⊰⊹ฺ ᶜᵃᵖⁱ́ᵗᵘˡᵒ 1 ⊰⊹ฺ
Jamás se cansaría de ver esa sonrisa.
Jamás se cansaría de detallar su rostro perfilado perfectamente hecho.
Jamás se cansaría de Jeon Jungkook.
Se encontraban en la habitación del peliazul. Sencilla, con luces blancas y unas lámparas pequeñas de mesa que decoraban el lugar, la cama era espaciosa y estaba delicadamente armada con suaves y gruesos edredones blancos y grises.
Taehyung se encontraba sentado frente a Jungkook, quién lo miraba tiernamente esperando algo que el menor quería decirle.
— Tae, me estás poniendo nervioso.
— Lo siento — suspiró el castaño, suspiró mordiendo su labio inferior. ¿Cómo le decía? Estaba arriesgando todo, pero ya no quería tener más esa opresión en su pecho. El mayor colocó su mano en la mejilla del castaño alentándolo a proseguir, éste soltó una respiración profunda — Me gustas — dijo y cerró sus ojos temeroso de lo que pasaría en los próximos minutos.
El silencio hacía que su intención de quedarse con los ojos cerrados fuera difícil.
Sin embargo, el toque en sus labios los sorprendió haciéndole abrir sus ojos, encontrando los de Jungkook cerrados y sus labios unidos en un beso delicado.
“Esto no puede estar pasando” pensó el castaño que aún sorprendido, cerró sus ojos enrollando sus brazos alrededor del cuello contrario, acercándolo más.
El ritmo de sus labios era mute, pero al Taehyung corresponder, Jungkook hizo varios movimientos tomando la cintura del castaño.
Poco a poco sus labios se mojaban con la saliva del otro, y las lenguas empezaron a integrarse al beso rozándose entre sí, causando verdaderas corrientes de emociones en ambos.
Jungkook atrajo a Taehyung, sacándolo de su asiento para que se sentara en su regazo, lo que hizo obedientemente.
La tensión entre ambos aumentaba al pasar los segundos y sus cuerpos se habían acercado a tal punto en el que el espacio entre ellos, no existía.
Las manos del castaño viajaron por el contorno formado del castaño, nublándose por la sensación placentera; los pequeños jadeos que soltaba el menor en medio del beso lo incentivaron a colocar su mano en un zona erógena del menor, quién alejó sus labios para mirar al mayor expectante, con sus mejillas sonrosadas y sus labios hinchados, mientras sentía la mano de Tae masajear uno de sus pezones.
— Jungkook — susurró.
— Me gustas, Tae — susurró acercándose a su oreja — Me gustas tanto, que cada vez que estás cerca pierdo la noción del tiempo y solo quiero estar contigo — Su nariz masajeaba el costado del cuello de Tae, haciéndolo suspirar temblorosamente.
La mano de Jungkook, viajó del pezón del menor hacia su abdomen de forma sutil, causando cosquillas en el castaño haciéndole tensar sus piernas ante la sensación.
El mayor susurraba su nombre de forma tentadora.
Unieron sus labios de forma salvaje y obscena, Jungkook movía sus caderas de atrás hacia adelante provocando fricción entre ambos miembros.
— Jungkook — susurraba entre besos y caricias.
— ¡Taehyung!
— Jungkook yo— se levantó de un salto de la cama, el repentino acto lo hizo marearse y quejarse del dolor.
“¿Qué no me estaba besando con Jungkook?” pensó un poco confundido. Taehyung parpadeó un par de veces enfocando el lugar, notando un silencio anormal en la habitación.
Miró a los lados y se encontró con la mirada divertida de Jungkook, recostado al marco de la puerta con sus brazos cruzados. Taehyung se sonrojó y sonrió apenado.
— ¿Jungkook, yo? — El menor lo miró confundido — Acabas de decir eso y quedé con curiosidad, ¿qué es lo demás? — preguntó acercándose y sentándose a la orilla de la cama.
— Mmm, no lo sé. No recuerdo — Contestó en un murmullo y evitando la mirada al mayor, a quién no le pasó desapercibido el sonrojo fuerte que se apoderó de las mejillas del menor.
Taehyung se acordó completamente del sueño e inevitablemente, su temperatura corporal cambió.
Jungkook lo observó — Te llamaba — habló de pronto y se levantó hacia la puerta — para que te arregles, vamos a ensayar con el coreógrafo.
Taehyung asintió — Gracias, Koo — le sonrió. Jungkook correspondió la sonrisa y salió de la habitación. Cuando estaba fuera de peligro, gruñó — Ridículo, Tae. Estabas a punto de cometer un error — Se recostó nuevamente y suspiró. La puerta fue abierta de pronto y él se levantó nuevamente de golpe — ¡Ah! ¡Jungkook!
El mayor sonrió por las divertidas reacciones del menor.
— Lo siento, lo siento — Se disculpó — Tae — le llamó y el menor le contestó con un mmh y prosiguió — Cuando llegué y dijiste mi nombre ¿Te despertaste de un sueño húmedo?
Tae sintió el escalofrío correr por su cuerpo y el calor inundar sus mejillas, optó por agarrar las almohadas y tirarlas hacia la puerta.
— Hyung ¡Vete! ¡Fuera de aquí! — Decía, mientras ahuyentaba a un sonriente y satisfecho Jungkook — Eres patético, Taehyung. ¿De verdad? — Se reprochó mientras se dirigía al baño a solucionar un problema entre sus piernas.
La tarde caía suavemente, el viento movía cada hoja de los árboles y le daban frescura a cada habitante. Ese era un panorama, pero otro, dentro de la sala de prácticas, se escuchaba el sonido de zapatos contra el suelo, los movimientos concisos se reflejaban en el gran espejo, el sudor empapaba cada facción de los chicos y humedecía las prendas puestas.
Una vez más, ensayaban para dar lo mejor en el escenario, evitando cometer errores y tratando de tener una buena resistencia vocal. La nueva canción la necesitaba, sumándole la potencia e intensidad de su coreografía.
El coreógrafo apagó el portátil de música dando por terminada la práctica. Cada uno agradeció por el trabajo realizado y se acostaron en el suelo, con sus respiraciones profundas y agitadas.
Ninguno hablaba, tenían sus ojos cerrados concentrándose en regular sus corazones acelerados.
Todos, salvo uno.
Taehyung prefirió no acostarse, al contrario, se recostó en una de las paredes de la sala con sus piernas cruzadas. Su cabello goteaba el sudor y su ropa ancha se pegaba a su cuerpo.
Sin embargo, era lo menos importante. Aunque internamente, deseaba tener sus cómodas prendas a la mano. En ese momento, su atención se enfocaba más bien en el peliazul recostado, con su franela blanca que dejaba al descubierto sus hombros y brazos.
Taehyung observó detenidamente cada parte del cuerpo del mayor con cautela velando en que éste no se diera cuenta. Aunque fue un intento fallido, puesto que ambas miradas chocaron y la sonrisa que le dio el mayor le dio a entender que sí lo pilló mirándolo.
— Chicos — Namjoon, el líder de producción entró a la sala — Aprovechemos el tiempo, mientras más rápido terminemos, más temprano podrán irse a casa — Los chicos se levantaron y se colocaron alrededor de el líder — Se les entregará un CD con las grabaciones de estos días y los diferentes arreglos de la canción. Revísenla y nos reuniremos un día para finiquitar la canción ¿Está bien?
— Está bien — respondieron todos.
— Una cosa que es contradictoria — dijo Namjoon con una mueca — Es que tendremos dos días libres a partir de mañana.
La sala de práctica quedó en silencio mientras los chicos analizaban la situación.
— ¿Qué? — replicó Hoseok, uno de los chicos encargado del baile — ¿Por qué?
— Harán remodelaciones urgentes en el edificio y fumigarán los espacios, no es recomendable que estemos aquí.
— Pero debemos ahorrar tiempo y no alcanzarnos de trabajo.
— Por ello se les dará el CD con todas las grabaciones, en casa deben adelantar lo más que puedan, añadir o agregar, estaremos constantemente hablando por el grupo informando de cambios, podemos reunirnos en mi casa mañana en la tarde.
— Exacto, buscar alternativas para ensayar — asintió Taehyung.
— El baile está bien — intervino Jungkook — Sin embargo, los detalles vocales están defectuosos y no nos sentimos conformes con ello — Los miró a todos — Sería primordial finiquitar la música y cuando volvamos a ensayar el baile, sea sólo para pulir pasos y que estén acorde a la canción. ¿Qué opinan?
— Es buena la idea — asintieron — Así descansamos un poco de todos estos días de ensayo y abarcamos todo.
Taehyung asintió viendo todas las opciones positivas que se desplazaban por el repentino cambio.
“Por fin usaré mi ropa cómoda” sonrió.
— Nos merecemos un descanso ¿no? — Intervino sonriendo — Es repentino e interrumpe nuestra preparación, pero, podemos resolverlo.
Terminaron de convencerse que todo saldría bien antes de retirarse cada uno a sus casas o a compartir habitación.
En el caso de Taehyung, había recogido algunas cosas para trabajar en casa, iba a quedarse con Jimin pero él se quedaría con Hoseok en las habitaciones y por su parte, prefería darle calor a su casa antes de volver de lleno al trabajo.
Con una sonrisa se despidió y bajó con su mochila al hombro. Salió de la empresa y se encaminó a su hogar; con su mirada gacha observaba cada rastro que había en la acera.
— ¡Tae! — el nombrado volteó y se encontró a un peliazul corriendo en su dirección, con una sudadera vinotinto y un gran bolso siguiéndole a rastras.
— Ya todos saben cómo me llamo por tu culpa — reprochó.
— La tecnología no es lo tuyo, te llamé por teléfono y no contestaste, pero, volteaste cuando te llamé a la antigua — sonrió y achicó sus ojos.
Tae por inercia le sonrió — ¿A dónde vas?
— Eso te iba a decir — Ambos siguieron en la dirección original mientras Jungkook hablaba — ¿Puedo quedarme en tu casa? — Tae tragó en seco y se obligó a seguir el paso.
— Claro — contestó pensando en qué tan malo podía ser.
De por sí, Taehyung tenía el plan de su día libre y era pasar todo el día con su crop top, porque ese era su pequeño secreto.
Amaba usar esa ropa femenina, las blusas que dejaban expuesto parte de su torso y un short, complementaban el atuendo que satisfacía en demasía al menor.
— Ya te he visto con tu atuendo — interrumpió Jungkook, adivinando sus pensamientos.
— Eso era lo que evaluaba — le dijo con un sonrojo en sus mejillas.
— Eres libre de usar lo que quieras, Tae. Los chicos no te juzgarán.
— Por favor, no empieces de nuevo — interrumpió — Sé que los chicos no me juzgarán, como mucho me pedirán prestado ropa. Aun así, no es algo que quiera ventilar, hyung. Mientras menos se sepa mejor ¿no? Así que, mientras no sepan, no se ven involucrados en ello; a menos de que me vean por cualquier circunstancia. No estoy dispuesto a ocultarlo tampoco.
Jungkook no respondió, en su lugar agitó los cabellos castaños del menor y sonrió.
Tae nunca quería involucrar a nadie en sus asuntos, no porque fuera delicado sino que quería evitar problemas para ellos.
Recordaba la primera vez que lo vio con uno de sus crop top, de encaje negro, con una tela que cubría sus pezones y parte de su torso. Asombrado, sintió un escalofrío recorrerle de pies a cabeza, por todas sus terminaciones nerviosas.
Reprimió todo deseo obsceno que pasó por su mente en ese momento y susurró un: Te ves lindo, Tae.
En ese momento, ambos tenían una atracción reprimida que era delatada por la voz del mayor —quién pensó que era patética su voz— y un fuerte sonrojo carmesí por parte del menor.
Desde ese momento, se convirtió en rutina verlo de esa forma o sólo con camisas largas y medias de red.
“Justo frente a la tentación” pensó Jungkook en ese momento.
Entre pláticas y risas, llegaron al departamento del menor, espacioso y cálido, los colores verdes resaltaban en algunas paredes, acompañado de algunas plantas que suspendían en el balcón, un departamento al estilo farm house. Mientras que los inmuebles de madera y algunos de color blanco, decoraban y yacían en sus respectivos lugares.
Lo que más amaba Jungkook del departamento, era la cocina concepto abierto y empotrada. Sentía que podía cocinar allí todo el día.
Y por supuesto, la pequeña criatura peluda que salía a saludar y a dar vueltas y vueltas, dándoles la bienvenida.
Jungkook se agachó y jugó con la pequeña Yeontan que saltaba y ladraba de felicidad, o por lo menos eso pensaba, no entendía mucho de lenguaje canino.
— ¿Quieres agua? — Preguntó Tae, dejando sus cosas en el sofá.
— Por favor — respondió levantándose y siendo perseguido por la mascota.
Bebió y refrescó su garganta, satisfecho de la frialdad en ella y una palmadita en su hombro lo hizo voltear.
— Voy a cambiarme, no hagas nada malo — le dijo Tae y se salió de la sala.
Jungkook suspiró y se sentó en el sofá.
— Toca aguantar, pequeñín — suspiró, formando una barrera grande y gruesa en su mente de autocontrol.
Porque la iba a necesitar bastante.
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