𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 13 - Elixir
—Bien, es hora —dijo Twilight, con el elixir frente a ella.
Tomó una respiración profunda; no estaba segura de lo que le esperaba, pero sabía que debía enfrentarlo de una vez por todas.
Con un solo movimiento, levantó el recipiente y comenzó a beber el líquido. Un escalofrío recorrió su cuerpo; era aún peor que la medicina de Applejack.
—Ugh, ¿funcionará? —preguntó, notando que no ocurría nada en los minutos siguientes—. Supongo que necesito dormir primero...
Al examinar nuevamente la pequeña botella, Twilight notó un pequeño trozo de papel pegado a ella. Lo retiró con cuidado y lo leyó:
"Para descubrir la verdad oculta, este elixir debes probar. En sueños encontrarás las respuestas, a ellos no debes apresurarte."
—¿Significa esto que podré entrar en... sus sueños? —murmuró para sí misma antes de bostezar.
—Supongo que... debería intentarlo... —susurró, antes de desplomarse en el suelo y caer en un sueño profundo.
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Twilight abrió los ojos, solo para encontrarse en la misma oscuridad opresiva que se había vuelto demasiado familiar. "¿Es esto lo que se supone que debe sentirse como en casa?" pensó amargamente, su voz un eco hueco en el vacío.
Caminó lo que pareció una eternidad, pero la oscuridad permaneció implacable, una vasta y impenetrable expansión que la engulló por completo.
La frustración la atormentaba. Entonces, decidió intentar algo que no había considerado antes: canalizar la luz de su magia. Su cuerno comenzó a brillar con una suave radiación rosa que atravesó la oscuridad, revelando un débil camino.
—Ahí estás —murmuró al finalmente avistar una figura a lo lejos, tendida inmóvil, una criatura cuya presencia inquietante había plagado sus sueños.
—Veamos qué escondes —dijo, su voz temblando con una mezcla de determinación y terror.
Se acercó y presionó su frente contra la de la criatura. Un resplandor repentino los envolvió a ambos, proyectando sombras inquietantes que danzaban a su alrededor.
Abrió los ojos nuevamente, su corazón palpitando en su pecho. —¿Funcionó? ¿Logró entrar en los sueños de la criatura? ¿Cómo podría saberlo? El espacio a su alrededor era vasto y vacío, un inquietante vacío blanco. Arriba, raíces oscuras y retorcidas se extendían como dedos malignos, corrompiendo todo lo que tocaban. Aunque perturbadoras, decidió ignorarlas; no eran su preocupación en ese momento.
Lo que importaba era encontrarlo...
Normalmente, cuando soñamos, tenemos este "cuerpo de sueño"—no es un cuerpo real, sino uno que creamos para proyectarnos en nuestros sueños. Entonces, si el verdadero cuerpo de esa cosa estaba en sus sueños, la criatura también debería tener un cuerpo de sueño dentro del suyo. ¿Era eso lo que necesitaba encontrar para desentrañar la verdad? ¿Su forma verdadera?
A lo lejos, vio una figura vaga. Al acercarse, se dio cuenta de que no era la bestia sombría que había esperado.
Ahí estaba, de pie solo, sin su capa ni su armadura. King Sombra estaba allí, mirando al vacío con una expresión de profunda vacuidad.
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La respiración de Twilight se detuvo en su garganta; apenas podía creer lo que veía.
De repente, él se volvió hacia ella, como si percibiera su presencia.
—Twilight... —murmuró suavemente, pero ella no oyó nada.
Sus peores temores se materializaron ante ella, o quizás todo lo que había creído no era más que una ilusión—una cruel decepción ideada por ese villano para destrozarla, para burlarse de sus esperanzas y sueños.
Cada momento que había compartido con él—cada toque tierno, cada abrazo sincero—ahora se sentía como un peso insoportable. La idea de que todo había sido una mentira hacía que su cuerpo temblara incontrolablemente.
Estaba paralizada, incapaz de hablar, incapaz de reaccionar.
—¿Qué haces aquí? —preguntó Sombra, su voz impregnada de sorpresa y confusión.
No había anticipado encontrarla allí, especialmente no con esa expresión de devastación en su rostro, como si estuviera confrontando un fantasma.
El silencio se volvió espeso y opresivo, un pesado manto que parecía asfixiar el aire de la sala, hasta que Twilight lo rompió con un desesperado ruego.
—¿Por qué?
Esa única palabra fue suficiente para agrietar la fachada de arrogancia que él había mantenido.
Se mantuvo en silencio, su boca cerrándose con firmeza como si estuviera luchando por encontrar las palabras adecuadas.
—¡Te pregunté, ¿por qué?! —gritó Twilight, su voz elevándose en tono, llena de desesperación y angustia.
Él desvió la mirada, como si el peso de su propia culpa fuera demasiado para soportar.
—¿Qué pasa? Ahora no tienes la excusa de que no puedes hablar, ¿verdad? —Su voz temblaba, rompiéndose bajo la carga de su dolor insoportable.
La acusación lo golpeó como un golpe físico.
—Solo dime una cosa, solo una... —Su voz era apenas un susurro, cargada de tormento—. ¿Por qué?
—No... no sé a qué te refieres...
—¡Basta de mentiras! ¡Exijo saber! ¡Necesito saber por qué hiciste esto! ¡Por qué tú...! —Las palabras se atoraron en su garganta, su mirada descendiendo al suelo, su rostro marcado por el dolor crudo de la traición.
—¿Por qué pasó todo esto? ¿Fue para atormentarme? ¿Fue venganza? —continuó, sus ojos buscando en su rostro una desesperada esperanza de alguna explicación que pudiera ofrecer siquiera un rastro de satisfacción.
Sombra la observó, el sufrimiento en sus ojos era claro. Por un breve momento, un destello de conflicto apareció en su mirada, como si estuviera a punto de confesar todo. Pero luego sacudió la cabeza, su expresión volviéndose fría y despectiva.
—¿De verdad pensaste que había alguna otra razón? —dijo con una fría sonrisa de desprecio, la frialdad en su voz cortando más profundo que cualquier cuchilla.
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