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•CAPÍTULO CINCUENTA•

"Inmensamente feliz"

Los constantes avances relatados por la enfermera de la UTI pediátrica a mi costado, solo provocan que mi rostro se agrande en profundas emociones de afección.

Mi pequeño y gran guerrero lucha con todas sus fuerzas por salir adelante a pesar de lo injusta que la vida se la dió y eso, no puede dejarme más que un sentimiento de orgullo rondando por lo ancho de mi pecho.

Ahora me encuentro observando por la ventana del acceso a la unidad, como mi futuro, desinfectado al por mayor y envuelto en una bata hospitalaria por arriba tal cual un gigante azul a una sola mano, toma a nuestro pequeño con su brazo sano desde su cunita abierta con ayuda de una de las enfermeras del sector.

Por suerte, nuestro pequeño ha dejado la incubadora cerrada y se lo trasladó a una cunita abierta con calentador neonatal, para mantener su temperatura corporal adecuada y que sea más fácil el acceso hacia su cuerpo.

Me tuve que contener de ingresar primero, dado que cuando llegamos aquí, Jung Kook le consultó al personal si podría ingresar con la bata por arriba de su cuerpo para no forzar su brazo lastimado. Y con sus ojos de borrego degollado, logró su cometido, excusándose ante mi cara de total  inconformidad y asegurándome que lo había observado desde afuera pero que ahora, lo quería acariciar.

¡He imposible no ceder ante esos renegridos ojos de borrego que te suplican con tanto amor!

En estos momentos, sonrío de verle hablar al bebé en un vocabulario demasiado extraño para mi parecer mientras el pequeño retoño toma su dedo con incipiente aprehensión.

—Será un excelente padre —dice la enfermera a mi costado mientras baboseamos por la impronta de su infantil actuación.

A lo que contesto sin ni siquiera pensar: —De eso, no tengo la menor duda porque es demasiado grande su corazón, es más, ninguna duda respecto a nada tengo yo...

—Me parece que estoy en presencia de un hombre completamente enamorado, ¿no? —consulta la enfermera ante la escapada de mis suspiros.

—¿Tanto se me nota? Creí que todavía podía engañar con mi porte seductor a cualquier otro señor —le comento. Y en medio de risas entre ambos, me confirma que todo mi cuerpo grita "amor".

—¿Cree en el destino? —le consulto a la enfermera a mi lado, recibiendo luego de un largo y detenido pensamiento sobre su confesión.

—No sé si en el destino así como tal, pero creo que uno elige cómo vivir lo que se le presenta. Entonces, se podría decir que uno ayuda al destino en su elección.

Me quedo meditando su respuesta mientras reparo ante mis ojos los más bellos momentos de amor entre esos dos. Un pequeño que dejó el viento y un entregado padre de corazón, dos realidades opuestas pero que se encuentran por obra del destino, y ese destino soy yo.

—Tiene razón, todo en este mundo se trata de una decisión, decidir sobre uno mismo y el cómo se quiere vivir.

Percibo la puerta empujarse y asomar a mi jefe doctor mientras la enfermera a mi costado se retira —No te robo más a tu pequeño, mi pequeño doctor.

—Nuestro pequeño, amor. Y deberías ir cambiándome el apodo por que de pequeño, solo tengo pequeño el...

—El dedito de esa pequeña manito que tan bien hace masajitos a mi tremenda erección.

—Te salió con versito y todo jefecito, pero no me provoqué porque debo ver a nuestro bebé —me acerco rodeando su cuello para depositar efímeros roces sobre el contorno de su mentón mientras mi inquieta lengua seduce un camino de fluidos que terminan por morir con desesperación en la obscuridad de su boca.

—¡Con un demonio pequeño! —jadea sobre mis ribetes —. ¿No puedes ver al bebé luego? —cuestiona sumamente acalorado.

—Ni lo sueñes impoluto, demasiado que te cedí el turno anterior, ahora vete a programar esa cena familiar que le debes a tu suegro o a enamorar internos o residentes por ahí.

—¡Aja! Seguro que estarías bien si ando mostrando mis atributos para enamorar al personal.

—Tú sabes lo que te conviene si es que quieres conservar tu otra mano, juguetón —le digo volviendo a besar su finos labios y separándome velozmente de él, para ingresar a la UTI neonatal.

—Min, en serio te digo, ese pequeño es fuerte como su padre residente, si vieras la compresión que le daba a mi dedo, te lo digo... es todo un guerrero.

—Jeon, ¿no te has puesto a pensar que por ahí se están apresurando? No sé, digo yo, tal vez deberían esperar a la decisión del juzgado, ¿no?

El neurocirujano queda expectante ante lo dicho por su amigo. Es verdad que no estaba todo dicho, solo sabe que el bebé no tenía parientes de sangre que reclamaran por él. Por eso el juzgado otorgó su guardia provisoria a él en cuanto la solicitó, más por ser el jefe del hospital en donde el bebé nació, que por el el posible progenitor.

Entonces, un recuerdo se rememora en su mente, ante algo que escuchó como un bisbiseo entre paredes: "No se otorga la tutela a personas sin pareja" ¿Pero, pareja gay cuenta para la adopción?

—¡Hey Jeon! No te taladres la cabeza, solo preguntaba nada más, lamento ser el portador de las visiones malas —el oncólogo palmea su brazo sano tratando de enmendar el provocar su preocupación.

En eso, ingresa a la cafetería el cardiólogo con una denotada sonrisa y unos expedientes en su mano.

—¿Pero por qué las caras largas si se puede saber? —jocoso se sienta mientras roba el café del jefe doctor, realizando una mueca de asco sobremanera al sentirlo amargo y frío —¿Por qué tomas esta porquería?

—Eso te pasa por ladrón —contesta el oncólogo ante las risillas del jefe neurocirujano —. ¿Y se puede saber porque traes cara de feliz cumpleaños? —cuestiona Min a su amigo Nam.

—Eso es justo lo que pienso hacer solo si este conejo reproductor, me trae un café como la gente —articula con su visión dirigida al jefe doctor.

—¿Y por qué debería hacer tal acto de bondad hacia usted cardiólogo? Para que sepa, la oficina, se la pidió mi ardoroso novio. Yo no tuve nada que ver. 

—¿Pedir? No me hagas reír... Me la exigió a base de intimidación —emite Nam mientras distorsiona su rostro ante un nuevo sorbo del frío café.

—Ese enano es pólvora pura —dice el oncólogo como al pasar provocando la risa de ambos aunque al jefe doctor no le guste que le digan enano a su amor.

—Una bomba diría yo, más que pólvora amigo. ¿Si hubieras visto lo mismo que vi yo en mi oficina, Min? Le das la razón a Jeon. 

—Bueno, bueno, dejen de hablar de mi novio ¡Y tú Nam! —señala con un dedo acusatorio —. Más vale que tu mente sea frágil y se olvide, fácilmente, lo que vió.

—¡Eso no es justo! ¡Yo también quiero saber! —cuestiona el oncólogo a Jeon mientras observa por detrás de los hombros del mismo a su otro amigo haciendo señas y gestos con la forma de un cuerpo erótico y de ensoñación.

—Bueno, como le decía mi benemérito jefe doctor, le traigo las buenas nuevas aunque usted no me traiga café.

—¿Y eso... sería? —cuestiona Jeon ante la atenta mirada del cardiólogo.

Nam, extiende la carpeta que traía consigo ante los ojos del neurocirujano, dejándolo absorto por unos instantes ante la impresión.

Frente suyo está la ficha del pedido formal de adopción del pequeño luchador junto a una esquela pequeña con una fecha anotada en ella.

—¡No lo puedo creer Nam! ¿Cómo conseguiste la ficha? ¿Y éste papel? —cuestiona con sorpresa Jeon ante la mirada atónita de Min que no puede creer que el desgraciado de Nam lo logró pese a todo.

—Fui con todas las de la ley basándome en la comunidad que apoya a la unión de personas del mismo sexo en Japón. Y como el único impedimento para ejercer la adopción era estar soltero,  No aclarando en ningún momento la condición sexual de los unidos en casamiento, conseguí fecha de boda y ficha de un solo tirón. 




























HAW🥺 POR MAS AMIGOS COMO NAM🥰

GRACIAS POR LEER😍

LOS AMITO MUCHO❤

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