Segunda sala: Miedo
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Mantenía los ojos cerrados con un poco de miedo. Tenía su mano derecha en su espalda tocando el arma y sintiéndose así más seguro sabiendo que cualquier cosa que se le apareciera, él estaría listo para defenderse o atacar primero. 

Después de unos minutos abrió los ojos con lentitud encontrándose en otro lugar al que estaba. Hacía mucho calor y el sudor parecía no querer detenerse nunca. Se limpio la frente con su brazo y miro a su alrededor. Atrás de él había una puerta y delante suyo otra. La de atrás estaba cerrada así que avanzo a la siguiente, pero antes saco su linterna de su pantalón y la encendió para tener una mejor visión. A su alrededor no había nada más que las dos puertas y oscuridad, solo eso. 

Se detuvo en medio de la sala ya que había algo extraño en ella, lo podía sentir, pero no sabía exactamente que era.

—Jungkook...

Un susurro lo alerto y con la linterna recorrió todo el lugar hasta quedarse inmóvil en una esquina. El brazo le tembló y sintió como si el oxígeno no pudiera entrar en sus pulmones. 

—Tú...

—Yo —murmuro la niña de vestido azul con manchas de sangre.

Era la misma niña que estaba en el hotel cuando él iba por el pasillo y se la encontró con aquella playera de bangtan donde todos los integrantes aparecían menos él. Fue cuando culpo a sus amigos de que contrataron a la niña para hacer eso y ¿Ahora? Ahora se encontraba ahí frente a él, pero era diferente, la inocencia se había ido y fue remplazada por una mirada fría y siniestra. Sonrió como si estuviera jugando, porque al parecer eso era; Un juego. 

—¿Qué haces aquí?

—Yo estoy en todas partes, Jungkook —dijo dando unos pasos hacia adelante a lo cual Jungkook retrocedió.

—Aléjate.

—¿Es una amenaza? a mí nadie me amenaza —expreso ella cerrando los ojos y al abrirlos los tenía completamente negros. 

Debía admitirlo, tenía miedo, pero más de él mismo a cometer una locura. El arma que tenía en sus pantalones era para matar a la loca desquiciada que estaba haciendo todo eso a él, pero ¿La niña? ¿Sería capaz de matar a una niña? Y más aparte inocente. Bueno, eso no era muy seguro porque por la cara que tenía, cualquiera diría que era un demonio y de inocente nada tenía. 

—¿Qué? ¿Te comieron la lengua los ratones?

—¿Qué haces aquí? —inquirió Jungkook armándose de valor ya que no quería mirarla y mucho menos dirigirle la palabra, pero alguien debía darle respuestas y podía que ella las tuviera—. ¿Qué está pasando? ¿Tú sabes?

Soltó una risa distorsionada y aguda que le lastimo los oídos al castaño, se tapó sus extremidades y se tiró al suelo quedándose ahí hasta que la niña se acercó y levanto su cabeza para que la mirara a los ojos. Su tacto era frio y firme.

—Eres patético ¿Acaso eres estúpido? Todo el mundo sabe lo que está pasando menos tú. Incluso la bruja esa...

—¿Yurika?

—Exacto, esa perra no dejaba de gritar cuando la capturamos —soltó una risilla y luego se puso seria—. Hasta ella sabía lo que pasaba o por lo menos lo sospechaba ¿Y tú? ¡Claro! Como siempre un imbécil.

Su encanto se había ido definitivamente, ya no era para nada aquella niña tierna que conoció en el hotel.

—Culpas a mi señora de lo que te pasa, culpas a todos de tus errores y de lo que te pasa ¡Pones en riesgo a todos los que amas por tu gran error! Y todo porque, aunque lo niegues ¡LE TEMES A QUEDARTE SOLO! ¡Eres un egoísta al llevarte a tus amigos contigo!

—¡No es cierto! ¡Yo los estoy protegiendo! ¡Yo iré a rescatarlos!

Jungkook se puso de pie y quedo frente a la niña quien lo miro con odio, la linterna estaba en el piso y alumbraba sus miradas.

—¡Eso es mentira! —grito la niña, pero esta vez su voz era mucho más grave—. Pudiste haber protegido a tus amigos si no los hubieras buscado, por tu culpa madame Yong está muerta ¡Yurika perdió la protección de sus ancestros! Y Taehyung está pagando porque tú no fuiste capaz de tener los suficientes pantalones para decirle que se fuera.

—¡Nunca fue mi intención meterlos en todo esto! —exclamo Jungkook tratando de defenderse, pero las palabras de ella eran como cuchillos atravesándolo.

—¡Pero lo hiciste, por la estúpida razón de que no querías estar solo en todo esto! Lo sabes tan bien como yo y te duele admitirlo. 

Se quedó callado sin saber que decir o hacer, le dolía. Esas palabras le dolían tanto y no porque vinieran de ella sino porque tenían sentido, tenían razón. Intento sacar del juego a sus amigos y ellos se resistieron y se quedaron con él porque lo querían, pero muy en el fondo Jungkook nunca los quiso dejar porque, sí, era un egoísta. No quería enfrentar a la oscuridad él solo, tenía miedo y por eso no tuvo las suficientes agallas para esforzarse más y alejarlos y si hubiera hecho eso, ahora mismo Yong estaría en su humilde morada, Yurika estaría probablemente fumándose un cigarrillo en su sofá y Taehyung... Taehyung estaría con sus amigos, con su familia, jugando y divirtiéndose. 

Su miedo lo había llevado a meter a sus amigos en una guerra donde no tenían por qué luchar. 

—Jungkook —susurro la niña, ahora con una voz tierna —. ¿Te has preguntado por qué paso todo esto?

—Sí —respondió él cerrando los ojos, recordando cuantas veces se hizo el mismo esa pregunta a la que no le encontraba respuesta y le causaba dolores de cabeza, pero ahora todo era diferente pues ahora ya lo estaba comprendiendo todo.

—¿Y por qué paso?

—Por miedo —confeso él, recordando aquel día cuando todo comenzó, cuando rechazo a la fan por miedo a su aspecto —. Por miedo.

Una explosión hizo que cayera al suelo y todo comenzó a derrumbarse. Tomo la linterna y observó a todos lados, pero era inútil seguir buscando, la mocosa había desaparecido y con ella las dos puertas. 

—¡No no! 

Se fue a una esquina, el suelo empezó a abrirse y de este salía humo que olía a azufre. Después de todo sí estaba en el infierno y él ya estaba muerto. Y ahora mismo estaba siendo juzgado si se iría al cielo o a los dominios del demonio. 

—Une las reflexiones Jungkook.

Todo se volvió oscuridad y el silencio reino. El tiempo se detuvo y una nueva sala apareció.