La payasa se estaba paseando por toda esa sala, su fuerte pisar sonaba en toda la habitación y su ojos lanzaban un fuerte destello verde en la inmensa oscuridad. Ella camino asta una puerta, estaba oculta por cables que caían del techo, con cuidado intento sacar cada uno,  no quería llevarse otra descarga, no lo soportaría.

Pero entonces...

Un fuerte chispazo de los cables la ataco, aun retorciéndose del dolor logro sacar todos los cables y despejar la puerta. Paso a la puerta, con cuidado ya que en el piso habían cables que arranco anteriormente. Puso su fría mano en la perilla por fin, pero, la puerta estaba cerrada como era obvio, en unos últimos intentos por salir golpeo la puerta tan fuerte que resonaba en todas partes, sin embargo, no lograba romper el metal. Ella se tiro al suelo y tomándose de las rodillas se quedo mirando ala oscuridad, al techo que la escondía del "afuera"; Ya estaba cansada de estar bajo tierra, sola, pudriéndose. Empuño con fuerza su micrófono y con una voz tranquila pero que a la vez parecía no poder quebrar en llanto dijo:

"¿Porque?, ¿Porque me paso esto a mi?, ¿Que fue lo que hice mal? No es justo."

Entonces volvió al único lugar iluminado de la sala. Comprendió que no había escape, al menos por ahora, solamente le queda esperar en el escenario al próximo día cubierta por toda esa oscuridad,  pero, tenia miedo de que la volvieran a castigar.

"Ahora no me queda mas que cantar mi canción de lamentos."