⛓ 15 ⛓
[ ⛓ ]
Fueron dos días muy largos.
Aunque no tuve tiempo de aburrirme.
Explorar la biblioteca se convirtió en mi nuevo pasatiempo favorito y pasaba horas descubriendo libros nuevos y reencontrándome con viejos conocidos.
Yoongi se mostraba muy considerado conmigo.
Educado.
Incluso quizá un poco distante.
Me tenía muy bien alimentado y se aseguraba de que descansaba bien.
A veces se reunía conmigo en la biblioteca, pero no se quedaba mucho rato.
Yo estaba empezando a añorar su faceta dominante, aunque no tanto como para hacerlo enfadar a propósito.
Tampoco es que la añorase tanto.
No volvimos a hablar del coche.
Pensé en lo que había dicho movido por la responsabilidad que tenía de cuidar de mí y garantizar que mis necesidades estuviesen cubiertas.
Y eso era lo que estaba haciendo ese fin de semana.
Y por mucho que yo quisiera creer que los detalles que había tenido conmigo en el hospital y al cederme la biblioteca como espacio libre eran románticos, sabía que no era así.
Estaba haciendo ni más ni menos que lo que había dicho en el coche:
Asegurarse de satisfacer mis necesidades.
Él necesitaba un sumiso sano y estaba dispuesto a hacer cualquier cosa que estuviera en su mano para que así fuera.
Eso era todo.
Punto.
Pero me molestaba un poco que no me hubiera tocado.
Había descansado todo el fin de semana.
Me sentía perfectamente bien.
Y estaba empezando a tener necesidades insatisfechas.
Dejé el vaso que había utilizado en el lavavajillas y salí de la cocina.
[ ⛓ ]
Miré el reloj:
La una del mediodía.
El partido no empezaba hasta las tres.
Teníamos tiempo de sobra.
Pasé junto al gimnasio.
Vacío.
Tampoco encontré a Yoongi en el salón.
Me pregunté si estaría fuera o en su dormitorio.
No, estaba trabajando en la biblioteca.
Sentado tras el pequeño escritorio del rincón.
Cuando me vio entrar, levantó la vista.
– ¿Va todo bien? ¿Necesitas algo?
– Sí... A ti.
Me quité la camiseta por encima de la cabeza.
Él dejó los documentos que estaba leyendo.
– Necesitas descansar.
No sonó como una orden directa, así que no dije nada.
Me desabroché los pantalones y me los bajé.
Saqué una pierna detrás de la otra.
Y, además, estábamos en «mi» biblioteca.
Él seguía sentado, mirándome con expresión inescrutable.
¿En qué estaría pensando?
No me iba a pedir que me marchara, ¿verdad?
Me llevé las manos a la espalda ofreciéndome.
No creía que pudiera soportar que me rechazara.
«¿Y si lo hace?»
Me bajé las bragas, que resbalaron hasta el suelo.
Era «mi» biblioteca, pero él seguía teniendo su propia opinión.
Me podía rechazar.
Jamás me había sentido más expuesto en toda mi vida.
Yoongi seguía sin decir nada.
Me iba a rechazar.
Entonces, muy despacio, retiró la silla de la mesa, abrió un cajón del escritorio y sacó algo.
Dio unos pasos y se detuvo frente a mí.
Me pasó las manos por los hombros y luego me las deslizó por los brazos hasta tomarme de las manos.
Me las levantó hacia los botones de su camisa y me dio una cosa.
– Está bien –dijo.
Miré lo que me había metido en el puño.
Un condón.
«Los antibióticos anulan los efectos de los anticonceptivos»
Me sentí victorioso.
La excitación me recorrió todo el cuerpo y se dirigió hasta aquella zona dolorida que anidaba entre mis piernas.
Dejé caer el condón al suelo.
Mis dedos batallaron con sus botones, pero al final conseguí desabrochárselos.
Le bajé la camisa por los hombros y tiré de ella para sacársela de los pantalones.
Deslicé las manos por su pecho y recordé cómo me sentía cada vez que lo tocaba, mientras repasaba su plano estómago.
