»◦ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 2◦«
╭────────╯ɪʀɪɴᴀ╰────────╮
—¿Quedará muy lejos?—le pregunté, mientras seguíamos en el vehículo hacia nuestro destino.
—No, sólo faltan un par de calles y llegaremos.
—Estoy muy nerviosa—solté juntando mis manos un poco frías. Él tomó con una mano las mías, ya que la otra la mantenía en el volante.
—Tranquila, amor. Te irá muy bien—me dijo Nate mientras acariciaba mis manos con su pulgar.
—Gracias.
—Ya llegamos—Nate detuvo el carro frente a una hermosa casa del sector. Verifique la dirección en el papel y establos en lo correcto.
Tenía miedo y estaba muy nerviosa que sentía que me iba a desmayar en cualquier momento.
—Bien, ya me voy.
—Suerte—se acercó a mí y me dio un fugaz beso en los labios.—vendré por ti en una hora.
—Nos vemos—me bajé del auto y quedé frente al portón de la casa. Nate ya se había alejado. No encontraba el valor de tocar y llamar a la puerta, mi mano temblaba. Pero no podía quedarme eternamente aquí.
Tomé la iniciativa y toque la puerta de esta al menos 2 veces. Los nervios me inundaban por cada segundo que pasaba.
Escuche un grito proveniente del interior del inmueble, dando el aviso que ya asistiría a mi llamado.
La puerta se abrió y vi de pie en ella a un hombre alto, joven de tez oscura. Su cabello es de color negro y lo tiene rapado en las cienes y se encontraba vestido de traje bastante elegante recibiéndome en su morada.
—Buenas—saludo cordialmente.
—H-Hola, muy buenas—respondí con algo de timidez—vengo por el aviso en el periódico, en el cual requerían de los servicios de un médico.—El hombre abrió la puerta por completo.
—¿En serio? Me alegro que alguien haya leído nuestro anuncio—soltó mientras salía a recibirme.—Onyankopon, un placer.
—Irina Jones y el placer es todo mío, señor—el sujeto me extendió su mano al presentarse, a lo que yo hice lo mismo recibiéndola.
—Por favor, adelante—me dio el paso para entrar en la casa a lo que no dude en hacerlo. Al estar en el interior, se notaba la dedicación y la limpieza del lugar. Tenía muebles hermosos y contaba con que el lugar era espacioso. Por lo que se ve solo tiene un piso y debe ser por el paciente que reside en él.
—Toma asiento, querida—me apuntó a un sillón para descansar en este.—¿Quieres tomar algo? ¿Té? ¿Algo más fresco?
—No señor, estoy bien. Muchas gracias.
—No me digas señor, que me siento algo viejo. Llámame por mi nombre.—se notaba que era una persona muy agradable, así que accedí a su petición.
—Esta bien, Onyankopon—sonrió ante mi comentario.
—Bueno, me dijiste que venías por el aviso.—asentí.—¿traes algunos documentos o expedientes que acrediten tu experiencia?
—Si, aquí los tengo—le entregué los papeles que venían perfectamente ordenados en mi carpeta, que contenían mi experiencia laboral, referencias, datos personales, etc. Él se tomó unos minutos para leerlos.
—Veamos... —comenzó a leer en voz alta —Irina Jones... 27 años de edad... profesión: Médico General ... Vaya, tienes bastante experiencia en tu labor y buenas referencias. Te felicito—era una chica que se sonrojada mucho ante tales comentarios, por lo que esta vez no era la excepción.
—G-Gracias.
—Disculpa la pregunta, pero ¿eres familiar del Doctor Jones?
—Si, soy su hija—respondí.
—¿En serio? Vaya, no sabes cuanto admiro a tu padre. Es un hombre bastante respetado en la ciudad.
—Gracias por eso, yo lo admiro tanto como tú. Es un hombre increíble.
—No lo dudo. Por lo que sé, maneja una clínica.
—Si, desde muy joven comenzó a administrarla y ha logrado abarcar muchas áreas con ayuda de muchos especialistas. Ayuda a quienes lo requieran, tanto a personas de bajos recursos como a los de buen estatus social. Eso me hace admirarlo mucho más.
—Increíble. Un hombre ejemplar.—termino de ver mis documentos—entonces no tengo dudas de que tú eres igual a él en lo que conlleva a la profesión.
—Aún me falta alcanzar lo que ha logrado mi padre, pero quiero seguir entregando mis conocimientos y mis servicios a quienes me necesiten.
—Eres muy modesta Irina, de seguro eres espectacular en tu trabajo.
—Eso lo verás si logro tomar el puesto.
—Touché, muy buena jugada—bromeó. Reímos ante la situación. Era un hombre muy agradable y hacía que el ambiente fuese muy grato y agradecía eso.
—¿Vives cerca de este lugar?—preguntó dejando los documentos a un lado.
—No tan cerca. La verdad es que llegué en auto y fueron al menos 40 minutos de viaje.
—Entiendo... —se quedó pensativo por unos instantes.
—¿Por qué?
—Te explico. Han pasado al menos 5 años desde el término de los conflictos entre Marley y la Isla Paradis—asentí—yo durante ese tiempo pude cuidar sin problemas a la persona que requiere de las atenciones, pero ahora he logrado encontrar un trabajo en el cual tengo que salir más tiempo de casa. Además dos jovencitos lo cuidan, pero siento que no es suficiente. Necesitamos a alguien que sepa sobre su condición y cómo podemos ayudarlo a que su cuerpo no se atrofie con el paso del tiempo, ya que la mayor parte está en la silla de ruedas. Es por eso que sería ideal que pudiese estar 24/7 junto a él.
Quedé algo sorprendida, ya que no me esperaba tal tarea con esto. Tendría que irme un tiempo de casa y no estar presente un buen tiempo en ella. Dejaría solo a mi padre y no vería a Nate ni a Louisa en mucho tiempo. Pero esta era la oportunidad que esperaba para volver a mi oficio.
—Comprendo a la perfección.
—Soy una persona que ve de inmediato como es la gente que me rodea y puedo ver que eres una muy buena joven, que trabaja duro y que estarías dedicada al 100% en esto.
—No te equivocas. Si crees que soy apta para el trabajo, cumpliré todo lo que se me pida. No tengas duda de eso.
—Maravilloso. ¡Caíste del cielo!—alzo sus manos como si agradeciera al cielo que llegase a ese lugar.—¿Tienes algún inconveniente en todo lo nombrado?
—Solo preguntar el tiempo en que trabajaré aquí.—dije algo apenada.—tengo que hablarlo con mi padre, ya que no nos imaginábamos esto.
—Te entiendo a la perfección. No te preocupes que aquí tendrás un cuarto para ti y tendrás comodidad en este hogar. Puedes ir a tu casa sin problemas los fines de semana, ya que serán los días que estaré en casa, pero dependerá del caso. Con respecto al tiempo, lo iremos viendo dependiendo del progreso de Levi.
—¿Levi?–nunca lo había escuchado. Era un nombre muy bonito.
—Si, es la persona de la que requiere tus atenciones.—tomó nuevamente mis documentos—si no te molesta, me quedaré con tu expediente.
—No, para nada. ¿Cuándo tendré el placer de conocer a Levi?
—Te diría que hoy mismo. Ahora se encuentra en su cuarto, pero no ha tenido un buen día, así que creo que lo mejor será en otra ocasión.—con todo lo que me dijo Onyankopon, me imagino al paciente como un abuelo de 80 años que tendrá un carácter difícil y un poco cascarrabias.—Además no creo que le moleste tu presencia. Eres muy bonita y no creo que a Levi le moleste.—me volví a sonrojar.
—Comprendo—en eso sale del pasillo un joven de altura media alta y pelo claro. Supongo que no pasaba de los 18 años y que era uno de los jóvenes que mencionó el moreno en su relato. Llegó donde nos encontrábamos Onyankopon y yo.
—Hola—saludo el joven con una sonrisa en su rostro. Él irradiaba nobleza y ternura a la vez. Se notaba que era un buen muchacho.
—Falco, mira, te presento a Irina. Ella será la doctora que contrataremos para Levi.—el joven se acercó a mí y me levanté para poder saludarlo correctamente.
—Un gusto, me llamo Falco Grice.—extendió su mano y la recibí cordialmente.
—Irina Jones, un placer.
—¿Cómo viste a Levi, Falco?—Onyankopon se dirigió al menor.
—Mmm... algo cabizbajo la verdad. Le dejé su taza de té para que se animará un poco, pero me pidió que me retirara. Tenía las cortinas de su cuarto cerradas.—Falco se sentó junto a nosotros.
—Ya veo. Esperemos que mañana esté mejor.
—Eso espero. Gabi intentó animarlo hoy también, pero no funcionó—debe ser la otra joven que mencionó Onyankopon. Él sólo asintió.
—Irina—me miró y se dirigió a mí —¿Cuándo puedes empezar?
—Cuando tú me digas, estará bien.
