Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

15

Fue un alivio inmediato cuando leyó aquella carta que había sido enviada por correspondencia. La misma escrita con el puño y letra de su padre, donde indicaba que se retrasaría dos semanas más tras  suplantar a alguien más en otra área de la construcción; algo considerablemente bueno por la paga recibida.

_____________ se sintió reconfortada al saber que su padre estaba sano y salvo. Dejó salir el aire que minutos antes había contenido, guardando la carta en un cajón perteneciente a un viejo mueble de madera deagastada, no sin antes sacar el dinero enviado por el señor Birdwhistle para los alimentos.

Su atención fue a parar a través de la ventana de la sala, donde distinguió aquel distintivo cabello alborotado con ligeros mechones blancos. Su semblante se frunció, llevándola a cuestionarse las razones por las que Fegor había acudido allí.

Los golpes en la puerta la pusieron  en alerta y, en caso de que algo malo sucediese, guardó dentro de la manga de su camisa, una pequeña navaja que pertenecía a su padre.

Lo recibió sin expresión alguna, a pesar de que Fegor sonreía radiante. A ella no le interesaban los comentarios positivos que había oído de él en el transcurso de esos días, _______________ seguía desconfiando de ese sujeto.

—¿Con esa cara recibes a todos tus invitados?— preguntó de manera socarrona.

—Solo a los que no tienen mi  confianza— dijo sin más, queriendo ir directo al grano —¿Qué necesitas?— arqueó una ceja, entrecerrando sus ojos y examinándolo detenidamente.

Belfegor solo se dedicó a sonreír de la manera más amable posible, aunque para sus adentros estuviese haciendo todo lo contrario.

—Tu adorable vecina, ¿la Señora Wilson podría ser? me la topé de camino y como vió lo unidos que fuimos en la iglesia, me pidió que que te dijera que están solicitando ayuda para la limpieza de la biblioteca— expresó despreocupado, bostezando cuando el sueño comenzó a hacer acto de presencia.

_____________ vaciló, sabía que de tanto en tanto, se realizaba una reorganización de la pequeña biblioteca de la iglesia. Ella ya había participado múltiples veces, sin embargo, por alguna razón, algo le advertía que no confiara en la palabra de ese hombre.

—¿Dónde la encontraste?— interrogó.

—Cerca del mercado, estaba con su hijo— se cruzó de brazos, riendo sonoramente por la desconfianza de la muchacha —¿Acaso piensas que te estoy jugando una mala broma?— sonrió victorioso cuando el ceño de la femenina se frunció aún más, dando a entender que estaba en lo cierto —da igual, solo quería que lo supieras. Nos vemos criatura— se encogió de hombros y dando media vuelta, se despidió sin mucho interés de ella.

—Tú debes ser _____________, ¿no es así?— su voz era grave y firme, con un tono sereno y pausado que inspiraba confianza y tranquilidad.

Sin embargo, ______________ se sintió realmente incómoda con su presencia. Agradeciendo que Beel la hubiese acompañado ese día.

Arón, ese era el nombre de aquel hombre de mediana edad. De estatura media, con una complexión delgada pero musculosa. Su piel era blanca y ligeramente bronceada por el sol, con algunas arrugas en la frente y alrededor de los ojos que denotaban una vida llena de preocupaciones y responsabilidades.

De su cabello corto y oscuro, algunas  canas se asomaban en las sienes. Su rostro era afilado, con unos ojos marrones profundos y penetrantes que parecían escrutar cada detalle de lo que ocurre a su alrededor.

A simple vista, lucía como un  hombre amable y devoto. Sin embargo, había algo en sus ojos que inquietaba a la femenina. Una frialdad calculadora, como si analizara constantemente a las personas y planeara cada uno de sus movimientos.

—Sí, mucho gusto— saludó tratando se sonar lo más amable y calmada posible.

Arón sonrió en respuesta, guiando su atención a Beelzebub, quien firme  e inexpresivo, no había desviado su penetrante mirada carmesí del nuevo padre. Su sola presencia fue suficiente para que Beelzebub supiera que detrás de esa fachada de hombre piadoso, se escondía una faceta más sádica y perversa.

—Y tú debes ser Beel, me han hablado mucho de tí. Ambos son muy unidos ¿o me equivoco?— preguntó con una amabilidad demasiado forzada, haciendo que ambos jóvenes intercambiaran miradas de confusión por tal comentario —deben estár aquí para ayudar con la biblioteca—

—He sí, por lo general siempre me ofrezco para ese trabajo. Solo que esta ve Beel quiere ayudar también—

Arón asintió, esbozando una cálida sonrisa que solo incitó a que el rostro de Beelzebub se ensombreciera.

—Lo siento por pedirte que vinieras. Sé que debes tener mejores cosas que hacer— mientras sacudía el polvo de un viejo libro, la femenina miró en dirección a donde el azabache se ubicaba con cierta pena en su semblante.

Beel negó con la cabeza y sonrió.

—Está bien, me gusta pasar tiempo contigo— Y era verdad.  Inconcientemente Beelzebub se había apegado bastante a ella —además, ahora que estuve lo suficientemente cerca de ese hombre...tampoco me da buena espina— argumentó al mismo tiempo que guardaba una pila de libros en una vieja caja.

