—¿Los demonios son malvados?— Si no obtendría respuestas con la pregunta anterior, debería obtenerlas con esta.

—Depende.— La misma palabra salió de su boca una vez más.

Comió la cuchara de cereal de chocolate. —¿Cómo que depende? ¿No puedes responderme algo más concreto?— Se estaba empezando a desesperar. ¿Esperó toda la noche anterior simplemente para recibir un "Depende"? —¡No es justo que te guardes las respuestas! ¡Merezco saber algo más!—

Que cansador que era tener un crio de carne y hueso. —Ya tienes que ir a la escuela, anda, tu mochila está lista, Miguel pronto va a llegar para recogerte.— Al menos sabía que algo estaba haciendo bien. Sus tres "niñeras" y el resto de sus guardias eran lo mejor que pudo haber creado, protegían a su corderito y lo ayudaban en todo lo que podían. Se alegraba profundamente de tenerlos a su lado, ¿Qué haría sin ellos?

El timbre de la casa hecha de piedra sonó. —Buenos días Señor, ¿Cómo estuvo su noche?— Expresaba atentamente.

—Buenos días Miguel.— Hizo una breve pausa para ordenar sus pensamientos. —Algo pesada, pero todo bajo control.— 

El de rizos castaños se escabulló por las piernas de su padre. —¡Miguel! ¡Miguel!— Extendió sus pequeños bracitos para ser cargado en hombros.

—Cada día más grande por lo que veo.— Rió junto al de piel morena. —Nos vemos luego Señor, se lo traigo a las tres.— Se despidieron alegres para seguir su camino.

En sus manos sostenía otro frasco, las píldoras eran más largas y tenían un color rojizo. Retiró dos pastillas más para dirigirse a la cocina y beber agua directamente del grifo para poder pasar los aditivos a su sistema.

Solo le quedaba esperar a su hijo y tratar de avanzar todo el trabajo que tenía acumulado o pendiente. Ser padre era más difícil de lo que esperaba.

♔ ⁰¹: 𝙵𝚒𝚗 𝚍𝚎𝚕 𝚌𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 ♔