Lo rodeé.
Me encanta la espalda de los hombres.
Y, por supuesto, Yoongi tenía una espalda perfecta.
Le acaricié los omóplatos y me puse de puntillas para darle un beso justo entre ellos.
Él inspiró, pero no me tocó:
Me estaba dejando que lo explorara a mi antojo.
Entonces le pasé la lengua por la espina dorsal y me perdí en su sabor.
Volví a colocarme delante de él y me dejé caer de rodillas.
Estaba erecto y su miembro presionaba con fuerza contra los pantalones.
«Vaya, vaya, vaya»
Lo acaricié con la yema de los dedos, arrancándole un siseo que escapó de entre sus dientes.
Le desabroché el cinturón muy despacio y le desabotoné los pantalones, asegurándome de seguir acariciándolo por encima de la tela.
Fui incluso más despacio con la cremallera y, mientras la bajaba, me aseguré de arrastrar los dedos con fuerza por encima de su erección durante todo el recorrido.
Se le puso aún más dura.
Le bajé los pantalones y el bóxer al mismo tiempo para, por fin, liberarlo del todo.
Su polla vibró delante de mi cara.
Me incliné hacia delante y me la metí en la boca, rodeándole el trasero con los brazos y tirando de él al mismo tiempo.
Se apoyó un momento en mi cabeza para mantener el equilibrio.
Pero lo hizo con suavidad.
Lo chupé con fuerza y me deleité en la sensación de volver a tenerlo dentro de la boca.
Abrí el paquetito que tenía junto a mis rodillas, deslicé el condón por toda su longitud y me puse de pie.
El sofá estaba justo detrás de Yoongi.
Lo empujé por el pecho y cedió.
Caímos juntos encima y me coloqué a horcajadas sobre él.
Levantó la cabeza y se metió uno de mis pezones en la boca, para rodearlo con la lengua hasta que yo gemí de placer.
Pero ése era mi espectáculo, así que lo separé de mí y me coloqué sobre su polla.
Me deslicé en él delicioso centímetro a centímetro, deleitándome en la sensación que sentía cada vez que me colmaba de aquella forma.
– Jimin –rugió, intentando arquearse contra mí.
Lo inmovilicé y empujé hasta que lo tuve completamente dentro.
Entonces fui yo el que gimió.
Me quedé quieto unos segundos para concentrarme en la sensación, para sentirlo debajo y dentro de mí.
Era el paraíso.
Me incliné sobre su pecho y él se volvió a meter mi pezón en la boca.
Ohhh, eso era incluso mejor.
Entonces inicié un lento movimiento circular con las caderas; presionaba y me levantaba.
Yoongi me ayudó acompasando mi meneo a sus embestidas e iniciamos así una sensual danza erótica.
Arriba, abajo y en círculos.
Una y otra vez.
Sus manos no se estaban quietas.
Me agarraban de la cintura, trepaban por mi espalda, y me tomaba de los pechos.
Se le entrecortó el aliento.
Entonces me agarró por la cintura y empezó a balancearme para embestirme con más fuerza, al
mismo tiempo que yo empujaba hacia abajo.
No conseguía saciarme de él.
No lograba internarlo lo bastante en mi interior.
– Joder, Jimin.
Gimió y embistió hacia arriba de nuevo, alcanzando una zona inexplorada.
Yo ya estaba cerca del clímax, así que empecé a moverme más deprisa.
Él se dio cuenta de lo que estaba haciendo y se unió a mí, se enterró del todo en mi interior y me ayudó a alcanzarlo.
La liberación se apoderó de mi cuerpo tembloroso y Yoongi me siguió segundos más tarde, arremetiendo una última vez y rugiendo mientras se corría.
Nos quedamos tumbados en el sofá mientras el ritmo de nuestras respiraciones se ralentizaba, dejando que nuestras extremidades volvieran a funcionar con normalidad.
O quizá eso lo necesitara sólo yo.
El accidente me había dejado más débil de lo que pensaba.
Yoongi nos hizo rodar hasta quedarnos de lado, conmigo atrapado entre él y el sofá.
– ¿Estás bien?
