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25

Jungkook se removió incómodo en la cama, algo pesado presionaba su pecho, y unas suaves cosquillas le hacían fruncir la nariz. Parpadeó varias veces para despejar su visión y, al abrir los ojos por completo, su corazón casi se detuvo al encontrar a Jimin dormido sobre él.

Sintió cómo su cuerpo se tensaba de inmediato. Trató de moverse, pero un jadeo escapó de sus labios al darse cuenta de que aún estaba dentro de su pareja. Con manos temblorosas y una sensación de horror apoderándose de él, se retiró lenta y cuidadosamente, temiendo despertar a Jimin. Sus ojos se posaron en el rostro sereno de su mayor, y, aunque este lucía tranquilo, la culpa lo golpeó con una fuerza abrumadora.

—. ¿Qué... qué he hecho?— murmuró con voz rota mientras su mente empezaba a colapsar.

Su memoria estaba en blanco. Lo último que recordaba era salir de la empresa, regresar a casa... y después, nada. No podía explicarse cómo había terminado en esta situación. Entonces, al pasar las manos por su cabello, rozó las orejas suaves que ahora coronaban su cabeza.

El terror lo consumió.

Jimin sabía. Tenía que saberlo. Ahora conocía su secreto, sabía que era un Myuin. Y, lo peor de todo, debía haber sido testigo del monstruo en el que se había convertido durante su ciclo de calor. Jungkook tragó con dificultad mientras las lágrimas comenzaban a correr por su rostro. Había cruzado la línea, había hecho lo impensable.

—. Soy un maldito monstruo...— susurró, ahogado por el llanto, mientras sus manos temblorosas se aferraban a su cabello.

De repente, Jimin se removió entre las sábanas, atrayendo su atención. Jungkook retrocedió de inmediato, con los ojos llenos de pánico, hasta que perdió el equilibrio y cayó al suelo con un golpe sordo.

El ruido despertó a Jimin, quien frunció el ceño y parpadeó somnoliento. Se incorporó lentamente, mirando a su alrededor hasta que sus ojos se posaron en Jungkook. Al verlo acurrucado en el suelo, con lágrimas surcando sus mejillas, su preocupación se disparó.

—. ¿Jungkook? ¿Qué estás haciendo ahí?— preguntó, confundido, mientras se pasaba una mano por el cabello desordenado.

Jungkook levantó la mirada, sus ojos rojos e hinchados por el llanto, y comenzó a sacudir la cabeza con desesperación.

—. Jimin...— su voz era apenas un susurro cargado de angustia—. Lo siento, lo siento tanto. Soy un maldito bastardo. Abusé de ti... Soy un monstruo que merece la muerte—

Jungkook se arrodilló en el suelo, bajando la cabeza en completa sumisión mientras las lágrimas caían en cascada. Su cuerpo temblaba, y cada palabra parecía arrancarle un pedazo del alma.

Jimin lo miró, atónito. Sus palabras no tenían sentido. Parpadeó varias veces mientras trataba de asimilar lo que estaba ocurriendo. Finalmente, un recuerdo fugaz cruzó su mente: el ardor en su cuello, el calor abrasador que había sentido cuando estaban juntos. Instintivamente llevó una mano a su cuello para tocar si había algo ahí pero no sintió nada, solamente un suave ardor, después se miraría en el espejo.

Suspiró profundamente y se levantó, acercándose a Jungkook, quien no dejaba de llorar—. Jungkook, mírame— Su tono era firme pero suave, intentando calmar al menor.

Jungkook levantó la vista con duda, sus ojos llenos de culpa y miedo.

—. ¿De qué hablas? No abusaste de mí. Yo acepté todo lo que pasó— Jimin se inclinó un poco, colocando una mano en el hombro tembloroso de Jungkook—. Además, ¿Por qué estás llorando así?—

Jungkook lo miró incrédulo, como si no pudiera creer las palabras que salían de su boca.

—. Pero... Yo no recuerdo nada. No sé qué hice, pero sé que te lastimé. Yo...—

Jimin negó con la cabeza, interrumpiéndolo—. No me lastimaste, Jungkook. Si algo, fui yo quien te ayudó con tu...— Jimin buscó las palabras adecuadas, consciente de lo delicado que era el tema—. Con tu ciclo de calor—

Jungkook se quedó en silencio, procesando las palabras de Jimin mientras las emociones lo invadían. Sin embargo, los pensamientos oscuros e intrusivos regresaron como una tormenta. Aunque Jimin había hablado con suavidad, él no podía evitar pensar en lo que había hecho. Ahora Jimin sabía que era un monstruo, un híbrido, algo que no pertenecia en el mundo humano. Estaba seguro de que, aunque lo negara, Jimin no querría seguir con alguien como él.

—. Jimin...— su voz tembló antes de quebrarse nuevamente—. Me odias, ¿Verdad?—

Las lágrimas volvieron a caer de sus ojos, esta vez con más fuerza. El dolor en su pecho lo sofocaba. No podía dejar de llorar.

Jimin lo miró, sorprendido por la intensidad de sus emociones. Con cuidado, extendió una mano y limpió las lágrimas que surcaban el rostro de Jungkook, sus dedos moviéndose con una ternura que solo él podía ofrecer.

—. Jungkook, no sigas llorando, por favor...— susurró antes de inclinarse y presionar un suave beso en los párpados húmedos de Jungkook, un gesto cálido que intentaba transmitir tranquilidad.

—. No te odio— Su voz era baja pero firme, cargada de honestidad—. ¿Cómo podría odiarte? Te has convertido en alguien muy importante para mí. Pensar siquiera en odiarte es imposible—

Jungkook lo miró con los ojos empañados, tratando de procesar lo que acababa de escuchar, pero los ecos de su inseguridad seguían gritando en su mente.

—. Pero… para ti soy un monstruo. No soy humano, Jimin. Yo… Lo siento, lo siento tanto…— gimió entre sollozos, sus hombros temblando mientras bajaba la mirada al suelo.

Jimin suspiró, observándolo con compasión, y negó lentamente antes de inclinarse un poco más.

—. ¿Un monstruo?— susurró, llevando una mano al rostro de Jungkook, acariciándolo con delicadeza—. Admito que me asusté demasiado al principio. Hoseok, Taehyung y Seokjin me explicaron lo que eras y lo que estabas pasando. Fue abrumador, lo admito. No sabía si podría manejarlo. Pero... soy tu pareja, Jungkook. Y eso significa estar para ti incluso en los momentos difíciles—

El Myuin lo miró con asombro, sus ojos llenos de emociones conflictivas, mientras Jimin continuaba.

—. No eres un monstruo. Eres increíble— Jimin sonrió suavemente, sus ojos brillando con sinceridad—. Nunca imaginé que personas como tú pudieran existir, que alguien pudiera ser mitad humano y mitad animal. Es fascinante, Jungkook. Eres fascinante—

Jungkook sintió cómo sus palabras empezaban a calar en su pecho, disipando lentamente la tormenta de culpa y odio hacia sí mismo. Sin pensarlo, lo abrazó con fuerza, aferrándose a él como si fuera su única ancla en ese mar de caos interno.

—. Gracias… Gracias por no odiarme…— susurró contra su cuello, su voz rota pero aliviada.

Sin embargo, al abrir los ojos, algo capturó su atención: la marca en la nuca de Jimin. Sus ojos se ensancharon en shock. No podía ser.

Con un movimiento rápido, se separó de Jimin, dejando al mayor confundido. Jungkook se llevó una mano al cabello, apretándolo con fuerza mientras su mirada se clavaba en la marca con forma de león rugiendo que brillaba fuertemente en el cuello de su pareja.

—. No…— murmuró con un gruñido profundo, su mandíbula apretándose.

Jungkook entendió de inmediato lo que había sucedido. Durante su calor, su instinto animal había tomado control total y se había imprimido en Jimin. Ahora, estaban ligados de una manera que no tenía retorno. Había atado a Jimin a su lado, para siempre.

La culpa lo golpeó con renovada fuerza, y sin pensarlo dos veces, cerró su puño y se golpeó a sí mismo en el rostro.

El sonido del impacto resonó en la habitación, y Jimin, completamente atónito, abrió los ojos con sorpresa al verlo autoinfligiéndose daño.

—. ¡Jungkook! ¿Qué demonios estás haciendo?— exclamó Jimin, arrodillándose rápidamente frente a él mientras lo sujetaba por los hombros para detenerlo.

Jungkook lo miró con ojos desorbitados, su respiración agitada y su cuerpo temblando—. Te he condenado, Jimin— Su voz era un susurro cargado de desesperación—. Mi maldito lado animal te ha marcado… No puedo deshacerlo. Ahora estás atrapado conmigo, aunque no lo quieras… aunque jamás lo hayas pedido—

Jimin lo miró, sorprendido, pero sin dudar llevó una mano al rostro de Jungkook, forzándolo a mirarlo directamente a los ojos.

—. ¡Basta!— dijo con firmeza, su tono dejando claro que no iba a tolerar más autocompasión—. Deja de castigarte por algo que ni siquiera comprendo del todo. Si esta marca significa algo, entonces explícame. Pero no sigas asumiendo lo que siento o quiero sin hablar conmigo primero—

Jungkook lo miró, su cuerpo todavía temblando, pero había algo en la voz de Jimin que lo ancló al presente. Había calidez, había fuerza, y, más importante aún, no había rastro de odio o rechazo.

Jungkook respiró hondo, tratando de calmarse mientras pasaba la lengua por sus labios resecos. Bajó la mirada con nerviosismo antes de comenzar a hablar, su voz todavía temblorosa.

—. Yo… me imprimí en ti, Jimin— Hizo una pausa para organizar sus pensamientos, sabiendo que debía explicarlo con cuidado—. La imprimación es algo sagrado para los Myuin, lo más importante en nuestra existencia. Es nuestro modo de reclamar a nuestra pareja, de sellar nuestro vínculo para siempre—

Jimin lo miraba atentamente, su expresión neutra mientras intentaba comprender lo que Jungkook estaba tratando de decir.

—. Cuando un Myuin se imprime en alguien, esa marca— dijo señalando con los ojos la nuca de Jimin—.  Es un símbolo de unión y amor. Es nuestra manera de declarar al mundo que esa persona es nuestra pareja y que nadie más puede acercarse o desearla—

Jungkook tragó saliva, sus manos temblando ligeramente—. Es… un lazo permanente. No puede romperse, Jimin, no hasta que uno de los dos…— bajó la voz, como si le costara decirlo—. Hasta que alguno de los dos muera—

Jimin parpadeó sorprendido, sus dedos moviéndose instintivamente hacia la marca en su cuello. La acarició con curiosidad, sintiendo un leve cosquilleo al hacerlo. No podía decir que entendía completamente lo que implicaba, pero estaba claro que esto no era algo superficial.

—. A veces…— continuó Jungkook con un nudo en la garganta—. Si un Myuin pierde a su pareja, prefiere morir antes que vivir sin ella. Así de fuerte es este vínculo—

Jimin permaneció en silencio, procesando la información. Jungkook, al verlo tan callado, se apresuró a añadir más, temeroso de su reacción.

—. Tal vez… tal vez sientas ardor o dolor en la marca de vez en cuando. También podrías sentir emociones que no son tuyas, si no mías. Es parte de la imprimación…— Su voz era un susurro ahora, como si temiera que lo odiara por lo que iba a decir—. Cuando estamos lejos, podrás experimentar ansiedad o tristeza por no estar a tu lado y yo también sentiré eso—

Jimin levantó la vista, sus ojos ahora llenos de comprensión. Todo encajaba. Esa desesperación, esa culpa que había sentido antes… no eran del todo suyas. Eran las emociones de Jungkook, proyectándose a través de ese vínculo que ahora los unía.

Suspirando, Jimin se acercó y envolvió a Jungkook en un abrazo cálido, sus manos acariciando suavemente la espalda desnuda de su menor.

—. Es extraño, lo admito— Su tono era suave, pero firme—. Todo esto es muy nuevo para mí, pero… con el tiempo me acostumbraré. No te preocupes tanto, Jungkook—

El menor apretó los labios, luchando contra el nudo en su garganta mientras devolvía el abrazo, aferrándose a Jimin como si temiera que desapareciera.

—. Lo siento tanto, Jimin— Su voz se quebró una vez más—. No debí…—

Jimin bufó con suavidad, separándose lo justo para mirarlo a los ojos.

—. Ya basta de disculpas. No voy a odiarte por algo que no pudiste controlar. Solo...— hizo una pausa, su tono adquiriendo un matiz más suave—. Solo abrázame, ¿Sí?—

Jungkook obedeció sin dudar, envolviendo a Jimin con sus brazos mientras apoyaba su frente en el hombro del mayor. Por primera vez desde que despertó, sintió un leve alivio.

Aunque la culpa seguía acechándolo, prometió en silencio que compensaría todo. Jimin ahora estaba ligado a él para siempre, y si eso era así, entonces se aseguraría de ser el mejor compañero que pudiera ser. Nunca permitiría que Jimin se sintiera triste o solo. Lo amaría, lo cuidaría y lo haría feliz cada día de sus vidas. Esa era su promesa.




Hoy actualizo temprano porque más tarde no puedo, bueno, en mi país es temprano son las 9:53 de la mañana.

Espero que les guste, tal vez mañana no actualice y si actualizo será tarde. Bueno, espero que tengan un gran día, gracias por leer y por su apoyo.

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