ꦃ ྲྀ🦋◌ᝢ05.
Narrador Omnisciente.
Esa mañana Yuriko se había despertado con bastantes ganas, su mamá se adentró a su habitación, bastante sonriente, le había llevado el desayuno.
—Cariño... —habló en un tono maternal, cuando la vio atentamente notó que sus ojos estaban bastante hinchados, había llorado bastante al parecer.— Ve... ve hoy al colegio...
—No quiero ir... —hablaba la azabache cubriendo su rostro con ambos brazos.— Mis compañeros son... un asco, quiero dormir.
—Tu... tu padre, tu padre ayer me dijo que se arreglarían las cosas, antes de lo que esperas todo será como lo era antes. —comentó con los ojos nublados en lágrimas. Intentando darle un último y hermoso día a su hija.
—De acuerdo, iré... —Había notado a su madre bastante sensible, no ayudo darle más disgustos así que obedeció.
Y cayó, cuando su hija desapareció de su vista, siendo tapado por aquella puerta, cayó al suelo, llorando y gritando. ¿Cómo era posible?
Ya no vería a su pequeña... y todo;— Por tus malditos beneficios. —Gritó a aquel hombre, aquel del que tanto se había enamorado, y el que ahora la había destruido.
Yuriko camino unas cuadras más, velozmente saco un suéter de su bolso, intercambiando lugares con el suéter escolar. Estaban locos si pensaban que ella iría a aquella prisión. No aguantaría más ahí
—Yuri... Yuriko, —la llamó aquella voz que tanto le había hecho falta,— Te... te esperé tanto.
—¿Esperarme? ¡Hitoshi, idiota! —gritó golpeándolo en el hombro.— No aparecías, pensé que me habías abandonado.
—Yo... Yo tuve problemas con mi...
—¿Tu familia?
—Si, con mi padre. —Susurró recordando a su maestro, lo habían descubierto, un Ángel no puede bajar al mundo de los mortales, y se habían enterado.
—Ohg, de acuerdo, pero- ¿todo se arreglará, verdad? —cuestionó ella esperando una afirmación, afirmación que nunca llegó.
—Creo... creo que ya no podré verte. —soltó abrazandola.
La azabache no pudo aguantar y empezó a caer en llanto, entonces Shinso lo sintió, esa hermosa alma que había intentado proteger tanto tiempo ya no pertenecía ni a la tierra ni al paraíso, ahora era parte del infierno, era propiedad de Neito.
—Entonces... Pasemos un día genial antes de que te mudes. —Le sonrió aún cubierta de lágrimas, varias veces el pelilila le había comentado que su padre viajaba mucho, por esas razones el faltaba bastante al colegio, y el decir que ya no se volverían a ver, era suficiente para saber que se iría de lugar.
Él asintió y caminó con ella, pasarían un último día, quizá el último de ambos en ese mundo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro