55|Casa sola (+18)
La francesa se estaba arreglando. Sus niños se habían ido con su abuela quien estaba en California por unos días. Aprovechó ese momento para ir a salir con sus amigos. En ese grupo habían tanto chicas como chicos. Esto último no le gustaba tanto al mexicano por una simple y sencilla razón: Si había alguien con más celos que Mary, era su esposo.
Alexis miraba como su mujer se arreglaba con sus prendas y su ropa de marca. Se veía hermosa, no se podía negar eso. Por eso mismo no quería que fuera. Odiaba pensar en un hombre coqueteándole a Mary. Le enfermaba el pensar que podía ocurrir.
"¿Cuándo llegarás?" Preguntó desde su sillón en la habitación mirándola.
"Tarde." Respondió ella terminando de colocarse uno de sus aretes para voltear a él con una sonrisa. "¿Cómo me veo?"
Alex la miró de pies a cabeza y soltó lo primero que se le vino a la mente. "Te haría otro hijo si no estuviera operado." Confesó recordando que hace unos días lo habían operado para no tener más hijos no planeados.
"Ay, eres un vulgar. Marrano." Le regañó la castaña pegándole con un cojín para ir a tomar su bolso.
"¿Porqué no mejor te quedas y disfrutas de una gran noche con tu esposo que tanto te ama y te satisface?" Le preguntaba levantándose del sofá para ir con ella sonriendo coqueto.
"Porque tal vez no quiero pasar una gran noche con mi esposo." Le respondió de forma divertida volteándole a ver con su mano en su cadera. "Tal vez mi esposo no me satisface lo suficiente y por eso debo salir a divertirme como a mi me gusta." Lo decía como broma. Sabía lo loco de celos que era él y ver como fruncía el ceño la hacía reír, por eso rió.
"Sigue bromeando con eso y te voy a dejar en silla de ruedas." Le advirtió recostandose del mueble donde ella tenía todas sus cosas para arreglarse.
"Lo dudo." Volvió a bromear Mary guardando sus cosas en su bolso.
Al escucharla Alex alzó la ceja incrédulo. Sabía de sobra que estaba jugando con él, pero a él no le gustaba nada que jugara con sus celos. Y eso ella lo sabía muy bien.
"¿Te debo recordar todas las veces que te pones a temblar sobre mí mientras terminabas empapándome completo?" Le dijo con una sonrisa entre divertida y coqueta logrando su cometido de hacerla avergonzar.
Mary se colocó roja y negó gruñendo. "Marrano." Le dijo en un murmuro para tomar su celular e intentar salir. Cosa que no sucedió porque Alex la detuvo.
"Vamos~" le canturreó acercándola acariciando su piel. "Quédate conmigo, Mary." Su voz era melosa y hacía derretir a cualquiera. "Quédate con papi un rato,¿sí?" Y ahí estaba esa voz ronca y melosa que tanto le encantaba a la castaña y que hacía que sus pensamientos no fueran normales. Aparte,¿papi? Eso era nuevo.
"Alexis.." murmuró tratando de hacerlo entrar en razón.
"¿Qué te detiene?" Le preguntó sonriendo de lado. "Me debes más a mí que a cualquiera de tus amiguitos,¿recuerdas?"
"Alex.." repitió.
"Gracias a mí duermes ocho horas seguidas sin interrupciones." Murmuró acercándola con sus manos en su cintura. Era cierto, por sus cuidados y atenciones ella estaba más que bien. "¿Qué dices, muñeca? Tenemos casa sola~" lentamente bajó sus manos hasta agarrarle del trasero con fuerza apretujándolos. Le encantaba sentir su carne bajo sus manos.
La castaña le empujó con cuidado pero con firmeza para separarse de él. Tomó sus cosas y fue a su vanity para tomar sus llaves con la idea de darse la vuelta e irse, pero no fue así. Alex la sujetó para agarrarla de la cintura con firmeza, pocos segundos después comenzó a darle besos en la nuca, mismos que le sacaban suspiros a Mary.
"Cielo, por favor, llegaré tarde.." pedía ella sujetando las manos del chico.
"Bueno, bien, te dejaré ir, pero primero quiero que me des lo mío." Le dijo subiendo la camisa de su esposa para sujetar los pantalones de esta y comenzar a desabotonarlos.
"¿Lo prometes?" Murmuró Mary apoyada con sus manos del vanity. Por el espejo de este podía ver el rostro de su esposo y esa sonrisa casi la hace temblar.
"Lo prometo." Le dijo para dejarle un último beso en la nuca.
El pelinegro se agachó yéndose de la vista de Marilyn. Ella solo pudo escuchar y sentir como le quitaba los zapatos para bajarle los pantalones. Lo que después fue bajando fueron sus bragas, las agarró de la forma precisa que no tuvo ni que gastar dos segundos en bajarlas. Él se acomodó para estar entre sus piernas y de espaldas al vanity, fue entonces que la castaña pudo sentir a la perfección como la húmeda lengua de su esposo se paseaba por entre sus piernas.
Esa maldita lengua era su perdición, peor aún cuando el dueño de esta sabía qué hacer y cómo hacer para dejarla loca. La mano de la chica agarró el cabello de su esposo con fuerza inclinándose un poco hacía al frente manteniéndose de pie con su otra mano en su vanity agarrándose. Alexis agarraba los muslos de su mujer sin detenerse hasta luego de unos largos minutos.
Él sabía lo que hacía. Se levantó del suelo y la atrajo a la cama para sentarla allí. Mary se dejó caer sobre la cama sintiendo sus piernas temblar. Alex se colocó entre sus piernas subiendo a la cama. Le gustaba verla desde arriba. Su camisa rosada de mangas largas que dejaba su pecho y hombros descubiertos le quedaba bien sobre sus pechos, su collar que descansaba en su pecho también le quedaba perfecto junto a esos aretes y ese maquillaje. Le encantaba su mujer y solo verla era suficiente para que se estuviera calentando cada vez más.
Con facilidad colocó las piernas sobre sus hombros para bajarse le pantalón lo suficiente. Podía sentir la humedad de la castaña contra sus bóxers, más específicos, contra su erección.
"Hazlo rápido, no quiero llegar tarde." Le pidió Mary con el rostro enrojecido y su ceño suavemente fruncido hacía arriba sintiendo como su esposo hacía fricción moviendo lentamente sus caderas.
"Por supuesto." Respondió él con una sonrisa.
Alexis bajó su ropa interior y no dudó en entrar de golpe sacándole un suave chillido a la castaña. No fue nada delicado. Movió sus caderas con rapidez. Cada embestida era fuerte y se escuchaba como sus caderas golpeaban los glúteos abultados de su mujer. En los últimos años tenían que guardar silencio cada vez que compartían de momentos íntimos como este, que pudieran ser ruidosos era una victoria para ambos. Ambos compartían del gusto a escuchar gemidos y choques de pieles entre si, solo los prendía más y cada vez que se lograba poder hacer todo ese ruido lo disfrutaban al máximo.
Las embestidas eran rudas. Las manos del menor agarraban a su mujer para tener más firmeza. Cuando ya no pudo más con esa posición la colocó boca abajo sobre las cobijas para abrazarla desde atrás apoyando parte de sus brazos en la cama para no aplastarla. Mary no podía mentir diciendo que no le gustaba sentir el peso de Alex sobre ella, había algo en eso que la enloquecía pero no sabría decir qué era exactamente. En esa posición podía escuchar los gruñidos del chico en su oído. Sentía su piel y aunque él tuviera su ropa cubriendo su cuerpo podía sentir que estaba usando.
La francesa se agarraba con fuerzas de las cobijas tratando de mantenerse en su sitio pues las estocadas eran tan bruscas que hacían que se moviera levemente de vez en cuando. A pesar de esto Alex no dejaba de besar y morder el cuello y hombro de su esposa dejando marcas rojas y algunas que se volverían moradas luego de un par de minutos. No pensaron en las consecuencias de esto, luego verían como disimularlas.
"Amor." gimió ella anunciando que estaba a punto de terminar.
Dicha noticia no le importó a Alex. Continuó y continuó moviéndose cada vez más agresivo que antes. Cuando escuchó el gemido y chillido de la francesa al terminar no se detuvo. Continuó hasta que estuvo completamente satisfecho y terminó profundo dentro de ella llenándola.
Mary dejó su cabeza caer a la cama mientras jadeaba. No tenía fuerzas para mantenerse arriba. Hubiera sido perfecto si se detenían allí, pero eso no estaba en los planes del pelinegro. Apenas comenzaban y cuando terminaron algunas horas después Marilyn estaba demasiado cansada como para salir tan siquiera de la habitación. Alexis la ayudó a ducharse y luego la dejó dormir pacíficamente en la cama.
Y ese era su plan que resultó completamente exitoso. Quiso cansarla lo suficiente para que no fuera con esa gente que no le caía tan bien. Al final se acostó junto a ella y suspiró para descansar un poco.
.
.
.
.
Si hay faltas de ortografía o un error,por favor déjenme saber.
.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro