II
Dark Cacao abrió sus ojos de golpe, de tal manera que se puso de pie, mirando con suma alteración el lugar, el sitio era lúgubre y la poca iluminación venía de pequeñas velas del sitio, la cama era incómoda y las sábanas eran viejas, ya que había algunos parches con costura.
La puerta se abrió, el curandero había regresado, colocando el tazón de agua tibia en un banco de madera que estaba cerca de la cama. La sonrisa nació, una dulce voz lo acompañó.
— Ya has despertado, no deberías moverte, tu herida ya casi sana, he venido a tratarla.
— Cielos ¿Que sucedió? ¿Dónde estoy?
— No te preocupes, estás en mi casa, fuistes herido por una maquinaria de defensa de este reino, pero descuida ya estás mejor, con una última vez que utilice mi magia curativas podrás irte.
Cacao quedo en silencio, aún boca abajo, sintió la mano de ese sujeto sobre su espalda, solo para lugar sentir el pañuelo húmedo y tibio sobre esa leve herida que le hizo sobresaltarse y asustar un poco a ese joven curandero, quien después de eso rio, mientras cubría su boca.
— ¿De qué te ríes?
La voz del emperador sonó siniestra, buscando una respuesta de parte de ese curandero, sin embargo la respuesta que escucho lo dejo sorprendido.
— De tu reacción, parece que nunca has sentido un pañuelo humedo.
— Hmmm...
El emperador gruño, era el primero que se atrevía a responder sin titubeos, sin demostrar nervios en una posible queja o algo por el estilo.
— Con algo de reposo pronto estarás como nuevo.
Hablo, dejando de limpiar la herida, para dedicarse a poner su mano sobre está zona, pudo sentir otras cicatrices en esa espalda, sin embargo el curandero no hablo al respecto de eso.
— ¿Cuánto tiempo llevo así?
— Podría decirse que tres días, pero ¿Por qué has venido aquí? Usualmente la gente noble como tú entra por otro lugar, aquellos que son invitados al reino de Vanilla.
— No fui invitado. Solo venía en un paseo, pensé que este reino sería como hace años, un lugar pacífico.
— Entiendo. Bueno el reino a sido controlado por una reina muy poderosa, pero no la he visto en mucho tiempo. Nosotros solo somos gente que ha sido olvidada por la gente noble.
— ...
— Desde la destrucción del antiguo reino de Vanilla todo cambio rotundamente, incluso la maleza dejo de crecer.
— ¿Tu estuvistes en la guerra?
El curandero no sabía cómo responder, sin embargo logro relatar un poco de su pasado.
— Cuando desperté me encontraba con Black Raisin, estaba sorprendida de que alguien como yo siguiera de pie, menciona que ella me salvó de algunos enemigos antes de que un edificio cayera. Por desgracia y debido a mi culpa Raisin perdió el brazo, desde ese día comencé a ayudarlos, descubriendo como esa mujer que gobernaba el reino elevó el castillo a los cielos, mencionando que sería una manera de demostrar su nueva autoridad.
Dark Cacao quedó en silencio, escuchando todo aquello, así que de manera tranquila y después de dejar de sentir aquella energía recorrer su cuerpo, se sentó en la cama, quedando frente a ese joven que estaba sentando igual.
De manera lenta y tranquila acercó su mano, tocando con sumo cuidado esa mejilla, sus dedos subieron hasta las vendas, en dónde de manera lenta sus dedos se movieron, jalo levemente el pulgar, pudiendo bajar una tira de aquella venda, dónde lentamente las vendas cayeron al regazo de ese joven curandero.
El curandero no comprendía nada, estaba confundido, dejo de sentir aquello y de como lentamente sus ojos se abrieron un poco, buscando componerse a la luz natural. Una vez logrado, volvió a sentir el agarre de ese hombre solo para verlo, teniéndolo tan cerca, sus ojos bicolores demotraron cierto cansancio.
— Tu... Eres tú...
Susurró Cacao, cuando acaricio con dulzura esa mejilla, mientras sus ojos púrpuras no alejaban del rostro del rubio.
Para Cacao sintió una gran satisfacción, una hazaña que le hizo sentirse feliz, de manera rápida se aferró a él, abrazándolo con fuerza, Cacao sentía un nudo en la garganta, sus ojos lo amenazan con llorar, en cambio, ese joven de hebras doradas, bueno, algo opacas, miraba con confusión, no comprendía que sucedía, no se alejo, no replicó, solamente estaban en silencio, buscando entender esa actitud extraña de parte de ese moreno.
— Vendrás conmigo.
— ¿Ir contigo?
— Si, vendrás a la nación del Cacao, ahí estarás más seguro que aquí, no puedo dejarte que sigas sufriendo más.
Hablo con franqueza, mientras se alejaba y sujetaba los hombros de ese joven.
— ¿Por qué tan derrepente? Soy un curandero, soy de estas tierras y lo más obvio es quedarme.
Hablo, sus ojos jamás se alejaron de ese moreno, estaba tan concentrado viendo esos ojos púrpuras, apesar que sus palabras sonaban algo nerviosas y cierta manera desesperadas.
— No me importa, nos vamos.
Cómo pudo se levantó, apesar de a ver estado durante mucho tiempo acostado, sintió sus piernas flaquear, de nuevo fue ayudado por éste que lo obligó a sentarse de nuevo.
— No puedo irme, este pueblo necesita mi ayuda.
— Tu eres de la realeza, eres un príncipe, más bien dicho, el rey de este lugar, Pure Vanilla. Por ende debes de venir conmigo, así haremos alianza y finalmente podremos derrotar este sistema que tiene tu reino.
— Ha ha ha... No digas tonterías.
Cacao no comprendió. Miraba a ese jovencito reírse.
— Yo no soy esa persona, el reinado de la antigua familia murió tras ser asesinada por la reina oscura.
— Tu eres Pure Vanilla.
Cacao lo sujeto de los hombros, los movió levemente haciendo que el chico quedará algo nervioso y asustado. Esto se dió cuenta el moreno, solo para disculparse y soltarlo. Tras aquello, la puerta se abrió, dejando ver a Caramel Arrow, quien hizo una reverencia al monarca del reino Cacao.
— Emperador, ¿Se encuentra mejor? ¿Necesita que está servidora haga algo por usted?
— No. Retirate.
Ordenó, sin alejar la mirada de ese joven rubio, quien le daba la espalda al guerrero, tras aquello Caramel solo afirmó y se giro, dejando al dúo solo.
— Hagamos un trato, no quiero ser cruel contigo, no te lo mereces, pero veo que no recuerdas mucho de tu pasado, por ende voy a hacer esto.
— No vas a dañar a nadie más ¿Cierto?
— No. A cambio tienes que venir conmigo. Si te niegas seré yo quien destruya este pueblo y creeme, soy muy sanguinario cuando me lo propongo.
Esas palabras asustaron al rubio, haciendo que todo ese pueblo que confiaba en él terminará muerto en un futuro no lejano.
— Está bien, siempre y cuando no le hagas daño, pero... Envía a alguien que los cuide, a alguien que sane las heridas de mi gente.
— Descuida, habrá tropas de mi reino si eso quieres, también tendrán suministro, veo que viven de mijagas.
— La tierra no es fértil, es difícil que las plantas crezcan sanamente.
— Perfecto, tu vendrás conmigo.
Ese joven quedó en silencio, cerro sus ojos bajando su vista. Cacao noto la pequeña apariencia, esas pequeña faceta o acción del rostro de su querido viejo amigo, son embargo era por su bien, estaría seguro detrás de sus murallas en el palacio. Nadie se atrevía atentar contra el reino del Cacao.
_
Durante dos días más tardar el pueblo se reunió, un emperador lleva a un joven curandero con él, mientras las tropas se encontraban de pie listo para comenzar el camino de regreso a casa el curandero que es conocido por su gente miro con tristeza, aún así pensó en positivo.
El camino fue algo largo y silencioso, podía escucharse la marcha de los soldados, mientras el caballo rechinaba en algunos casos.
— No deberías mortificarte, tu pueblo estará seguro con mis tropas ahí.
— Se bien que usted hará todo lo posible, pero, ¿por que sigue confundiendome con alguien más?
El joven de hebras opacas miraba a de reojo el rostro del moreno, quien se encontraba con la mirada al frente. Su cabello era cubierto por aquella capucha vieja. Sus ojos finalmente dirigieron hacia enfrente, en dónde encontró esa región de tierras nevadas, mirando como el suelo se miraba levemente ls helada y blanca nieve.
Pure mira con asombro. Le parece fascinante como esa tierra cambiaba rotundamente, como los pastos verdes se van transformando en hermoso paisaje de blanca nieve, con leves adornos oscuros, parecía todo un sueño. El camino siguió la frescura de aquel lugar se hace más notoria, haciendo que la capucha que lleva sea incapaz de cubrirlo del frío.
Esto es notado por el moreno, baja del caballo, dejando a ese joven sobre este, le coloca su capa.
— No es tibia pero te ayudará a protegerte del frío de la región.
— ¿Que hay de usted? ¿No tiene frío?
— No te preocupes, no tengo tanto frío.
Sujeto de la correa del caballo y comenzó a caminar, el joven rubio miraba al moreno, mirando como el caballero de hebras oscuras camina por los senderos mientras el aire fresco movía levemente el cabello.
No quiso hablar, no quiso molestar al emperador, sin embargo sujeto con firmeza aquella capa.
El camino fue largo Pure comenzaba a aburrirse a tal punto de quedarse dormido sobre dicho animal de cuatro patas.
Los susurros de los soldados se alegraron, cosa que el rubio noto, de suave manera dirigió su vista hacia enfrente, mirando aquel inmenso palacio, unas grandes murallas oscuras, que rodeaban el palacio oscuro, entraron sin problema, los soldados y personal de servicio recibieron al emperador que una vez estando ahí, el monarca de acercó hasta el rubio, extendió su mano para ayudarlo a bajar de aquel animal.
El joven rubio acepto, bajando de aquel animal con ayuda de ese hombre, la gente de servicio se aproximaron a llevarse el caballo, algunos más se aproximaron, colocando una capa que cubriera del frío al monarca.
El palacio era acojedor a pesar de que no había demasiada luz, era un lugar tranquilo, cálido. Era increíble.
— Ordenare a una doncella que aliste una habitación para que puedas dormir tranquilo, también enviaré a un grupo de soldados, como una promesa.
Pure no dijo nada, le pareció una idea aceptable que no se negó en absoluto.
— Pure Vanilla, debes usar otra ropa más cómoda, pediré a un sastre que te venga y te haga ropa. Mientras eso pasa, puedes usar mi ropa.
— ¿Eh? Usted... Bueno, no deberías decirme así, yo no soy...
— No digas tonterías, tu eres Pure Vanilla, eres alguien importante y como tal deberias tomar tu nombre real.
— Pero... Ese no es mi nombre... Bueno.
— Descuida... No importa, pronto aceptarás tu posición y yo te apoyaré.
Pure parecía apreciar el gesto del moreno, aunque antes que le brinda una suave sonrisa una voz desconocida interrumpió el momento, Dark Cacao no estaba molesto o algo por el estilo, está solamente en silencio, su mirada se dirigió hacia aquel recién llegado.
— Mi querido emperador~
La voz juguetona de ese sujeto resono en el lugar, mientras Pure se giro, cubrió su rostro con las vendas que Dark Cacao había alejado un poco. El gobernante se molestó, puesto había perdido un momento cómodo con el joven.
— ¿Sucede algo, Affogato?
— Necesita pasar algo para que esté humilde servidor quiera ver a mi amado emperador. Digo, porque usted se fue por casi una semana, su presencia era muy requerida para este consejero.
Pure seguía escuchando, a pesar de darle la espalda, sentía la presencia del moreno a su costado, mientras esa voz suave u gentil se escuchaba algo lejos.
— ¿Ha traído un nuevo prisionero? Las minas de chocolate han estado bajo de personal. Hehe~
Esto sorprendió a Puré, quien comenzó a dudar si realmente las palabras de ese emperador eran reales.
— Entonces contrata a más gente, si tanto te molesta Affogato.
— Perdóname mi señor, pero esté humilde servidor piensa...
— ¿Piensa? Acaso te he dado la orden para replicar mis ideales, eres un consejero, eres la segunda voz aparte de mis ideales, no debes ponerte superior.
— Lo siento mi señor, este servidor a sido malagradecido.
Cacao miro a Affogato como este hacia una reverencia, sin embargo suspiro y regreso la mirada hacia el rubio, quien parecía temblar levemente.
— Haz que preparen una habitación, también que hagan una ducha y que sea rápido.
La voz de Cacao hizo temblar a Affogato, quien de manera rápida salió de ahí en dirección a buscar a las doncellas, le pareció extraño, como un joven de aspectos mediocre se encontraba en el palacio, acaso el emperador se había enamorado, era imposible, el quería la atención del Emperador y no pensaba en compartir a su amado monarca con alguien más.
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Cuando de nuevo quedaron solos, Cacao camino hasta el trono, en dónde tomo asiento, a pesar de seguir usando la armadura platinada. Estaba cansando, sin embargo no lo demostró, agradeció mentalmente que ese rubio lo haya curado, ya que lo más seguro no hubiera llegado a tiempo a su nación para ser salvado.
— No te preocupes, nadie te hará daño, mientras yo esté protegiendote nadie lo hará ¿Si?
— Usted no debería preocuparse por alguien como yo. Soy un pésimo...
— No diga más. Entiendo tu problema. Sin embargo tu posición es superior, eres un rey y como tal debes de continuar buscando la verdad.
— No me interesa eso, solo quiero ayudar.
— Y lo haces bien...
El moreno miro el rostro del rubio, se dió cuenta que algo podía atoemetar a ese joven visitante, él lo iba a proteger a toda costa, no importa lo que muchos dijeran, su cuerpo comenzó a demostrar cansancio, sus ojos se cerraban poe breves momentos, no podía quedarse dormido, mucho menos teniendo a alguien importante enfrente.
— Deberías descansar, tu cuerpo no podrá soportar seguir despierto, incluso has despertado y has salido de una herida algo peligrosa.
Pure hablo, acercándose a ese moreno, pero este solo se relajo un poco para luego hablar.
— Lo haré, pero quiero que duermas conmigo.
— ¿Que? ¿Cómo...? No podría hacer eso.
El moreno bajo su vista derrotado, se puso de pie y solo camino hacia la salida. Antes de salir por completo se detuvo.
— Alguien más te enseñará tu habitación, podrás descansar nos vemos mañana temprano.
Con esto último y sin ver al joven visitante se fue, Pure quedó en silencio, mirando a ese moreno irse, se sintió un poco mal, no comprendía que sucedía en esos momentos.
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