4: JUNGKOOK
CAPÍTULO 4
Jungkook
El fin de semana se me fue volando, y las clases ya estaban de vuelta. Taehyun y yo nos habíamos ignorado durante las clases, supongo que había tocado su ego al decirle todo lo que sentía aquella noche. Poco me importaba, se lo merecía y yo no iba ser otro del mismo montón del que se quedaba cabizbajo y callado.
Y yo no tenía ninguna molestia con ignorarlo si nos cruzábamos en los pasillos de la escuela.
Las clases del lunes habían finalizado y estaba en el jardín junto con Jimin sentado en el césped mientras esperábamos por Yoongi que estaba metido en no sé donde.
— Taehyun está en live, anda dando un tour de la escuela. —comentó Jimin mientras miraba su celular.
— Que estupido. —susurré y miré a Jimin quien le prestaba más atención a su celular que a mi— Deja de verlo, tú eres más idiota que el, —reclamé.
— ¿Que tiene Jungkook?
— Estás mirándole la cara a Rea vez de tu celular y escucha bandó sus explicaciones cuando sabes perfectamente cómo es la escuela porque estudias en ella.
— Ay si, ya, ya lo apago—refunfuñó— de todas formas no tienes tema de conversación me estaba aburriendo estar aquí sin hablar una palabra.
Le miré de soslayo.
— Ah lo que sea, pero no me cae bien ese.
— Vámonos. —Yoongi llegó al lugar. — Jungkook, iremos por hamburguesas ¿te vienes?
— Claro, pero si tú las pagas. —el azabache gruñó y Jimin soltó una risa, ignorando la pequeña discusión de antes.
— Eres un aprovechado. Solo porque ganaste la competencia te invito. —soltó Yoongi.
— Me amas. —reí.
— Puede ser.
— Ey. —el rubio se quejó.
El azabache le miró con una sonrisa afable.
— A ti también pollito. —le tocó la nariz y este en respuesta sonrió.
— Bien andando. —Me levanté y agarré la patineta después de colgarme la mochila en la espalda.
Caminamos hasta el auto de Yoongi y nos fuimos al lugar favorito de la pareja.
Unas letras fluorescentes yacían en un cartel en lo alto del lugar con el nombre de San'z burger. Definitivamente aunque hubieran más hamburgueserías en el pueblo este sería el lugar al que siempre mis amigos vendrían, aparte de que era su lugar especial, el de la primera cita.
A veces envidiaba su relación bonita, pero en el buen sentido.
Al salir del auto la brisa de la tarde me pegó en la cara y me sentí de mejor ánimos en ese instante. Dejé mi mochila y la patineta dentro del auto y seguí a los chicos. La campanilla de la puerta anunció nuestra entrada y el olor de la comida se coló en mi nariz.
Mi estómago rugió enseguida, desde el almuerzo no había pillado nada y ya mie cuerpo estaba pidiéndolo.
Jimin caminó de la mano de Yoongi y lo guió a una mesa cerca del cristal que daba a la calle, yo los seguí y me senté frente a ellos. Digamos que tener habré me volvía algo gruñón h poco hablador.
— Buenas tardes, ¿que desean pedir? —se acercó una chica de pelo azul quien me echó una mirada seductora.
Yo cambié la vista incómodo y Jimin simplemente bufó. No es que tenga que traer un letrero en la frente de "soy gay" pero solían molestarme lo descaradas que llegaban a ser las chicas conmigo a veces.
— Tres hamburguesas dobles, un batido de fresa y dos Coca Cola —terció el de ojos felinos.
— Bien, ¿algo mas? —Miró tras unos segundos a Yoongi y después volvió a referirse a mi. La vi por el rabillo de ojo.
— Si, —la miré esta vez— Soy gay, bonita.
Ella se sonrojó y anotó el pedido en la libreta. Se disculpó y se esfumó con rapidez. Yoongi me miró con burla y despegó sus labios para formar una sonrisa.
— Eres increíble. —dijo.
— Es Jungkook. —secundó Jimin.
— Ah, lo que sea, tengo hambre. —solté estirándome y después me toqué el estómago.
— Empiezan las tutorías hoy ¿no? —indagó Yoongi y yo hice una mueca.
— Si. —respondí.
— ¿A dónde fuiste el sábado?
Aquí vamos.
— Tenía algo que hacer.
Achicó los ojos pero llegó nuestro pedido y entonces no pudo preguntar nada más, eso me alivió porque Yoongi suele leerme las expresiones perfectamente y saber cuando miento.
— Están buenísimas. —comentó Jimin con las mejillas llenas y un brillo en sus ojos.
Yo comí en silencio mi hamburguesa con el batido e ignoré las miradas que me daba el azabache de vez en cuando.
— Deja ya de molestar a Jungkook, tendrá sus razones para no decirnos a donde fue. —reclamó Jimin.
— Las tengo. —comenté.
— ¿Quien te llamó?
Agarré rápido el batido para no hablar ni una palabra.
— Así que fue el quien te llamó.
— ¿Él? ¿Quien es "él, y como sabes? —preguntó Jimin.
Yo tragué con tranquilidad el bocado que tenía en la boca y sorbí la bebida otra vez. Una notificación sonó y al revisar mi celular noté un mensaje en WhatsApp.
Dejé lo que me quedaba de hamburguesa en el plato y después de limpiar mis manos con una servilleta lo agarré.
Kim:
Mis padres estarán en la sala, yo estaré en el jardín.
Levanté la vista y los chicos hablaban entre sí. Aproveché para teclear rápido.
Yo:
Bien. Estaré pronto ahí, prepara tus útiles.
Al mirar la hora me di cuenta de que faltaban exactamente tres minutos para las seis. Cerré mi celular y me dediqué a comerme lo que me quedaba de hamburguesa.
— ¿Porque tan apresurado? —cuestionó Jimin mientras le daba un sorbo a su Coca Cola.
— La tutoría empiezan en unos minutos.
— No tienes que ser tan exacto. —secundó Yoongi.
— Mientras llegue más rápido, más rápido me iré. —contesté.
El asintió y yo me levanté.
— ¿Iras más tarde al parque? —indagó.
— Claro hyun, siempre voy. —respondí y salí del lugar con prisas para agarrar mis cosas en el carro de Yoongi.
No llegaría a las seis en punto, pero por lo menos no serían muchos minutos tarde.
Mi patineta ayudó bastante a la causa y cuando estuve frente a la puerta de la casa toqué tres veces y una señora de pelo castaño, con piel blanca, esbelta y con un vestido elegante me sonrió y se hizo a un lado para que entrara al hogar.
— Tu debes ser Jeon Jungkook. —asentí.
— El mismo que viste y calza. —respondí.
Ella se echo a reír y asintió. Cerró la puerta. Su aura era agradable, de cierto en esperaba unos adultos con personalidad carroñera y poco humilde como la de su hijo, pero a primera impresión la señora parece ser mejor persona.
— Ven, mi bebé está en el jardín.
Taehyun había heredado el bonito pelo de su madre, y los genes de sus dos padres. Ya que eran señores elegantes, y guapos. Pero si hablamos de ser amables, este no lo era en lo absoluto, ni humilde.
El señor Kim, me sonrió y siguió mirando la televisión. Bien, el del problema es el principito.
La casa de los Kim, era grande, lujosa, con decoraciones carismas y modernas. Se veía el dineral que se cargaban los padres de chico. Tenía cortinas en blanco y negro, así como también lo eran los asientos. Y algún que otro accesorio de ese color.
Todo muy minimalista y sencillo, pero que te mostraba la elegancia y el dinero de la familia.
— Debe de estar en la casa de la piscina. —comentó su madre al llegar al jardín.
— Gracias. —dije.
— Es cerca, solo camina por aquí—indicó una acera que estaba dos metros de nosotros.— Te llevará a la piscina y podrás ver la casa.
— Gracias—repetí y comencé mi camino dejando a la señora detrás de mi.
Me distraje mirando lo cuidado que estaba el césped, y una fuente que se cruzó en mi camino. Tenía en el centro la estatua de un angelito en la posición donde estiraba una de sus piernas y tiraba un beso como al aire, por la boca le salía un chorro de agua.
Cosas de ricos. Pensé mientras negaba con la cabeza repetidas veces.
— ¿Has terminado ya? —la voz aterciopelada de Taehyun me hizo despertar y saber que ya había llegado a la casa.
Él estaba vestido con un mono deportivo blanco, y una camisa de satén roja. Hice una mueca. ¿Qué es esta forma de vestir?
¿Se supone que esos es moda y elegancia?
— Tienes las cosas listas ¿no? —ignoré su comentario
— Si, ven. —me dio la espalda y se adentró en la casa.
No era una casa tan grande como a la primera que entré, era simple. Una mini sala y atrás se veía una cocina. Supongo que la puerta que se veía al final era el baño, y las otras dos al lateral izquierdo parecían ser habitaciones. Resaltaba muy bien todo, pero se veía más.. ¿barata?
A diferencia de la casa anterior esta tenía detalles más rústicos, piso de madera, asientos de bambú con cojines y uno que otro cuadro de paisajes.
Taehyun caminó hasta la segunda puerta del lado lateral izquierdo y se metió dentro. Le seguí y al entrar noté que era el lugar en donde recientemente había echo sus lives. Y si se preguntan cómo lo se, la respuesta es Jimin.
Había un escritorio parecido al mío pero más ostentoso, con una laptop encima, una cama, un closet y más cuadros. Las ventanas estaban adornadas con unas inmensas cortinas de color rojo vino y dos mesitas de noche ubicada a ambos lados de la cama con una lámpara de noche encima.
Taehyun tomó la laptop y se sentó en la cama con las piernas cruzadas. Señaló la silla que había en el escritorio y dijo:
— Puedes sentarte ahí. No quiero que ensucies las sábanas.
Le miré molesto pero sin decir nada me senté allí de mala gana. Tendría que esperar a hartarme mas para volverle a reclamar, no venía de ánimos de todas formas, pero como se dice por ahí; barriga llena, corazón contento, esa era la razón por la cual no me ponía a discutir tan pronto. Saqué los libros con calma de la mochila y los coloqué encima del escritorio.
— Te sentarás junto a mi. —demandé. El me miró e intento discutir pero en apresuré. —Ven aquí, Kim.
Hizo una mueca y salió de la cama para sentarse junto a mi y colocando la laptop de mala gana en el escritorio.
— Te recuerdo que estás en mi casa, y mando yo. —bramó y me echó una mirada retadora.
— En las horas de tutoría mando yo. Y se hace lo que yo diga. —escupí devolviéndole la mirada.
Él sonrió con burla y le brillaron los ojos. —Estamos de acuerdo en que ninguno de los dos quiere esto, pero yo no sigo órdenes de nadie. Me da igual lo que digas tú Jungkook.
Esto va a terminar mal, muy mal.
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