– Ahora sí –le dije con una sonrisa de satisfacción en los labios.
[ ⛓ ]
La biblioteca se había convertido en mi nueva habitación favorita.
Le pasé una mano por el pecho.
En ese lugar yo podía fingir que era mío.
Yoongi me tomó la mano y la presionó contra su pecho.
– Quiero que te tomes el resto del día con calma.
– Está bien.
Ahora que había conseguido lo que quería, eso no me resultaría difícil.
Se levantó del sofá, se quitó el condón y recogió su ropa.
– ¿De qué prefieres la pizza? –preguntó, mientras se abrochaba la camisa.
¿El señor "Come Esto y No Comas Aquello" quería pizza?
¿Lo decía en serio?
Él percibió mis dudas.
– La familia Jeon tiene que comer pizza y alitas de pollo siempre que se juegan los play-of's. Si no lo hiciéramos y los Giants perdieran, JungKook nunca nos lo perdonaría.
– He sabido de peores supersticiones –dije, levantándome del sofá– No me digas que JungKook lleva ropa interior usada.
– Mis labios están sellados.
Pensé que esa frase tenía más de una interpretación y me pregunté si algún día llegaría a besarme.
– De piña –contesté, decidido a no obsesionarme con sus labios– Me gusta la pizza de piña. Y la de beicon.
– Pues de piña y beicon será.
Se volvió a poner el bóxer.
– ¿Te parece bien que comamos en el suelo?
¿Yoongi comiendo pizza en el suelo, rodeado de almohadones?
Mi mente empezó a hacer planes...
– ¿Jimin?
– Sí. Lo de comer en el suelo suena genial.
Pero no conseguí engañarlo, porque repitió:
– Quiero que te tomes el resto del día con calma.
[ ⛓ ]
Yoongi sacó mi collar en la media parte del partido.
Hasta ese momento, habíamos estado haciendo lo que esperaba JungKook, comiendo alitas de pollo y pizza.
Y estaba funcionando:
Los Giants ganaban por un touchdown.
Apagó el televisor y se quedó de pie junto a mí con el collar en la mano.
– SeokJin me lo dio en el hospital.
No podía mentirle, ni siquiera aunque sólo se tratara de una omisión.
– Jin hyung lo sabe –le dije.
Luego me apresuré a añadir:
– Pero no es cosa mía. Yo no se lo he dicho.
Él asintió.
– Ya me lo imaginaba. Gracias por ser sincero.
Vaciló un momento.
– Quiero asegurarme de que sigues deseando llevarlo. No estaba seguro...
Me miró a los ojos.
– Ahora sabes más cosas. Quizá ya no lo quieras.
– Sí lo quiero.
La sorpresa asomó a sus ojos por un segundo.
«Yoongi pensaba que le diría que no»
Me puse de rodillas y agaché la cabeza para que me lo volviera a abrochar.
– Mírame, Jimin.
Lo hice.
Él también se puso de rodillas delante de mí y alargó las manos por detrás de mi cuello para abrochármelo; luego me pasó los dedos por el pelo.
Se le oscureció la mirada, que dejó resbalar hasta mis labios y después volvió a posar en la mía.
Se movió un poco hacia delante.
«Me va a besar»
Yo estaba inmóvil.
No me podía mover, no podía respirar.
Yoongi cerró los ojos y suspiró.
Luego los abrió de nuevo y se volvió a poner de pie para conectar otra vez el partido.
La decepción se adueñó de mí.
«Tonto. Tonto. Tonto...»
Pero me llevé la mano al cuello.
Seguía llevando su collar.
Seguía teniendo esa parte de él.
Y él me seguía deseando.
A mí.
Seúl ganó por un punto.
– ¿Sabes lo que significa esto? –preguntó Yoongi, mientras en el televisor se veía a JungKook moviendo el puño en el aire.
– ¿Que vamos a ir a la Super Bowl?
– Sí –dijo, señalando el collar– Y tengo planes para ese momento.
[ ⛓ ]
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Atte. ⚜☦ Ðҽʋιℓ Ɱιɳ ☽⋆
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro