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𝐚𝐬 𝐲𝐨𝐮𝐫 𝐨𝐫𝐝𝐞𝐫

Jennie no se considera exactamente una nerd, pero prefiere mil veces quedarse en el calor de su apartamento leyendo un libro mientras toma el té en su sofá y deleitando sus oídos con la suave melodía del jazz en el tocadiscos. Tampoco se considera una parrandera, pero le encanta ir a fiestas o reuniones con amigos donde el aroma a alcohol y cigarrillos predomina en el ambiente, escuchando una canción suave y sensual mientras su cuerpo se mueve al ritmo de los altavoces y sintiendo cada beat hasta en la más pequeña pulgada de su ser.

Y por eso está justo en la entrada de un bar en este mismo momento. Aunque no exactamente porque ella quisiera estar allí. Jisoo había insistido durante al menos 3 horas en que la acompañara a su salida habitual de los sábados al bar que se encuentra en el centro de la ciudad, que funciona como antro por la noche. Se suponía que todas las protestas de la mayor vendrían porque finalmente consiguió que Lalisa la invitara a salir. Y aunque ciertamente se debía a aquello, no era toda la verdad.

Jennie había llegado 20 minutos tarde a la real hora de reunión porque su gatita había decidido justamente en ese momento no dejarla ir, y por eso no pudo evitar encontrarse de lleno con la cara de Park Roseanne en la entrada del Club.

—Oh, Jennie, es un gusto verte aquí. —dijo Rosé, que sonreía a Kim con extraño placer.

—Al fin llegas, ¿pasó algo? —preguntó Jisoo.

Lalisa estaba junto a Jisoo en posición de espera, claramente cansada de estar en la entrada del lugar, y con Roseanne frente a ella, que miraba a la más baja con gran profundidad.

—Ehh, lo siento... Sheon no quería dejarme ir... —Su mirada pasó de Jisoo a Lalisa y de Lalisa a Roseanne.— ¿Como es que..?

—Vengo con ella. —La rubia señaló con el pulgar a la menor, aún con la mirada fija en Jennie.

—Oh.

El simple hecho de que la alta rubia estuviera allí, con su mejor amiga, mirándola como lo hacía y sonriéndole, fue suficiente para dejar a Jennie sin palabras. Pensándolo bien, ¿qué diablos estaba haciendo Roseanne allí de todos modos? Sin malentendidos, Roseanne podía ir a donde quisiera, pero la duda de Jennie era por qué la rubia y Lalisa venían juntas, ¿ellas se conocían?

¿Por qué, de todas las personas que pertenecían a la facultad de ciencias, Lalisa tuvo que invitar a Roseanne como su compañera? Park Roseanne, la chica de su clase de Anatomía, la misma con la que compartió un beso (o más que un simple beso) en una de las fiestas universitarias, la misma con la que tiene esa extraña tensión.

Tensión a la que Jennie se niega a llamar sexual.

Jisoo definitivamente tenia algo que ver con eso.

—Bueno, ¿les gustaría entrar? Jennie ya está aquí, así que no tenemos nada más que hacer. —Lalisa habló por primera vez desde que llegó la pequeña, tratando de aligerar un poco la situación.

Todos asintieron, siguiendo a la menor hasta la mesa de la entrada del local. Una chica de brillante cabello anaranjado que saludaba y guiaba a los clientes, les sonrió alegremente y se volvió hacia ellos.

—Bienvenidas, ¿alguna de ustedes es cliente habitual? —Jisoo fue la única que levantó la mano.— ¿Qué color usas preferiblemente? —La chica de cabello naranja le entregó tres brazaletes de papel de diferentes colores; uno rosa pálido, uno violeta y uno turquesa. Miró todas las pulseras antes de mirar a Lalisa y tomar la de color violeta.

La de cabello naranja se dirigió ahora hacia las tres novatas, extendiendo unas hojas con el logotipo del antro impreso en ellas.

—Necesito que todas completen esta pequeña encuesta para poder entrar, solo son tres preguntas con todo el tiempo del mundo para responderlas. Una vez que terminen les daré una pulsera dependiendo del resultado de sus respuestas. —Cuando terminó de decir eso, entregó un bolígrafo a cada una de las chicas y esperó pacientemente a que comenzaran— So easy.

Para Jennie las preguntas eran bastante extrañas, especialmente si de un club se hablaba .

"¿Qué significa elegir entre un cheesecake, un brownie y una crepa?" pensó.

Jennie resopló. La encuesta parecía simplemente estúpida.

—¿De verdad respondiste a esto Jisoo? —preguntó la mujer de cabello corto riendo mientras contestaba su hoja, arrancando una carcajada divertida de la mayor.

Jennie miró confundida a Lalisa. ¿No había invitado ella a Jisoo? Debería saber qué tipo de lugar es este.

—Quizás lo entiendas más tarde, Lisa.

Las tres entregaron sus hojas, Roseanne siendo la última de ellas. Con esto, la "recepcionista" entró en una de las habitaciones, no sin antes murmurar un suave "Vuelvo pronto".

—Leyendo las preguntas de la encuesta y el nombre del club, creo que entiendo de qué se trata todo esto... —La chica rubia miró a Kim después de decir eso.— Probablemente consigas una rosita, Jennie.

Jisoo miró a la chica castaña mientras reia, luego asintió a lo que dijo la rubia. La mencionada miró a Lalisa, pensando en lo raro que era todo esto, y se encontró la misma expresión confusa en el rostro de la pelinegra. ¿No sabía de los brazaletes?

—Es probable. —Añadió la más alta.

La chica de cabello naranja regresó con las hojas, trayendo unas pulseras en su otra mano. Lalisa obtuvo el violeta, justo como Jisoo, junto con la hoja de sus respuestas ya revisadas. Ambos tenían una "V" grabada en el centro. El siguiente descansaba en la muñeca de Roseanne; de un suave color turquesa pastel con una "T" un poco más oscura que se asomaba en el lado derecho de la extensión.

—La T y la V tienen que ser por el color, ¿verdad? —preguntó Lisa con curiosidad a la chica de cabello naranja.

Ella solo rió ante la tierna inocencia, muy común, de los recién llegados respecto al trasfondo de los brazaletes de su lugar de trabajo. Después de todo, era una característica única e inusual de aquel club. La chica de sonrisa sospechosa fijo sus ojos en la linda chica de ojos castaños frente a ella y dejó aquel objeto que determinaba su destino (solo por doce horas y dentro del establecimiento) en sus manos. El brazalete de Jennie era de color rosa pálido, quizás un tono más oscuro, y se podía ver una "B" desde el lado izquierdo del brazalete.

—¿Por qué la B? —preguntó ella de inmediato.

La recepcionista miro de soslayo a Park para soltar un risita cómplice, pero grande fue su sorpresa cuando, al querer responder, vio a Jennie y Lalisa siendo arrastradas por Jisoo hacia el interior, con Roseanne siguiéndoles de cerca.

Ante la falta de respuesta y el extraño comportamiento de su amiga, la chica castaña seguía confundida acerca de la B en su brazalete y el nulo conocimiento de Lalisa acerca de ellos, pero sus pensamientos se quedaron atrás cuando escuchó la canción sonando en los altavoces. Su cuerpo se iba a mover de acuerdo al ritmo inconscientemente, para su mala suerte.

—Tomemos una copa antes de bailar, ¿si? —La pelinegra alargó la sílaba, pasando su mirada por todas sus compañeras.

—Mi cuerpo definitivamente esta gritando por un poco de alcohol, ¡prometo no dejar una sola gota! —dijo Jennie, arrancando una oleada de carcajadas.

Por supuesto que Lisa, con el pase libre y las enormes ganas de beber que causa un sábado por la noche, corrió hacia la barra tomando la mano de Jisoo con ella al pasar. Jennie y Roseanne, aún en el mismo lugar, se miraron la una a la otra y se acercaron a las más jóvenes. Esa tensión se seguía acumulando a su alrededor mientas Jisoo les llamaba con una sola seña de su mano, pidiendo que se dieran prisa.

Pero el destino es injusto (¿lo es realmente?), ya que justo antes de llegar al lado de las otras chicas, la proximidad de Roseanne en su oído casi le arranca el alma de un solo tirón cuando ella susurró suavemente:

—Qué bueno saber que sigues pidiendo las cosas a gritos...

Jennie la miró fijamente con el rostro enrojecido. Quería decirle algo, gritarle, responderle con la misma picantería socarrona que sus palabras derramaron cuando salieron de sus labios rosados. Obviamente, tratándose de Roseanne, ella se quedo sin palabras, y ni siquiera pudo pensar en algo que dejar salir cuando Jisoo tiró de su brazo y le ofreció un trago.

Definitivamente sería una velada larga e interesante.

(...)

El calor siguió creciendo en mi piel mientras mi cuerpo se movía junto con la canción del altavoz. La multitud se apretujaba unos contra otros, rozándome accidentalmente mientras todos intentaban al menos mover sus brazos y piernas en sincronía.

Después de esa sesión de shots y una pequeña charla con la chica del bar (que parecía bastante menor), todas salimos a la pista y nos metimos en la multitud, intoxicándonos instantáneamente por la sensación acalorada de los cuerpos tocándose unos a otros.

Roseanne seguía mirándome extrañamente, sus profundos ojos negros se abrieron lentamente debido a la ingesta de alcohol en su sistema. O eso quería creer. La tensión persistente seguía envolviéndonos, y ahora era bastante obvio que ambas éramos conscientes de ello y de lo acaloradas que estábamos.

En algún momento de la canción, Jisoo y Lisa se separaron para sentarse en una de las mesas apartadas y pedir una botella de licor blanco. Rosé las siguió poco después y pidió un schop junto con pequeños trozos de limón y sal.

Observé desde la pista mientras Roseanne bebía del gran vaso. Tomó una de las rodajas de limón para espolvorear sal y morderla, a lo que rápidamente bebió del vaso anterior. Su cabeza se inclinó hacia atrás, mostrando la tensión en el músculo de su cuello y el movimiento de su garganta mientras tragaba la mezcla de los tres ingredientes.

Mordí mi labio involuntariamente mirando toda esa escena.

Me recordó a la fiesta de la facultad; la sensación de sus manos agarrando mis caderas para chocar contra la pared del pasillo, la tensión en su cuello y el fuerte agarre en mi pierna para mantenerla elevada sobre su propia cadera, mientras sus labios trazaban ansiosamente mi cuello y parte de mis clavículas. Recordar todo eso hizo que una especie de chispa recorriera mi espalda e instintivamente apreté un poco mis piernas, tratando de calmar la creciente excitación. Podía sentir varias miradas en mí, pero estaba completamente segura de que ninguna se comparaba con la intensidad de la mirada de Roseanne. Y debo confesar que me encanta tener su atención.

Estaba medio reclinada en el sofá en forma de media luna, con los brazos en el respaldo y los ojos negruzcos clavados en mí. Las otras dos habían desaparecido por un pasillo custodiado por una chica pelirroja hace mucho tiempo, dejando a Park con una botella a medio beber y sin importarle dejarla sola.

Aunque era bastante obvio que en algún momento lo harían.

Roseanne todavía estaba en ese sofá descuidado, ahora con un vaso de licor blanco en la mano y el brazo colgando del respaldo del mueble, su mirada estaba perdida, como si pensara en algo. Mi vaso estaba vacío en mi propia mano y pensé en llenarlo, pero la botella estaba sobre la mesa. Estar a solas con ella no estaba en mis planes. Todavía no.

Opté por ir a la pared más cercana.

Convenientemente (o no) estaba paralela a la mesa donde estaba mi "compañera". Las luces de la pista no podían proyectarse contra ella, y no había ningún foco cerca, como un punto muerto. Dejé mi vaso en el mostrador que estaba a un par de pasos, ¿de qué sirve este mostrador aquí si nadie lo ve? Probablemente solo para rellenar.

Me dejé caer contra la pared, descansando un poco mis doloridos pies de las sandalias de tacón alto. Me maldije a mí misma y a mi debilidad por Jisoo, cuando ella pidió (más bien exigió) que los ocupara esta noche. Aunque no lo lamento tanto, este lugar está lleno de gente alta. Incluyendo a Lisa y Roseanne.

De todos modos, Jisoo hizo muchas cosas raras. ¿Por qué sandalias de tacón? No lo sabía, pero tenía muchas ganas de pensar que no era solo por mi altura.

Me dí la vuelta, apoyando la frente contra la pared mientras trataba de quitármelos. La pulsera rosa todavía adornaba mi muñeca, y recordé que no tenía idea de lo que significaba la pequeña "B" aún. Suponiendo que, como dijo Lalisa, fuera la inicial del color de cada brazalete, la T venía de Turquesa y la V de Violeta, pero ¿qué pasa con la B?

¿Babypink?

¿Blush?

¿Bubblegum?

Todos son tonos de rosa, pero en realidad sería demasiado descabellado hacerlo por un tono y no por el color en sí. ¿No era más fácil poner la P por rosa?

Después de quitarme las sandalias (y esos dos centímetros de más) pude dar un buen descanso a mis pies. Mientras sostenía mi mano para estabilizarme, noté que algo sobresalía de la pared. Era un afiche. Y vaya que afiche. En él se encontraban las tres pulseras que daban en la entrada, junto con un par de palabras que explicaban su significado.

Leí cada palabra sobre las pulseras, y creo que nunca antes me había sentido más avergonzada que ahora.

—¿B-Bottom? —Sentí mi cara calentarse en un segundo. Sabía exactamente lo que significaba esa palabra. Bueno, el significado sexual.

Recordé las palabras de Roseanne sobre el nombre del lugar y las preguntas de la encuesta: ¿Cómo supo ella que obtendría un brazalete rosa? ¿Sabía ya el significado de las pulseras?

Mil preguntas pasaron por mi mente sobre cuánto sabía Park sobre el Club y sus brazaletes, pero luego recordé un detalle bastante importante; Roseanne tenía la pulsera turquesa. Roseanne era Top.

Volví mi mirada hacia la mesa en busca de la chica rubia, pero ella no estaba allí. Sentí que mis nervios volvían a florecer y traté de calmar esa pequeña ansiedad por el paradero de mi compañera, asegurándome que solo iba al baño. Sí, solo quería orinar y eso era todo.

Nuevamente, sin malentendidos. Me es imposible negar que me encanta la extraño aura que emana, capaz de volverme loca con su mirada o con el roce de sus manos, pero tampoco puedo darle el privilegio de saber que me tiene comiendo de la palma de su mano solo con su puta presencia. Después de todo, soy una reina y tengo mi orgullo.

Con movimientos torpes agarré mis sandalias para volver a ponérmelas, apenas lográndolo con el pie derecho. El alcohol ya estaba haciendo efecto. Me agarré a la pared mientras mi única mano libre luchaba con las correas de la sandalia.

—¿Desde cuándo es tan difícil ponerse una maldita sandalia?

Entre el mareo por el alcohol y la lucha con el cierre de la sandalia, perdí el equilibrio, y si no fuera por el par de manos que me sujetaban, ya estaría pasando la vergüenza de mi vida en el piso de este Club.

—¿Necesitas ayuda?

Al instante reconocí la voz detrás de mí. Sus manos me ayudaron a colocarme en mi lugar, sintiendo la proximidad entre su pelvis y mi cadera.

—N-No. —Quité sus manos de mis caderas, no queriendo ser demasiado dura, pero tampoco demasiado suave. Ella se quedó allí, sin moverse ni un centímetro, probablemente con ese gesto burlón tirando de las comisuras de sus labios.— ¿Dónde fuiste? Estaba a punto de ir a buscarte. —Me recosté contra la pared y volví a intentar ponerme la maldita sandalia pero, para mi mala suerte –o buena– la proximidad anterior se convirtió en un contacto directo contra su pelvis al intentar agacharme.

—...guau. —dijo soltando una risa nasal apenas audible.

—¡Lo siento- ...! —Mis palabras se quedaron en mi garganta cuando sentí sus manos tomar mis caderas de nuevo para tirar de mí contra su pelvis. — Ro-Rosé...

—Preguntaste adónde fui, ¿no? —preguntó junto a mi oreja. Podía sentir su aliento caliente golpearme.

Asentí con la cabeza, algo aturdida por el cálido toque de sus manos.

—Estaba averiguando algo... —Lentamente me ayudó a darme la vuelta, a encontrarme con sus ojos negros que perforaban las profundidades de mi alma.— ...con la chica de la entrada. —Ella sonrió.— ¿Sabías que este lugar tiene habitaciones privadas? —Negué y traté de no mostrar lo afectada que me encontraba con su proximidad.

—¿Eso viene a ...? —pregunté, como si ya no lo supiera. Un poco de juego previo no hace daño a nadie.

Su sonrisa se hizo más grande. Su cuerpo se estrelló contra el mío y al mismo tiempo me hizo tocar la pared detrás de mí. Una de sus piernas encontró su lugar entre las mías, acercándose peligrosamente a ese lugar.

Su nariz rozó mi cuello e inhaló suavemente.

—¿Recuerdas la fiesta de la facultad, Jennie?

Asentí, pasando mis manos por sus brazos desnudos. Tenía que recomponerme de alguna forma y la fanfarronería siempre era una buena opción.

—Es difícil olvidarlo, Roseanne. —Traté de mostrar mi mejor sonrisa segura a pesar de mis nervios, pero ni siquiera eso debilitó la sonrisa burlona y ansiosa en los abultados labios de la menor.

—Déjame ayudarte con tu sandalia. —Sus manos recorrieron mis muslos internos, masajeando suavemente, pero sin llegar a ser incómodas. Su mirada se clavó en la mía, tan intensa y misteriosa como ha sido toda la noche. Sentí su mano trepar por mi costado, provocando pequeños hormigueos electrizantes, hasta que llegó a mi cuello y la tomó. Podía sentir la palma de su mano palpitando contra mi piel.— ¿Puedo-...?

Antes de que pudiera terminar la pregunta, yo ya había respondido.

— S-Sí, por favor. —dije a duras penas.

Su sonrisa se ensanchó juguetonamente, al igual que la mía.

Roseanne bajó, todavía en contacto con mi cuerpo y sin dejar de mirarme a los ojos. Una de sus rodillas tocó el suelo y la otra estaba erguida hacia mí. Sus delgados dedos pusieron mi sandalia en su lugar y ella palmeó su rodilla erguida para invitarme a poner mi pie en ella. Noté que sus manos parecían buscar algo e imaginé que podría ser el broche, que preferiblemente estaba en el talón.

—El broche está detrás... —dije en voz baja. Todo giraba a mi alrededor, y ver a Park arrodillada frente a mí así no me ayudó en absoluto a calmar las sensaciones que estaba sintiendo.

Ella levantó una ceja como diciendo "Qué conveniente", pero nada salió de sus labios. Extendió el cuello hasta que vio mi tacón y el cierre de la sandalia, a unos centímetros de mí. Roseanne pasó sus dedos por mi pierna, comenzando por mi talón, pasando por mi pantorrilla y terminando en mi muslo, mi falda estaba bien arrugada justo por encima de el..

—Ro-Rosé... —suspiré.

No podría sentirme más humillada.

Roseanne ni siquiera había tocado un punto sensible directamente, solo estaba creando los juegos previos ardientes, pero yo ya estaba totalmente afectada y excitada. Dios, ni siquiera nos hemos besado todavía.

—¿Sí?

—Y-yo... —No sabía cómo decirlo. Por un lado quería enredar mis manos en su cabello rubio, tirarlo y besarla, pero la otra parte de mí decía que la dejara hacerlo.

—¿La reina está dudando...? —Park puso mi pie en el suelo y se levantó. Ella puso su brazo en la pared detrás de mí, justo al lado de mi cabeza.

—No es que... quiero... —Sus labios están tan ansiosamente cerca que no pude concentrarme en nada más que en ellos. Ella sonrió.

—Dime lo que quieres, Jennie. —La anticipación estaba plasmada en su rostro.

Definitivamente no iba a dejar que ella me humillara más.

—Será mejor que te enseñe. —Y sonreí.

Mis dedos se hundieron en las ondas de su cabello rubio platino y tiraron de ella, escuchando el gruñido emocionado de Park golpear mis labios. Me miró con su mirada ennegrecida, alternando entre mis ojos y mis labios, pero honestamente no estaba en posición de seguir esperando.

La reina lo quiere ahora.

Tiré de su cabello de nuevo, esta vez estampando sus labios con los míos y tomando posesión de ellos. El gruñido de Roseanne se perdió con el contacto, al igual que el control del beso. Mi lengua se abrió camino en su boca, disfrutando del juego húmedo y el sabor del alcohol en los labios de Roseanne. Sentí las manos de Park bajar por mi cuerpo, y luego sentí una de ellas en mi cuello y la otra en mi espalda baja. No me dio mucho tiempo para disfrutar el toque cuando apretó mi cuello y mordió mi labio para escuchar el profundo gemido que salió de mi garganta. Mis ojos se cerraron con más fuerza por el estremecimiento que recorrió mi pelvis, y sentí el flujo de humedad que empapó mis bragas.

— Roseanne...

Mis manos agarraron su camisa y tiré de ella para conectar nuestros labios de nuevo. La escuché suspirar mientras ponía mi lengua en su boca. Ella tomó mi rostro, tratando de guiar el beso y profundizar las sensaciones, pero la falta de aire se hizo más que presente en este punto.

— Jennie... —Park sonrió.

Tanto sus labios como los míos estaban hinchados y eso claramente no fue un impedimento para intentar besarme cuando acercó su rostro. Pero yo si.

—Dios, Roseanne. —gruñí.— Hemos estado literalmente toda la maldita noche con esta condenada tensión entre nosotras. Si necesitas una respuesta verbal para hacer lo que quieras hacer, pues te la daré; Sí. Ahora, llévame a una de esas habitaciones feas y sucias y fóllame como si tu jodida vida dependiera de ello. Soy una maldita reina y no quiero seguir esperándote más.

Roseanne me miró con incredulidad y pronto se rió a carcajadas.

— Como ordenes.

  gracias por leer

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