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Aclaraciones
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Debemos aprender de los errores para convertirnos en mejores personas, aprender la lección es lo que se debe de hacer. La vida da muchas vueltas y cuidado porque cualquiera puede tomar justicia por su propia mano, si ofendes, discúlpate. Solo si de verdad cometiste un error y fue tu culpa, porque ante todo se debe tener la honestidad y el culpar a alguien más de nuestros problemas solo lo vuelve más difícil.

—Despierta.

Abrió los ojos de golpe y con la respiración agitada y más que nada confundido. No sabía que había pasado cuando todo se oscureció, no recordaba nada y lo que era aún peor, estaba con alguien en ese lugar, pero él aún no lo sabía.

—¿Dónde estoy? —se preguntó a sí mismo mirando a su alrededor.

Era un cementerio o al menos eso parecía, había tumbas por todo el lugar así que sí, tenía que ser eso, pero este cementerio tenía algo en particular que lo hacía diferente a todos los demás. Este estaba completamente abandonado y curiosamente todas las tumbas estaban llenas de rosas, rosas negras y marchitas. El cielo era totalmente gris como si una gran tormenta estuviera a punto de caer.

Comenzó a caminar y se fue encontrando un montón de tumbas con nombres de chicas las cuales al parecer habían muerto demasiado jóvenes según las fechas escritas en las lápidas.

—Kim GaeJung—leyó atentamente cada nombre mientras avanzaba algo confundido—. Aiko Yaveli...

Se detuvo de golpe cuando sintió una respiración en su cuello. Volteo rápido y asustado, encontrándose con una terrible soledad. Se había vuelto un gran paranoico, mientras que algunas cosas las tenía claras, otras seguían siendo confusas, pero si de algo estaba seguro era que no estaba solo en aquel lugar tan espeluznante.

—¿Que tiene que ver todo esto conmigo? —preguntó en voz alta sin entender nada.

El cielo comenzó a relampaguear y los truenos se hicieron presentes. Jungkook volteo a sus espaldas atraído por unos sonidos y chillidos agudos.

—¡Dios! —exclamo y corrió sin pensarlo dos veces, saltando de tumba en tumba y rogando por encontrar un lugar donde esconderse de esa gran parvada de pajarracos negros que se dirigían hacia él.

Los cuervos se golpeaban unos a otros volando cada vez más rápido para alcanzar su objetivo, Jungkook movía sus pies a toda la velocidad que se le hacía posible. Volteo hacia atrás y se tropezó cayendo sobre una tumba, golpeándose la cabeza, la sangre de la herida no tardó en correr por el lado derecho de su rostro mientras que el castaño intentaba recuperarse.

—¿Qué tiene que ver contigo Jungkook? ¡Todo Jungkook, todo! —la voz salía de todos lados por lo que no podía saber con exactitud de donde provenía.

Aquella horrible voz le lastimó los oídos por lo fuerte que había resonado y los cuervos comenzaron a volar alrededor de él. Lo picotearon y le hicieron heridas con sus alas afiladas. Jungkook comenzó a mover sus manos de un lado a otro para espantar a los cuervos, pero era imposible. Se hizo un ovillo en el suelo y se tapó los oídos mientras enterraba su cara sobre sus piernas, cubriéndose lo más que podía.

—¡Basta! —grito el chico mientras temblaba de dolor.

De un momento a otro los cuervos se fueron volando asustados y chillando como si estuvieran en presencia de algo más tenebroso que ellos. Jungkook asomo la cabeza y rápidamente se puso de pie con brusquedad, retrocediendo lo más posible.

—No me tengas miedo Jungkook—dijo la chica de negro con una sonrisa de ángel. Lo cual no era.

—Tú...

—Yo—respondió ella con una sonrisa inocente.

Era la chica de sus pesadillas, la que estaba detrás de todo lo que le estaba sucediendo y aunque él ya había admitido su culpa también era consciente de que ella también debía ser alguien despiadada por todo lo que le estaba haciendo. Y era ella, después de tanto tiempo al fin la tenía enfrente de él y no sabía cómo reaccionar. Quería matarla, sí, eso quería, pero antes quería una explicación, se lo merecía ya que después de todo ella fue la que lo maldijo.

—Es un lugar triste para las que terminan aquí—hablo ella, mirando con melancolía las lápidas—. Pero lo más triste es la razón por la que están aquí, sepultadas.

—¿Quién eres? —interrogó Jungkook con sus manos hechas un puño y con voz firme.

—Me llamo Sibila, derivado del griego que significa mujer con el don de la profecía y es un gusto por fin poder verte en persona.

—Pudiste haber aparecido desde un principio—reclamo Jungkook con un tono molesto—. Y ahorrarme todo esto.

—¿Y dónde estaría lo divertido? No, claro que no hubiera sido divertido. Además, no estabas listo.

—¿Listo para qué?

—Tienes muchas preguntas, Jungkook—dijo ella, levantando su vestido largo y acercándose más hacia el menor.

—¡Detente! ¡Estoy harto! ¿Dónde están mis amigos? ¡Ellos no tienen nada que ver con esto! ¿Estas molesta porque me negué a tomarme una foto contigo? ¿Es eso Sibila? ¡Porque si es así ahora mismo nos tomamos todas las que quieras y ya!

—¡Aún no has comprendido! —explotó Sibila con la cara roja—. ¡Aclarare tus dudas, Jungkook! Sí, yo fui la que planeo todo esto en tu contra ¡Fui yo! Te observaba de muy cerca, siempre iba detrás de ti como una persona normal, a veces me disfrazaba de anciana, otras de señor. No podía permitir que me vieras, pero tenía que saber todo lo que hacías ¡Por eso mande a Azami para que matara a madame Yong! Esa mujer se lo tenía bien merecido.

—¿Azami? ¿De qué hablas loca? Lo que mató a Yong fue una sombra... Una sombra—bajo la voz en un susurro confundido.

—¿Y quién crees que era la sombra Jungkook? ¿Yo? ¿En verdad creíste que era yo? No, no, no. Era Azami la que también entró a la mansión de Yurika para torturarte, pero claro tenías ese collar que hacía de tu presencia invisible por lo cual fue más difícil localizarte. De hecho, deberías aprender a cuidar tus cosas—la chica sacó de una de sus bolsas el collar que Yong le había dado a Jungkook, no sabía en qué momento lo había perdido—. Muy mal Jungkook, muy mal.

—Puedo soportar muchas cosas, así como lo he demostrado al llegar hasta aquí junto a ti ¡Pero mis amigos y las otras personas no tienen nada que ver en esto! ¿Por qué mandar a esa sombra, o más bien a Azami para matar a Taehyung?—pregunto Jungkook recordando aquel día en el hotel cuando una sombra casi mataba a su mejor amigo en un pasillo.

—Porque me caía mal—respondió moviendo los hombros de arriba hacia abajo sin tomarle importancia—. Además, quería hacerte sufrir con su muerte, pero claro esa bruta de Yurika tenía que arruinar mis planes. Te envié a esas fans locas especialmente para ti, una vez más te escapaste y tuve que cambiar de planes. Todo estaba saliéndome mal así que mandé a Azami en su forma física para que se hiciera tu amiga... ¿Es muy guapa no lo crees?

Caminaba en círculos alrededor de Jungkook, pero a una buena distancia, mientras explicaba cada detalle de su magnífico plan.

—Me metí muchas veces en tu cabeza, en tus sueños y cuando fuiste al aeropuerto que por cierto fue parte de mi plan. Azami obedeció todas mis órdenes, la muy estúpida ya no quería seguir con el juego y se estaba apiadando de ti y yo no podía permitir eso, la controle para que se desapareciera, la que viste en el piso no era Azami, sino una réplica de ella, fue cuando tomé a TaeHyung y lo desaparecí junto con Yurika. Luego hice recapacitar a Azami he hice que te llevará al sótano para que te atrapara, pero claro tú tenías que ser más listo que ella, por eso la tuve que matar...

—¡¿Qué?! Azami se cayó de las escaleras.

—Jungkook, tienes mucho que entender, fui yo quien se metió en su mente y le hizo perder la vista, ya no la necesitaba...

—Eres una desquiciada ¿Como pudiste?

—¡Deja de hacerte la víctima que personas como tu son las causantes de tantas muertes!

—¿Qué diablos dices? ¡¿De qué muertes hablas?!

—¡De ellas! ¡DE TODAS ELLAS!

El cielo trono y encima de las tumbas aparecieron cientos de chicas, todas con vestidos blancos, viejos y sucios. No tenían ojos y en su lugar solo había dos agujeros negros, no tenían boca, tan solo la piel lisa en esa parte. No tenían orejas, en cambio una horrible cicatriz lo remplazaba.

—¿Quiénes son? —interrogó el castaño, estaba nervioso—. Yo... Yo... ¡No tengo nada que ver con ellas!

—¡Claro que sí, mocoso estúpido! —Sibila se cabreó y dio dos pasos hacia Jungkook de manera decidida—. ¡Personas como tú tienen la culpa de cientos de suicidios al día!

—¡No sé de qué hablas! Yo no las conozco...

—Exacto Jungkook ¡Exacto! Tu no conoces a ninguna de ellas, ningún idol las conoces, pero ellas a ustedes sí. ¡SON UNOS CABRONES USTEDES LOS FAMOSOS! Todas ellas sueñan con una vida junto a ustedes, pero en cambio son ignoradas y maltratadas por los de seguridad quienes las empujan para que personas como tú no se ensucien ¡Claro como son de oro! Pero ellas también tienen sentimientos y son ignoradas. Se la pasan horas y horas esperándolos en los aeropuertos para que ustedes las ignoren, horas esperándolos cuando ustedes tan solo les dedican cinco míseros minutos y después se suben a su carrito para largarse. Y ahí van las pobres fans con su dignidad por los suelos a correr detrás del carro hasta llegar al hotel y dormir fuera de él ¡Para que ustedes solo las sigan ignorando!

—¿Por qué no tienen ojos? —pregunto en un susurro, a punto de soltar en llanto.

—Porque no querían ver cómo las personas que tanto admiraban las rechazaban.

—¿Por qué no tienen boca?

—Porque se cansaron de gritar su dolor y sufrimiento aun sabiendo que nadie las escuchaba y mucho menos sus ídolos.

—¿Por qué no tienen orejas?

—Porque ya no quisieron escucharse llorar por las noches, no querían seguir escuchando a las personas que tanto amaban diciéndoles cosas hirientes.

—¿Por qué están muertas? —Jungkook miro a todos lados tragando saliva con dificultad.

—Porque se quitaron la vida sabiendo que jamás podrían obtener una muestra de amor de los que admiraban.

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