—¿Hay alguna forma de deshacer lo que has hecho? Por favor...— suplicó el Señor Birdwhistle, desesperado por encontrar una solución a su terrible error.

Beelzebub lo interrumpió con una frialdad desgarradora.

—Ya te lo dije, ahora el alma de tu hija me pertenece. Si querías tanto un bebé, podrías haber considerado la adopción. Pero en cambio, te aferraste a tus deseos egoístas sin pensar en las consecuencias—

El Señor Birdwhistle se derrumbó, incapaz de contener sus sollozos y maldiciones.

—No podíamos hacerlo, el proceso era demasiado largo y estábamos seguros de que no nos aceptarían—se justificó, tratando de encontrar una salida desesperada.

Pero Beelzebub no mostró ningún signo de compasión mientras jugueteaba con una naranja en su mano. En su rostro se reflejaban años de experiencia lidiando con humanos que habían caído en la trampa de los deseos desenfrenados.

—La vida no es un juego, Señor Birdwhistle. No puedes jugar con ella como si fuera un objeto que puedes comprar. Ahora tendrás que enfrentar las consecuencias de tu egoísmo, y no hay vuelta atrás—

Beelzebub se encogió de hombros con desdén, dando inicio a la tarea de pelar la jugosa fruta cítrica. Sus labios se curvaron en una sonrisa satisfecha mientras mordisqueaba la naranja y saboreaba su dulce sabor.

—¡Eres un ser despreciable!— los sollozos del Señor Birdwhistle se transformaron rápidamente en un furioso estallido de ira —Si tuvieras una familia, ¡entenderías lo que es amar a alguien más que a tí mismo!— gritó, incapaz de contener su rabia.

El azabache levantó la mirada de su naranja y clavó sus ojos fríos en los del Señor Birdwhistle. Su expresión no mostró ningún signo de culpa o arrepentimiento, sino más bien una sensación de control y superioridad.

—¿Quién es más despreciable? —repetió con calma, como si estuviera analizando el dilema propuesto por el hombre —Yo simplemente ofrecí un trato, y tú lo aceptaste. Sabías cuales eran las condiciones y las consecuencias, y aún así decidiste tomar el camino más fácil. ¿Acaso no eres tu el responsable de la vida que trajiste al mundo? ¿No eres tú quien debió pensar en las implicaciones de tus acciones?—

La pregunta de Beelzebub dejó al Señor Birdwhistle sin palabras, incapaz de encontrar una respuesta adecuada. Sabía que haba cometido un grave error, pero también sabía que era demasiado tarde para cambiar las cosas.

—¡No voy a permitir que te lleves a mi hija al maldito infierno!—exclamó —Ella no tiene la culpa de lo que hice. ¡Llévame a mí en su lugar!— El Señor Birdwhistle golpeó la mesa con fuerza, desafiando a Beelzebub con una mirada iracunda.

No obstante, antes de que Beelzebub pudiera responder, la voz de ___________ resonó desde las escaleras, interrumpiendo el tenso momento.

—¿A qué se refieren?— preguntó con los ojos abiertos como dos grandes platos. Su presencia inesperada logró incluso sacudir a Beelzebub de su habitual indiferencia.

El Señor Birdwhistle se giró hacia ella, con los ojos llenos de lágrimas y el corazón desgarrado. Sus palabras se habían quedado atoradas y su corazón se aceleró con violencia.

—Respondanme...¿¡A qué carajos se refieren?!— retrocedió asustada, había oído la conversación desde casi el principio y sabía que no se trataba de una charla casual.

—____________, ven...hay una explicación para esto— susurró Beelzebub, intentando reconfortarla mientras se acercaba lentamente a su lado. Pero ella se apartó con desconfianza, incapaz de creer todo lo que estaba sucediendo.

—No te acerques— murmuró  con una tristeza desesperada, mirando a quien consideraba su amigo con miedo —entonces no estaba loca... todo lo que pasó fue por una razón— las lágrimas corrían  por sus mejillas mientras miraba hacia su padre con una mezcla de horror y asombro —Sí hiciste un pacto con el diablo...— susurró, asimilando la verdad de lo ocurrido.

Birdwhistle se encontraba en una situación delicada, sin saber cómo enfrentar a su hija después de años de ocultarle un secreto como ese. No podía soportar el dolor en su mirada, la decepción y la traición que sentía en su corazón.

—Por favor, hija— suplicó, tratando de encontrar las palabras adecuadas para explicarle todo —Permíteme explicarte todo. Te prometo que aclararé todas tus dudas, y si después de eso todavía deseas juzgarme, está bien—

Tomó una profunda bocanada de aire, tratando de reunir toda la fuerza que necesitaba para enfrentar la verdad. Sabía que las palabras que estaba a punto de decir cambiarían la vida de su hija para siempre, y que nunca podría volver atrás una vez que las hubiera revelado.

Con las lágrimas deslizándose por sus mejillas, __________ tragó saliva, volteando hacia Beelzebub, quien permanecía en silencio y serio. Por primera vez, no podía reconocer al chico que había sido su amigo durante tanto tiempo.

¿Había sido todo una mentira?

Con el corazón latiendo desbocado, ___________ bajó las escaleras lentamente, sin estár segura de lo que iba a encontrar al final. Incluso su propio padre, a quien había amado toda su vida, ahora le resultaba sospechoso.

A pesar de su desconfianza, decidió escucharlo. Era hora de terminar con todo eso de una buena vez. Si había algo que su padre necesitaba decir, ella estaba preparada para oirlo, por doloroso que pudiera ser.

El Señor Birdwhistle le confesó la verdad a detalle  y la revelación dejó a __________  atónita y confundida.

¿Cómo podía haber estado tan ciega?

—Hiciste un pacto... ¿Solo para tenerme? ¿Aún sabiendo lo que sucedería?— murmuró ella, mientras sus puños se cerraban con fuerza. Era incapaz de aceptar aquello, de creer que su propio padre hubiera llegado tan lejos en su obsesión.

¿Y Beelzebub?

¿Todo había sido una farsa? Una sensación de traición y engaño la invadió, oscureciendo cualquier sentimiento de confianza que pudiera haber tenido hacia ambos. Era como si el mundo se hubiera desmoronado a su alrededor, dejándola sola en medio de la oscuridad, sin un camino claro hacia la luz.

—¿Acaso mi madre sabía de esto?— preguntó con voz sombría, mientras su mirada oscura se posaba intensamente en la de su padre. Él parecía asombrado por la pregunta, pero ella necesitaba saber la verdad —¿Esto tiene algo que ver con su muerte?— reiteró la pregunta.

Un silencio incómodo se apoderó de la habitación antes de que su padre pudiera responder.

—Te aseguro que lo ocurrido con tu madre fue un accidente. Ella no estaba enterada de nada...—

En ese instante, __________ se levantó de la silla con una mezcla de dolor y rabia en su rostro. Jaló con fuerza su cabello mientras trataba desesperadamente de procesar todo lo que había escuchado. La mesa tembló violentamente bajo el peso de sus emociones, como si quisiera liberar las mismas energías que ella estaba conteniendo.

Finalmente se volvió hacia Beelzebub, con lágrimas en los ojos que reflejaban su dolor e incredulidad. El demonio la miraba impasible, como si todo lo que estaba sucediendo no tuviera importancia.

—Entonces... ¿todos esos sueños que tenía eran obra tuya?—  preguntó temblorosa, experimentando un profundo miedo —nunca fuimos amigos, ¿verdad? Solo llegaste para... llevarme al maldito infierno— continuó con un sollozo fuerte que se escapó de sus labios.

—Así es— Beelzebub respondió con frialdad. ___________ sintió una punzada en su corazón mientras se daba cuenta de que todo lo que había vivido hasta ahora había sido manipulado por ese ser oscuro e implacable.

—__________, sé que lo que hice es imperdonable... pero por favor, intenta entender— expresó el señor Birdwhistle con un tono lleno de pesar y remordimiento —Tu madre y yo ansiábamos tener un hijo más que cualquier otra cosa y...—

Pero antes de que pudiera continuar, la joven lo interrumpió con lágrimas en los ojos, su voz llena de ira contenida.

—¿¡Y no se te ocurrió la brillante idea de adoptar?!— sus palabras resonaron en la habitación como un eco amargo, y el hombre se quedó en silencio, siendo incapaz de responder —yo realmente... realmente quiero vivir— dijo  mientras cubría su rostro con las manos. No era capaz de aceptar que esos serían sus últimos días de vida —No quiero que esto termine aquí, no quiero que...simplemente no quiero morir— las palabras se atascaron en su garganta y un sollozo la interrumpió.

El terror de lo desconocido la envolvía, y la idea de dejar todo lo que amaba y conocía era demasiado dolorosa para soportarla. Pero sabía que no había vuelta atrás, y que tendría que enfrentar su destino, aunque eso significara dejar  todo lo que había construido en su vida.

Mientras tanto, el sol se ponía en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos dorados y naranjas, como si quisiera despedirse de __________, que pronto partiría.

El Señor Birdwhistle cayó de rodillas, llorando desconsoladamente. Había perdido todo lo que le importaba, todo por un deseo egoísta que lo había llevado a hacer un pacto con el demonio.

Beelzebub lo ignoró, caminando hacia la joven que temblaba en su lugar. Cuando su mano se posó sobre su hombro, ella retrocedió horrorizada. La presencia del demonio la hacía sentir como si estuviera en presencia del mal en sí mismo.

El azabache permaneció inmóvil, su rostro impasible y sin ninguna emoción visible. Sin embargo, una extraña sensación lo estaba molestando desde que se reveló la verdad. Era un sentimiento desconocido para él, algo que nunca había experimentado antes, pero prefirió ignorarlo.

Pese a su falta de expresión, ___________ fue capaz de sentir la presencia de algo oscuro y peligroso emanando de él. Era como si el aire se hubiera vuelto más denso y pesado, y se preguntó si su destino sería aún peor de lo que había imaginado.

—Yo realmente te consideraba un amigo— confesó __________ con una expresión de profunda decepción en su rostro, mientras miraba a Beelzebub a los ojos.