—Te fui infiel...   

Fue la suave voz que rompió el silencio entre ambos, unos segundos más tarde el ruido de los vehículos pasar los desconcentro totalmente.

Oikawa negó repetidas veces, y se mordió el labio.
Minami lo miraba de manera fría.

—Estás mintiendo, —dijo tratando de creer él también—, solo necesito saber ¿por qué mientes?

—No es así, realmente te fui infiel —susurro ella y palmeo levemente su ropa, ambos estaban llenos de polvo, sentados a mitad de la autopista esperando que alguien viniera por ellos—, volví con mi ex novio.

Oikawa intentó recordar las miles de historias que Tetsuro alguna vez le había contado, y a su cabeza vino rápidamente la imagen de un rubio con raíces negras y mirada afilada.

—No te creo.

—Oikawa... te estoy diciendo todo esto para que dejes lo que alguna vez tuvimos en el pasado, busca alguien bueno, alguien a quien tus fans acepten, alguien que apoye lo que hagas.

—No quiero a nadie más, quiero intentarlo las veces que sean posibles pero contigo. —Murmuró el castaño observándola con ilusión.

—Puedes decir que me dejaste... porque al final no era lo que buscabas... —Cambio el tema, intento distraerse empezando a sujetar sus hebras azabaches en una coleta.

—Nadie lo creerá, todos saben que te amo demasiado...

—No puedes decir que te engañe-...

—¿Y qué si lo digo? —cuestiono con un poco de furia—, ¿estás preocupada por qué me vean como un idiota? Si es así, entonces no me dejes.

—Entonces di que terminamos porque no me gusta el volleyball, que ya no soportaba escucharte hablar solo de él.

—Mina-chan, no hagas esto.

—No eres lo que quiero, Oikawa, ya basta.

Antes de que pudieran seguir hablando, un vehículo se estacionó frente a ellos, la bocina sonó dos veces y aquella fue la señal para informarle a la chica que habían llegado por ella.

—En eso quedamos, Oikawa. —dio dos pasos lejos de él,  siendo sujetada nuevamente por el castaño.

—Te juro que te quiero, te he querido y te querré más que nadie —empezó a hablar, estrujando levemente el corazón de la Kuro—, pero... si no me dices la verdad ahora, no voy a insistir más.

La cabeza de Minami empezó a calcular millones de formas, a crear miles de finales pero tras ese minuto llegó a la misma conclusión;—Me parece bien.

Y sin más se soltó de su agarre y se subió a aquel auto.

Nada más ingresar este se puso en marcha y ella dejó salir sus lágrimas contenidas.

—No pensé que me utilizarías de esta forma —murmuró el chico a su lado.

—Lo siento, Kenma.

—Pff, —Kozume bufo con frustración—, ¿realmente lo estás dejando?

—Lo estoy haciendo —respondió limpiándose las lágrimas.

—¿Por qué lloras, entonces? —pregunto dejando a la chica en completo silencio—, si realmente estás dispuesta a dejarlo y no amarlo más... entonces ámame a mí... —comento el rubio, tomando por sorpresa a la chica—, Minami... volvamos a intentarlo.

(•••)

Habían pasado bastante tiempo desde la última vez que hablo con Oikawa, Minami se sentía devastada, pero sabia que era lo que quería.

Se acercaba las semifinales del torneo de primavera, sabía que todos sus amigos, los únicos que tenía, estaban muy ocupados pues se preparaban para ganar este y pasar a la final contra el Shiratorizawa.
Le hubiera gustado ir a apoyar a Oikawa, hacer aquel ritual que siempre hacían antes de cada partido y correr a abrazarlo al final del partido, pero ya no era algo que pudiera lograr.

—¿Qué almorzaremos, Iwa-chan?

Aquella animada voz hizo que caminara con un poco más de velocidad, su corazón le pedía ver aunque sea un segundo a aquel castaño.

Se sumió tanto en sus pensamientos que terminó chocando contra alguien, al levantar la cabeza se encontró con la mirada oscura de Hajime;—Lo lamento —se disculpó, moviéndose a un lado para dejar pasar al par de chicos.

—No te preocupes, cuida por donde andas —respondió Iwaizumi, y siguió con su camino junto a su compañero.

—Dime, Iwa-chan, ¿trajiste comida para mi?

—¡Aléjate de mi Shitty-kawa!

El corazón de la azabache dolió, dolió bastante, Oikawa Tooru la había ignorado, nuevamente, había ignorando completamente su presencia.

Y ella sabía, que se lo había ganado, lo sabía muy bien.

—¡Oye! Kuro-san~~ —escucho como la llamaban, conocía muy bien aquella voz.

Soltando un largo suspiro, y llenando todo el valor posible volteo para encontrarse a aquel par de chicas, por supuesto, la presidenta y vicepresidenta del club de fans de Oikawa Tooru, también integrantes del club de cocina de su escuela.

—¿Qué es lo que necesitan?

—No somos idiotas sabes, te dejamos muy en claro que te alejaras de Oikawa-San... eso que-...

—¡Lo deje! ¡¿Qué más quieren?! Lo más probable es que me odie ahora, ¡¿podrían dejarme en paz?! —gritó con frustración sin importarle nada.

Ante esto, ambas chicas castañas soltaron una leve risa.
—De acuerdo... hablaré con las demás para que te dejen en paz, pero no debes olvidar tu lugar —habló una.

—¡No te puedes acercar a Oikawa-San! Ahora está muy concentrado en ganar la semifinal contra el Karasuno, y si tu vuelves a su vida lo arruinaría todo. —Secundo la otra chica.

—No lo haré, porque... volví con mi ex —Soltó causando una sonrisa en las contrarias.

Tras esto ambas chicas se retiraron, y la dejaron sola en aquel lugar.
Nuevamente Minami no aguanto más y soltó aquellas lágrimas retenidas que tenía, cayendo al suelo y teniendo de consuelo a la soledad, o eso creía.

A unos metros detrás de una pared se encontraba un rubio que bebía su paquete de leche con el entrecejo fruncido.
Kyoutani en un principio pensó que se trataría de una pelea de unas simples chicas, pero se quedó a escuchar más cuando notó que una de ellas era la, ahora, ex novia de su "capitán".

Miro al cielo con dudas y pensó, que quizá... solo quizá aquello que había presenciado sería de mucho interés para sus superiores en el equipo, quizá se los diría si estaba de buen humor.

N/A: F.