—Gracias— murmuró ______________ sonrojándose un poco.

Beelzebub la miró, extrañado por su reacción.

¿Acababa de sonrojarse?

—Quiero pensar que solo soy paranóica— expresó, sosteniendo entre sus manos un libro de historias bíblicas para niños —da igual— sacudió su cabeza a fin de ahuyentar esos pensamientos tan invasivos —creo que algunos niños les podría gustar esto— cambió de tema, poniendo su mejor sonrisa.

Beelzebub volteó para verla, e inmediatamente quiso detenerla.

—¡Cuidado!— advirtió, pero ya había sido demasiado tarde.

La femenina tropezó con algo y se tambaleó hacia delante, cayendo directamente sobre Beel. El Señor de las Moscas la abrazó fuertemente, equilibrandose y evitando que se cayeran al suelo.

En ese momento, fragmentos del pasado se presentaron de manera repentina. Y la escena fue reemplazada por un momento que le arrebató el aliento.

—Beelzebub...— Lucifer susurró su nombre y sonriente, abrazó a su amigo antes de morir por causa del  aludido.

Aquello lo exaltó tanto, que lo obligó a apartar bruscamente a ____________. Desconcertada por tal reacción, la castaña miró con los ojos bien abiertos a su amigo, que sujetaba su cabeza en medio de un incesante temblor.

Jamás había visto a Beel en ese estado.

—¿Sucedió algo?— preguntó. Comenzaba a preocuparse por su inusual comportamiento.

Había visto un brillo de angustia y terror en los ojos rojos de Beelzebub que le erizó la piel.

La expresión del hombre se suavizó y todavía un poco aturido, sacudió su cabeza.

—No, lo siento...creo que fue un reflejo ¿No te lastimé?—

La chica se obligó a permanecer quieta mientras Beelzebub la examinaba minuciosamente para asegurarse de que no había sufrido daños. Y en efecto, todo pareció estár en orden.

Para romper la tensión del momento, ___________ rio nerviosamente. Increíblemente, el Señor de las Moscas se unió a ella, riendo un poco tambaleante.

—Supongo que esto le dará algo de qué hablar al pueblo— supuso ella, intentando mantener el sentido del humor.

—Al diablo con lo que diga la gente—  expresó Beelzebub —¿Qué importa lo que piensen los demás? eres mi amiga ¿no?—

____________ sonrió, cálida y sincera. Beel tenía razón. No importaba lo que pensara la gente del pueblo. Ellos eran amigos, y los rumores o las miradas inquisitorias no cambiarían eso.

—Vamos a terminar de limpiar esta biblioteca— agregó el azabache, apartando sin esfuerzo dos cajas repletas de libros en desuso.

No obstante, mientras acomodaba ambas cajas, su mirada se apagó e inevitablemente la triste tragedia de antaño se reprodució en su mente.

—Debes ver esto— dijo, tendiéndole los viejos pergaminos que tomó de la habitación de su padre —¿qué crees que significan? Son símbolos demoníacos y algo escrito en latín que parecen ser las cláusulas de un pacto satánico... ¿no?—

Las facciones de Beelzebub se deformaron brevemente al ver los pergaminos, antes de componer una expresión indiferente. No podía admitir abiertamente que los reconocía. Debió destruir esos malditos y absurdos papeles una vez el pacto estuvo hecho...pero ya era demasiado tarde.

—No soy ningún experto— comentó con un encogimiento de hombros - Parecen puras tonterías sin sentido. No les des demasiada importancia— sugirió, entregándoselos nuevamente.

—¿Estás seguro?—  insistió ella — Parecen bastante antimorales y... siniestros. Mis padres jamás hubieran guardado algo así si no tuviera significado...—

Beel se forzó a reír.

—No preocupes tu cabecita con tonterías—

___________ no parecía del todo convencida, pero dejó descansar el asunto. Aunque la inquietud y el misterio continuarían rondándola.

Se removió inquieta en sueños, atormentada por sombras abstractas y terrores indefinidos. Su subconsciente estaba perturbado desde el descubrimiento de los pergaminos en la habitación de sus padres.

De repente, las sombras cobraron forma y se volvieron tan reales como si fueran parte de la habitación. Una criatura con la piel azulada y ojos  brillantes estaba de pie a los pies de su cama, sonriendo con malicia.

Belfegor.

—Una débil criatura creada en un pacto de sangre—

______________ gritó, aterrorizada.

—Fuiste creada para ser una presa—

Los gritos de ____________ despertaron a Beelzebub, quien corrió a su lado iluminado por la luz de la luna.

- ¡____________, despierta! ¿Estás bien? Fue solo una pesadilla—

Ella se aferró a él temblando, confusa y asustada. 

Después de la aterradora pesadilla, no pudo volver a dormirse. Su mente no dejaba de darle vueltas a todas las cosas extrañas que habían sucedido últimamente.

Nada tenía sentido, pero estaba claro que había algo oculto que trascendía su comprensión. Sus respuestas se encontraban en alguna parte, si tenía el coraje de seguir buscándolas.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro