ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ ᴄɪɴᴄᴏ: Úʟᴛɪᴍᴀ ᴛᴏʀᴍᴇɴᴛᴀ.
Finalmente, Malorie lo metió a su boca dejando de dudar, para comenzar a dejarse llevar por aquel momento y por el paraíso del lugar. La fábrica de chocolates era tan única y especial qué Malorie no creía poder volver a vivir algo de este estilo; simplemente todo esto era tan mágico y ella tenía que aprovechar todo lo que se le presentará.
El señor Wonka la miró con una sonrisa, analizando su rostro y el cómo reaccionaba al probar de su delicioso césped, porqué sí, era delicioso. Era como una explosión en la boca; era arte, lo era, en definitiva. El sabor era fascinante y algo tan único, algo que no cualquiera podía ofrecerte y eso lo hacía más especial.
La mujer le sonrió al hombre antes de dar su opinión del sabor y la mujer no sabía cómo explicar todo lo que le provocó.
—¿Qué tal el sabor? —cuestionó el hombre impaciente—. Rico, ¿verdad?
—Sabe magnífico, señor Wonka —aseguró alegre metiéndose más a su boca—. En definitiva, es un sabor único.
Wonka le sonrió y bajó la mirada para contemplar a un oompa loompa que se había acercado a comunicarse con el chocolatero de una manera tan peculiar que Malorie no comprendió. Pero cuando se acabó esa conversación y el hombrecillo se alejó, la castaña esperó que Wonka le compartiera de la conversación, pero no lo hizo. Eso descolocó a la mujer y mientras seguía comiendo césped, volvió a hablar.
—Señor Wonka, me encantaría que mi amigo estuviera aquí...
—Creo que eso no será posible —aclaró el hombre interrumpiéndola—. Al parecer se acerca una tormenta de nieve, la última de la temporada. Así que te recomiendo retirarte de una vez, sino quieres quedarte por días dentro de mi fábrica —aconsejó el hombre tratando de deshacerse de Malorie una vez más, pero ella aún no quería irse.
Para Malorie todo aquí era tan perfecto que no quería dejar esta fantasía y más le dolía que su amigo no estuviera aquí para presenciar todo. Y, por parte de Wonka, él esperaba que ya se largara la mujer, antes de seguir descolocándolo, por ende, cuando el oompa loompa le mencionó de la tormenta de nieve y le ofreció dos recámaras; una para el asiático y otra para Malorie, Willy se negó, creyendo adecuado este momento para despachar a la pareja.
—¿Quiénes son los hombrecillos?
Malorie era tan terca que no le importaba sacar de quicio al chocolatero, sólo para tomar más tiempo en el lugar. Sin embargo, a su vez, ella sí tenía curiosidad de las criaturas, pero Wonka no mentía cuando decía que ya estaba harto de ella y se resistía tanto en gritarle. Ella era como Mike. Estresante.
—¿Piensas escribir sobre ellos para ganar un poco de fama? —preguntó de inmediato y Malorie negó con la cabeza con rapidez.
Malorie no mentía. Aunque al principio venía con esas intenciones, ahora estaba más intrigada sólo con el fin de conocer y Wonka lo notaba en su mirada, pero como todo, Malorie tenía ciertas características desagradables de sus anteriores visitantes que lo exasperaban, pero poseía también unas virtudes que lo descolocaban un poco; una de esas era la fascinación y amor con las que miraba a sus amigos, que quizá por lo mismo, decidió compartirle más de ellas. Y de una forma extraña, el chocolatero se aproximó a la mujer violando un poco de su espacio personal, tomando de sorpresa a la mujer, para después hablar.
—Son oompa loompas y vienen importados de Loompalandia —confesó con la voz un poco chillona y una risa fingida al final.
Malorie extrañada, lo miró con la ceja izquierda levantada sin creerle su cuento de niños.
—Señor Wonka, no es por ofenderlo, pero...
El hombre soltó un bufido con desesperación, mirándola cansado mientras rodaba los ojos. Provocando que Malorie dejara de hablar.
—¡¿Por qué no simplemente creen?! —exclamó enfadado el hombre, demostrando lo estresado que se encontraba. No parecía el mismo de hace cinco minutos. Posiblemente sufría de bipolaridad, o algo por el estilo. Y eso lo hacía ser más extraño, además, por lo mismo, Malorie sintió miedo por ella y sufrió de un gran escalofrío al sentirse aterrada por su vida ante estar sola con él y sus cambios de humor, que, ahora por fin, decidió alejarse.
—Creo que debería retirarme —pronunció Malorie de forma seria—. Fue un placer conocerlo, señor, y no debe de preocuparse por mí y por mi compañero, ninguno va a revelar nada de esta fábrica. Además de que no pienso volver a este lugar —aclaró tragando saliva y tratando de verse demandante.
La tristeza y la decepción en los ojos del chocolatero fue notable. Claramente tenía algo mal en su cabeza el hombre, pues a pesar que ya lo tenía cansado la mujer, le dolía que se apartara. Pero la mujer estaba decidida, y cuando un oompa loompa se acercó para enseñarle la salida, ella no dudo en seguirlo.
El hombrecillo la llevó hasta la entrada principal en dónde contempló a su amigo, que poseía todas las cámaras que ya habían colocado con anterioridad. Eso hizo sentir decepcionada a la mujer y un poco infeliz ante ver como su esfuerzo había sido en vano. Por otra parte, su amigo estaba feliz de verla de nuevo y no dudo en abrazarla sin creer que Wonka los dejaría libres.
—¿Por qué tardaste tanto? —preguntó al instante besando la frente de su amiga.
—No tienes ni idea.
Fue lo único que mencionó Malorie dejando la conversación terminada. Después de eso, ambos salieron de la fábrica. El lugar ya estaba solo, sólo había nieve alrededor y había más nieve cayendo del cielo. Era cierto que venía una tormenta y todos habían ido a su casa a resguardarse. Ahora, sólo Leonardo y Malorie se fueron caminando a su casa, tratando de no pescar un resfriado en el proceso.
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Malorie extrañaba lo que sintió al estar en la fábrica y por ende ingería chocolate con frecuencia para calmar ese recuerdo, pero no funcionaba. Ni las barras de chocolate de Willy Wonka la hacían sentir tan ilusionada como cuando estaba en la fábrica y eso la descolocó; ella quería volverse a sentir así y la actual tormenta la hacía sentir más desolada al no poder salir y al no poder tener contacto de nuevo con alguien de esos días; ni Leonardo, ni Charlie ni a Wonka los había vuelto a ver desde el primero de febrero y eso la hacía sentir peor.
Aunque la mujer sabía que ella no era la única que sufría, pues recientemente la televisión y el periódico no paraba de hablar de Willy Wonka; de las demandas que sufría por los padres de familia, de lo pésimo que sabían hoy en día sus chocolates y la baja de ventas que tenía. Eso era decepcionante, y Malorie sospechaba de la razón de ello: la depresión podía ser el peor enemigo de muchos y le dolía que Willy la estuviera pasando solo.
Fue entonces que Malorie tomó de su portátil y decidió hacer algo que prometió no hacer desde que salió del lugar; hacer un artículo en su blog de Willy Wonka.
Tal vez ella era una mini espía para Wonka, y tal vez el hombre no la había ayudado a crear su reportaje, pero sí la había hecho recordar lo dulce qué era la vida y los maravillosos recuerdos qué tenía ella de su padre, así que ella necesitaba ayudarlo.
Por lo mismo, Malorie entró a su blog y puso manos a la obra.
Le dedicó un artículo en dónde hablo de cómo veía a Wonka y lo qué eran para ella sus dulces. Escribió lo qué era el reflejo de ese chocolatero según sus ojos. Hasta que finalmente pulsó el botón de "enviar" y sonrió. Era cierto que Malorie no era conocida, pero tenía un poco de público y esperaba mínimamente que con ellos pudiera limpiar de la reputación del chocolatero.
Willy Wonka merecía apoyo en estos momentos más difíciles, porque a pesar que los testimonios de los niños eran un tanto fuertes para ensuciar la reputación de Wonka, Malorie sabía que todas esas cosas pudieron salir de contexto. Además, él no era alguien completamente normal. Por eso quería ayudarlo.
Nota: ¿Cómo llamarían el shipp de Malorie y Wonka?
Nota 2: Quiero aclarar algo del capítulo anterior: Unos capítulos antes se escuchó la voz de Violeta cuando probaba el chicle, bueno, entonces ya pasó la escena donde estuvieron en ese lugar. Entonces, la última vez qué salió Wonka quedaban Veruca, Mike y Charlie. Y en el transcurso qué llevaban a Malorie y Leonardo al cuarto oscuro pasa lo de la pelicula (incluyendo cuándo Charlie rechaza a Wonka), por eso él aparece triste y libera a los protagonistas. No quise escribir una capítulo entero de ellos ahí ni escribir lo que hacía Wonka, lo consideraba relleno.
En lo dulce de la vida, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧
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