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5

Aquellos ojos tan rojos como la sangre brillaban con intensidad en la oscuridad de su hogar, una vela era lo único que iluminaba la sala en donde el hombre y aquel ser sobrenatural se encontraban ahora mismo. En el exterior, rayos caían con violencia y los truenos ocacionaban fuertes vibraciones en los cristales de las ventanas, tan fuerte eran los estruendos, que daba la sensación de que dicho material estallaría en mil pedazos.


El fuego se apagó y todo se oscureció, lo único visible entre tanta penumbra eran esos ojos demoníacos, ojos engañosos y atrapantes. Ojos que veian a través del alma de cualquier persona, conociendo cada deseo, cada disgusto y cada pecado cometido.

Los ojos del mismo infierno lo acechaban entre las sombras.

Una aire gélido recorrió la espalda del señor Birdwhistle, nunca debió hacer tratos con aquel demonio, que sentado en un sillón aterciopelado sonreía de manera siniestra. Aquella terrorífica sonrisa fue la causante de sus noches en vela, arrebatándole sus dulces sueños, plagandolos de pesadillas.

Tomó aire dispuesto a hablar, las vibras que rodeaban el hogar de Beelzebub no le brindaban sentimientos positivos, sin embargo salió de su hogar ha hurtadillas, atravesó la fuerte tormenta que no tenía intención de detenerse y se arriesgó ha que alguien lo descubriese; todo eso para llegar a donde ahora se situaba.

—Quiero cancelar el contrato— Sus palabras fueron acompañadas por un estruendoso rayo que, por unos instantes, aclaró casi por completo la sala, ofreciendo una nítida visión de Beelzebub. El ruido ocacionado no pareció alterarlo en lo más mínimo, al contrario de eso. Su sonrisa se enzanchó todavía más y sus colmillos resaltaron a la vista.

Pequeñas risas eran expulsadas del azabache hasta acabar en completas carcajadas, carcajadas que estremecieron cada parte del cuerpo del señor Birdwhistle.

—Estúpido humano— Entre risas se dirigió a él, incitando al contrario a retroceder unos pasos, temeroso de la actitud del demonio —Tienes futuro como comediante— Su voz y facciones tuvieron un abrupto cambio, aquella sonrisa se desvaneció y las carcajadas se esfumaron en el aire. En su lugar, un semblante inexpresivo dominó cada parte de su rostro.

—¡Por favor!, la desesperación no me dejó ver más allá, solo...quería poder tener una familia es to..— Inesperadamente las ventanas se abrieron abruptamente y el fuerte viento del exterior colisionó en el interior, emitiendo un silbante sonido que se extendía por cada habitación de la casa.

—Cierra la boca— Levantándose de su actual asiento, Beelzebub comenzó a acercarse al señor Birdwhistle imponiendo temor —¿Eres conciente de lo que me estás pidiendo? una vez el contrató esté hecho, nadie ni siquiera yo puede revertirlo— Se detuvo cuando invadió el espacio personal del hombre, el cual cerró sus ojos horrorizado por lo que sucedería a continuación, sus fuertes palpitaciones ocasionadas por su corazón se oían como cascos de caballos que huían siendo presas del pánico.

Él podía oler el miedo de las personas, ese miedo que aguardaba en cada corazón. Estaba siendo testigo de un temor como ningún otro. El miedo a la muerte era lo que aterrorizaba al señor Birdwhistle.

Ese pavor originado por no haber podido experimentar nada de lo que la vida ofrecía.

Las cosas se pondrían divertidas para el señor de las moscas.


El sofocante sol de verano contrastaba con la pálida piel de Beelzebub, este no parecía sucumbir antes los efectos del calor y sólo se disponía a unir aquellas dos maderas mediante clavos. Hace una hora dió inicio al invernadero que ________ le había pedido y ya casi lo acababa.

Unos pasos que provenían del interior de la casa de la chica lo incitaron a detener los martillazos para apreciar como ________ salía con un vaso de agua fresca.

—Creo que la necesitas, es increíble.. iniciaste hace una hora y ya estás por terminar— Anonada por las habilidades de su compañero, la de ojos negros observó aquel trabajo bien hecho —¿Seguro de que eres humano?— Bromeó a la vez que extendía el vaso, Beelzebub lo aceptó encogiendose de hombros y guardando silencio.

________ lo apreció meticulosa y cautelosamente. Su oscura cabellera hacía resaltar con más intensidad su pálida piel, una brisa veraniega surcó entre ellos haciendo que el cabello del chico danzara al compás. El cuello bien marcado de este, se hallaba al descubierto y sin darse cuenta sus ojos fueron decendiendo a su esculpido abdomen, pero antes de indagar más a fondo, la voz de Beelzebub la sobresaltó en demasía.

Ahuyentando esos pensamientos pecaminosos de su mente.

El demonio retuvo una sonrisa traviesa, pues ya se había percatado de que los ojos de _______ recorrían su cuerpo como pincel en lienzo.

—¿Eh? ¿qué sucede?— Saliendo de su trance la castaña centró su mirada en los ojos del chico —Disculpa, creo que el calor está surgiendo efecto en mí— Se disculpó avergonzada, rezando para que Beelzebub no hubiese notado lo que segundos antes estaba haciendo.

—Tu madre está llamándote— Informó una vez la femenina regresó ha la realidad, esta asintió y como alma que lleva el diablo ingresó nuevamente a su residencia dejando a Beelzebub con una malévola sonrisa dibujada en su rostro.

El tercer toque de la campana que indicaba la iniciación de misa acababa de ser emitido, la mayoría del pueblo ingresaba a la iglesia de manera ordenada, saludandose entre sí y dejando que sus hijos corretearan libremente con sus constantes carcajadas.

El aura con la que aquella iglesia estaba envuelta le generaba un profundo sentimiento de repulsión, tanto así que rechazó la oferta de la señora Birdwhistle para acompañarlos al interior. La mujer no había llevado su presencia a ese sitio desde hacía un largo tiempo, más este día fue la excepción pues el médico se presentó con buenas noticias.

Tal parece la enfermedad que la señora Birdwhistle padecía estaba dando mejorías, el médico explicó que ahora podía tener contacto con con el exterior y sin descuidarse demasiado un paseo por los alrededores le sentaría bien. Tras la novedad, la mujer tomó la decición de concurrir a misa y agradecer dicho milagro a el dios en quien había depositado su fé.

—¿Seguro de que no quieres entrar?— __________ volteó hacia Beelzebub con una sonrisa, no conocía la razón de por qué el azabache jamás iba más allá de la entrada del edificio, como si algo se lo impidiese.

En un gesto de negación emitido por su cabeza, resguardó sus manos en sus bolsillos.

—No soy muy creyente de estas cosas, adelantate yo los esperaré aquí afuera— Realizando un gesto para que se adentraran al lugar, el azabache aguardó a que la familia se internara en el sitio, pero antes de que eso ocurriera, su mano reposó sobre el hombro de la persona responsable de que él estuviese ahí.

—Dios no te ayudará— Las palabras de ese ser oscuro se manifestaron en un susurro que solo el señor Birdwhistle fue capaz de oír.

Un escalofrío recorrió su espina dorsal, su corazón dejó de latir unos instantes, su sangre se heló  y su piel tomó un color cadavérico. Tratando de restarle importancia ha lo dicho por Beelzebub, el hombre desapareció tras las puertas de la iglesia.

Beelzebub decidió esperar detrás del edificio cuya aura se hacía cada vez más densa para el demonio y el insesante cantar de un pájaro que reposaba sobre una piedra no ayudaba a calmar del todo su malhumor.

En el momento que sus ojos adquirieron un brillo carmesí, el ave explotó en mil pedazos y su sangre fue exparcida sobre  el césped. El demonio liberó un desestresante suspiro tras haber detenido el fastidioso canto de dicho animal, sin contar con la sorpresa de que un pequeño niño que no había acudido ha misa, lo observaba con sus ojos azules bien abiertos.

Tras haberse percatado de la presencia del infante, el azabache dirigió su mirada hacia el más pequeño, quien anonado por la escena de la que acababa de ser testigo y sin moverse de su lugar.; Habló finalmente.

—Eres el diablo— Aquello parecía haberse desprendido con más asombro que miedo, Beelzebub enzanchó su característica sonrisa macabra.

Tal vez podría sacar provecho de la situación, después de todo aborrecía a los niños. Seres que no distinguían el bien y el mal, la etapa de la vida humana en donde las risas eran tan francas como el arrullo de una madre y donde su felicidad valía más que su orgullo.

Pero como el mismo afirmaba, eso solo era una etapa de los humanos.

La inocencia se corrompía, las sonrisas se volvían llantos y las verdades pasaban a ser mentiras. Algún día ese niño sería testigo de la cruda verdad que lo rodeaba,
la venda que cubría sus ojos muy pronto caería, permitiéndole atestiguar la cruel realidad ha la que fue traído.

—¿El diablo? yo no me clasificaría así, ese sujeto es un aguafiestas— Rememoró los momentos en los que había mantenido conversación con el ángel caído, aquél ser que alguna vez fue conocido como el ángel más bello de la creación y también como el causante del mayor drama cósmico jamás ocurrido —Me ofende que me compares con el— Aparentando estár dolido por dicha comparación, Beelzebub se acercó sorpresivamente al pequeño con la intención de fomentar su miedo, pero este mas allá de temerle, rió por la actuación del demonio.

Dejando al azabache totalmente desconcertado.

—¿No estas asustado mocoso?-
— En un acto de fastidio por no haber cumplido su objetivo, Beelzebub hizo que las flores de los alrededores se marchitaran hasta que solo quedó hierba muerta.

Pero el niño ni se inmutó.

—En lo absoluto— Aclaró el pequeño con una sonrisa -
—¿Por qué debería temerle?— El niño había salido más inteligente de lo que pensaba —¿Quién puede afirmar que los demonios son los malos en la historia? si solo escuchamos la versión del "héroe" todos los sobrantes serán los antagonistas— Lo relatado por el niño dejó boquiabierto al señor de las moscas, se esperaba eso de un adulto, ¿pero de un niño?.

El incrédulo semblante del ser fue remplazado por una terrorífica sonrisa y  se deshizo de toda evidencia que pudiera delatar su verdadera identidad. La sangre se esfumó y las plantas volvieron a florecer.

—¿Cuál es tu nombre mocoso?— Sus ojos brillaron con fulgor, dando con los azules del niño.

—Luke— Respondió amablemente —¿y usted como se llama?  sería extraño llamarlo por "señor demonio"— Río ante la idea de dirigirse a él de ese modo.

Beelzebub relamió sus labios, el niño resultó ser alguien muy peculiar. Se posicionó a la altura del menor y extendió su mano para que Luke la tomara.

—Bien Luke, mi nombre es Beelzebub pero..será nuestro secreto— Llevando su dedo índice hacia sus labios, el demonio guiñó un ojo con complicidad. El pequeño soltó una risa y estrechando su pequeña mano con la de Beelzebub, imitó su gesto.

—Todo quedará entre nosotros—

Y es que si ese niño abría la boca, el lo eliminaría del mapa.

—¿Beel?— ________ se dirigió al azabache que tal parece estaba absorto en su propio mundo.

La joven disfrutaba del atardecer en una de las colinas del campo, el espectáculo de colores que surcaba los cielos tenía el poder de hechizar a cualquiera que lo viese.

Excepto a Beelzebub.

Para el demonio no había mejor espectáculo que la densa niebla que emanaba principalmente en las mañanas de invierno, una ciudad envuelta en llamas u sombras que vagaban libremente a altas horas de la noche.  El era un ser de oscuridad y todo lo que tuviese relación con esta, fascinaba al señor de las moscas.

Resusitando, el de oscuros cabellos encaminó sus ojos hacia la chica ubicada junto a él.

La chica que le pertenecía desde que fue concebida y la que llevaría al infierno a su debido momento.

—¿Qué sucede?— Interrogó este con un tono letargo, pues la puesta de sol se le hacía tan eterna como su mera existencia.

__________ guardó silencio un par de segundos, sus cabellos danzaban con gracia al ritmo de la brisa responsable de que estos se agitaran.

—¿Tu crees que el infierno existe?—

El rostro del demonio tomó un rumbo perverso.

Que no se note que andaba inspirada jaja, bueno sin más disfruten del capítulo

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