XVIII
Dark Choco había llevado a su padre a la oficina del mismo gobernante, en dónde miro como el mayor tomo asiento, quitó la molesta corona dejándola en el escritorio, solo para relajarse.
Aquello era una señal de que cualquiera podia hablar de una manera común, sin tener que ser formales. Esto solo sucedia con personas muy allegadas al moreno.
- ¿De qué quieres hablar? Sigues con la idea de quedarte con el reino, porque si es eso, ya sabes la respuesta, te dejare el reino.
- Es acerca de.algo importante, una ayuda, ayuda para Pure Vanilla.
- ¿Ayuda?
- Si. Espresso investigo algunas cosas del poder de la espada, incluso me atrevo a decir que el cuerpo de Pure Vanilla no puede ser curado por cualquiera, hay rumores que solo la familia real Vanilla puede hacerlo.
- ¿Que te hace creer eso?
- Aquí.
Choco le entrego la carta, el moreno leyó con cuidado, una vez que terminó bajo la carta, miro con cuidado a su hijo y se puso de pie.
- El reino vecino no es lo que parece Dark Choco, me imagino que tú has vivido eso.
- Lo sé, pero si realmente la reina quiere ver el apresunto heredero al trono, puede ser que todo se resuelva, hay cosas que no sabemos del reino Vanilla.
Dark Cacao no parecía muy convencido. Pero ¿que opción tenía?
- Está bien, si es así una manera de ayudar a Pure Vanilla, está bien, puedes llevarlo, ordenare algunos soldados para...
- Espere, ¿Cómo dijo? ¿Llevarlo? ¿No lo vas a llevar tu?
El silencio reino, su mente aún estaba en proceso de dejarlo libre, tenía que hacerlo de alguna manera u otra.
- Tengo trabajo, no quiero que te mortifiques antes de ser emperador, lleva a Pure Vanilla, llamaré algunos soldado de elite para que pueda serte de utilidad.
Las palabras fueron francas, y tranquilas. Aunque no pasó mucho tiempo, cuando la puerta se abrió, dejando ver a ese joven albino quien con una voz agitada de a ver corrido, hablo una vez que su aire regreso y se dedicó a darle.una noticia.
- Despertó.
Aquello fue algo de sorpresa, ninguno de los dos creía que eso pasara,
_
-Momentos atrás-
El albino se encontraba acomodando las rosas, el lugar se veía hermoso, podía notarse las emociones en el lugar, incluso el chico miro con detenimiento cada detalle, seña que el gobernante le gustaba cuidarlo muy bien, era extraño, pero Dark Choco era igual, siempre detallista con cualquier cosa que hiciera ver lindo a su amada pareja.
Aquello rápidamente se desvaneció, unos suaves quejidos se escucharon, se aproximó al rubio, quien lentamente y a duras penas llamo al monarca. Los ojos del rubio se entreabrieron, sus susurros eran más y más. Aquello hizo reaccionar al albino, quien corrió a buscar al dúo real.
-Actual momento-
Dark Cacao entro, solo para ver ahora como el rubio estaba sentando, sus ojos entrabierto seña de a ver estado llorando, sus ojos se veían decaídos y mostraba ojeras, seña de estar perdiendo vitalidad con cada día. Aquello le dolió tanto al moreno, quien no corrió a darle un abrazo como muchos imaginaron, ambos unieron miradas Pure se sintió contento, feliz, finalmente lo abrazaría, su voz apenas salió, pero en vez de eso, solo miro como el gobernante se iba, no sin antes colocar una mano sobre el hombro de su hijo.
- Si lo van ayudar... Hazlo. Llévalo.
Con aquello solamente se fue, dejando a todos desconcertado, pero preocupando al rubio, quien quedó con los ojos abierto. Tras mirar como el monarca hacia lo mismo.
- Dark Cacao... Dark Cacao... No, no te vayas...
Intentaba llamarlo, su voz aún era suave y le producia cierto dolor, sus lágrimas nacieron, salió de la cama, pero no llego a dar más de dos pasos cuando sintió sus piernas flaquear, su cuerpo tembló y el dolor fue peor, por suerte el albino lo había sujetado y así no pudiera caer.
Puré solo miro a ese monarca irse, de como esas imágenes se hacían realidad, de como sus lágrimas brotaban en seña de un sufrimiento, Dark Choco y Milk notaron aquello, en cambio intentaron meterlo a la cama de nuevo.
Dark choco sintió un coraje, como se atrevía a hacer eso, de nuevo provocaba esto, ya anteriormente lo hizo con su madre, ahora lo hacía con el, un hombre que no tenía nada de malo, que le entregaba todo el tiempo, ese cariño y demás. Aquello lo irritó solo para ir tras ese monarca no dejaría que todo eso se volviera a repetir.
