Era el cumpleaños de Oli, es decir, Oliver, el hijo de Luzu, quien hizo toda una fiesta invitando a su amigo junto a si familia y más gente. El chico cumpleañero se puso muy feliz cuando vió a Amely llegar, estuvieron todo el rato juntos riendo y compartiendo. Luzu estaba muy feliz de verlos tan feliz, no como Alexis.

Por otro lado, el hijo varón de los Maldonado estaba brinque y brinque en la casa de brincos. El único problema era que andaba empujando a los otros niños más pequeños, ya tres niños se habían salido llorando por culpa suya.

"Este hijo de la chingada y sus mamadas." Dijo Alexis, estuvo todo el rato vigilándole así que no se iba a tragar las mentiras que le diría su hijo. "Chiquita, agarra mi cerveza, por favor, vuelvo ahora." Le pidió a su esposa antes de levantarse.

"¿A dónde vas?" Preguntó Mary dejando lo que hacía para tomar la cerveza de su esposo. Solo tuvo que ver su rostro para entender que estaba molesto.

El chiquillo seguía brincando por todos lados y empujando a otros niños por pura diversión, no se dió cuenta de que su papá estaba allí mirando.

"Thiago, salte." Llamó Alexis a su hijo desde aquella entrada a la casa de brinco nada más llegó.

"Pero, papá—"

"Salte, cabrón. Te estoy viendo desde hace rato." Le dijo alzando la voz. "Si no sabes comportarte no vas a jugar."

Thiago no tuvo de otra que salirse molesto. Su carita estaba fruncida del todo. Ni siquiera acababa de bajarse bien cuando su papá le empujó, no tan fuerte para golpearse mal pero lo suficiente para que se cayera.

"¿Ya viste que no es divertido?" Preguntó regañándole antes de agarrarle del brazo y llevárselo a la mesa con su mamá.

"Te odio." Murmulló Thiago comenzando a sollozar.

"Que bueno, por que todavía te quedan otros diez años más viviendo conmigo bajo el mismo techo." Respondió Alexis mientras caminaba arrastrándolo a la mesa.

El pequeño se sentó de brazos cruzados sollozando con sus mejillas rojas del coraje. Al Mary ver esto sintió su corazón ablandarse, no podía soportar ver a sus niños llorando.

"¿Qué pasó, bebé? No llores." Dijo acariciando el cabello de su hijo con suavidad.

"Papá no me deja jugar..."

"Ay, Antoine." Suspiraba Mary.

"Es que juega como si fuera chango." Se metió Alexis sentándose con un plato lleno de arroz, bueno, paella. "Si no sabe jugar, pues, que no juegue." La castaña suspiró y miró a su hijo con lastima. "No le tengas lastima, Mary, es un salvaje."

"Salvaje mi culo." Respondió Thiago sacándole la lengua.

Alexis respondió alzando su mano como si le fuera a dar, solo hizo que el niño se tapara esperando el golpe, mismo que nunca llegó.

"Ah, eso pensé, pendejo." Dijo chistando.

"Antoine, no puedes hablarle así a tu papá." Le regañó Mary. "Tienes que respetarlo." Era obvio que los regaños de la francesa era ignorados, ella no regañaba como su esposo y no daba miedo, así que su hijo la ignoraba.

"Pinche niño pendejo." Dijo Alexis ignorando la situación para darle paella a sus dos hijas menores.

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