•Epílogo•
No es el karma ni la venganza. Solo son probadas de la medicina que uno mismo da. Nadie tiene que ser mejor que nadie porque de alguna forma todos terminaremos donde mismo.
No importa que tanto dinero ganemos porque al morir eso ya no nos pertenece y tu familia se quedará con los bienes, habrá algunos que llamaste hermanos, que al morir ni una lagrima soltaron, pero por la herencia sí que pelearon.
Lo mejor era disfrutar de lo que sí importaba, compartir tu vida con todos aquellos que te apoyaron. Si eres un ídolo, actor... famoso. Así como te has esforzado por cumplir tus sueños, esfuérzate por querer a las personas que te convirtieron en lo que ahora eres, porque sin esas personas ni tu nombre se sabría.
—Bien, ahora veamos los frutos de nuestro esfuerzo—dijo Sibila con una gran sonrisa en el rostro.
Vestía de blanco y su cabello era dorado con rizos, sus labios de un color rosa bastante bonito y sus pestañas largas resaltaban unos hermosos ojos verdes. Era toda una belleza cuando tenía su apariencia natural de ángel.
—Vamos a verlo—comentó Mark abrazándola por los hombros y besándole la mejilla.
Eran la mejor pareja, él era alto y de tez blanca, cabello azabache y ojos oscuros. Fue quien estuvo dentro del cuerpo de Sejin, controlándolo durante la maldición.
Sibila sonrió y en un abrir y cerrar de ojos ya estaban en el aeropuerto, vestidos de una pareja normal y enamorada.
Las fans gritaban de emoción mientras los chicos ya iban saliendo con el maknae incluido, había regresado lo más rápido que pudo de la casa de Yurika al aeropuerto, prometiéndole que estarían en contacto pues se había convertido en una gran amiga, lo arriesgo todo por él y también habían quedado en juntarse de nuevo cuando tuvieran tiempo para charlar sobre todo lo que había sucedido.
—¿Habrá aprendido?
—Jungkook fue diferente—mencionó la rubia, mirando al castaño desde lejos—. Este chico nos costó mucho trabajo. Fue más difícil que los otros ya que tonto no fue y admiro que siempre se preocupó por los demás
—Eh, cuidadito que te estoy escuchando—comentó un Mark celoso mientras giraba la cara.
—Tranquilo amor, además me acusarían de asaltacunas.
Los dos rieron por el comentario, pues, aunque los dos tenían apariencia de adolescentes en realidad sus edades eran algo grandes...
Sibila chasqueó los dedos y entre la multitud de gente se apareció una chica distinguida y bastante llamativa. Jungkook saludaba a las fans, dando autógrafos y reverenciando en agradecimiento por esperarlos, atendiendo a la mayor cantidad de Armys que lo rodeaban. Estaba muy contento de su nueva y mejorada vida, pues había tomado una gran reflexión de todo lo que había pasado.
—¡Jungkook! ¡Un autógrafo! —grito una chica, la cual se escuchó más fuerte que las demás.
El chico volteo y se vio asombrado por la chica, estaba vestida en harapos y sus zapatos estaban sucios y notablemente desgastados. Parecía tener al menos unos cuatro años menos que él y estaba muy delgada para su edad. Tenía el rostro algo pálido y demacrado, pero no tanto. La cara de la chica era bastante fina y sus ojos eran de un azul intenso en el cual se podía ver un gran brillo, una chispa. La vida de una fan. Era esa luz que toda fan tenía y vivía dentro de cada una de ellas. Ahora Jungkook sabía que ese brillo en los ojos debía ser cuidado con mucho amor y delicadeza.
—Deberíamos mandarlo al infierno, míralo. Está dudando—escupió Mark acusándolo.
—Espera...—susurró Sibila.
Jungkook sonrió con los ojos cristalizados viéndose a él mismo en la chica cuando miraba a su abuelo con admiración, lo observaba igual como aquella chica lo hacía con él.
—Claro, bonita.
Sin pensarlo dos veces ni tampoco en la manera en la que las demás lo veían, se acercó a ella y la abrazó con ternura, sin ningún tipo de miedo y discretamente plantó un beso sobre su mejilla.
—Nunca pierdas ese brillo, linda—le dijo, mirándola a los ojos y luego se dio la vuelta para seguir con sus compañeros.
Ya no tenía miedo, porque aprendió que el miedo era una opción, y él ya lo había eliminado de su vida. Ahora podía estar en paz pues se había convertido en lo que su abuelo siempre creyó que sería. Y donde sea que estuviera, Jungkook estaba seguro de que su abuelo estaría muy orgulloso de él.
Subió a la camioneta con una gran sonrisa al igual que sus hyungs. Taehyung se sentó al lado de él y le dio un pequeño empujón en el hombro, el menor se giró sorprendido y soltó una risa traviesa.
—¿Me vas a contar tu sueño? —preguntó el mayor con una gran sonrisa.
—Es algo muy largo—advirtió Jungkook suspirando.
—No importa—respondió Taehyung.
—Es algo misterioso...
—Mucho mejor.
—Te volverías loco al escucharme—declaró el castaño con mucha emoción en su interior.
—Aigoo, como dice el sombrerero de Alicia—Taehyung mencionó y sonrió—. Las mejores personas lo están.
