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"Sus ojos eran el infierno más hermoso"-

—Oí que conocieron al nuevo chico que se mudó al pueblo— La señora Birdwhistle dejó temblorosamente la taza de té sobre su mesa de noche.

Su esposo el cual se alistaba para el trabajo, se detuvo abruptamente tras escuchar las palabras de su esposa y esta no pasó desapercibida el comportamiento de su marido cuando alguien mencionaba a ese desconocido que captó la atención de un pueblo entero.

—¿Sucede algo?— Tras el silencio de su esposo, la mujer decidió hablar una vez más. El señor Birdwhistle se volteó hacia ella, negando con una leve sonrisa.

Se acercó a su compañera depositando un casto beso en la frente de la contraria como despedida, tras lo ejercido abandonó la habitación dejando con ciertas dudas a la de cabello castaño oscuro.

Lo que el había hecho no tenía perdón.

Tres semanas después.

Con el paso de los días _______ se hizo más cercana a Beel, disminuyendo su frialdad para darle paso a su verdadero ser. Si era cierto que el chico se comportaba de una manera bastante..peculiar, pero la femenina ignoró ese hecho concluyendo que esa era su actitud de siempre.

El día era más caluroso de lo usual, los rayos del sol abrasador impactaban en la piel de las personas generando tal ardor que daba la sensación de que en cualquier momento quien estuviese al descubierto ardería en llamas.

______ se hallaba bajo el mismo roble frente  a  la ahora residencia de Beel, el azabache salía de esta  cargando con un sombrero color beige y una sombrilla del mismo color. Sus ojos rojos divisaron a la castaña y formando una sonrisa en sus labios se aproximó a ella.

—Ten antes de que te derritas— Bromeó extendiéndole las cosas, ______ las aceptó agradeciendo y acto seguido se colocó el sombrero a pesar de estar resguardada de los rayos solares gracias al inmenso roble.

—No se cuanto más podré soportar este calor— Agotada tanto física y mentalmente por el ardiente clima de verano, recostó su cabeza sobre  el fuerte tronco situado tras ella, Beelzebub se sentó a su lado extendiendole una cantimplora con agua fresca.

—Es como un infierno personal ¿no crees?— Rió para así verla de reojos y es que el calor del infierno con nada se comparaba.

La de cabellos oscuros arqueó una ceja, ahora que lo notaba Beel siempre relacionaba la mayoría de las cosas con el infierno, ¿razón? ni ella misma sabía y tampoco se lo preguntaría, no es como si el chico fuese algún demonio salido del helheim o algo por el estilo.

¿Verdad...?

—¿Acaso eres humano? porque posiblemente estemos a 40°C y tu vas por la vida vistiendo con ese saco oscuro que con solo verlo más calor me produce— ______ se abanicó con su mano sin saber como su compañero no presentaba ninguna debilidad al clima que prosperarba por esos lados, Beelzebub rió.

Si tan solo supiera que ningún cambio de temperatura podía afectarle.

—Todo es psicológico— Usó de excusa el azabache de ojos rojos, quien se puso de píe confundiendo a ______ —¿Te gustan las rosas?— La pregunta la desconcertó,  la agilidad con la Beel lograba cambiar de temas de un momento a otro era impresionante.

—Son lindas, ¿por que la pregunta?— Sus ojos negros se clavaron en los del demonio, este extendió su mano para que _______ la tomase, cosa que accedió.

—Tengo un jardín donde solo cultivo rosas, ¿te gustaría conocerlo? descuida hay bastante sombra para ahorrarte la insolación— Bromeó esbozando una sonrisa socarrona a lo cual la chica rodó sus ojos por el comentario.

Debía admitir que era un sujeto agradable.

Ambos jóvenes se adentraron a la residencia de Beelzebub y este la guío a la parte trasera del patio donde en definitiva un hermoso jardín con una gran variedad de rosas ocupaba casi todo el sitio.

Sus ojos se abrieron en demasía ante la sorpresa, jamás en su vida había presenciado tantos colores en un solo lugar, rosas rojas, amarillas y hasta negras. Era un sinfín de colores y variedades que la insitaron a acercarse a una para examinarla con atención.

