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14:TAEHYUN

CAPÍTULO 14

Taehyun

Buscando entre las cosas de Jungkook sin haber encontrado aún alguna prenda que me gustara, encontré un lienzo oculto entre el tumulto de ropa.

Definitivamente la destreza con la que el azabache movía el pincel era hermosa, delicada y detallada. Exactamente tal como la de un artista. Estos halagos que pasaban en mi mente hacia él, jamás serían expuestos en voz alta.

Saqué con curiosidad el cuadro del escondite para apreciarlo mejor. Había un chico, de cabellos cobrizos con la mirada puesta en el frente, una gran sonrisa y los ojos un poco achinados debido a ello. De fondo se veía el mar, y vestía ropas holgadas como Jungkook.

¿Kang Ho Baek?

¿Como es posible que sea él si ni siquiera es de este pueblo?

¿Acaso es Jungkook el...

Negué examinando aún los rasgos del chico, mandé tales pensamientos a lo profundo de mi mente y decidí ignorar la idea de que los dos chicos se conocían.

No, eso no podía ser. ¿O si?

— ¿Qué haces? —La voz de Jungkook resonó en la habitación y sentí escalofríos.

Estaba claro que se había enfadado por lo curioso que estaba siendo.

— Yo.. bueno. —metí el cuadro dentro y agarré las primeras prendas que me encontré.

— Te permití escoger la ropa, no husmear entre mis cosas. —demandó acercándose a mi.

Cerró el closet con fuerza y me miró molesto, con una de sus manos ocupadas por llevar la laptop.

Yo no sabía que responder así que solamente me aparté de su lado.

— ¿Donde puedo cambiarme?

Jungkook me miró con el brillo del enojo en sus ojos ámbar y sin hablar señaló una puerta que parecía dar a un pequeño baño.

Digamos que en cierto modo me sentía un poco expuesto, no debí haber sacado el cuadro y husmear tanto pero ya estaba hecho.

Al atravesar la puerta un olor a frutas se coló por mi nariz y eso me hizo salir del arrepentimiento para concentrarme en el aroma y lo que tenía que hacer, tras poner el pestillo a la puerta de baño me miré el el espejo colocado encima del lavamanos y di un suspiro pesado.

Me sentía abrumado, porque estaba también el tema de la noche de la fiesta del fin de semana pasado que no dejaba de taladrarme el cerebro. Y ahora el chico del cuadro que Jungkook tenía en su habitación era exactamente como mi amigo Ho Baek.

Quité mis prendas y las doblé dejándolas por un momento en el tanque de la taza. Cerré los ojos para agarrar paciencia por las prendas que había agarrado.

¿Alguien se podría vestir mas holgado  en este planeta?

Además ¿Quien en este mundo tiene casi todo de colores neutrales?

Si, solo ese azabache que está a una puerta de distancia de mi. Jeon Jungkook es tan único que a veces me irrita.

Me coloqué el abrigo con capucha negro y seguido el short del mismo color. El olor de su colonia se colaba por mis fosas nasales, a pesar de ser una prenda limpia el aroma relucía por encima de los productos de lavar. Me gustaba ese olor, pero eso otro también sería algo que nunca admitiría delante de él o en voz alta, jamás.

Adornaba en mi clavícula una fina joyería de plata que saqué a relucir tras acomodarme el cuello del abrigo.

Cuando estuve listo y digamos que "cómodo" con mi outfit, porque no era para nada mi estilo, decidí salir tras recoger mi ropa perfectamente doblada.

Ví a Jungkook de espaldas a mi, mostrando la anchura de los hombros desde donde estaba en una esquina de la habitación.

Revolvió su pelo deslizando la mano de su brazo tatuado por los cabellos y se volteó a mi. Lo escruté con mis ojos y pude notar su mejillas algo sonrosadas y también su nariz, como si hubiera llorado un poco.

Debo de admitir que me desestabilizo el verle así, supongo que al sacar ese cuadro de su closet removí recuerdos en el que no quería pensar.

Jungkook siempre se mostraba impasible delante de mi, no se dejaba amedrentar por mis comentarios hostiles y siempre tenía respuestas para ello, nunca imaginé verle con alguna pizca de vulnerabilidad como en este instante.