—¿Qué te parece la semana que viene? Así te organizas y preparas tus cosas.
—Si, no hay problema.
—¡Que bien! Habrá otra persona en casa—soltó Falco con una gran sonrisa.—Le iré a contar a Gabi.
Se puso de pie, al igual que yo para poder retirarme.
—Yo también me voy. Muchas gracias por la oportunidad que me dan.
—Gracias a ti por llegar y ayudarnos en esto. No me cabe duda de que serás de gran ayuda para él.
—De nada. Me retiro—tomé mi bolso y acomodé mi abrigo para salir—Adiós Falco, ha sido un placer.
—El placer fue todo mío Irina, espero tengas un lindo viaje a tu hogar—estiró su mano y la recibí.
—Te acompaño a la puerta—soltó Onyankopon. Caminamos por el pasillo hasta que llegamos a nuestro objetivo.
—Nuevamente, muchas gracias por venir. La verdad necesitaba la ayuda de alguien—dijo cuando ya estábamos en la puerta.
—Gracias a ti por recibirme y aceptar mi trabajo. No dudes que haré todo lo posible para ayudarlo y ayudarlos a ustedes.
—No lo dudo. Espero que tengas un buen regreso a casa, Irina.—al igual que Falco, estiró su mano para despedirse.
—Gracias y hasta pronto Onyankopon—me despedí y salí del hogar, tomando rumbo a la ciudad para comprar lo que necesitaba para mi nuevo trabajo.
≫───•◦ ❈◦•───≪
╭────────╯ ʟᴇᴠɪ╰────────╮
El insomnio ha sido parte de mi desde hace años y hoy no sería la excepción. Ya debe ser las 4 o 5 de la madrugada y aun estaba despierto, dándole algunas vueltas a la habitación. Así que decidí salir y buscar algún libro o algo para distraerme.
Salí del pasillo y me adentré en el estudio que teníamos en casa y que usábamos cuando requería la ocasión. Teníamos una biblioteca grande con una variedad de libros.
Había unos que no había leído así que era la oportunidad de hacerlo, pero una carpeta en el escritorio captó mi singular atención.
"Probablemente sean documentos de Onyankopon", pensé. Pero él era bastante ordenado y no dejaba documentos tirados por ahí, así que la curiosidad me ganó. Acerqué mi silla al escritorio tomando la carpeta en mis manos.
Lo tomé y la abrí, viendo varios papeles dentro de ella. Una hoja en especifico llamó mi atención, ya que se veía algo así como la información e identidad de una persona, así que le eche un vistazo.
—Irina Jones... 27 años... Marleyence... doctora... —¿doctora? ¿Qué era todo esto? ¿Para qué quieren una doctora? Seguí revisando y salía un expediente con su experiencia laboral, tratados, estudios, etc.
Pero aún no entendía nada y no pensaba quedarme con la duda, así que le di impulso a mi silla de ruedas, llegando frente a la habitación de Onyankopon.
Ni siquiera me di la molestia de tocar. Simplemente entre, dando un fuerte golpe en la puerta, haciendo que diera un pequeño brinco dado el susto al despertarlo.
—Levi, ¿Qué haces despierto a esta hora? ¿Estás bien?—preguntó sentándose en la cama mostrando preocupación. Yo solo me acerqué y le tiré los documentos en su cama.
—¿Me puedes explicar qué es esto?—tomó los papeles y les dio una mirada rápida.
—Contrate a una doctora—dijo como si no lo supiera a esta altura.
—No me digas lo que ya sé, mi pregunta es el por qué lo hiciste—solté tajante y algo molesto. Tenía la sospecha para qué era, pero quería escucharlo.
—Sabes del trabajo que conseguí, Levi. Por esa razón no estaré siempre en casa. Alguien tiene que cuidarte.
—¿Cuidarme? ¿Crees que soy un niño?—dije ya casi en mi límite.
—No es eso, simplemente es por si se te ofrece algo. Además es experta en estos temas y puede ayudarte quizá a levantarte de una vez por todas de ahí.
—Sabes que no hay arreglo para esto.
—No se pierde nada intentándolo, Levi. Tienes que poner de tu parte.–guardé silencio. La verdad nunca me motive a levantarme de esta silla de ruedas y no encontraba una razón para hacerlo. Sentía que ya estaba condenado a esto y que mi vida no podía ir peor.
—Dale una oportunidad a esto—dijo rompiendo el silencio de la habitación.
—Solo...ya estoy harto—No dije nada más y me fui. Además del día de mierda que tuve esto lo empeoró. Me sentía cada vez más una molestia y que estorbaba en la vida de los demás.
En instantes pensaba en la muerte, que yo debí haberme ido con mis compañeros en la última batalla.
No era justo que yo siguiera sufriendo de esta manera.
No quería seguir así.
≫───•◦ ❈◦•───≪
╭────────╯ ɪʀɪɴᴀ╰────────╮
—¿Ya mañana partirás?
—Si, apenas amanezca debo partir.
—Ya veo.—escuchaba el silencio a través de la línea.
—¿Vendrás a verme? No podré verte en algunas semanas y quería despedirme de ti.
—No creo que pueda cielo, los asuntos y los negocios no se detienen—me desilusioné ante su respuesta. No lo vería en mucho tiempo y era el momento para despedirnos.
—Entiendo. Espero que todo salga bien con tus negocios.
—Gracias, mucha suerte con tu nuevo trabajo.
—Gracias Nate.
—Te amo, cuídate mucho.
—Yo también—dije en voz baja con notoria desilusión en ella y corté la línea telefónica en la cual nos contactábamos Nate y yo.
Estaba cabizbaja. Nate siempre tenía asuntos que atender en su trabajo. De vez en cuando podíamos salir sin problemas, pero ahora como maneja una mediana compañía es responsable de casi todo el movimiento en ella, lo cual igual es comprensible. Pero lo extrañaría y quería verlo aunque sea unos momentos.
Me acerqué a mis cosas y ya casi tenía todo listo para irme a trabajar, empaque lo necesario para mi estancia allá. Además de mi ropa y mis implementos, guarde unos pinceles, lienzos y pinturas para mis creaciones... eso si lograba tener tiempo libre.
—No me digas que llevaras tus pinceles y esas cosas— mi padre me sorprendió entrando a la habitación.
—Sabes que no puedo estar sin ellos.
—Lo sé cariño—puse mi última maleta en el suelo ya teniendo todo listo—¿Nate y Louisa vendrán a despedirte?
Me detuve unos instantes, pero seguí con lo que hacía.
—Louisa vino en la tarde, pero Nate no vendrá. Me llamó hace unos instantes y no podrá venir, por asuntos de trabajo.—respondí. Mi padre no dijo nada, ya que sabía que siempre era así.
—Es la primera vez que te vas así de la casa y por tanto tiempo. Me lo imaginaba de otra forma.—gracias a Dios cambió el tema, notando un poco mi molestia.
—¿De qué forma?—pregunté alzando una ceja. Mi padre me tomó de los hombros.
—Casada—abrí mis ojos a la par. No me esperaba esa respuesta.
—¡Ay papá! Qué cosas dices. Exageras... Además no me iré para siempre, solo es temporal—no sé en qué nube andaba mi padre, siempre exagerando las cosas. Siempre fue muy sobreprotector conmigo.
—Pero es una posibilidad, hija. En algún momento, Nate pedirá tu mano, ¿No es así? Ya estás en edad para formar tu propia familia.—no me agradaba mucho este tipo de conversaciones, ya que no me quería sentir presionada. Todo a su tiempo.
—Papá, con Nate llevamos al menos 1 año y vamos a nuestro tiempo. No queremos sentir esa presión del matrimonio. Estamos bien así.—seguí acomodando algunas cosas.
—Mi sueño siempre ha sido entregarte, en la iglesia. Tú, con un hermoso vestido de novia, y entregarte al hombre que te hará feliz por el resto de tu vida.—su voz se comenzó a quebrar a medida que terminaba la oración. Me giré a verlo y estaba derramando un par de lágrimas.
—Papá—lo abracé fuertemente—aún me tendrás mucho tiempo a tu lado.
—Aunque ya seas toda una mujer, aun te veo como una niña. Mi niña preciosa—beso mi frente.
—Te amo mucho papá.
—Y yo a ti, tesoro.
Hola!! Cómo están? Espero que hayan tenido una hermosa semana!
Como publiqué hace ya unos días, no sabía si pausar por el momento esta historia, ya que prefería terminar el fanfic de "Me has Hecho Amarte" para después seguir mejor enfocada en este.
He decidido seguir con la historia, ya que al estar ya publicada, no tiene gracia que siga ahí sin subir capítulo alguno, pero eso si, no subiré tan seguido como el otro fanfic que ya esta publicado.
Apenas acabe el otro, subiré capitulo todas las semanas 🤭
Gracias por el apoyo que me dan en estos proyectos! 💖
Cuídense y nos leemos pronto ✨
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro