Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

26

Jimin se encontraba en el baño, frente al espejo, intentando ver la marca en su cuello. Era difícil debido al ángulo, pero logró atisbarla. El reflejo revelaba una figura tenue pero clara: un león rugiendo, brillante contra su piel. Todo lo que estaba ocurriendo parecía sacado de una fantasía, algo imposible de creer. ¿Cómo podía Jungkook, alguien que hasta hacía poco parecía un humano más, ser tan diferente?

Tras asearse, salió del baño con una toalla ceñida a su cintura. Sus pasos lo llevaron de vuelta a la habitación, donde se detuvo al observar los alrededores. Todo estaba impecable, incluso la puerta que Jungkook había destrozado la noche anterior. Parecía como si nunca hubiera sucedido nada. Jimin frunció el ceño, perplejo.

Mientras caminaba hacia el armario, notó su propio reflejo. Con un leve sonrojo, se dio cuenta de que estaba prácticamente desnudo. No creía que Jungkook se enojara si tomara de su ropa, mientras abría el armario. Lo primero que encontró fue una camisa negra, simple, pero lo suficientemente larga como para cubrirle hasta los muslos. Todo lo demás parecía demasiado grande para él. Al tomarla, el aroma de Jungkook lo envolvió. Jimin cerró los ojos por un momento, disfrutando el reconfortante olor. Era cálido, como el bosque después de la lluvia.

Se colocó la camisa, que efectivamente le llegaba a los muslos, y salió de la habitación. Mientras caminaba por el pasillo, no pudo evitar fijarse en las paredes. Las marcas de garras, que antes parecían haber destrozado el lugar, ahora no estaban. Era como si el caos de la noche anterior hubiera sido un mal sueño.

Bajó las escaleras y entró en la cocina. Allí encontró a Jungkook, concentrado mientras preparaba algo de comer. Su mirada se desvió hacia el sillón del salón, que la noche anterior estaba completamente destrozado. Ahora parecía nuevo, como si nunca hubiera sido tocado.

—. ¿Cómo es posible que todo esté en perfecto estado?— preguntó Jimin, rompiendo el silencio.

Jungkook giró para mirarlo, y al verlo con su camisa, sus ojos se abrieron de par en par. El menor quedó totalmente embobado. Jimin, con su ropa, se veía… adorable. Y malditamente tentador al mismo tiempo. Jungkook sintió un calor recorrerle el cuerpo antes de carraspear para componerse.

—. Ah… bueno…— dudó un momento, preguntándose si debía decirlo—. Lo arreglé con… mis poderes— admitió finalmente, en un susurro casi inaudible.

Jimin entrecerró los ojos, confundido. Cruzó los brazos mientras inclinaba la cabeza ligeramente—. ¿Tus poderes?— repitió, claramente incrédulo.

Jungkook asintió, algo nervioso bajo la mirada inquisitiva de su pareja—. Sí, es complicado de explicar, pero puedo mostrarte un ejemplo— Sin previo aviso, tomó un vaso y lo dejó caer al suelo.

Jimin dio un pequeño salto por el ruido del vidrio rompiéndose. Antes de que pudiera decir algo, los ojos de Jungkook brillaron intensamente en un rojo profundo. Chasqueó los dedos, y en un abrir y cerrar de ojos, los pedazos rotos del vaso volvieron a unirse como si nunca se hubieran separado. Jimin lo miró boquiabierto, completamente asombrado.

—. Esto… esto es solo uno de mis muchos poderes— explicó Jungkook con una leve sonrisa, aunque todavía un poco nervioso por la reacción de Jimin.

El mayor parpadeó, procesando lo que acababa de presenciar—. Entonces… puedes manipular cosas, ¿Como si nunca hubieran pasado?—

—. Más o menos— respondió Jungkook—. Puedo restaurar lo que se ha destruido, es uno de mis tantos poderes—

Jimin lo miró fijamente, todavía fascinado—. Esto… es increíble, Jungkook. ¿Qué más puedes hacer?— preguntó con genuina curiosidad.

Jungkook esbozó una sonrisa más relajada al notar que Jimin no parecía asustado, sino interesado.

—. Hay más, pero…— dijo, acercándose con cautela—. Te lo mostraré a su debido tiempo. No quiero abrumarte—

Jimin sonrió de lado, arqueando una ceja—. Bueno, creo que después de todo lo que ha pasado, puedo manejar un poco más de sorpresas—

Jungkook rió suavemente, su cuerpo relajándose al ver que Jimin estaba dispuesto a aceptar más de él, incluso las partes que consideraba más inusuales o peligrosas.

Jungkook apagó la estufa y volteó hacia Jimin, quien parecía completamente absorto, con los ojos brillando de curiosidad.

—. Bueno, ¿Quieres comer primero o prefieres escuchar más sobre mí?— preguntó Jungkook, esbozando una sonrisa suave.

Jimin se llevó un dedo al mentón, fingiendo deliberar. La verdad es que no había probado bocado desde el almuerzo de ayer, pero su curiosidad por Jungkook era aún más apremiante.

—. Primero cuéntame sobre ti— respondió con una sonrisa genuina.

Jungkook no pudo evitar sonreír también. Se acercó a Jimin y acarició su mejilla con delicadeza—. Tan lindo…— murmuró antes de besar suavemente su mejilla.

El rubor en las mejillas de Jimin fue instantáneo—. ¿Lindo? No soy lindo— replicó con timidez, desviando la mirada para ocultar su creciente vergüenza.

Jungkook soltó una risita y, con cuidado, tomó el rostro de Jimin entre sus manos para obligarlo a mirarlo de nuevo—. Lo eres, Jimin. Eres la persona más linda, hermosa, preciosa y perfecta que mis ojos hayan visto jamás. Nunca dudes de eso—

El corazón de Jimin se aceleró ante las palabras de Jungkook. Avergonzado, levantó una mano y cubrió el rostro de su pareja.

—. Deja de decir esas cosas y de mirarme así… Si no, mi corazón va a salirse del pecho—

Jungkook rió con suavidad, tomó la mano de Jimin y besó su palma con ternura—. Lo siento, no quiero que tu corazón se salga—

Jimin bufó, completamente sonrojado, y rápidamente se separo de él para dirigirse al sillón. Se dejó caer allí, intentando calmarse, mientras Jungkook lo seguía y tomaba asiento a su lado.

—. Está bien, te contaré todo— dijo Jungkook, acomodándose junto a él—. Mi mundo no es como este. No hay tecnología, ni grandes edificios. Imagina casas y mansiones de la época victoriana, y vestimos de una forma muy parecida a esa época. Los Myuin nunca evolucionamos en ese sentido. Decidimos preservar nuestras tradiciones y estilos, a diferencia de los humanos—

Jimin lo miró fascinado, imaginando todo lo que Jungkook describía—. Debe ser todo muy hermoso...—

Jungkook asintió con una pequeña sonrisa—. Lo es. En mi mundo hay varios imperios, pero todos están bajo el gobierno de una sola persona: mi padre, el Rey Jeon Jang-Su. Es un rey benevolente, muy apegado a las tradiciones. Nuestro imperio, Zeytharion, es donde habita la mitad de los Myuin—

Jimin frunció el ceño, tratando de procesar lo que escuchaba. Todo sonaba tan diferente a su realidad, tan ajeno. ¿Cómo sería vivir en un lugar así?

—. ¿Entonces eres hijo de un rey?— preguntó finalmente, incrédulo.

Jungkook suspiró y asintió—. Sí, soy el segundo príncipe de Zeytharion… y el heredero al trono—

La sorpresa se dibujó en el rostro de Jimin—. ¿Cómo? ¿En tu mundo no eligen al primogénito como sucesor?—

Jungkook bajó la mirada, dejando escapar un suspiro más pesado esta vez—. Mi hermano mayor era el heredero. Pero… mi nacimiento cambió las cosas. En mi mundo, los dioses son lo más importante. Los veneramos y pedimos su guía. Cuando nací, los dioses me favorecieron. Fui el primer león negro en siglos, y eso me convirtió en una especie de bendición divina. Me consideran un dios en vida, alguien destinado a traer prosperidad y vida al imperio. Por eso, los dioses y mi padre decidieron que yo debía ser el próximo rey—

Jimin lo observó, procesando cada palabra—. Entonces… ¿Los Myuin te ven como una especie de dios?—

Jungkook asintió lentamente—. Sí, pero la verdad… nunca quise eso—

Su voz bajó hasta convertirse en un susurro, y Jimin notó el peso de aquellas palabras. Jungkook no hablaba solo de una responsabilidad impuesta, sino de un destino que nunca había elegido. Jimin extendió su mano y la colocó sobre la de Jungkook, entrelazando sus dedos.

—. Debe ser difícil cargar con algo tan grande…— murmuró Jimin con suavidad.

Jungkook levantó la mirada y la clavó en la de Jimin—. Lo es, pero… ahora que estás a mi lado, siento que podría soportarlo—

Jimin sonrió, apretando su mano con más fuerza. No sabía exactamente cómo, pero sentía que su vida estaba irremediablemente unida a la de Jungkook, y aunque no lo entendía del todo, estaba dispuesto a caminar a su lado.

—. Bueno, ¿Y entonces por qué un príncipe como tú decidió venir aquí?— preguntó Jimin, intrigado, mientras lo miraba con curiosidad.

Jungkook dejó escapar una leve risa y sostuvo la mirada de Jimin, esbozando una sonrisa—. Crecí escuchando historias sobre el mundo humano. Mis amigos, que podían viajar entre ambos mundos, me contaban cómo era la vida aquí. Cada relato me hacía desear conocer este lugar. Un día le pedí permiso a mi padre, pero se negó. Dijo que, como heredero al trono, mi lugar estaba en mi mundo, cuidando de los míos. Pero cuando cumplí 20 años, decidí escaparme. Vine aquí con Hoseok, Jin y Taehyung—

Jimin rió ante la confesión—. Qué príncipe más travieso— dijo con tono divertido.

Jungkook se inclinó hacia él, acortando la distancia entre sus rostros hasta quedar a solo unos centímetros.

—. Tal vez lo sea, pero no me arrepiento ni un segundo de haber venido. Porque aquí conocí a la persona que más amo y adoro— murmuró antes de besar suavemente la mejilla de Jimin.

El pelicastaño sintió cómo sus mejillas ardían al instante, completamente ruborizado. Se apartó un poco, tratando de calmar el caos en su pecho.

—. C-Cómo… ¿Cómo puedes viajar entre tu mundo y este?— preguntó, desviando el tema.

Jungkook sonrió al notar su nerviosismo—. Con un ritual especial. Solo es cuestión de pronunciar las palabras adecuadas y se abre un portal—

Jimin abrió los ojos con asombro. Cuanto más escuchaba sobre Jungkook y su mundo, más increíble e irreal le parecía todo. Tenerlo allí, frente a él, seguía pareciendo un sueño.

Sin embargo, una pregunta rondaba en su mente. Una duda que había intentado reprimir, pero que ahora no podía ignorar. Dudó por unos segundos, debatiéndose entre hacerla o no, hasta que finalmente reunió el valor.

—. Jungkook… ¿Puedes… revivir personas muertas?— preguntó con un hilo de voz.

Jungkook lo observó en silencio por un momento antes de asentir—. Sí, puedo hacerlo. Pero solo si la persona ha muerto hace unos minutos. Más allá de eso, no es posible— Su tono era serio, casi solemne—. ¿Por qué lo preguntas?—

Jimin sintió cómo la esperanza se desmoronaba dentro de él al escuchar esa respuesta. Su expresión cambió, y Jungkook, sensible a cada emoción de su pareja, notó de inmediato la tristeza que comenzaba a invadirlo.

—. ¿Qué sucede?— preguntó Jungkook, preocupado, tomando las manos de Jimin entre las suyas.

El pelicastaño levantó la mirada, indeciso. Una parte de él temía hablar. Recordaba cómo, en el pasado, su primer novio había usado su dolor en su contra, convirtiéndolo en una burla cruel. Pero la calidez de las manos de Jungkook y la preocupación sincera en su mirada le dieron el valor necesario.

—  Yo…— titubeó, pero finalmente exhaló con fuerza y continuó—. Mis padres murieron cuando tenía ocho años. Fue en un accidente automovilístico. Yo iba con ellos… vi cómo morían frente a mí— Su voz tembló al final, cargada de tristeza.

Jungkook abrió los ojos, sorprendido por la confesión. Sin decir nada, lo envolvió en un abrazo protector—. Debió haber sido tan difícil para ti…— susurró, acariciando suavemente la espalda de Jimin—. ¿Es por eso que le temes tanto a los truenos y relámpagos?—

Jimin asintió, escondiendo el rostro en el pecho de Jungkook—. Sí… Ese día estaba lloviendo muy fuerte. Había truenos y relámpagos por todas partes. Mi padre perdió el control del auto, y después… todo se volvió confuso. Solo recuerdo a mi madre lanzándose sobre mí para protegerme… Después de eso, todo lo que recuerdo fue sangre, dolor y miedo. Cuando desperté estaba en una habitación de un hospital mientras mi abuelo estaba mi lado y me contaba lo sucedido. Mi abuelo fue quien se hizo cargo de mi, también debió ser difícil para él perder a su único hijo— Su voz se rompió al final, y Jungkook sintió cómo el cuerpo de Jimin temblaba levemente en sus brazos.

—. Lo siento tanto, Jimin. Aquí estoy a tu lado, no te preocupes— murmuró Jungkook, abrazándolo aún más fuerte, como si quisiera protegerlo de ese dolor que seguía latente.

Jungkook cerró los ojos, dejando que el silencio hablara por él mientras intentaba transmitirle calma. No podía imaginar el dolor que Jimin había soportado a tan corta edad. Siempre había pensado que su pareja había tenido una infancia tranquila, con una familia amorosa. Ahora se daba cuenta de lo equivocado que estaba.

En ese momento, Jungkook prometió en silencio que haría todo lo posible por sanar esas heridas, por darle a Jimin todo el amor y protección que merecía. No podía cambiar el pasado, pero haría todo lo que estuviera en su poder para asegurarle un futuro lleno de felicidad.





Bueno, no actualice tan tarde, apenas aquí en mi país es medio día.
Se me olvido poner en la historia que la marca en la nuca de Jimin solamente la pueden ver los Myuin, los humanos no. Ya no sabía donde ponerlo entonces por eso lo pongo aquí jajaja.

Bueno, espero que les guste este capítulo, y que tengan un gran día.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro