—¡Bonita falda! —Mew, le sonríe de lado, mirándolo como a un gacela que es acechado por su cazador: pantera negra, de ojos cargados de deseo—. Se vería muy bien en el suelo de mi habitación, gatito.

Gulf, ríe y se recarga en la pared contigua; siendo observado por su novio, desde la puerta de la habitación.

Tienen el departamento para ellos solos, por primera vez, en mucho, mucho tiempo.

Gulf aprovechó que sus compañeros de sub-unidad se fueron a sus respectivos departamentos; se escapó apenas su novio le mando un mensaje privado al subir su foto al chat grupal, llamado "MewGulf".

Ven al terminar. No te cambies de ropa, estoy solo. Y la tengo dura.

¡Joder! Cómo se había encendido de tan pocas palabras. Hasta su maquillista le había tenido que abanicar la cara, por el rojo intenso que se apoderó de su rostro.
Nunca había sentido tan larga la duración de un video como esta tarde. Apenas, Gulf, escuchó la palabra "¡terminamos!", salió disparado, rumbo a la camioneta que lo llevaría junto a su novio.

Ahí están, frente a frente, con unos cuantos pasos de distancia. Jugando con la paciencia y la cordura del otro.

—¡Me hicistes venir hasta acá, para decirme eso, Suppasit? — camina lentamente hacia el menor, quien no le quitaba los ojos de encima—. No vine para escucharte hablar, Mew —se recarga en su pecho, y se para de puntitas para susurrarle al oído—. Arráncamela de una puta vez.

Ya no hubo más palabras entre ellos. Mew, se apresuró a besar los labios del bajito, con pasión y deseo, mordiendo las suaves almohadillas rosadas; reclamando con su lengua la boca de Kanawut, quien gemía y apretaba con fuerza, la tela entre sus dedos.

Pronto la ropa comenzó a sobrar, y Gulf, se aseguro de sacarle de un tirón la camiseta de su sexy novio, separándose.

El más alto lo toma en brazos, rodeando rápidamente la cadera del bajito. Demonios estaban tan jodidos, tan excitados y tan deseosos uno del otro, después de tantos días separados con los preparativos de la sub-unidad, y finalmente estaban juntos. Aparentemente, Mew, mucho más deseoso que nunca.

El castaño, rodea con sus grandes manos, el trasero de su novio bajo la falda, gruñendo sobre sus labios, al meter ambas manos bajo el bóxer y apretarlo con fuerza.

—Joder —Gulf, deja ir la cabeza contra el hombro de su novio, quien tanteaba su entrada—. Vamos a la cama, Mew —le susurro, en su oreja.

—No —Mew, le besa el lóbulo, haciendole círculos que llevan al bajito, al delirio. El largo cabello castaño de la peluca de Gulf, le hace cosquillas en la nariz—. Te voy a follar aquí, ahora y contra la pared —Gulf, tiembla entre sus brazos, y deja ir la cabeza hacia atrás, sonriéndole—. Así que abre grande, dulzura... —mete dos dedos en la boca del mayor quien succiona con ganas.

Mew, retira los dedos, y un chasquido abandona la boca del mayor, antes de que de ella escape un suspiro al sentir el primer dedo dentro suyo, abriendo al entrar y salir lubricado de su saliva.

Todo era tan sucio, tan perverso, al rebotar los pliegues de la falda contra su trasero, cuando Mew, lo mecía de arriba y abajo, entrando y saliendo. La situación, pronto subió de intensidad, y antes de poderse dar cuenta, Gulf, estaba contra la pared, con el culo levantado, y los pies, apenas rozando el suelo.

Gulf, escuchó el sonido del paquete de preservativos ser rasgado, supo que no había marcha atrás, sintiéndose aún mejor, cuando su novio siseó recorrer con su miembro, enfundándolo de látex.

—Estabas, preparado —sonríe burlón, sobre su hombro y con la manos pegadas a la pared— planeabas hacerlo aquí, ¿Tengo razón, Mew?

—El nombrado sin más preámbulos le besa el cuello desde atrás, alineándose—. Tal vez... —aparta los largos mechones, y le besa los labios con cariño, apenas manteniendo un poco los ojos abiertos, para ver su gloriosa expresión al penetrarlo—. Silencio —habló excitado.

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