Sus ojos se veían con un brillo triste.

— Ya he terminado.— comenté de espaldas a él, dejé mis prendas en el escritorio del cuarto y agarrando mi celular me senté en el suelo para entretenerme en algo e ignorar lo incómodo y tenso del momento.

Luego de un rato, le observé por el rabillo del ojo, moverse en la habitación. Él, con pasos lentos se dirigió a la cama en donde estaba su laptop y después se sentó a mi lado dejando un espacio considerable entre los dos.

— Será rápido.. así puedes regresar a tu casa antes de que empiece a llover. —asentí y dejé mi celular al lado.

— Perfecto.

— Estudiaremos algo de física, y profundizáremos acerca de la teoría formulada por Einstein en 1905.

Estábamos ya en nuestra recta final de la tutoría de hoy cuando tres toques en la puerta de la habitación interrumpieron la explicación del azabache.

Se quejó y miró con molestia en dirección a la puerta. Ya no habían rastros en su rostro del color carmesí que se había visto antes. Ahora estaba como siempre; concentrado, serio.

— Debe ser mamá. —explicó gruñendo y se levantó para abrir la puerta.

— Kookie, deberían de salir a cenar, ya la comida está servida. —noté la tensión en sus hombros.

— Mamá te dije que.. —Ella le cortó.

— Cariño, los padres del chico han llamado para permitirle quedarse aquí hoy, —abrí mis ojos en sorpresa, pero ninguno de los dos lo notó porque no me estaban mirando— ¿Te has dado cuenta del torrencial que hay fuera?

Ante las palabras de su madre me levanté y abrí las pesadas cortinas color negro de la habitación de Jungkook, y si, efectivamente, llovía a cantares fuera.

Esto no me gusta.

Aún el cielo estaba alumbrado pero lo que quedaba en este eran solo las franjas naranjas que indicaban que pronto iba a anochecer.

— Tu madre tiene razón. —hablé bajo pero en un tono que pudiera escucharme, volteé mi cuerpo un poco y dejé mi mano separando la cortina de la ventana para que pudiera ver.

Él se fijó tras el cristal de la ventana y arrugó su entrecejo, después suspiró y me miró molesto. Se volteó para mirar a su madre y asentir.

— Estaremos allí en unos minutos mamá, gracias. —la señora asintió y me sonrió por encima del hombro de su hijo.

Yo solamente le di una vaga sonrisa de labios. Estaba nervioso, tampoco crean que soy tan grosero. Solo aveces disfruto mucho molestar a Jungkook.

El azabache cerró la puerta y se quedó mirándome.

— ¿Y ahora qué?—solté la cortina y me crucé de brazos.

— Me arrepiento de haber empezado hoy las tutorías. —dijo.

— Yo tampoco quería verte la cara, créeme. —secundé y el siguió mirándome mal.

— No me refiero a las tutorías. Se como eres, y aunque no dirás nada delante de mis padres se que después serás grosero conmigo y criticaras cada parte de mi casa porque no está a tu altura hasta hacerme molestar, porque ya sabemos que tu opinión me vale dos pepinos.

Vale, entiendo su punto.

— No me conoces.

— Si lo hago, eres.. —se calló, había una tregua de no soltar comentarios hostiles para seguir soportándonos durante lo que durara el tiempo de tutoría. Colocó el brazo en donde tenía sus tatuajes en el puente de su nariz y tras dar un largo suspiro me miró.— El tema es que aquí no hay más habitaciones disponibles, mi hermano no dormirá conmigo para prestar su habitación y sabiendo como eres no dormirás en el suelo, querrás hacerlo en mi cama y no te voy a permitir eso.

Levanté una ceja.

— Está claro que no lo haré—miré su cama y la señalé—, pero creo que estará bien por una noche dormir ahí, es lo bastante grande como para dormir cada uno en un lado sin ni siquiera rozarnos.

Ahora él levantó una ceja.

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Jungkook, bebé, no llores mi vida. Ven que te abrazamos para que te sientas bien, ya que Taehyun es un igualado.

¡Dormirán juntos esos dos!

Un nuevo personaje sale a flote. ¿Tendrá conexión con el otro? No sé, quizás. Jejejej.

¿Quienes son ustedes Oh Baek y Tae Ho?

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