Beelzebub sonrío mientras observaba como la chica se maravillaba por todas aquellas rosas, algo en su estómago se revolvió al ver como los oscuros ojos de _______ desprendían un candente brillo mientras que con suma delicadeza acariciaba el pétalo de esa flor.
Esa sensación lo desconcertó un poco, más decidió ignorarla creyendo que no era de vital importancia.

—Por esa expresión se me hace que nunca habías visto una rosa— Se posicionó a su lado, sonriendo con orgullo por su arduo trabajo.

—Solo he visto rosas rojas, no es muy usual esta clase de flor por aquí ¿sabes?— Colocó un mechón de su cabello tras su oreja sin desviar  su mirada de aquella planta color negra que había captado sumamente su atención.

Beelzebub no comprendía como los humanos se fascinaban por cosas tan pequeñas como lo era el color de una flor, se quitó el saco que llevaba puesto quedando solo con una camisa blanca. Sin decir nada se adentró en su hogar, regresando segundos después con una tijera cortando el tallo de la rosa.

_______ lo miró notoriamente confusa, más entendió la acción de Beel cuando este colocó la flor en modo de broche sobre la cabeza de ella, enebrandola cuidadosamente con sus cabellos para asegurar la estabilidad de esta.

—Combina con tus ojos—  Halagó Beelzebub forjando una sonrisa burlona, ______ soltó una casi inaudible risa pero lo suficientemente fuerte para que llegase a oídos del señor de las tinieblas que una vez más volvió a experimentar esa extraña sensación en su estómago.

El solo estaba allí para cumplir su cometido, tomar el alma de esa chica y marcharse cual sombra se disipa ante el amanecer.

______ examinó una última vez  aquellos rosales, la vida solía ser como ellas, cada pétalo era un sueño y cada espina una realidad. Beelzebub mantenía sus ojos centrados solo en ella, parecía absorta en su mundo perdiendo poco a poco su característica mirada gélida que este  recibió en su primer encuentro .

El graznido de un cuervo la regresó a la realidad de la cual  era parte, dispersando todos aquellos pensamientos tanto _______ como Beelzebub posaron sus miradas en el  ave que descansaba sobre la cerca de madera.

Un ave majestuosa y fenomenal sin duda, aún con su mala reputación debido a la creencia de que estos simbolizaban la muerte, pero para _______ eso no eran más que tonterías.

—Oh casi lo olvidaba, debía alimentar a los cuervos— Su tarea pendiente fue recordada gracias al ave de plumaje negro, inmediatamente ingresó a una clase de establo ubicado junto a su hogar, de ahí saco una gran bolsa con comida para aves y _______ no pudo evitar preguntar a que se debía esa gran cantidad.

—¿Alimentas cuervos?— Se cruzó de brazos arqueado una ceja con un rostro divertido, Beelzebub rió dejando la bolsa sobre el suelo que pese a su gran tamaño y peso no parecía afectarle en lo más mínimo al azabache, quien había cargado con ella como si solo fuese una pluma.

—Si muchos alimentan palomas, ¿por que no alimentar cuervos?— Una expresión burlesca se apoderó del semblante de Beelzebub, el cual con un jarrón en mano extraía una pequeña porción para el cuervo que todavía residía sobre la cerca.

Eran aves inteligentes y por ende este sabía que Beelzebub lo alimentaría.

—Buen punto— _______ se acercó hacia el cuervo y extendió suavemente su mano para así acariciarlo, increíblemente este se lo permitió y mientras los dedos de la chica efectuaban suaves caricias en el plumaje del ave, Beelzebub se disponía solo a observarla.

Sus cuervos jamás permitían que nadie los acariciase pero con ella fue la excepción, evidentemente la chica era especial.

—¿Quieres alimentarlos?— Se acercó a ella con la comida dentro del pequeño jarrón de lata, ______ accedió extendiendo sus manos para que Beelzebub colocase el alimento entre estas.

Una vez hecho eso, la femenina aproximó sus manos hacia el ave y este comenzó a comer felizmente.

Una sonrisa se dibujó en los labios de ______ en tanto presenciaba la escena, Beelzebub desempeñaba el mismo papel que ella aunque sus ojos solo podían centrarse en la chica a su lado.

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