es fácil, pero como mortales… —mascullé curiosa—, ¿qué se siente tener un hijo de un dios?

Ella levantó las cejas, sorprendida por mi pregunta, y se quedó pensativa un instante. Vertió el contenido del pastel en una fuente para hornos y lo metió dentro.

—Bueno…no es nada fácil, es una experiencia realmente desafiante, sobre todo porque no hay forma de recibir ayuda del padre —dijo frunciendo el ceño—, muchas veces me he sentido tan perdida sin saber qué hacer.

»Cuando Apolo me contó la verdad, que nuestro hijo sería un semidios…primero pensé que me había enamorado de un lunático —agregó y ambas nos reímos, entonces su mirada pasó a ser algo triste—. Luego, cuando comprendí que era real, estaba aterrada y pasé mucho tiempo llorando, arrepentida por todo y maldecía a Apolo por haberse metido en mi vida.

»Y cuando Will nació, al verlo yo…solo podía pensar en que realmente había sido bendecida. Mi hijo es mi felicidad, mi único gran amor —dijo sonriendo con cariño.

—Es muy bonito como hablas de Will —expresé maravillada.

Ella sonrió y luego me miró con interés.

—Y tú, ¿cómo es ser una semidiosa? 

Reflexioné un momento antes de responder. Era la primera vez que alguien me preguntaba algo así.

—Es una experiencia de alto riesgo —dije haciendo una mueca—, como vivir toda tu existencia haciendo salto en bungee sin saber si la cuerda aguantará cada salto. Es un subidón de adrenalina constante y…un poco solitaria a veces. Tú lo dijiste, el padre divino no puede estar así que…para nosotros implica vivir siempre con la duda de si ellos nos aman, sobre todo porque solo nos hablan cuando hay misiones…

—Entiendo —murmuró mirándome con pena.

—Igual yo no me puedo quejar —agregué—, mi papá de verdad lo intenta, me visita siempre que puede y es muy sobreprotector. Es más de lo que los dioses suelen hacer. Papá me llama “su princesa guerrera” —dije con tono burlón—, todo el mundo dice que es hilarante ver a un dios siendo un padre tan baboso como lo es Eros.

—Debe ser lindo ser la niña de los ojos de un ser así —expresó riendo.

—Lo es —respondí sonriendo. Me mordí el labio, con curiosidad cuando se me ocurrió otra pregunta—. A mi mamá no le gusta mucho hablar del tema, pero, ¿cómo es ser amada por un dios?

—Bueno…para empezar, supongo que la mayoría de nosotras no somos amadas amadas —dijo rodando los ojos—, deben ser unas pocas las que logran enamorarlos como para que ellos elijan quedarse lo más que puedan y aún así recordarlas por siempre.

»Evidentemente, yo no tuve ese algo especial para que Apolo eligiera quedarse conmigo, y claro, tampoco puedo hablar por todos los dioses, pero al menos él es…bueno, muy intenso, demasiado absorbente. Romántico y dulce, muy cariñoso, pero también un poquito celoso y manipulador —dijo haciendo una mueca.

«No me dijo nada que ya no supiera».

—Y sin embargo —dije con tono divertido—, tuvieron un “romance juvenil bastante intenso”.

Naomi soltó un suspiro exagerado.

—Mala idea tocar ese tema con una adolescente —dijo como si se estuviera reprendiendo a ella misma y luego me miró con complicidad—, ¿hay alguna razón por la qué estás tan curiosa sobre los romances con los dioses?

Habrá una segunda parte de nuevo porque otra vez me estaba quedando súper largo, esperen el siguiente para saber cómo continua este día.

¿Qué les ha parecido Naomi Solace?

Y sí, me la re imagino igualita a Celia Foote.
Que buenos gustos tiene Apolo.

Por cierto, alguien me preguntó en comentarios si Apolos sabía que Dari iba a conocer a Naomi, digamos que sabe que iba a ir a la casa de Will, pero no estableció precisamente la conexión "Casa de Will = conocer a mi ex", y él en sí no tiene tanto problema con eso, Apolo sabe que Dari conoce a la mamá de Michael y que ellas se llevan bien.

Acá el tema con Naomi es...el tipo de relación que tuvo con ella y que Naomi no tiene tanto problema en hablar de más...

🤣Esperen a ver como sigue esta conversación y como le va a ir a Apolo con eso después...
Mientras, ¿ya se les ocurrió alguna idea de cómo puede ir a futuro esto?🤣

¿❤️TeamCorazón❤️ o 🫂TeamAlma🫂?

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