- ¿Que demonios te pasa? Pasastes días y noches esperando un momento así, ahora resulta que no te importa.
- Son cosas que debo hacer, debes de...
- ¿Debo, que? ¿Ser como tú? ¿Ser un despiadado? El señor Pure Vanilla te busco y que has hecho, darle la espalda, estás haciendo lo mismo como lo hicistes con mi madre.
- En ese tiempo no estaba conciente de lo que hacía.
- Ahora lo estás y haces lo mismo. Acaso ¿ya no te preocupa el señor Pure Vanilla?
- No vas a entenderlo.
- ¿Por qué es triste dirás? ¿Pasastes miserias como yo lo hice?
Dark Cacao no sabía si debía contarle, miro a su hijo, dió un suspiro y de manera tranquila hablo.
- Los dragones Oreo fueron aquellos que me otorgaron esto. Cuando escuché la noticia de la familia real, les reze, día y noche, ellos escucharon mis plegarias. Ellos inundaron mi alma con oscuridad y la espada que poco después recibí absorvio esa misma energía. Me sentí feliz cuando lo ví en ese pueblo, pero de qué me sirve tenerlo, si el no quiere, solo lo pongo en peligro. Se que a final me odiare, y más si el muere en manos de esa reina, pero a menos se que no sufrirá si sigue atado a mi.
Las palabras del moreno fueron duras, incluso el mismo hijo noto aquello, había escuchado todo eso eso debido a su madre, pero no creyó que fueran tan reales.
- Dark choco, después de esta pequeña misión, tu estarás a cargo, dejaré la corona, mi título, todo a tus manos, tu sabrás que hacer en su momento, en cambio, yo dejaré todo para irme al templo, dando mis últimos deseos de esperanzas de un perdón de tu madre y darle gracias a los dragones oreo por darme esperanzas en un momento que no supe valorarlo.
El menor quedó confundido, aquello le pareció extraño, sintió un hueco en su corazón, aún más cuando noto la mirada triste de ese gobernante solo para verlo marcharse por el pasillo.
Dark choco solo regreso, miro al albino, quien miro con tristeza, ya que el rubio seguía llorando, Pure al notar la presencia del menor solo tomo asiento y con cierto desespero pregunto.
- ¿Que sucede? ¿Por qué no quiere hablar conmigo?
La voz sonaba débil, se veía que se quiebra con cada palabra
- Está siendo un idiota.
Dijo, solo para acercarse al rubio, miro al hombre, se sintió intranquilo, ya que su rostro de preocupación cambio, se veía deprimido, sabía que lo estaba dañando, sabía que su padre dañaba de esta manera a ese rubio.
- Señor Pure Vanilla, hemos decidido llevarlo a su hogar, en dónde será curado.
- ¿Llevarme? ¿Irá Dark Cacao conmigo?
Las esperanzas continuaban, no podía desperdiciar ningún momento. Quería que ese moreno estuviera a su lado, sin embargo hubo una negación, sus orbes se llenaron de sorpresa y simplemente se recostó de nueva cuenta.
- No... Me quedaré aquí.
- ¡¿Q-que?! Pero tiene que ver su salud.
- No deseo curarme si su gobernante no va acompañarme.
- No actúe de manera infantil. Usted debe de ir, la misma reina la espera.
El rubio parecía decidido, si iba a morir lo haría ahí, esperando así tener a menos una última mirada de ese monarca de fríos sentimientos.
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Dos días más tarde. Se encontraba un carruaje en camino hacia su destino, en su interior iba Pure Vanilla y enfrente estaba el mismo monarca. Era evidente que su propio hijo lo había inducido a esto, el monarca miraba al rubio recostado, sabía de su estado, no se atrevió a quejarse, sin embargo Pure no parecía contento.
- ¿Sigues disgustado conmigo? No hice nada en absoluto. En serio. Yo solo quiero que estés conmigo.
El monarca no menciono nada, solo miro y escucho a ese rubio, quien para esos momentos no se había visto a los ojos en absoluto. De manera lenta y calmada tomo asiento, llevo su mano en el abdomen de este, sus orbes bicolores se dirigieron finalmente a los púrpuras.
- Lo siento. Perdón por no ser fuerte.
El monarca quedó en silencio. Miro con calma al rubio, solo para acercarse y acomodarlo de nuevo.
- No puedes estar así, debes permanecer acostado.
Explico un poco, mientras lo volvía a recostar en absoluto, una vez que lo hizo, el moreno se alejo, debía estar sentando y solo vigilarlo, pero en cambio, el rubio solo le tomo de la manga de aquel traje elegante.
- Quédate aquí a mi lado, me siento extraño verte demasiado lejos.
El moreno no dijo nada, quedó ahí, por unos minutos, esperando así que el rubio pudiera descansar pero en cambio, solo busco la mano de éste, le apretó la mano, pudiendo regalarle una sonrisa débil, esto hacia enfurecer al moreno, ya que él tenía la culpa de todo.
- Cuando regrese vamos estar bien. Podríamos intentarlo de nuevo, quiero quedarme a tu lado.
Aquello le pareció una idea absurda, sabiendo que solo provocaba muchos problemas. Tomo la mano de este, aquella que aferraba su mano, solo para alejarla.
- No.
- ¿Por qué? ¿Hice algo malo?
- Ahora eres un príncipe que pronto tomara el trono una vez en tu reino, no puedes involucrarse con otros.
Hablo de manera seca, no podía decirle, aún así de esta manera pensaba alejarlo, no quería dañarlo tan horriblemente como lo hizo con esa mujer, la madre de Dark Choco.
Puré de vanilla no comprendió, y de manera calmada busco la mirada de este, viendo que no le daba el rostro.
- Usted... Ya no me ama ¿Verdad?
Dijo. Pure Vanilla volvió a tomar asiento. El rostro del rubio demostró una sonrisa débil, su pálida piel era notorio, de manera lenta soltó y se sentó. Su cuerpo es débil, aún así hacia lo posible para seguir, porque deseaba estar con él.
- ... Tienes que ser fuerte. Y tu nación esperaba su rey.
- Yo... No deseo morir si tú no vas estar a mi lado.
- Tienes que vivir. Es algo que no puedes escribir a ti criterio.
- No quiero que te alejes.
Sonaria un tanto extraño, incluso para el moreno, quien solo inclino la mirada hacia abajo.
- No quiero dañarte, se que será difícil pero todo está bien.
Aquello último lo dijo con cierta duda, ya que incluso recordó las palabras de ese prisionero, rogaba a todos los cielos.
-Un día antes-
Dark Cacao camino con cautela, los soldados lo habían seguido, una vez que se detuvo en la celda de ese traidor obtuvo una mirada sumamente encantadora, pero aquella mirada dulce y gentil, cambio, al escuchar las palabras del monarca.
- Quiero que me digas quienes son las personas del reino vecino.
- ¿Por qué su majestad desea saber eso? No es apropiado que usted se moleste por ese reino que está perdido.
- Bien, no quieres decirme entonces buscaré yo mismo la respuesta.
Aquello hizo asustar a Affogato, quien al ver la puerta abrirse el escalofríos lo recorrió, haciendo que sus ojos se abrieran y con cierto miedo respondiera.
- Es un reino bajo control, nadie sabe quién a quedado en el trono, ya que de manera misteriosa la mujer que alguna vez atento contra la corona se desvaneció y se encuentra una mujer...
- ¿Que más sabes?
- La reina posee conocimiento algo científico, la magia es su fuerte, puede controlar a todos a su antojo..
- ¿Cómo sabes eso?
- En una de mis escapadas, fui ahí, por invitación.
- No es mucho pero me ayuda a ir en estos momentos.
- ¿Que? ¡No! Si usted va, será su perdición, que no ve que ellos solo quieren la destrucción. Su alteza, no vaya.
- No puedo. Dark Choco se quedará a cargo.
Con aquellas palabras dejo a Affogato, el moreno menor sintió una presión, estaba seguro que nada saldría bien, estaba seguro que todo aquello, sería una mala idea. Le rezo a los dragones oreo, esperando obtener un especie de esperanza, ya que incluso su amiga, esa linda chica arquera, le informo acerca de lo mismo, una visita a dicho reino.
-Actual momento-
Dark Cacao solo se limito a ver Pure, él sabía que no debía estar con él, por ende dió un suave suspiro y alzó la vista, mirando a ese rubio.
- Está bien, voy a quedarme contigo. Siempre y cuando quieras sanar, tu herida te está matando lentamente y no quiero sufrir más de lo que ahora lo hago.
Sus palabras no eran reales, pero con esta manera sería un apoyo, para que el mismo rubio tuviera iniciativa de sobrevivir. Dark Cacao lo miro, vio como ese rostro triste, cambio a una feliz con una gran sonrisa y a pesar de detonar cierto toque de cansancio le brindo una sonrisa radiante. Se acercó al monarca, solo para colocar su cabeza en la pierna y esa poder descansar, a principio, el moreno se iba alejar, pero mejor se relajo, y de manera suave le acaricio su cabello.
Era un imbécil. Estaba haciendo las cosas mal, no debio a ver dicho eso, pero era la única manera de que el rubio pudiera sanar, de que regresará a ser como antes.
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