"Contrarreloj"

Enloquecer por completar cada detalle del evento pareciera ser el ultimátum de la vida de mi pequeño, consumido completamente en los nervios de las horas antes del casamiento.

¡Y lo entiendo! Pero aún así, asiento con mi cabeza ante cada controversia sin emitir vocablos. A menos que se precise o me de pie para darlos, ya que me gané más de una vez en el día el "Cállate, no me lo digas..."

Y la verdad, es que a esta altura y con todo lo que hemos pasado, no me voy a poner a discutir sin necesidad alguna.

Porque realmente nada me importa más que solo pueda relajarse entre mis brazos. Aunque observando el panorama, lo veo medio complicado a eso...

—¡Las habitaciones del hotel! —grita de repente, todo nervioso, provocando la  exaltación de nuestro pequeño entre mis brazos.

—Están contratadas cariño —respondo suavemente mientras arrullo al pequeñito y comienzo a buscar las almohadas, para armar un cómodo nidito como cama en el sofá.

Pero mi rubia debilidad (como todo un controlador descontrolado mientras emite incoherencias) se ubica delante mío, sacándome la almohada de las manos para proceder él; con el armado de su pseudo camita.

Lo observo rezongar a medida que desparrama frazaditas, muñecos de peluche y almohadones para todos lados. Así que decido dejarlo con su mambo y proceder a buscar el bolso que contiene los pañales para cambiarlo luego. Y cuando retorno con el mismo entre mis manos, éste me lo arrebata de un solo tirón y de mala gana.

Entonces, coloco entre almohadones -con sumo cuidado- a nuestro pequeño retoño vestido como un tierno pollito amarillo, para luego darme la vuelta y coger con firmeza sus manos, frenando cualquier intento de seguir un minuto más en este estado.

—A ver cariño... Dame eso —le saco el diminuto pañal que vale oro de su mano.

Él, me observa entre pucheros y de inmediato frunce el seño, entonces decido abrazarlo y apoyar su cabeza sobre mi pecho...

—Necesitas relajarte cariño porque ya está todo encaminado... Y si algo no sale tal cual lo planeamos, hemos hecho nuestro mejor esfuerzo. Solo deja de sobre cargarte con tareas innecesarias cuando todo está visado... ¿O es que acaso no confías en mí? —digo mientras acaricio con delicadeza sus suaves cabellos, dejando un efímero beso sobre los mismos.

—Es que... Tú te has encargado de todos y cada uno de los aprontes y yo... —dictamina entre susurros apenas audibles en tanto se aferra con firmeza a mi torso.

—Y tú has trabajado todo el tiempo y ocupado cada segundo que tenías libre, velando por el bienestar de nuestro bebecito, ¿acaso eso no te parece valorable pequeño?

Le cuestiono ya que solo quería que se dedique a descansar con nuestro hijo. Acomodando -de última- algunos objetos del pequeño (si gustaba de hacerlo). O simplemente, disfrutar del momento de estar juntos...

Luego de unos segundos en donde se restriega como un gatito necesitado de mimos sobre mi pecho consulta: —¿Cómo puedes ser tan hermoso amor?

_Lo mismo me cuestiona, día a día, el club de fans cariño —le contesto risueño.

—¡Cállate! Eres un tarado —confiesa.

—¿Al final? ¿No es que soy hermoso? —retruco.

—Te voy a dar club de fans... —se aleja de mi cuerpo y regalándome sus ojitos en dos finas líneas desembucha: —Un hermoso tarado impoluto y al cual voy a matar si me entero que tiene un club de fans.

—Déjame que les aviso que este señor está prohibido —hago como si extraigo el teléfono de mi bolsillo y entre risas me rodea el cuello con sus brazos.

Lo abrazo risueño mientras beso cada fragmento de la hermosa dermis de su rostro a medida que percibo como su tensionado cuerpo -poco a poco- va cediendo.

Y entre medio de arrumacos y manos que van y vienen, suena el timbre del acceso a nuestro departamento. Despertando a nuestro retoño en un sonoro sollozo cuando apenas había pegado el ojo.

—A esta hora solo pueden ser alguno de los desubicados de mis amigos —le digo al sexi rubio que tengo entre mis brazos mientras lo beso profundamente.

—Deberías ir a ver por las dudas amor, deja que yo me ocupo del hermoso pollito con grandes ojos que tenemos en su nidito.

Y sobre que observo a mi relajado y sexy futuro marido ocuparse de nuestro pequeño pollito, me dirijo hasta el acceso sorprendiéndome que al otro lado está mi querido suegro, y nada más ni nada menos, que con la intranquila de mi suegrita.

—¡Dios! Dame paciencia... —me susurro. Y sobre que tomo el pomo para girarlo mientras destrabo la puerta, un "¡Espera!" en un elevado tono de voz me congela en el lugar.

—¡Si es mi madre, no le abras..! —grita, en vez de hablar. Y del modo en que lo anunció, creo que se escuchó hasta del otro lado.

—¡Pero! ¿Y qué quieres que haga?

Digo entre susurros, dándole a entender que ella está del otro lado de la puerta hasta que escucho: —¡Pero! ¡Te dije mujer! ¡Qué no te aparecieras en la mirilla porque no nos abrían la puerta!

Y no puedo retener las sonrisas que se me escapan, entonces procedo a destrabar del todo la cerradura y que sea lo que Dios quiera...

—¡Hola! ¡Pero qué agradable sorpresa! —anuncio como si nada.

—¡Sí como no! Hola querido —emite mi suegra ofendida, empujándome de la puerta y dirigiéndose hacia su hijo que la atraviesa con la mirada.

—¡Y como verás! No pude escaparme hijo, pero debía traerles lasaña. Sé que el día de hoy fue muy largo y el humor de mi hijo debe parecerse al de tu suegra —finaliza con una palmada sobre mi hombro, que en vez de reconfortar, parece un más sentido pésame.

"¿Lasaña..?" Y entonces reacciono dándole un fuerte abrazo, ya que al ingresar el exquisito aroma de la preparación por mis fosas nasales, mi cuerpo reacciona ante la hambruna, es más, creo que hasta me corre una lágrima de la incipiente emoción.

Y mientras mi suegro corresponde mi abrazo articula que le parece que me va a cocinar caserito más seguido para recibir tan lindo mimo, pero que no se me ocurra llenarlo de babas porque él está bien limpito.

—¿Como está mi nietito? —se escucha el espamento de la abuela al otro lado.

Y ni quiero mirar la cara de mi pequeño que juntándose con su madre se potencian, así que llevo a mi suegro para la cocina y que se arreglen aquellos...

La velada transcurrió amena dentro de lo que podría haber resultado.

Mi empacado novio logró "aparentemente" congeniar con su rezongona madre, ya que por mientras ella se va a ocupar del cuidado de nuestro pequeño, aunque eso implique tenerla en nuestro departamento la mayor parte del tiempo.

Así que luego de varios tira y afloje, lograron llegar a un acuerdo trazando un pseudo contrato de por medio, donde pactaron los límites a respetar desde ambos lados.

Yo por mi parte... Solo quiero que mi hijo disfrute de las mañas de sus abuelos.

Y si mi suegra dejó todo en EE.UU para venirse con su único hijo y nieto, aunque le quiera colocar un bozal por momentos, las puertas de mi hogar siempre estarán abiertas para ella.

Es mejor tener una imagen maternal a quién aguantar, que habitar las penumbras que viví por mucho tiempo...

Así que a horas de la mejor decisión que pudimos tomar en nuestras vidas, solo me queda agradecer al de arriba por permitirme tener la dicha de poder forjar mi propia familia.

Con suegra incluida y todo... Porque ella es como un combo explosivo que le pone adrenalina a tu vida, cuando se junta con mi pequeño.

Me acerco a la cuna de nuestro pequeño guerrero para asegurarme que todo está en perfecto orden...

¡Mentira! ¡Es que no sé las veces que acerco mi dedo a su pequeña carita para ver si respira!

Creo que estoy siendo un exagerando... Pero... Realmente necesito comprobarlo de nuevo.

Así que como un padre desquiciado controlo todo de nuevo, para luego volver al lecho y abrazar como si se me acabara el mundo si no me aferro, al cuerpo de mi pequeño...

¿Por qué el impoluto es tan hermoso? 🥰

Díganme si más de una no se sintió identificado/a con Jimin alias "nervios"🤣

Gracias por leer, comentar y votar😍

Los amito mucho❤️