Jungkook abrazó a su amigo con mucha felicidad. Aún se le hacía difícil creer que en otro universo lo había perdido. Sin embargo, se alegraba de que ahora estaba justo al lado de él.
...
—De todos los finales este es el mejor, hicimos un buen trabajo—comentó Azami dando una vuelta, desapareciendo su imagen de vagabunda.
—Aún hay muchos objetivos—dijo Mark satisfecho de que todo haya terminado.
Azami volteo hacia Sibila muy feliz de lo que podían hacer, Cambiar a las personas para que en un futuro no muy lejano se convirtieran en algo mucho mejor, evitando dejarlas ser seres sin sentimientos, sin escrúpulos y que solo pensaran en ellos mismos.
Sibila se había suicidado desde años muy antiguos donde era una gran admiradora de los guerreros. La edad media era su gran mundo, su corazón y amor eran grandes, siempre ayudo a los demás sin recibir algo a cambio. Estaba en pleno desarrollo a los dieciséis años, luego pasó el tiempo y su amor por el caballero más famoso del reino Lonter fue creciendo. Él la ignoró y se burló de ella cuando esta se atrevió a confesar su gran admiración hacia él, dejándole en claro que jamás volvería a acercarse y lo repugnante que le resultaba su presencia. Esto provocó una gran depresión en su vida pues él aparte de ignorarla, la había humillado por no ser de su nivel. Pocos días después se volvió a encontrar con el caballero y logró convencerla de que la amaba, ella cegada de amor y admiración, le entregó su pureza. Al día siguiente despertó tendida en una choza, sola y cuando buscó a su hombre descubrió que nunca lo fue. Quedó embarazada, busco el caballo más veloz del reino y cabalgó hasta las montañas donde observó un hermoso atardecer. El último que vio.
Mark fue un guerrero de la edad moderna donde sus estrategias eran las mejores y aunque era solo un adolescente su inteligencia era destacada de entre todos, pero aun así su padre creía que solo era un chiquillo estúpido, lo golpeaba y le era indiferente. A pesar de todo siempre lo quiso y lo admiro, pues su padre fue un gran hombre y sí, era duro, pero sabio. Mark creció y a sus dieciocho años ya peleaba junto a su padre, pero siempre siendo su sombra. No importaba lo mucho que se esforzaba, jamás fue lo suficiente para su padre. Lo golpeaba, lo insultaba. Hasta que un día se dio cuenta que solo perdía tiempo al rogar por la atención de alguien que jamás lo querría. Su ejemplo para seguir, su admiración por su padre se esfumó de su corazón, así como también su vida aquel día que se lanzó de un acantilado.
Azami era otra historia, la alumna perfecta dentro del periodo del porfiriato, cuando se vio beneficiada por el programa de Estudio que ejercía Porfirio Diaz. Era feliz, alegre y de una buena familia. Fue una joven ingenua que representaba la inocencia pura, pero no todo era perfecto en su vida. Ella deseaba un amor, un novio, alguien quien de verdad la quisiera, pero muchos le hicieron pensar que ella no valía la pena, que no era lo suficientemente hermosa para merecer siquiera una muestra de cortejo de algún hombre. Se creyó tanto lo que le decía la gente que ella misma terminó por pensar que no era hermosa y que nadie jamás la iba querer. Pasó así su corta vida, pensando que no era suficiente, que no era hermosa, que su cuerpo era imperfecto y que se quedaría sola toda la vida, cayendo en una depresión de la que nadie pudo sacarla, destruyéndose a sí misma y todos los sueños que tenía. Muriendo de tristeza y con un corazón herido.
La vida de los tres cambió de un segundo para otro, las almas de Sibila y de Mark permanecieron dormidas hasta que el alma de Azami llegó y el supremo ser les encomendó la misión de corregir. Se les dio la oportunidad de evitar más daños en el corazón de cualquier fan, de cualquier admirador, soñador o simplemente de cualquier persona.
Sibila representaba el amor y su coraje de hacer reflexionar a Jungkook, Mark representaba el poder de fuerza y dominio al controlar a Sejin. Y Azami... Ella representaba la inocencia como bien se vio al poder engañar a Jungkook. Juntos los tres, actuaban muy bien su papel.
—Todavía hay muchos más a quienes debemos enseñar...—susurro Sibila sonriendo al ver como la camioneta donde iba Jungkook se alejaba cada vez más.
—Bueno, he escuchado de un tal G-Dragon y dicen que es un mujeriego de buen cuerpo y bastante guapo y, y...
—Ya entendimos Azami—interrumpió Mark riéndose—. ¿Lista para otra aventura, cariño?
Sibila sonrió y chasqueó los dedos, transportándolos a todos a sus nuevos papeles, para ellos el mundo era un escenario y en aquel escenario, cualquiera podría ser un actor.
Quien sabe, quizá tú también puedas serlo...
Fin.
Hemos llegado al final de esta historia, de la cual estoy muy orgullosa de haber escrito hace poco más de cuatro años. Un tiempo largo para una historia tan corta.
Gracias a todas esas personas que se han quedado hasta el final y de todo corazón deseo que les haya gustado. Próximamente habrá más historias con este tipo de trama y realmente espero que puedan darles la oportunidad.
Nos vemos en una siguiente historia, les quiero.
Atte. Majito
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